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Capítulo 8 - La Revelación De Yenni

La pareja se despertó con el rico aroma del café que preparaba la mamá del dichoso joven. Podía faltar todo en esa casa, menos el rico café. El olor se dejaba colar a su cuarto  que quedaba separado de la cocina por una pared. El muchacho se levantó y fue a la ducha, la sonrisa que dibujaba su rostro simulaba a la luna creciente en medio de la noche estrellada. Los ojos eran dos estrellas que resplandecían de felicidad, y como no estarlo, si tenía a la mujer más deseada de Publicidad Jireh, la mujer más fascinante que había pisado Villa del Este.

Mila se quedó acostada observando el escenario en el que se encontraba: un cuarto desconocido pero reconfortante, una cama suave y cómoda recién compartida con alguien que no sabía si se quedaría o no en su vida, pero con la satisfacción de sentirse deseada, querida y, por qué no, amada. Decidió ver cómo iban a transcurrir los próximos meses y de allí dependería que decisión tomaría con respecto a él. Tomó nota mental e hizo como una especie de diagrama de flujo de datos que le permitirían llevar el control de la relación sin que se interpusiera en su vida, esa vida que tanto le encantaba. Sin embargo, en la mente le molestaba un poco algo, o más bien alguien: Yenni.

Las repentinas incertidumbres y un sentimiento, que nunca, desde hace mucho tiempo no experimentaba en su vida, comenzaban a dar sus tempranas apariciones: los celos.
Comenzó a sentir celos al pensar: ¿Quién es Yenni? ¿Cómo será? ¿Estarán bien en su relación? ¿Debería seguir con esto?

Mike estaba tomando su café y charlando con su madre, la cual le dejaba saber lo que pensaba, como siempre.

― Hijo, sé que ya eres un hombre, que tienes tu vida hecha, pero no juegues con la vida de esta muchacha. Es una mujer muy en hermosa, inteligente, única... Deberías primero terminar la relación con la misteriosa.

― De hecho, si mamá ―, responde entusiasmado después de tomar un trago de café ―: Ya el misterio está llegando al punto de no retorno. Mila es la indicada. Solo que...

― Buenos días, Señora. —En ese preciso instante interrumpe la hermosa morena gerente de Jireh.

― Buenos días, mi niña ―, Responde amablemente la señora extendiéndole una taza con café y brindándole asiento.

El joven la ve con una mirada de niño ilusionado, enamorado, apasionado; una mezcla de todo esos sentimientos bien infundados en él. Desayunaron juntos, conversaron, rieron y, al percatarse de la hora, decidieron que era el momento de irse; Mas bien él quería pasar tiempo a solas con ella, tal vez salir  a caminar, pasear por el mirador, ir al cine, cenar; En fin, como si fueran unos recién casados disfrutando las vacaciones en la luna de miel. Encendió su auto alquilado y, saliendo del auto, entró a despedirse de sus padres quienes hablaban aún con la chica. Salieron de la casa y, al abordar el auto, ella le pidió que la dejara en su apartamento para ducharse nuevamente y cambiarse. El joven asentó, pero quedando claro que luego saldrían y pasarían el resto de la tarde juntos. El joven empresario se fue a su casa, a esperar que pasara el tiempo y llegara la hora para ir nuevamente por la bella mujer.

💞💞💞

La hermosa dama, caminando hacia la puerta del edificio, levantó la vista hacia la ventana de la fachada frontal del apartamento y se dio cuenta de que Anto la estaba viendo por allí con una cara de picardía, Mila bajo el rostro ruborizada y riendo para sí misma colocando su mano en la boca. Al entrar al apartamento, estaba Anthony sentado en el sofá con dos vasos de gaseosa y, entregándole uno de los vasos con la bebida, le comenta:

― ¡Diez años sin ver que no dormías en tu casa y que alguien te trae a tu hogar en auto, y tu cara de felicidad!...

― Anthony yo... ―, Anthony levanta su mano en señal de que hiciera silencio, la toma de la mano y se sienta con ella en el sofá, a lo que prosigue:

― ¡Cuéntamelo todo amada amiga! Años, añales, siglos sin verte tan plena como te veo.

― Anthony ¿qué te puedo decir? Así me siento.

― ¡Wow, yo lo sabía, eres de carne y hueso, del planeta tierra y tienes un corazón! ―, Le dice Anthony bromeando mientras le da un fuerte abrazo ―: En serio, Mila, te ves tan... Tan... Tan..., sencillamente ¡No eres la mujer de siempre!

― Ja, ja, ja, amigo, tú y tus chistes.

― Es en serio, mi mente no registra esa cara de una chica que pasó una noche intensa, llena de pasión, de amor, de entrega. Solo recuerdo a la chica enfocada en su trabajo, tan eficiente tan... ¡Tan normalmente Mila! ―, el joven se tira de espaldas al sofá con satisfacción.

― Bueno amigo, realmente fue una noche asombrosa, nunca me habían tratado así, tan caballero, generoso, tan sincero. Anto, no sé qué vaya a pasar, pero voy por el todo.

Anthony se le queda mirando extrañado, y al cabo de unos segundos logra responder.

― Mila, si lo deseas, es tu hombre para siempre.

Los viejos e inseparables amigos siguieron conversando, ella le hablaba como una adolescente enamorada y el la escuchaba complacido y bromeándole de vez en vez. Se percató que había pasado una hora y media aproximadamente en conversación cuando le declaró a Anto que saldría otra vez con Mike, pero que llegaría a dormir, pues, el día siguiente era laboral. Se fue a su cuarto, se desvistió y tomó una ducha. Al cabo de unos 20 minutos salió, se secó, se vistió, se colocó su sutil maquillaje, su perfume y se sentó a esperar cerca de la ventana para alcanzar a ver el auto en el que Mike iría a buscarla. Mientras le esperaba divisaba el edificio de Publicidad Jireh y como estaba llegando posiblemente, el amor de su vida, pero a lo profundo de sus pensamientos evocaba unas preguntas un poco interesantes:
«¿Y si todo esto resulta ser una mentira más y no deja a Yenni? ¿Y si me estoy extralimitando?»
La única respuesta que se dio ella misma fue: «Ya estoy aquí, voy a seguir.»

💞💞💞

Mike estaba en su casa terminando de vestirse, pues, ya era casi el momento de ir a buscar a Mila, se terminó de acomodar su camisa y, viéndose en el espejo, vio una foto de Yenni junto con él en un parque, y que estaba pegada en la esquina superior derecha del espejo, sonrió sutilmente y sintió un poco de vergüenza con él mismo por lo que le estaba haciendo a la rubia ojos claros. También le vino a la mente de lo misteriosa que había sido todo ese tiempo y de las evidencias de una posible infidelidad. Concluyó que terminaría la relación en el momento que tuviera la oportunidad, la cual se presentaría apenas la chica llegara de su visita familiar, iba a salir con el misterio casi diario y allí tendría que decirle todo o sencillamente él se dedicaría a descubrir toda la verdad. La hora llegó. El muchacho sacudiendo sus pensamientos, salió de su casa, se montó en el automóvil alquilado, lo encendió y fue a buscar a su doncella con los planes repasados cuidadosamente. Al llegar al edificio donde estaba la chica esperándolo, se detuvo enfrente del edificio y le escribió por teléfono.

5:00 pm.
¡Hola preciosa! Estoy afuera del edificio ♥

5:00 pm.
Si ya te vi, voy bajando en el ascensor.

5:00 pm.
Excelente 😘

Los novios, amantes, enamorados se encontraron nuevamente y la adrenalina la sentían a millón en su torrente sanguíneo, era como si fuera la primera vez que se veían a pesar de que ya tenían varios encuentros lindos, encuentros apasionados, de esos que nunca se olvidan. El joven condujo con su dulcinea hasta un parque que estaba a unos 15 minutos en auto del lugar de donde estaban. Al llegar, el ingeniero decidió ir a otro lugar, no al parque, más bien a un restaurante más elegante e íntimo donde no iba todo el mundo. Condujo unos minutos más y llegó al exclusivo lugar. Allí pasaron las horas como si fueran minutos, las risas, las miradas, el amor se respiraba en la mesa donde ellos estaban. Mike viendo a Mila a los ojos le hace una pregunta puntual:

― ¿Qué quisiste decir cuando me declaraste que podrías ser mi amante por siempre, que conseguías todo lo que te proponías?

