"Los Boletos Dorados" CAP 2
A la mañana siguente Mackenzie Mackenzie se dirigía de camino en la escuela, caminando entre las calles llenas de nieve y con el frío constante que asotaba a su ciudad.
Mackenzie traía puesto un viejo suter el cual ya estaba algo gastado, junto con unos guantes sin dedos, los cuales en el pasado si tenían y una boina de color marrón que su abuelo Joe le había regalo hace algunos cuantos años en su cumpleaños, solo que el Border Collins no recordaba exactamente que cumpleaños.
Después de unos minutos finalmente Mackenzie llegó a su escuela, pero se dio cuenta que en una de las paredes del colegio había varios de sus compañeros reunidos, todos estaban amontonados como si se tratarán de un rebaño de ovejas comiendo pasto del mismo lugar.
Mackenzie se acercó a ver de qué se trataba y el por qué todos ellos estaban amontonados, ahí misma están su amiga Bluey, a si que le pregunto.
Mackenzie: Que está pasando aquí Bluey? Por qué están todos amontonados?
Bluey: No te has enterado? Tu más que nadie debería de saber esto! Ven!
Bluey tomo de manera algo brusca a Mackenzie de la mano y lo llevo hasta enfrente de toda la gente, una vez estaban ahí Bluey le señaló el cartel que estaba en la pared y este lo comenzó a leer.
Los ojos de Mackenzie se llenaron de alegría y emocion al ver lo que decía el cartel.
El señor Willy Wonka invitaría a la fábrica a 5 niños que encuentren los boletos dorados!
Mackenzie: Podremos entrar a la fábrica si tenemos uno de esos boletos!!??
Dijo con emoción el Border Collins hacia su amiga, la cual con una sonrisa en su rostro asintió.
Bluey: Está es tu oportunidad Mackenzie! Puedas ganar uno de dos boletos!
Mackenzie: Bueno... Eso no lo sé, yo solo recibo una barra de chocolate al año, a qué no me hago muchas ilusiones...
Dijo algo decaído Mackenzie.
Bluey: No seas pesimista, ese boleto está en cualquier parte del mundo, estoy seguro de que puedes encontrar uno!
Dijo tratando de subirle el ánimo a su amigo.
Mackenzie: Je... Tal vez...
Dijo Mackenzie mientras se retiraba de la multitud algo triste, a un que tenía que admitir que si le causaba emoción el saber que al menos tenía una chance, una pequeña chance de poder cumplir aquel deseo que tanto quería..
Un tiempo después...
Mackenzie había salido del colegio y fue en dirección hacia su casa con el fin de contarle la gran noticia a su abuelo, a un no sin antes arrancar aquel cartel que vio en una de las paredes del colegio, con el fin de tener una muestra de lo que estaba hablando.
El pequeño Mackenzie corría con todas sus fuerzas, ni el feroz frío lo detendría en darle está gran noticia a su familia.
Mackenzie: Abuelo! Abuelo!
Entro el Border Collins con bastante emocion a su casa mientras sacudía aquel cartel en su mano, llamando la atención de los cuatro ancianos y su madre.
M. De Mackenzie: Mackenzie cálmate! Que pasa?
Pregunto su madre confundida al ver a su hijo tan emocionado.
Mackenzie: Acaba de pasar algo fantástico, tengo que contarle a mi abuelo!
En eso Mackenzie fue hacia donde estaban sus cuatro abuelos, mientras que su madre fue tras de él para ver por qué su hijo estaba tan confundido.
Mackenzie: Abuelo Joe! Abuelo Joe!
Mackenzie comenzó a mover a su abuelo el cual estaba dormido, después de unas sacudidas su abuelo había despertado.
Abuelo Joe:: HA! TODOS PECHO A TIERRA! ESTAMOS BAJO ATAQUE ENEMIGO!
Grito el abuelo Joe algo alterado tras ser despertado por su nieto.
Mackenzie: Abuelo! Cálmate! Soy yo!
Dijo Mackenzie quien trataba de calmar a su alterado abuelo.
M. De Mackenzie: Mackenzie Bucket! No despiertes a si a tu abuelo Joe!
Mackenzie: Perdon mamá, es que en verdad le quería mostrar esto al abuelo.
Abuelo Joe: He? Que pasa pequeño? Por qué tanto ruido?
Pregunto el abuelo Joe bastante confundido a su nieto.
Mackenzie: Mira abuelo! Tienes que ver esto!
Mackenzie le entrego aquel cartel a abuelo, el cual acomodo mejor sus gafas para poder leer mejor.
El abuelo Joe comenzó a leer detenidamente el cartel para ver por qué su nieto venía tan emocionado, y sus ojos casi se salen de sus cuencas cuando leyó de que se trataba.
Abuelo Joe: Santos caramelos!! Esto es verdad querido Mackenzie?! Dime qué no estoy soñando!!
Dijo el abuelo bastante exaltado.
Mackenzie: Claro que no abuelo! Es verdad! Willy Wonka abrirá a su fábrica a los 5 niños que logren encontrar uno de 5 de los Boletos Dorados!!
M. De Mackenzie: A verz déjame ver.
La madre del pequeño se acercó a ellos dos y tomo aquel papel en donde venía el dichoso anuncio y lo leyó y era completamente cierto lo que el abuelo Joe y Mackenzie decían.
M. De Mackenzie: Willy Wonka es un genia con esto! Ahora todo será un caos!
Mackenzie: Creen que yo pueda conseguir uno de los boletos dorados?
Pregunto Mackenzie con emoción a su madre, en su mirada se podría aquer brillo tan característicos de los niños cuando algo les emocionaba.
Sin embargo, la madre de Mackenzie no sabía que decirle a su hijo, pues en la situación en lo que estaban no les ayudaba mucho, incluso el mismo Mackenzie era muy conciente de esto, sin embargo, ella no quería contarle las alas a su hijo, en estos momentos era la poca esperanza que tenía en su vida.
Su madre le dio una sonrisa y le dijo a su hijo.
M. De Mackenzie: Todos tenemos las mismas oportunidades mi niño, todos.
Dijo su madre mientras le daba un ligero apretón en una de sus mejillas.
Abuelo George: Mentirá! Los niños que consigan uno de esos boletos dorados son lo que pueden comprar barras a diario o seguido, es injusto, Mackenzie solo recibe una año, olvidenelo.
M. De Mackenzie: Abuelo George no digas eso... Por favor.
Abuela Georgina: Dah! No le hagas caso a tu abuelo, solo está de amargado, todos tenemos la misma oportunidad cariño, ya verás que si, todos tenemos lo mismo... Pero es cuestión de nosotros el saber aprovechar las oportunidades.
Dijo su abuelo Georgina tratando de subirle más el ánimo a su nieto, con el fin de no romper su ilusión.
Abuelo George: Escuchen, les apuesto todo lo que tengo, que no es mucho, que el primer niño que encontré el boleto dorado será uno obeso, gordo y completamente desagradable, se acordarán de mi cuando pase!
Abuela Georgina: Ho! Callate! Mejor vuelve a dormir!
Reprochó la abuela Georgina a su esposo.
Mackenzie: Oye abuelo Joe, una pregunta, quien trabaja en la fábrica?
Abuelo Joe: Ho! Buena pregunta mi querido Mackenzie, y la verdad... Nadie lo sabe.
Mackenzie: Entonces quien hace el chocolate y los dulces de su fábrica ?Quien controla todo ahí?
Pregunto Mackenzie con aun más curiosidad.
Abuelo George: Dime algo Mackenzie, alguna vez has visto salir a alguien de esa fábrica?
Mackenzie se puso a pensar por unos segundos y su abuelo tiene toda la razón, realmente nunca había visto a nadie salir de ahí, ni a un solo trabajador o algo a si.
Mackenzie: Nop, la verdad es que no, lo único que he visto salir de ahí son los grandes camiones rojos llenos de chocolate y de otros dulces, de hecho... Nunca he visto quien conduce esos camiones...
Dijo Mackenzie mientras se quedaba algo pensativo sobre quien trabajaba en esa fábrica y quién conducía aquellos camiones.
Unas semanas después...
El furor de los chocolates Wonka había hecho que todo el mundo se volviera loco por poder conseguir uno de los tan preciados boletos dorados y no solo niños, si no que también adultos estaban muy empedernidos por querer conseguir uno, sin duda el mundo se había vuelto loco.
Perros de todo el mundo, desde Nueva York, Londres, Berlín, Ciudad de México, Madrid, Tokyo, Moscú y otras grandes ciudades en donde el chocolate Wonka no duraba ni un segundo en los estantes de las tiendas, era todo un caos.
En el pequeño pueblo, en donde vivía nuestro querido Mackenzie la situación era igual, incluso mucho más impactante, pues era básicamente el lugar en donde estaba la tan misteriosa fabrica de chocolate de la cual, todo el mundo estaba hablando.
Incluso, Mackenzie cuando caminaba por las calles podía ver cómo en la basura de los locales había tirados envoltorios y cajas del chocolate Wonka, y en ocasiones incluso había montones tirados en la calle, algo que tenía que admitir Mackenzie le desgradab un poco, puede que a él también le gustara mucho el chocolate, pero no llegaría al grado de dejar las calles tan sucias como estaban ahora.
Nuestro querido Border Collins acababa de salir de la escuela y se dirigía a hacer su trabajo como repartidor.
El pequeño Mackenzie trabajaba para una mujer, una pastora australiana llamada "Calypso" la cual tenía un pequeño local de revistas, periódico y otras cosas más, además de vender algunos cuantos dulces y como no, los famosos dulces de Willy Wonka.
Era un local humilde, era más pequeño que la tienda de la familia Heeler, pero tampoco lo era tanto, simplemente eres eso, un local humilde de revistas.
Mackenzie: Ya llegué señorita Calypso! Listo para el trabajo!
Calypso:: Ho! Que bien muchacho! Déjame te alistó los periódicos.
Calypso le iba a dar los periódicos a Mackenzie, pero en eso llegaron dos niños de como mínimo 8 años de edad y le pidieron dos barras de chocolate Wonka, Calypso se las dio y estos niños le pagaron.
Calypso: Una disculpa Mackenzie, tenía que atender los, ahí te doy los periódicos, por cierto, no es una locura lo que está pasando con esto de los chocolates Wonka?
Mackenzie: Vaya que lo es, todo el mundo quiere tener esos 5 boletos Dorados! Todos quieren ver qué hay dentro de da fábrica!
Calypso: Supongo que también será por ese "premio especial", me preguntó que será?
Mackenzie: Es curioso que el señor Wonka no haya querido decir de que se trata.
Calypso: Es un misterio hasta que alguien lo gane, a un que todavía no encuentran ningún boleto dorado, puede estar en cualquier lado! Puede que esté incluso en las 6 cajas de chocolate que tuve que comprar, ya no bastaba con las 2 que siempre compraba, se acaban muy rápido!
Mackenzie: Jejeje me lo imagino, veo que hay muchos envoltorios tirados por ahí, a un que eso no es bueno, la calle se ven feas a si.
Dijo Mackenzie lo último col desagrado, puede que el pequeño no tuviera la mejor posición económica, pero eso no significaba que fuera sucio o algo a si.
Calypso: Por cierto, tu cuántas barras de chocolate llevas?
Pregunto Calypso por curiosidad a Mackenzie.
Mackenzie: He... Yo, bueno, yo no he comprado ninguna, solo me dan una en mi cumpleaños...
Calypso: Hou... Lo había olvidado Mackenzie, perdón...
Calypso se sintió algo apenada por la pregunta que le hizo al pequeño, ella ya sabía de la situación de el y su familia, razón del por qué le dio aquel trabajo, a un que ella quisera pagarle un poco más, no podía hacerlo, pero a un que saq el dinero que le daba sabía que era para apoyar a su familia.
Mackenzie: Jeje no pasa nada, está bien, mi abuelo dice que disfrutar las cosas pocas veces es mejor, ya que a si las apreciamos más.
Dijo con una sonrisa Mackenzie hacia Calypso.
Calypso: Supongo que tiene razón tu abuelo, pero ya no te quito mucho tiempo, aquí tienes lo que tienes que repartir.
Mackenzie tomo los periódicos que tenía que repartir y los guardo en su mochila, listo para dar todo en su trabajo.
Mackenzie: Gracias! Prometo que lo haré bien!
Calypso: Jejeje está bien, solo ve con cuidado Mackenzie.
Mackenzie: Esta bien! Y gracias.
Mackenzie se retiró del lugar y fue a hacer su trabajo de repartir periódico.
Mientras tanto en la casa de la familia Bucket.
La madre de Mackenzie por fin habia llegado a su hogar después de una larga jornada de trabajo, la madre de la familia trabajaba en una fábrica que se dedican a la fabricación de pasta dental, sin embargo, ella no trabajaba haciéndola, si no que trabajaba como una conserje, encargándose de la limpieza de la fábrica y que está quedará reluciente siempre, para su desgracia la paga no era muy buena, pero en estos momentos era lo mejor que tenía a sus posibilidades.
Ella tenía que admitir que no le gustaba dejar a todos los abuelos solos en la casa, pese aquel no hacían gran cosa debido a lo cansados que estaban los cuatro, a un a si, no era algo que le gustaba, pues simplemente no sabía que cosa podía pasarle a algunos de ellos.
Pero sin duda aquíen más le pasan a la señoras Bucket era su pobre hijo, Ho su pobre niño Mackenzie de 10 años y que en unos cuantos días por fin cumpliría 11 años, el no se merecía esto, solo era un pobre niño.
No le gustaba el hecho de que el trabajará, era solo un niño, el debería de salir a jugar, divertirse o cosas a si, pero la situación no era la mejor para hacer todo eso, y eso le pesaba mucho.
Le dolía ver cómo cada vez el pelaje de su hijo se volvía más opaco a causa de la falta de comida más nutritiva y el casación por el trabajo, y sin duda todo fue peor cuando murió su esposo, sin duda lo extrañaba y sobre todo, Mackenzie extrañaba a su padre.
La madre de Mackenzie se sentía sumamente impotente al no poder darle todo a su hijo, a si que para calmarse un poco, tomo algo de agua y la puso a calentar, quería hacerse un Té, que era de los pocos gustos que está podía tener.
Después de unos minutos el agua por fin estaba caliente, ella apagó la estufa y retiro la tetera de esta, después se sirvio el agua en una pequeña taza que tenía, para después volver a poner la tetera en la estufa.
Fue hasta una pequeña alacena que tenía en la cocina y saco los típicos sobrecitos de Te, en donde tomo uno de manzanilla, el cual era el único que tenía en ese momento, ella lo puso en la taza y espero aque el te se dispoviera en el agua.
Una vez disuelto está lo comenzó a bebé de poco a poco.
El estar sentada ahí "sola" en la mesa le hizo recordar a cuando su esposo estaba con vida...
Ambos se solían sentar en la mesa a tomar te, no importaba cuál fuera, pero ambos disfrutaban de la compañía y del amor que tenían, pero eso ya había quedado atrás.
M. De Mackenzie: Hojalá estuvieras aquí... Yo te necesito... Mackenzie te necesita...
La madre de Mackenzie comenzó a soltar unas cuantas lágrimas y empezó a llorar en silencio, ahora ya no podía más y había roto en completo llanto, a ella no le gustaba que la vieran llorar, pero ahora era su oportunidad de poder desahogarse.
A si paso unos cuantos minutos llorando en silencio hasta que escucho una voz que la saco de su llanto.
Abuelo Joe: Que pasa querida?
Pregunto el abuelo Joe al ver a la madre de su nieto llorar, pese aque estaban dormido, el débil llanto de la madre de la familia lo había despertado y no podía evitar que se le partiera el corazón de tan solo verla a si.
M. De Mackenzie: N-no es nada...
Dijo a un sollozando mientras se limpiaba las lagrimas que salían de sus ojos.
Abuelo Joe: Nadie llora por algo, debe de a ver un motivo, sabes que puedes contarme si a si lo deseas.
Dijo el abuelo Joe en un tono bajo, ñues lo demás abuelos a un segunda dormidos.
La madre de Mackenzie se levantó de la mesa y fue en dirección hacia la cama de los abuelos, lara después sentarse en la orilla de la cama, pero con mucho cuidado con el fin de no despertar a los demás.
M. De Mackenzie: La situacion se está complicando más... No se cómo le voy a hacer... Todo paracer ir de mal en peor...
Abuelo Joe: Lo se... Si pudiera a un que sea levantarme de esta tonta cama, haría todo lo posible para estar mucho mejor, lo he tratado, pero siempre fracaso...
M. De Mackenzie: Has tratado de levantarte?
Abuelo Joe: Solo en ocasiones... Pero nunca consigo nada, es como si mis piernas ya no funcionarán...
M. De Mackenzie: Abuelo Joe... Sabes que no puedes hacer eso, que tal si te caes? O te pasa algo mientras yo no estoy o Mackenzie?
Dijo la mujer en un tono de preocupación hacia el Abuelo.
Abuelo Joe: Que más da, yo ya estoy viejo y tengo 96 años, da igual lo que me pase.
Dijo en un tono algo frustrado, pero no por lo dicho por la madre de su nieto, si no por el mismo.
Abuelo Joe: Yo ya no duro mucho, en unos pocos años ya estaré bajo suelo.
M. De Mackenzie: Por favor abuelo Joe, no digas eso, sabes que no queremos eso, en especial Mackenzie.
Abuelo Joe: Ho Mackenzie... Es un buen niño, el no merece esto.
Dijo con algo de lemento en su voz.
M. De Mackenzie: Lo se... Es lo que más me pesa.
Abuelo Joe: Tranquila... Ya verás que todo va a mejorar, ya verás que si...
Dijo el Abuelo tratando de consolarla, no le gustaba ver a alguien de su familia triste.
Unas horas más tarde...
Mackenzie por fin había termino su jornada de trabajo, a si que regreso con la señorita Calypso para recibir su pago como eres de costumbre, una vez lo recibió se fue a la tienda de la familia Heeler, en donde compro lo que su madre le pidió, ahora había comprado 3 papás, una lechuga y 3 zanahorias, y como siempre Bluey le agregaba algo "extraña" está vez había sido una bolsa con 10 manzanas, al principio Mackenzie insistió en pagar por ellas, pero al final Bluey gano la discusión y se las termino llevando.
Después de un rato Mackenzie por fin había llegado a su casa, saludo a todos su familia y le dio las cosas que a su madres quien también se extraño por las manzanas, Mackenzie se excuso con la idea de que se las "había" regalado uno de los perros a los que reparte el periódico, a lo cual extanle creyó, pero a secas.
El pequeño Border Collins se encontraba en la cocina con su madre ayudándola a hacer la cena, cuando depronto su abuelo Joe lo comenzó a llamar.
Abuelo Joe: Mackenzie ven rápido!
Llamo el abuelo desde su cuarto, Mackenzie dejo de lado la papá que estaba cortando con el cuchillo y fue hasta donde sus demás abuelos.
Abuelo George: Ya encontraron el primer boleto dorado!
Dijo bastante exaltado el abuelo George, quien señalaba a la pequeña televisión.
Mackenzie: QUE?! A VER!
Mackenzie se sentó a lado de sus abuelos para escuchar el reportarte de la noticia.
Düsseldorf, Alemania
Reportero: El primer boleto dorado por fin a sido encontrado! En la pequeña ciudad de nombre Düsseldorf, al oeste de Alemania, el niño afortunado en encontrar el primer boleto se llaman "Jack Gloop".
En la entrevista se podía ver a todo la familia "Gloop" sentados en una gran mesa llena de comida, eran el Sr y la Sra Gloop, a lado de sus dos hijos, el ganador del boleto dorado, Jack y a su hermana pequeña, Jack tenía puesto una camisa de manda largas de color rojos y rayas blancas, la cual hacia resaltar más la gordura del muchacho.
Reportero: Y dime pequeño, que sientes en estos momentos?
Jack: Hambre!
Dijo el Jack mientras tenía la boca llena de comida y comía todavía más de su plato, el cual estaba lleno de carne, demasiada para un niño, incluso tenía toda la boca machada de comida.
Reportero: Bueno, podrías contarnos, como fue que encontraste el Boleto Dorado?
Jack: Ho! Bueno, es muy fácil, me encanta el chocolate! Mucho! Y pues me comía mi barra de chocolate como eres de costumbre, no fue hasta que le di la primera mordida que me di cuenta de que había algo raro en el, primero pensé que era algún sabor nuevo, pero si a si hubiera sido, yo sería el primero en saberlo jejeje.
Sra. Gloop: Jack es un experto en el tema del chocolate, se come 50 barras al día, Ho! Y mucha carne! Pero mucha carne!
Reportero: Eso... Es muy... Hay! Olvidenlo! continuemos.
Jack: El caso, es que trate de adivinar que sabor era, no era ninguno que había conocido! No era mi caramelo, ni almendra, ni nuez, ni malvavisco, ni caramelo o turrón, a si que me lo saque de la boca y me di cuenta de que era un pedazo del Boleto Dorado!
Dijo Jack emocionado mientras mostraba y agitaba aquel boleto de oro ante todos.
Mientras hacia eso la pequeña hermana de Jack lo miro con algo molestia y dijo algo en voz baja.
H. De Jack: Esa barra de chocolate eres mía...
Dijo en voz baja y molesta.
Sra. Gloop: Jack como mucho chocolate, estoy seguro que al señor Wonka le costará una fortuna el cumplir su palabra con el Chocolate jajaja.
Dijo la señora Gloop mientras se reía de una manera burlona y exagerada.
Los abuelos de Charlie solo se quedaron con un muy mal sabor de boca al ver la actitud de ese mocoso malcriado.
Abuelo George: Les dije que sería obeso y gordo.
Abuela Josephine: Es un muchacho desagradable y repugnante!
Abuelo Joe: Ya apareció un boleto dorado... Solo quedan 4 en todo el mundo... Ahora todo será a un más frenético por tratar de encontrarlos...
Continuará...
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