Capitulo 5 - Encuentro casual
Las semanas transcurrían y la empresa de Mike crecía. Era tanto el crecimiento que tuvo que alquilar dos locales más para ampliar, pues, la demanda era fuerte, y las proyecciones apuntaban a crecer aún más. El ingeniero estaba casi tocando la cima de la curva de crecimiento en las ganancias.
Mila, por su parte, preparaba los informes anuales que le solicitaban y que debía enviar por email. Ya tenía todo listo, puesto era una chica súper lista, y para los días subsiguientes enviaría la información solicitada como parte del cierre fiscal de Publicidad Jireh V. E.
La chica estaba sumergida en su trabajo de ofimática y se tomó un tiempo para darle descanso a la mente, salió por un café, da una mirada por la ventana y notó que el día estaba nublado y frío por lo que decidió pasar por el puesto de Anthony para verificar como había concluido su informe con respecto a la tarea de los ejecutivos de venta. Realmente no era más que una excusa para reír un rato con las excéntricas y sarcástica locuras con las que pudiera salir Anto.
— ¿Cómo va el informe?
— Muy bien Sra. Mila. —Responde serio sin despegar la mirada del monitor de la pc.
— ¿Desde cuándo tanta formalidad?
— Desde el día que Ud. Decidió preguntarme personalmente por mi trabajo que ya le envié y que me respondió que estaba ok. —Anthony voltea con una mirada sarcástica.
— Ja, ja, ja, justo por eso vine.
— ¿Eh? Ok, pausa ¿de qué me perdí?
— Es que me haces reír, y lo necesitaba.
— ¡Ah claro! Bueno necesito un aumento por ser, a parte de tu asistente, tu payaso personal.
— ¡Sueña!
— Sueño bastante —, Se ven los dos serios y resuena la carcajada unísona que dejaron apagar rápidamente.
Ella le comentó que quería ir el sábado a despejar la mente, pues, el viernes enviaría el informe anual para el cierre y podrían tomarse el fin para descansar. Su amigo le dice que había visto un lugar espectacular a unos veinticinco minutos de Villa del Este donde podrían ir y ligar.
— ¡Oye pareces una perra en celos! —Le contesta Mila bloqueando los ojos.
— No, más bien un perro buscando una perra en celos.
— Oye ¡respetarme la cara! —Protesta la chica.
— OK da la vuelta y te lo digo a espaldas. —Responde el asistente sonriendo.
Entre risas, Anthony coge el mouse y abre el navegador de Internet y teclea en la barra de búsqueda en la página principal de Google: "Balneario Del Rey". Al presionar enter, se abre la archiconocida página de resultados de búsqueda en donde el primer resultado estaba en un tono púrpura, indicando que ya había sido revisada con anterioridad. Frenéticamente sitúa el puntero en dicho enlace y al hacer click aparece el odioso pero famoso mensaje: No se puede abrir la página. Revise su conexión a Internet.
— ¡Pero que rayos Mila! —Resuena la voz de Anto.
— A ver, dale refrescar al navegador.
— Si, lo estoy haciendo, pero nada.
— Dale atrás y chequea otro enlace. —Insiste Mila.
— Listo... Oye no abre nada.
— No puede ser Anthony, debo enviar el informe mañana, si no lo envío vamos a tener que.... ¡Maldición! Llama a sistemas. —Ordena la joven dando media vuelta y saliendo a paso apurado a su oficina.
Dejando el vaso de café con el último sorbo en la papelera, abrió su laptop y chequeó inútilmente, la conexión a Internet. Repitió la búsqueda que había hecho Anto, busco otras cosas, probó enviando emails, reinicio la computadora portátil y tercamente siguió intentando, hasta que por fin se dio cuenta que su terquedad no la estaba llevando a ningún lado. Se echó hacia atrás en su cómodo asiento ejecutivo acolchado reclinable de cuero sintético negro, respiro hondo y soltó una risa burlona pensando para sí: «El email.». Había recordado que leyó que iba a sufrir unas posibles interrupciones del servicio de comunicación satelital con el que contaba la empresa y que, por mala fortuna, le iba a entorpecer el envío de su informe. Decidió marcar la extensión de Anthony.
— ¡Anthony ya sé cuál es la causa por el que no hay Internet!