― Quise decir... ―, Mila pensó en Yenni haciendo una pequeña pausa―: Quise decir que si quiero quedarme aquí contigo lo haré.

― ¡Oh! ―, Mike no supo qué decir en ese momento. La tomó la mano y, acariciándola, besó sutilmente su mejilla; sus dedos que estaban enlazados con los de ella.
Terminaron de pasar una noche mágica, pagó la cuenta y llevó a su Julieta a su casa.

💞💞💞

Mila abrió sus ojos y a los pocos segundos sonó el despertador, indicando que era la hora de ir a la empresa que tenía a su cargo. Se levantó feliz, radiante y llamó a Anthony, como acostumbraba, para que no se quedara dormido. Se dio una buena ducha, mientras la cafetera automática dejaba asomar el rico aroma característico a esas horas de la mañana en Villa del Este. Saliendo del baño, se vistió con uno de sus trajes ejecutivos y salió a tomar el café y su respectivo desayuno junto a su inseparable Anto.

Estando en Publicidad Jireh se dedicó toda la mañana a realizar sus labores de forma eficiente. Respondía emails, enviaba cotizaciones, realizaba proyecciones, veía el desempeño de sus empleados, solucionaba problemas que se escapaban de las manos de los otros trabajadores; en fin, ajetreada cómo siempre, pero feliz y plena como en hace mucho tiempo no se le veía.

Mike, por su parte, estaba feliz, se sentía tan identificado con la chica, que solo podía pensar en que Yenni llegara para acabar definitivamente con el misterio y, si era posible, terminar también con la relación y seguir la vida con Mila. Sonaba fácil, pero la realidad ¿sería así de sencillo? Después de cerrar su local, el joven le escribió a Mila, pues, estuvieron tan ocupados ambos que no se vieron ni se escribieron en todo el día. El chico estaba más que ansioso, sacó su teléfono y escribió un sms.

8:30 pm.
Amor mío, te he extrañado todo el día. ☹️

8:31 pm.
Somos dos los que hemos estado extrañándonos.😁

8:32 pm.
Que lastima que no te vi hoy. 💞

8:32 pm.
No te preocupes amor, las cosas buenas se hacen esperar 😉

8:32 pm.
Entonces esperaré pacientemente. ♥️

💞💞💞

Los días de la semana transcurrieron entre mensajes de texto, salidas casuales, almuerzos, citas nocturnas... Mike notaba con asombro que había ocurrido algo, que para él era la oportunidad que esperaba, Yenni aún no llegaba, no recibía una llamada o un mensaje de texto, una señal de humo, ¡nada! No entendía si estaba molesto o contento con la situación, solo sabía que era la solución a tanto misterio. El viernes en la noche de esa semana, la morena piel de seda estaba atareada y decidió no verse con él ese día y él se fue a su casa planeando salir al día siguiente con ella y hacerle el amor hasta más no poder.

Estando sentado en la sala viendo TV, escucha la puerta que se abre de golpe. Él, asustado por el estruendo repentino, voltea de golpe y se encuentra con la figura de Yenni que entraba con el teléfono pegado en su oreja y, enmudeciendo el aparto, alcanzó a escuchar decir a la rubia quien aún no terminaba de entrar a la casa: «Fue la mejor semana que he pasado, yo veré como soluciono la situación. Te amo». Mike sintió una punzada en su hombría, su orgullo había sido herido, quiso gritar, romper en furia, pero prefirió respirar profundo varias veces y esperar que ella entrara y se diera cuenta de que él estaba allí y la había escuchado. La rubia ojos claros colgó la llamada, tomó su maleta y entró a la casa encontrándose con la mirada fija, fría y colérica de Mike. Ella alcanzó a decir con una voz nerviosa:

― ¿Dime que escuchaste?

― ¿Que escuché? Escuché lo suficiente, Yenni. ―Susurra Mike con voz fría.

― ¡Maldición, debí haberte dicho esto hace tiempo! ―Alcanzó a decir la mujer golpeándose con su puño izquierdo la frente.

― Empieza desde el principio, quiero saberlo todo ―La voz de Mike estaba calmada ―. Responde antes, ¿quién es el otro hombre?

― ¡No hay otro hombre! ―, Dice la chica en un tono medio quebradizo.

― ¡No mientas! ―, grita Mike lentamente encolerizado por la desfachatez.

― ¡No me grites! ―, Dice Yenni con voz paciente y pausada ―: ¿Quieres la verdad? Ok, llegó el momento de decirte todo.

El ambiente en aquel lugar era tenso, los ánimos estaban muy agitados: Él quería explotar de ira, pero se contuvo; Yenni no encontraba la forma de empezar a relatar toda la verdad y solo había un silencio ensordecedor e incómodo para ambos, hasta que por fin la hermosa rubia decidió abrirse de una vez por todas. Luego de haber respirado profundamente varias veces, tomó valor y comenzó a relatar a su pareja la verdad:

― Mike, nunca te he mentido, no existe otro hombre.

― ¡Termina de comentar de una vez por todas, por el amor de Dios! ―Responde desesperado y con una ceja levantada.

― Claro, déjame terminar. No existe otro hombre, realmente... Solo... Dios es tan difícil ―, Yenni volteo bruscamente quedando con la mirada ida a través de la ventana.

El joven ingeniero airado, toma a Yenni con delicadeza por los hombros y le invita a que por favor terminara de decirle toda la verdad, que él la entendería. La chica asintió y prosigue contando con ojos empapados:

― Mike, desde niña he luchado con esto, soy... Tengo amores con... Con otra mujer ―, las lágrimas rodaban por las mejillas sonrojadas de Yenni, acompañadas de un gran suspiro de alivio, dejando entender que se acababa de despojar de un gran peso que la aquejaba desde hace tiempo.

El joven abrió sus ojos y dio dos pasos hacia atrás tropezando y cayendo sentado en una silla, dando a entender que la sorpresa que le había ocasionado, era mucho más grande de lo que él esperaba. Él no supo qué decir por unos momentos, y ella, ahora más tranquila y con fuerzas renovadas siguió relatándole.

― Mike, cuando te conocí, de verdad me gustaste mucho, tanto, que pensé que esto me ayudaría a salir de esta situación que me estaba atormentado, pero los últimos meses, la relación con ella fue creciendo.

― ¿Por qué nunca me lo dijiste, Yenni? ―, Mike se veía confundido pero a la vez entendiéndola.

― Me daba mucha vergüenza, y eres tan especial, tan único, que no sabía cómo declarártelo. No quería... No quiero hacerte daño. Por eso era tan misteriosa. En esos momentos de misterio es cuando reflexionaba en el cómo haría para decirte.

El joven, consternado, abrazó a Yenni y le dio las gracias por haberle expresado toda la verdad, creyendo en que ahora tenía sentido lo que había escuchado en oportunidades y que ahora tenía la libertad de hacer su vida con Mila.

El pasado de Yenni.

Yenni tenía apenas 16 años recién cumplidos y fue a un campamento para señoritas por un fin de semana entero, es decir, viernes, sábado y domingo; llegando el viernes a las ocho de la mañana y partiendo el domingo a las seis de la tarde. La hermosa rubia de ojos claros llegó y monto su carpa, era muy ágil haciendo ese tipo de tareas, pues, le gustaba acampar al aire libre. Cuando terminó de almorzar, se dio cuenta de que una chica la veía fijamente y Yenni, al notarla, le guiño el ojo regalándole una sonrisa. Esta se sintió agradada, pues, supuso que tendría una buena amiga en el campamento y, por qué no, para siempre. Salió del área que tenían destinada como comedor, y la chica abordó rápidamente a la rubia ojos claros y se le presentó.

― Hola, disculpa, quería presentarme: Me llamo Mery.

― Hola, soy Yenni.

― Es un placer conocerte Yenni.
― El placer es mío.

La adolescente sintió como la chica tenía las manos frías, un poco temblorosas y que no quería soltárselas. Ella se sintió extraña al ver la mirada profunda e intrigante de aquella linda Mery recién conocida que transmitía algo que la pequeña rubia nunca había sentido en su vida.
Mery era una joven delgada, un poquito más alta que Yenni, de buena figura, piel blanca, cabellos negros lisos y unos ojos negros que hablaban por sí mismos. La hermosa flaca con cabello negro invitó a Yenni a dar una vuelta por el lago para mostrarle una hermosa vista al atardecer, a la caída del sol, lo cual Yenni inmediatamente aceptó. Mientras estaban caminando por la orilla del lago, Mery conversaba con ella:

― ¿De dónde eres, Yenni?

― Soy de Villa del Este, ¿y tú?

― De las afueras de Villa del Este. Entonces prácticamente vivimos cerca. ―Ambas chicas estallaron en risas.

― Ah, ok, del caserío que está a una hora por la entrada. Si, por ahí vive mi abuela.

Las jóvenes conversaron plácidamente y hubo una conexión casi que mágica entre ellas. Mery se había enamorado de inmediato de Yenni, de la que era mayor por dos años. La rubia ojos claros, por su parte, se sentía atraída por Mery, pero no sabía el porqué, dado que ambas eran mujeres y comenzó una batalla en su dulce e inocente cabecita, entre sus sentimientos y su formación heterosexual. Mery la acompañó a donde pasaría la noche, iban riendo de las anécdotas y cuentos de sus infancias. Estaban tan entretenidas y pasándola tan bien que al momento de la delgada chica despedirse, la rubia la invitó a que pasara a su carpa un rato, a compartir unas galletas. Pasaron horas hablando, habían comido golosinas, habían compartido jugo y en un momento, cuando fueron a tomar la bolsa en donde quedan un par de galletas, al mismo tiempo quedaron cara a cara, muy cerca, se vieron fijamente a los ojos y Mery le robo un beso. Yenni, sonrojada, se quedó como petrificada, pero se dio cuenta de que le había gustado, y de un momento a otro estaban intercambiando otro beso largo y profundo.

Así comenzó la vida amorosa de Yenni, quien duró con Mery unos años, que en los primeros meses se vio inundada de encuentros sexuales intensos entre las dos chicas, pero que luego la carrera de la rubia la obligó a terminar con esa relación con ella, pues, Mery se había ido a la ciudad y ella se había quedado para enseñar en el colegio Artes.

Pasado los años, cuando la chica ojos claros ya había conocido a Mike, Mery regresa a su vida, y le fue difícil negarse ante el gran deseo que le sobrevenía al solo recordar aquellos momentos íntimos tan intensos, tanto en los campamentos siguientes, como en otros encuentros más lujuriosos entre ellas. Tuvo que aprender a esperar el momento justo para poder verse con Mery, calcular el horario en que Mike salía y llegaba, y ser muy calculadora. Por eso había tanto misterio en Yenni. Mery le había insistido en que se fueran juntas a vivir lejos de Villa del Este, a la Ciudad, así podrían revivir aquellos momentos de placer y romances vividos desde que eran un par de adolescentes. Yenni agradada, aceptó la propuesta, pues, ya estaba cansada de querer dejar aquello atrás sin tener mayores resultados que el querer al joven ingeniero, pero vivir amando a Mery. Decidió ―aunque no fue fácil― dejarlo, solo esperaba el momento oportuno para decirle, y, por fortuna para ambos, había llegado el momento.

💞💞💞

La rubia de ojos halógenos le había confesado a Mike, la verdad sin saber que el joven ingeniero estaba totalmente enamorado de una pequeña morena hermosa que trabajaba en la gran empresa de publicidad que había abierto sus puertas en Villa del Este hace un tiempo ya. Conversaron sobre el tema, él no sabía qué decir o cómo actuar. Ella sentía que había quitado de su espalda una tonelada. Acordaron que ella se iría el día siguiente, pues, poco a poco había ido sacando sus cosas. La rubia le dio un abrazo susurrándole al oído:

― Sabes, eres un hombre maravilloso, de verdad que me hiciste sentir especial, por favor no cambies.

― Yenni, yo... Yo no sé qué decirte.

― No digas nada tonto.
La dejo dormir en la cama y él se echó a dormir en el sofá.

El mágico aroma del café mañanero despertó al ingeniero, el cual tomó su rutina mañanera: Ducharse, lavar sus dientes, vestirse e ir directo por la taza del elixir de la vida. Se encontró con la rubia, ahora su ex, se vieron a los ojos fijamente por espacio de cinco segundos y la rubia regalándole su cautivadora sonrisa, le dio su taza de café. Sin más protocolo se dijeron un perfecto adiós.

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