Hasta Que Me Ames
( Capitulo 2)
******************************
******************************
"""""""""""""""""""""""""""""""""""""""
Hace más de un mes que la intensa busqueda por la joven Higurashi, promesa del atletismo, sigue en marcha.
Sus padres, familiares y jóvenes amigos se han unido en cada rastrillaje, pedido hacía las autoridades y demás para la pronta aparición de la estudiante.
A medida que los días transcurren las miles de hipótesis que se plantean los especialistas en el caso son un tanto desalentadora sin embargo, su familia no baja los brazos.
Adónde se ecuentra la joven mujer?
Es la pregunta que el País entero se hace en estos momentos.
Se ha ofrecido una gran recompensa por alguna pista acerca de su paradero y hoy en día se la busca con vida o ya sin ella...
"""""""""""""""""""'''''''''''''""""
Todo había sucedido demasiado rápido para la Azabache, su vista estaba nublada había perdido bastante sangre, porque por un extraño motivo el escalofriante hombre que la tenía secuestrada bebía de su sangre cada tres días, si extraía con una jeringa cual experto de sus brazos para luego vertir en una copa y delante de sus ojos beberla como si se tratará del más delicioso elixir..
Llevaba al cabo de un mes sin sentir sus piernas, sin saber si era de día o de noche tratando de ver algo más que las mismas cuatro paredes blancas pero nada, solo lo veía a él.
Que podía estar frente a ella por horas y horas, observandola fijamente con su dorada e intensa mirada, su rostro tan perfecto, tan hegemónico como nunca había visto alguno antes pero carente de expresiones, sin demostrar un apíce de culpa por tenerla encadenada en algún lugar donde el mundo aparentemente había olvidado, hace rato había desistido de gritar porque lo único que había conseguido había sido agotar totalmente sus energías y dañar su garganta.
La bella joven por momentos deseaba morir, no sabía exactamente que es lo que quería su secuestrador pero de algo estaba segura y es que el hombre, padecía algún desequilibrio mental.
Lo cual el solo hecho de pensarlo la hacía temblar de miedo, cada vez que de acercaba a ella.
-- Mamá, papá, porfavor deben encontrarme --
Este pensamiento era recurrente en la Azabache quien solía extrañar mucho a sus progenitores y por su jovial rostro gruesas lágrimas caían sintiendo los pasos proveniente de la escalera que rechinaba por la cual, el dueño de sus pesadillas bajaba con su elegante caminar.
Quedó un momento mirando la habitación
Por las paredes pasó sus dedos, para ver si en estas había restos de polvo o rastros de algún otro tipo de suciedad.
Todo estaba pulcro y sumamente higiénico.
Ahora su vista se posó en la pequeña fémina que yacía sentada sobre la blanca cama mirándolo asombrada, su vista bajo un poco hasta su pequeño pie y notó el enrojecimiento a causa de la cadena.
__ Ángel __
La ojiazul nunca se atrevió a preguntar porque la llamaba así pero el hombre parecía creer que ese era su nombre o al menos es lo que ella pensaba.
Sesshomaru se colocó en cuclillas frente a ella, que se econtraba al borde de la cama, tendiendo una bandeja con una variedad de alimentos y una jarra con aparentemente jugo de naranja.
Tomó uno de sus largos y sedosos cabello y aspiro su aroma, cerrando sus ojos, dejando que ese embriagador aroma se impregne en sus fosas nasales y tranquilice su alma que pedía todo su ser.
( mía)
El nunca la había tocado más de la cuenta, había veces en las que le brindaba alguna que otra caricia en su rostro o muy delicadamente rozaba el dorso de su mano.
Diariamente otorgaba alimentos saludables y apesar de no sentir aún sus piernas, tenía una silla de ruedas en donde la colocaba cada vez que prescindía de ir al baño ya sea para hacer sus necesidades básicas o darse su habitual ducha.
Este se trataba de uno muy pulcro sumamente blanco como todo el resto del lugar donde se econtraba.
Una mujer con su rostro cubierto solía ayudarla a higienizarse, lavarle su largo cabello, incluso la vestia.
No sabía quién era pues ella no hablaba, y por obvias razones no podía ver su rostro, la tocaba solo con guantes de latex y simplemente se limitaba a hacer su trabajo.
El cuarto de baño que aparentemente solo utilizaba ella estaba totalmente preparado para una persona con una clara discapacidad física como la que presentaba hoy en día la joven deportista, los primeros días incluso había llegado a escupir sangre de tanto gritar, pero ella había comprendido también que nadie la escucharía, asíque aceptó todo con mucha tristeza y penar y se sentenció así misma sin saber si viviría o sería una triste noticia más.
-- A pesar de todo sigo con vida --
Sus palabras de aliento habituales, para con ella misma.
-- Aún me estarán buscando?--
Analizó la taza humeante de café con leche, con un toque de chocolate, su favorito, tal cual lo amaba ella.
La joven se admiraba de como el enigmático hombre parecía conocer cada detalle de sus gustos y preferencias, por momento llegaba a pensar que la conocía incluso más que ella misma.
Otra interrogante que hasta ahora desconocía..
Cómo había aprendido todo acerca de su vida?
Desde cuándo existía esa rara obsesión con ella?
Cómo nunca se había percatado de la existencia del hombre que conocía cada detalle de su ser?.
__ Inapetente?__
Preguntó, viendo que ella solo observaba fijamente el desayuno.
Su grave voz la sacó de sus cavilaciones y
levantó su cabeza lentamente sumergida aún en sus pensamientos y sus azules se clavaron en los dorados.
__ Mnn.. no,.. no es eso Señor, es que.. es mí favorito y.. __
__ Lo sé __
La joven solo asintió y tomó la reluciente taza entre sus manos aspirando el dulce aroma que desprendía y apoyó sus labios dejando que aquel dulce líquido deleitara sus pupilas gustativas .
Tal vez el agradable momento de sentir aquel tibio y delicioso café hicieron que la nostalgia aparezca en ella y sus ojos se cristalizaron, recordando el delicioso desayuno que su madre solía a hacer por las mañanas.
-- Volveré a verte mamá?--
El hombre analizaba cada gesto de la joven.
Se econtraba sentado frente a ella, viendo su fino y pulcro rostro, su boca perfectamente rosada sin necesidad de maquillaje y sus mejillas un tanto rellenas dándole un aspecto inocente, era su pequeño cordero ese que le saciaba su sed y complementaba su oscuridad. Sentía que su vida no había tenido nada de emoción hasta el momento en que la vio aquella mañana corriendo por el parque.
Kagome se percató que el hombre la observaba con esa fría, perversa y extraña mirada.
Cada vez que lo hacía, se sentía como si tuviera un extraño peso sobre sus hombros y un claro sentimiento de temor y algo más surgia en ella, sin poder evitarlo.
Algo que aún, desconocía..
Era un cúmulo de raros sentimientos y con su mano aún temblorosa, tomó una tostada.
El sonrió levemente de lado cruzando sus brazos y ese simple acto, hizo que a la Azabache le diera un vuelco en su estómago, extrañamente el corazón le latía a prisa, no sabía si era pánico, o el miedo extremo que sentía hacía el hombre o quizás el temor que había comenzado a tener al percatarse que le parecía atractivo ese mismo sujeto quien jugaba diariamente con su vida, era un claro indicio de que ella, estaba enloqueciendo.
__ Me alegra saber que te alimentas bien __
__ Llevo un mes aquí o quizás más y nunca me ha dicho que ha sucedido con mis piernas __
Sesshomaru dejó su humeante taza de té sobre la mesa que tenía en frente suyo mientras observaba a la pequeña joven.
Se deleitaba al ver su pequeña y delicada figura y como ese pequeño vestido blanco se estaba subiendo un tanto arriba de sus rodillas
Sus cabellos ondulados cayendo como una cortina de lluvia negra por sus lados la hacían ver extremadamente perfecta ante los ojos del hombre.
( Mi mujer)
__ He cortado los ligamentos de tus rodillas__
La joven incluso pudo oír como su corazón se quebraba tras las palabras de su secuestrador y con mucha tristeza, observaba los vendajes.
La verdad no sabía que es lo que pensaba, en esos momentos, pero eso quería decir que no podria tener el futuro prometedor de ser una gran deportista, para lo cual siempre había luchado con perseverancia pensando en el que algún día sus sueños se harían realidad.
-- Ya no..--
Llevó su pequeña mano hacia sus piernas acariciando algo que no podía sentir porque no lograba ni siquiera sentir el tacto de sus propias manos.
-- Porqué es que me tiene encadenada, entonces?--
El se había cruzado de piernas y había ladeado su cabeza como esperando una respuesta de parte de la ojiazul pero ahora que había dejado verse con total claridad tanto su rostro y con las luces totalmente encendidas podría decirse que era el hombre más bello que había visto y también el más escalofriante.
__ Si ha hecho eso en mis rodillas, Por qué la cadena?_
( Inocente)
Se puso en pie rodeo la mesa, colocandose nuevamente en cuclillas analizando esos azules que le hacían perder la razón.
__ Te quitaré la cadena __
__ Gra.. __
__ Cuando me ames __
Simplemente la boca de Kagome formó una pequeña O, escapando de sus ojos unas cuantas lágrimas que no pudo evitar.
Despertando inmediatamente la ira en el hombre que creía que había avanzado aunque sea solo un poco con la joven muchacha..
__ Y si no sucede... M.. me...matará? __
Se puso en pie sin dirigirle la mirada y aún sin voltear contesto .
__ Termina el desayuno __
( Debe amarnos! Debe hacerlo! Haz que nos ames!)
-- Tiempo al tiempo --
Subió las escaleras con esa voz atormentado todo el tiempo su mente y cerró con llave para luego caminar por un largo pasillo y al llegar a una ancha puerta de acero colocó un código para que nadie pudiera tener acceso en aquel recóndito y escondido lugar de su casa de campo.
Llegó al gran comedor y cuando estuvo allí comenzó a romper y destruir todo a su paso gritando jalando sus cabellos, pateando los blancos sillones donde solía sentarse a leer o escuchar algo de música clásica.
Parecía gruñir de rabia arrodillado, golpeando con sus puños el suelo una y otra y otra vez hasta dejar los blancos cerámicos del suelo con manchas rojas debido a sus nudillos rotos.
Se percató de la suciedad producida por su líquido vital y aún posevo de su ira con el dorso de una de una de sus manos manchada de sangre, limpió el sudor de su frente y rechino sus dientes al tensar su mandíbula.
-- Me amarás, ángel --
( Lo hará ...)
_________&&__________&&__________
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro