
🖤 Prólogo 🖤
"El significado de la vida, es que termina"
🖤🖤🖤
Cassidy
Hay momentos en la vida que nos arrastran hacia la desesperación, como si el mundo entero conspirara para que dejemos de existir. Hoy es uno de esos días.
Mi madre está a mi lado, su rostro reflejando una tristeza profunda. El doctor Sanders ha debido darle malas noticias sobre mi condición. Verla llorar por mí me duele más que cualquier síntoma físico. Estoy recostada en una camilla de hospital, rodeada de máquinas y cables que monitorean mi frágil existencia.
La pesadez me consume lentamente, y sé que mi tiempo se agota. La muerte acecha, pero no la temo. Me siento tranquila, como si estuviera flotando en un limbo entre este mundo y el siguiente. ¿Es tristeza lo que siento? Quizás un poco, pero no hay miedo en mi corazón.
Sé que más allá, en la otra vida, existe algo mejor que este mundo de hospitales, paredes blancas y soledad. Mi madre sigue hablando con el doctor, y su llanto incontrolable me parte el alma. Sanders ha sido mi compañero en esta lucha desde que era una niña. Él conoce mi enfermedad cardíaca mejor que nadie.
Tener una enfermedad en el corazón es una carga pesada. No puedo correr, no puedo recibir emociones fuertes, no puedo tener sexo. Mi corazón, ese órgano vital, es también mi mayor debilidad. Desde mi nacimiento, he luchado contra sus limitaciones. Recuerdo que al llegar al mundo, mi piel era morada y mi corazón no latía. Los médicos hicieron todo lo posible para salvarme, y aquí estoy, pero mi tiempo se acaba.
Mi madre, valiente y sola, me cuidó mientras mi "padre" nos abandonaba. Matt se convirtió en nuestro apoyo, y crecí sabiendo que mi corazón no resistiría mucho tiempo. Cada mes, esperábamos un trasplante, pero nunca llegó. Nadie donaría su corazón a otra persona. Nadie, excepto yo, que siempre tuve la certeza de que en algún momento tendría un corazón nuevo.
Mis manos moradas indican que la sangre y el oxígeno no llegan bien a mi cerebro. Puedo morir en horas, minutos o segundos, pero no lo sé con certeza. Lo único seguro en esta vida es la muerte. Y lo que más duele es que no pude enamorarme, no pude tener amigos, no pude disfrutar de las cosas simples como correr o bailar.
Así que aquí estoy, entre latidos y silencio, enfrentando mi destino con valentía. Aunque no haya vivido como otros, he aprendido a apreciar cada pequeño instante. La vida, aunque breve, ha sido mi compañera fiel.
No hice nada en estos quince años, más que dormir, escuchar música y leer, y sobre todo respirar. Intentar respirar cada día.
Y acostada en esta camilla de hospital, mientras observo el aparato con mis pulsaciones anormales, me doy cuenta de lo bonito que es vivir con plenitud. Nunca quise nacer con esta enfermedad. Ojalá pudiéramos decidir nuestro destino, pero es imposible. Ahora solo me queda reír mientras aprovecho al máximo el oxígeno que respiro.
Yo estaba bien, hasta que me dio un dolor en el pecho que me dejó inconsciente. Pensé que era mi fin y lo único que pude hacer antes de cerrar mis ojos fue dar gracias a la vida. Después, desperté aquí en el hospital y con mi mamá al lado llorando. Abrazándome y besando mi frente de la emoción. Estaba viva, seguía viviendo. Y lo agradecí con una sonrisa. Me dolía no volver a ver a mi madre con esa hermosa sonrisa fingida. A Matt con sus estúpidas bromas y a mi gato Travis, quien se ha convertido en mi mejor amigo y compañero de habitación.
No quiero ver a mi madre llorar, no quiero que ella se preocupe por mí y se encargue de vivir su vida. Desde que la conozco, le he visto esas enormes ojeras decorar sus ojos, su rostro cansado y su cuerpo delgado por falta de sueño. Ya no quiero seguir viéndola sufrir por mi culpa. Quisiera morir de una vez y dejar de existir. Solo quiero que mi madre sea feliz aunque yo no esté en su vida.
La veo acercarse a mi camilla con su rostro demacrado; su maquillaje corrido, sus ojos hinchados y su nariz roja por el llanto. Se sienta a mi lado en la camilla y toma mi mano entre las suyas.
- ¿Estás bien?
Asiento con la vista en ella. Su mano tiembla y sé que se está obligando a contener el llanto frente a mí.
- ¿Y tú, Mamá?
Ella sonríe.
- Estoy bien, Cariño. No te preocupes por mí.
Miente.
- Eso no es cierto, Mamá.
- Cariño, no hables mucho. Puedes agitarte y...
- No me importa, Mamá. Solo quiero que dejes de llorar. Odio verte así, no quiero que sufras por mi culpa y...
Hablo rápido y entonces me agito. Empiezo a toser y a toser. Siento que me asfixio. Veo la desesperación en los ojos azules de mi madre mientras que a mí me cuesta respirar. Voy a morir. Es en lo único que pienso. Me duele el pecho. Mi madre empieza a llorar y a pedir ayuda. Intenta calmarme pero es inútil, no puedo hacerlo. Me duele, me duele mucho el pecho. Me estoy ahogando. Mi madre me habla, me dice que todo va a estar bien y yo le creo. El aparato que indica mis pulsaciones empieza a pitar con fuerza, y eso solo significa una cosa: mi corazón está fallando de nuevo. La puerta se abre y entra el doctor Sanders a toda velocidad junto a dos enfermeras.
- ¡Sáquenla de aquí!
Grita el doctor y sacan a mi madre de la habitación. Ella grita que no me rinda, que no la deje sola, pero yo no puedo prometerlo. Entreabro mis labios para buscar oxígeno pero es en vano. No puedo respirar. Aprieto las sábanas de la camilla con mis manos, con mucha fuerza.
- ¡Cassie!, ¿Me escuchas?
No respondo. El alumbra mis ojos con una pequeña lámpara como ha hecho anteriormente. Luego usa su estetoscopio para escuchar mi corazón.
- ¡Sus latidos están bajando!
Escucho decir a lo lejos al doctor Sanders
-¡Cassie! ¡Quédate conmigo!. -me pide con desesperación, pero yo apenas puedo escucharlo. -No cierres los ojos. ¡No lo hagas! ¡Mantente despierta!.
Lo intento, intento hacerlo pero no puedo. Los ojos me pesan, me duele el pecho y no puedo respirar.
No puedo.
No puedo hacerlo.
Este es mi fin.
Mis ojos se cierran y quedo en completa oscuridad.
Lo siento, Mamá. No fui lo suficientemente fuerte.
🖤🖤🖤
Un pitido.
Está oscuro, me siento cansada. ¿Dónde estoy?
Me duele todo el cuerpo.
¿Qué pasó?
Entrecierro mis ojos y la luz me ciega totalmente, así que parpadeo lentamente para adaptarme. Lo primero que logro ver son las paredes blancas. Estoy en el hospital. Respiro con pesadez y me duele el pecho, siento como una presión y gruño cuando intento moverme. Duele. ¿Qué me ha pasado?
¿Estoy muerta?
No, estoy viva. Pero, ¿por qué? Lo último que recuerdo es que tuve un ataque y me dolía el pecho, me faltaba el aire y que... me desmayé. ¿Qué día es hoy? ¿Dónde está mi madre? ¿Por qué hay tanto silencio?
Mi respiración se altera, pero trato de controlarme y no agitarme; no quiero sufrir otro ataque. La puerta de mi habitación se abre y tengo la ilusión de que sea mi madre, pero mi esperanza se desvanece cuando veo a una de las enfermeras: Sonia.
- Sonia...
Susurro lentamente ya que me cuesta articular palabra.
- ¡Oh, Dios! ¡Has despertado, Cassie!
Dice con emoción y comienza a evaluar el equipo de mis pulsaciones. Me cuesta mantenerme despierta.
- ¿Qué pasó? - susurro curiosa. - ¿Dónde está mi madre? -
- Mantente tranquila, Cassie. Acaban de hacerte una cirugía.
Frunzo el ceño con incredulidad.
- ¿Una... cirugía?
- Sí. Te han trasplantado un corazón. -Escuchar eso me hace reír con cansancio. - Eso... eso quiere decir que voy a vivir.
- Sí, Cassidy. Vas a vivir por mucho tiempo.
- Pero... ¿cómo? ¿Qué sucedió?
Ella habla para sí misma, chequeando mi estado de salud.
- Ritmo cardíaco estable. Pulsaciones normales, presión arterial normal...
Anota en una libreta y luego levanta la mirada para verme.
- Estarás bien, Cassie.
Me sonríe, ignorando mi pregunta.
- Gracias.
- El doctor Sanders vendrá en un momento, así que mantente tranquila, no te agites y si necesitas algo, solo pídelo...
- Quiero ver a mi madre.
Ella tensa sus labios y después sonríe.
- Claro.
¿Por qué está tan rara?. Arrugo las cejas y luego ella se va. ¿Sucedió algo malo y no quieren decirme? ¿Quién pudo haberme trasplantado un corazón?
Me quedo pensativa mirando al techo de la habitación. Me sobresalto un poco cuando el Doctor Sanders hace acto de presencia.
- Cassie. Me alegra saber que estás bien. Tiene sus gafas puestas, su bata blanca y una libreta entre sus manos. - ¿Cómo te sientes?
- Bien.
- ¿Tienes mareos, dolor o algo parecido?
- No... bueno, me duele un poco el pecho... pero es un dolor muy leve.
- No te preocupes por eso. Es normal después de una cirugía, pero si sientes algún otro síntoma, no olvides decírmelo.
Asiento y el coloca su estotoscopio sobre mi pecho.
- Estoy viva, ¿por qué? - inquiero. - ¿Por qué no estoy muerta? ¿Quién me ha salvado la vida?
El Doctor Sanders sigue con lo suyo mientras mantiene el ceño fruncido. Deja de hacer lo que está haciendo y se queda parado a mi lado observándome.
- No puedo darte esa información, Cassidy. No por ahora. Si estás viva, es porque la vida así lo quiso.
Vuelvo a asentir, comprendiendo sus palabras, y dejo de insistir.
-¿Cuántos días estuve inconsciente?
- Dos.
- ¿Dos días?
- Sí. Como sabrás, tu operación de corazón abierto fue muy complicada y no sabíamos si el corazón de tu donante era compatible contigo. -Hace una pausa y suspira. - Pero, efectivamente lo fue.
- ¿Y mi madre? ¿Por qué no ha venido a verme? ¿Dónde está?
Él se gira sobre sus talones y me da la espalda, pensativo. Algo sucede, lo presiento.
- ¿Qué pasa, Doctor? ¿Mi madre está bien?
Él se gira lentamente y me mira a los ojos.
- Lo siento.
Es lo único que dice. ¿Por qué lo siente? ¿Qué le pasó a mi madre?
Se acerca a mí a pasos largos y sostiene mi mano entre las suyas.
- Ella así lo quiso.
La miro confundida. ¿De qué habla?
- ¿Qué... qué pasó? -Pregunto en un susurro. - El Doctor Sanders suelta mi mano lentamente e inyecta un líquido en mi suero.
- Es un calmante. -Me explica, y yo no comprendo nada. - Cassie, tu madre te ha dejado esto.
Saca un sobre blanco de su bata y me lo entrega. Lo miro a los ojos y luego al sobre, y lo tomo.
- ¿Se ha ido? ¿Me ha abandonado?
Él ignora mi pregunta.
- Lee esa carta, allí encontrarás la respuesta a tu pregunta. Hazlo rápido antes de que el calmante haga efecto.
Abro el sobre con las manos temblorosas y el Doctor se disculpa y me deja sola en la habitación. Desdoblo la hoja y, efectivamente, es la letra de mi madre. Comienzo a leer:
<<Hija, quiero que sepas que lo que hice, lo hice por ti. No quiero seguir viéndote sufrir. Para una madre, lo más duro es no poder ver a sus hijos vivir con libertad. Tomé una decisión arriesgada, pero era lo mejor para ti.
Quiero que tengas en cuenta que te amo y que haría lo que fuera por ti. Eres mi hija y lo que más amo en este mundo.
Quiero que te cuides mucho, que vivas con mucha más fuerza que antes y que seas valiente a pesar de todas las tormentas.
No quería verte morir. Así que yo morí en tu lugar. Lamento no haberme despedido de ti, hija.
Pero te dejo un valioso y hermoso regalo.
Cuídalo por las dos. Tú lo necesitabas más que yo, así que... te doy mi corazón, Cassidy.
No quiero que llores, no quiero que te culpes. Esta decisión la tomé yo y lo hice por ti. Quería que vivieras, que hicieras lo que quisieras, que experimentaras el amor, que pudieras hacer las cosas que más amas, que siguieras viviendo.
Pero ahora vivirás con mi corazón, allí me tendrás siempre presente.
Te ama inmensamente, Mamá >>
Entonces lo comprendo y empiezo a llorar.
Mi madre.
Ella...
Me entregó su corazón.
Ella murió por salvar mi vida.
¡Esto no puede estar pasando!
¡No puede ser cierto!
Ella...
Dejo caer la hoja en el piso mientras lloro con sus palabras rondando por mi cabeza.
¿Porque lo hiciste, Mamá?.
Mis párpados se cierran lentamente y no puedo evitarlo. Las lágrimas descienden por mis mejillas.
Ella no debió morir.
Pero te prometo, Mamá...que cuidaré tu corazón.
Y mis ojos se cierran, sabiendo que desde ese momento muchas cosas iban a cambiar para mi.
-
-
-
🖤🖤🖤
¡Gracias por leerme!
No olvides dejar tu voto y tu comentario. Tu opinión es muy importante para mi ❤
¿Que les pareció este primer capitulo?
¡Muchísimas gracias!
Redes sociales
Instagram de mis historias:
@patrixia_escritora
Agrega esta historia a tu biblioteca y sígueme para mas novedades.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro