Capítulo 11

El silencio entre Scott y yo es insoportable. Quiero al menos conversar y que me fastidie, pero me aterra que me diga algo y no sepa contestarle. No sé si vio que me bese con William y la verdad es que no me importa para nada si está molesto. Dije desde un principio que no me gustan los hombres.

—¿Estás enfermo? —le pregunto.

—No, estoy bien —me responde con voz seca.

Menos mal que esta claro que no habrá nada entre él y yo. Por lo menos ya me quité un peso de encima, ahora me falta William, aunque si me voy mañana sin venir al acto de grado, será mucho mejor porque nunca sabrá a dónde me fui y seré libre al fin.

Bajo los escalones de las gradas y algo me detiene. Scott posee mi brazo como si fuera una pluma, se acerca hacia mí y me tiembla el cuerpo.

—Por favor, Scott. No me forces a hacer algo que no me gusta —le digo en voz baja.

—No lo haré, Cris. Lo prometo.

—Tus promesas no son sinceras conmigo. ¿Qué quieres que sea, Scott? ¿De la noche a la mañana seré como tú o como Will? ¿Qué me gusten los hombres de un día a otro?

—A Will no se lo dices, pero a mí sí.

—Will es un imbécil y he intentado decírselo y me golpea fuerte.

Scott se tensa al confesarle eso y cruza los brazos con el ceño fruncido.

—¡Cris! —es William. Maldita sea, esto se tiene que terminar hoy porque sí. Estoy cansado de este maldito tema.

El idiota se acerca hacia donde estamos Scott y yo.

—Ese beso no significó nada para mí, déjame en paz de una buena vez. No quiero estar contigo ni con nadie. Soy heterosexual hasta la muerte y jamás voy a estar con hombres en mi vida.

Ambos no discuten sobre lo que acabo de decirles. Termino bajando los últimos escalones y llego hasta donde está Phill. Tampoco quiero molestarlo, así que me voy a pie hasta mi casa.

Odio con toda mi alma que me forcen, que me fastidien, eso no me gusta. Es algo que no seré. Si algún día decido hacerlo, es mi decisión ni de más nadie. No soy quién para estar haciendo lo que los demás le gustaría que hiciera. Me fastidia demasiado este asunto, me tiene harto. Es un karma que llevo por dentro y no se desvanece.

Llegando a mi casa mi familia está viendo una película en conjunto y yo paso de largo hacia mi habitación. Se siente un aire tranquilo ya que ninguno vino a fastidiar y lo mejor de todo es que puedo dormir en paz.

Mañana será otro día y espero que me vaya pronto porque no soporto estar con ninguno y tener que soportarlos. Me quedo dormido inmediatamente. Al fin puedo descansar, soñar con otras cosas y dejar que mi cuerpo este aliviado.

Me levanto con pereza, mi mejor amigo está en mi habitación arreglándose para el acto de grado. Al ver que me he despertado sonríe.

—Debes apresurarte, nos iremos en 10 minutos.

—No iré, Phill.

—Cris, debes enfrentar los miedos y dejar la ridiculez. Si tú sabes que no eres gay, es más que suficiente. No tienes por qué sentirte mal cada vez que un chico se te acerque. Ya le dijiste que ninguno te gusta.

—No me dejan en paz. Ese es el problema.

—Will jamás lo hará, Cris y lo sabes. Lo conocemos desde el jardín de infancias. Lo que deberías hacer es hablar con él y decirle que no deseas estar con él. Con Scott creo que fuiste un poco duro con él, sin embargo, te entiendo perfectamente, pero no puedes dejar que ninguna persona te haga sentir como no quieres sentirte. Vamos a ir al acto y punto. Mañana sale nuestro vuelo.

Nunca me he vestido tan rápido como hoy. Phill me da ánimos y consejos. Es la única persona en el universo que me conoce de pies a cabeza y me refiero literalmente, porque sabe cómo soy y cómo actuar en determinados casos.

Mi amigo y yo nos vamos en mi auto y mi familia con mi padre. En el camino recogemos a Britt quien ira con nosotros porque su hermano está indispuesto a ir con ella. Me bajo para hablar con él, no me gusta ver a las personas tristes y además es el acto de su hermana.

Scott está en el jardín fumándose un cigarro.

—Britt está esperando. Iremos en mi auto, muévete.

—¿Para qué? No dijiste que no deseabas verme jamás. Pues eso hago.

—Si y no me arrepiento de lo que dije. Solo que Britt está triste y ella desea que vengas.

—No quiero.

—Mides casi dos metros, eres fuerte y musculoso y no entiendo cómo eres homosexual sinceramente. Pareces un niño pequeño.

Al decirle eso se levanta y parté la silla donde estaba sentado por la fuerza con la que se paro de allí. Es más fuerte que Hulk el imbécil este.

—Solo por Britt. Tienes dos minutos.

—Tu auto es muy pequeño para mí, Cris.

—Iré en mi auto porque me da la gana, no iré en los tuyos.

—Hagamos un trato: deja tu auto y en el que nos vayamos te lo regalo.

—Me gusta mi auto.

—Vendemos tu auto y te quedas con el dinero y uno de los míos.

—Scott, no lo haré.

—Eres difícil de verdad. Está bien, irás en tu auto y yo voy en otro. ¿Feliz?

Me deja solo en la sala y él se va a cambiar. Cuento los minutos y aparece de nuevo vestido elegantemente. El tipo tiene estilo, no lo niego, se viste bien por lo menos. No comprendo porque está soltero, cualquier chica puede salir con él e incluso hombres.

Me arregla la corbata, creo que me la he puesto mal por enésima vez.

—Ahora sí, Cris.

—Gracias.

—De nada.

Mi estómago empieza a rugir, olvide desayunar por el apuro de Phill. Tengo tanta hambre que puedo comerme diez sándwiches sin problema.

—¿Tienes hambre, cierto?

Sin responderle va directo a la cocina y me da un sándwich de queso. Al comérmelo me siento mejor. Mi humor cambia completamente.

—Ya sé que cuando tienes hambre te enojas.