— Me alegra saber que ya descubriste la causa de la falta de internet, pero ¿sabes que sería bueno que me lo hicieras saber? ¡Así sabremos los dos!
— Claro tonto, me encanta tu sascarmo amigo. Es una interrupción debido a unas adecuaciones que hacen en los satélites o algo así.
— Ah ok, justo me acaba de decir lo mismo el chico de sistemas. Bueno te toca confiar en mí astucia —,Le comenta el asistente.
— Dale, pero necesito un favor tuyo; más bien es una orden.
— A ver capitana Sparrow...
— Averíguame, por favor, donde puedo conectarme a Internet y si puedo disponer de una maquina con conexión estable por tiempo ilimitado.
— Te lo tengo jefa, solo déjame averiguar específicamente lo que me pides y todo lo relativo.
― OK mi Amigo.
― OK mi amiga.
💞💞💞
Mike estaba terminando de ajustar la red para los nuevos equipos que recién traían, aún estaban siendo armados y configurados para poder ser incorporados al negocio por el técnico. En ese momento llamó a Yenni para avisarle que llegaría un poco tarde ya quería dejar todo listo para el día siguiente ―iba a ser viernes― sería muy concurrido, una oportunidad de generar aún más.
— Hola amor.
— ¡Mike!
— Cariño voy a llegar un poco tarde.
— ¿Y eso por qué?
— Me voy a quedar trabajando un poquito con el técnico. Llegaré una par de horas que de costumbre.
— Ok.
El tiempo pasó y, el ingeniero junto con Leo, el técnico, realizaban labores y bromeaban. Se acercaba la hora de salida y Ely ya había terminado de dejar todo listo para cerrar: estaba listo el arqueo de caja, limpiado el local y las estaciones de trabajo. También había cerrado el sistema que llevaba el control del tiempo de las máquinas y comunicó que se iba, entregó el efectivo y el cierre diario a su jefe, de esa forma Ely dejó solo a Leo y a Mike haciendo sus labores para el día siguiente tener diez puntos más de conexión. El par de jóvenes Trabajaron como tres horas más de el lapso en que Ely había cerrado y dejaron todo listo.
Eran las once de la noche cuando el técnico y el dueño abandonaron el lugar, cada uno a su casa. Mike tomó un taxi y le pagó uno a Leonardo uno hasta la de él. Antes de que el taxi comenzara su marcha, el dueño del centro de conexiones decidió ir al restaurant italiano por una pizza y llevarla a casa para disfrutarla con Yenni. El auto lo dejó en la puerta del restaurante y entró saludando al chef amablemente:
— ¿Cómo está el viejo que hace las mejores pizzas de esta pequeña ciudad? ¡El gran Lucho!
— ¡Piccolo! A estas horas tu solo vienes por una sola cosa... ¡Pizza!
— Si, una familiar con mozzarella, jamón, salchichón, aceitunas, maíz y piña.
— ¡Pará qué me lo dices si ya se lo que vas a pedir muchacho!
— Viejo obstinado...
Los dos rieron, pues, éste conocía a casi todos los del pueblo. Le regaló un piqueo mientras esperaba la pizza la que al cabo de unos 25 minutos estaba lista y servida para llevar. Compró una gaseosa, pagó su cuenta y se fue. Tomó otro taxi a casa el cual no tardó casi en llegar, pues, debido a la hora, no había tráfico. Al llegar a su casa, la puerta estaba entre juntada, lo que pareció un poco sospechoso, pero su buena actitud le ayudó a pasar por alto eso. Cuando entra a la casa encuentra a su novia hablando por teléfono, pero solo alcanzó a escuchar:
―Ya Mike debe estar por llegar, no te preocupes, hablamos luego.
Él, un poco dudoso, entrando a la casa le pregunta:
— ¿Con quién hablabas?
— ¡Dios, que susto me has dado!
— ¿Si? disculpa, la puerta estaba entre juntada, cerré, no escuchaste porque estabas al teléfono... ¿¡con quién hablabas!?
— Si… bueno… hace unos minutos salí a ver si venias cerca, seguro olvidé cerrar porque sonó el teléfono. Hablaba con mi prima, Verónica.
— Ah Verónica, ok.
No se lo creyó mucho, medianamente despejó las dudas, cenaron, charlaron y se dispusieron a dormir.
💞💞💞
Mila, por su parte, dormía plácidamente, disfrutando del esplendoroso colchón queen y vestida con su baby doll de Seda blanca.
Suena el despertador, y la chica abre sus ojos y respira profundo, se levanta de su cama y se dispone a prepararse e irse a su mundo empresarial, donde solo tendría que enviar el informe, poner algunas cosas en orden, unas que otras directrices y tendría el fin de semana libre para ir con Anthony a conocer el Balneario del Rey. Salió de la ducha, sacó uno de sus trajes ejecutivos que se encontraba inmaculadamente ordenados y limpios dentro del closet que era atendido por la chica de labor doméstica y se vistió. Se sentó frente al espejo para alisar un poco su cabello con la secadora, maquillar sus ojos, un poco de base en la cara, nada exagerado, más bien un toque sutil, delinea sus labios y coloca labial color vino tinto. Bajó a la cocina donde la cafetera automática ya ha dejado colar una pequeña jarra con un aromático café gourmet marrón y preparó un sándwich rápidamente que deja en la tostadora para que se derritiera el queso. Se dispone a tomar su desayuno para luego perfumar su cuerpo con aquella fragancia que hacía que todos voltearan a disfrutar de aquel dulce olor de unos hombres ya impactados con la belleza de la pequeña morena. Sale de su casa junto con Anthony, su acompañante fiel que, para ojos de muchos, parecía su pareja, cosa que no era así. Llegaron a Jireh y fueron recibidos de forma cortés, como de costumbre, no sólo porque era la jefa, sino porque tenía un carisma y un liderazgo único, claro que cuando explotaba, la verdad explotaba el mal genio.
— Anthony revisa a ver, si por cosas de Dios, hay Internet y me dejas saber ―Dio la orden.
— Cuenta con eso mami.
Entró a su oficina, encendió las luces, su laptop e inmediatamente notó que había varios emails. Mila suspiro sonriendo de felicidad.
Comenzó a leer sus emails, cuando recibió la llamada de Anthony diciéndole que el internet estaba bien. Leyó uno por uno, respondió los que requerían respuesta rápida: órdenes de pago a proveedores, confirmación de pago a los que trabajan semanalmente, en fin, parte de su trabajo. Cuando terminó de realizar esas pequeñas cosas que forman parte de su ajetreada agenda, notó que habían pasado un par de horas y recordó que debía enviar el informe, quería aprovechar el momento para hacerlo, no sea que se quedara otra vez sin Internet porque, si recordaba bien, no decía el email de interrupción sino de interrupciones.
Escribió cuidadosamente en el destinatario la dirección digital de la gerencia General y notó que le había llegado un aviso flotante en la esquina inferior izquierda de un nuevo correo, lo abrió y leyó:
«Muy buenos días. Por medio de la siguiente queremos informar que el día de hoy tendremos interrupción del servicio a partir de las diez y cinco de la mañana.
Por favor tome las previsiones necesarias y discúlpenos el inconveniente.
Equipo de soporte técnico»
Mila se encogió de hombros, como si no le importara mucho, declaró lo siguiente en su mente: «ah, a las diez y cinco, aún tengo tie...» No había terminado de decir la frase cuando vio la hora y resonó un pequeño y agudo grito:
—¡Madre Santa! Diez y cuatro... No puede ser...
Abrió el borrador con la dirección de la gerencia General, adjuntó el archivo de Word, el archivo de Excel; y escribió una breve nota. Le dio al botón de enviar y un mensaje de terror para Mila: Mensaje no enviado... Ya se había quedado sin Internet. Llamo eufórica a Anthony, para comentarle lo sucedido.
— Anthony… ¡la basura de Internet...!
— Calma mi vida, deja el drama...
— El drama, ¡el drama!... ¡Si no envió estoy hoy tendremos que trabajar el doble!
— Calma mi morena bella —, le dice calmadamente el asistente—: Tengo el lugar perfecto, ya canalice una pc con conexión estable con tiempo ilimitado a buen precio y un buen ambiente. No está muy lejos de acá.
— Bendito Dios... Eres el mejor.
La gerente con su amigo, hermano y asistente tomaron un taxi frente a Publicidad Jireh con destino al centro de conexiones. El auto tomó la calle República hasta su inicio, para luego dar la vuelta y tomar la calle comercio y descender a través de ella para dejarlos frente al concurrido Centro De Conexiones V. E.
Al llegar, la joven nota de inmediato que necesitan un buen servicio publicitario y estando allí tal vez, seguramente aprovecharía el momento. La puerta de se abre y Mike ve entrar una pareja que nunca había visto, era una hermosa morena de uno cincuenta y dos metros de altura, con una bella figura, de curvas un poco pronunciadas, ojos de mirada profunda, labios carnosos y la voz más dulce que podía haber escuchado en toda su vida. Tenían el aspecto conocido por él, el aspecto de los citadinos. Éstos, acercándose a Mike, pidieron una pc con tiempo indefinido y así se les dio.
— Hola, buen día —Dice una rozagante Mila.
—Buen día señorita.
— Me gustaría tener acceso a la red.
— Perfecto, la máquina que está allá, la dieciséis ¿qué tiempo quieres? —, Pregunta un atontado Mike.
— Indefinido. —Le responde la gerente con una dulce sonrisa.
— Ok, listo.
— Gracias. Vamos Anto.
El ingeniero no dejaba de ver a la hermosa joven acompañada de quien para él era su pareja. Los celos lo carcomían, unos celos que ni el mismo explicaba y buscaba la forma de acercarse a ella a toda costa. Ely, dándose cuenta le susurra al oído:
— Oye límpiate la boca, estás babeando ahí.
— ¿¡Qué!? Oh... No vale... Es solo que la pc... Hay que estar... ¡Qué rayos anda a trabajar! —Dice el jefe a su empleada para deshacerse de ella en ese momento.
— Ja, ja, ja si, ok. Solo que "Mis Belleza citadina" está haciendo señas. Ve por ella tigre.
Mike, tembloroso por unos nervios que él no sentía de hace tiempo, se acercó a la hermosa Joven.
— Disculpa ¿Podrías ayudarme en algo? —Pregunta la hermosa morena.
— Claro, dime ¿en qué te puedo servir? —Dice Mike tratando de fingir serenidad.
— No entiendo mucho sobre esta plataforma de correos, yo uso una que esta personalizada en la empresa.
— Claro, usas una custom mail server, facilita la vida a los ejecutivos.
— Si, bueno ¿me ayudas? —Le dice la joven con unos ojos cautivadores.
— Claro, no faltaba más. Ya vuelvo.
— Muy bien.
Anthony le dice a Mila en ese instante:
— Linda, debo ir a revisar algo con la ejecutiva de ventas, parece que hay algo que no está correcto.
— Ok Anto, ve. Este Joven me ayudará.
— Mmm... Ok... Bueno... Me llamas y vuelvo por ti ¿Te parece?
— Ok, seguro..
Mike entre la alegría y los nervios, salió casi corriendo a avisarle a Ely que se encargará de los otros clientes.
— ¡Ely está mujer necesita ayuda, no puedo dejarla allí sola, sabes puede ser un potencial Cliente!
— Oh sí, claro, ayúdala, sé que no es más que eso —, dice Ely sarcásticamente, guiñándole el ojo y riendo.
El joven tomó una silla y se sentó al lado de ella, percibiendo inmediatamente el perfume que embriagaba su olfato, que lo llevaba a desear tenerla para él siempre; Vio de cerca por primera vez a la hermosa Mila, su piel tersa como seda, su ojos de mirada profunda clavados en la pantalla, escuchaba su voz cuando le hablaba y para el parecía una suave melodía agradable al oído.
— ¿Podrías introducir el login y la contraseña? ―Dice la bella dama simpáticamente.
— ¿Cómo? Ah, sí, claro, el correo. —Dice el chico despertando del letargo que le pareció horas pero que no había sido más que un par de segundos. La ayudó en todo lo que pudo tratándola amablemente y siendo gracioso en un par de oportunidades. —: Y entonces ¿qué vamos a hacer con el email?
— Bueno, necesito enviar éstos archivos que tengo acá en este pen drive a la gerencia general de la empresa.
— Magnífico... ¿Cómo es tu nombre?
—Disculpa, soy Mila.
— Ese es un nombre original tan lindo.
— Gracias. ―Comentó la chica acomodándose un mechón de cabello detrás de su oreja.
— Bueno Mila, no te voy a hacer el favor, te voy a enseñar a usar ésta interfaz, que la verdad siendo yo, la codificaría nuevamente. Te voy a decir lo que debes hacer.
— OK, gracias....
— Mike... Soy Mike...
— Oh, muy Bien Mike...
Él iba ayudando a Mila y sentía cada vez más como caía poco a poco en un abismo que lo arrastraba sin piedad a lo que llaman amor a primera vista. Ella por su parte, estaba enfocada totalmente en su trabajo. A él le pareció una persona agradable, inteligente, diferente, alguien con quien podía definitivamente disfrutar de un buen café, un almuerzo en el restaurant italiano y, tal vez, un buen amigo. Al cabo de un par de horas, terminaron de hacer lo que hacían en la pc y Mike se levantó de la silla. Con pesar se voltea a ver que Anthony está entrando nuevamente. Mila lo vio y le dio un abrazo. El dueño del local se retorcía de un extraño y sin fundamento celo, pues éste no sabía quién era realmente Anthony, no imaginaba que era su asistente y amigo; más bien pensaba que era su compañero íntimo.
— Anthony, él es Mike. Mike, Anthony.
— ¿Qué tal? Un placer —, Dice Anthony.
— ¡Oh sí, todo mío! —, Responde Mike volteando la mirada llena de ira.
— Bueno Anto, paga a este amable amigo el servicio —, Comenta Mila a Anthony.
— Por supuesto princesa.
Recibió el dinero, entregó el ticket de venta sin ver al rostro del que le pagaba y vio como la pareja salió por la puerta, ella llevaba el brazo de Anto agarrado, pero dándose la vuelta se regresa y le entrega algo:
— Mike, toma, es mi tarjeta. Llámame, quiero conversar algo contigo.
— Claro pre... Eh, Mila.
— Gracias por tu servicio, eres un amor —, Mila le da un beso en la mejilla y se da vuelta para irse.
Se quedó como estatua, no sabía que acababa de pasar, pero allí estaba una hermosa mujer, dándole su número, pidiendo que la llamara, despidiéndose como si ella sabía lo que él pensaba.
No tardó Ely, quien había visto toda la escena:
— ¿Qué te pasa, y esa cara?
— Ni yo sé. —Responde perplejo el joven ingeniero.
— Ja, ja, ja, lo que yo sé, es que quedaste fechado por Miss. Ciudad y te dejó su tarjeta —, Le dice Ely abriendo sus ojos como una luna llena.
— Pues, si...
Mike paso la tarde más feliz de lo que era, su corazón estaba como latiendo más de lo normal, su mente divagaba recordando aquel perfume, aquellos ojos, aquella piel, la cautivadora sonrisa de la morena que pidió su ayuda para enviar unos documentos a su jefe. Llegó la hora de cerrar el centro de comunicaciones, Ely terminaba de limpiar las máquinas, Leonardo terminaba de asear su taller y él arqueando caja, pero más que eso, solo esperaba el momento de estar solo para llamarla, la curiosidad de saber qué le diría, el placer de escuchar su dulce voz nuevamente y reflexionaba para sí, en voz baja ―según él―:
— ¿Que rayos está pasando? Seguramente el tipito ese con quien anda es su pareja y yo aquí como un niño idiota haciéndome ilusiones...
Se escuchó la voz de Ely:
— ¿Mis ciudad te dejo hablando solo o qué?
— Termina tu faena y vámonos. ―resonó la voz del jefe un poco risueño.
— Ya casi termino.
— Perfecto... Leo ¿Estás listo? —Preguntó nuevamente el ingeniero.
— Si jefe, vámonos.
Cerró la caja, apagó las luces, escribió el código de la alarma en el teclado numérico y cerró la puerta. Cada uno agarró la vía hacia sus hogares. El delgado e ilusionado joven se colocó su chaqueta, sacó la tarjeta con el número de la chica y llamó notando que debajo del nombre decía Gerente General.
— Si, hola.
— Hola, habla Mike, nos conocimos en el centro de conexiones, me dijiste... —Mila no lo dejo terminar de hablar.
— ¡Oh si, por supuesto! ¿Cómo estás? Bueno, ahorita no puedo hablar ¿Podrías llamarme mañana?
— Claro, eh, perdón, yo... Claro llamo luego.
— Gracias, disculpa ¿sí? Adiós.
—Adiós. ―Dijo Mike tragando grueso. Se fue un poco extrañado, pensando que rayos pasaría.
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