Capitulo 3 - El Inicio.
Mila despertó en el hotel en el que se quedaba mientras la empresa resolvía lo del apartamento, revisó su portátil y chequeo los emails, ya estaba sumergida en su trabajo. Vio que había uno que le indicaba que ya estaba listo el lugar donde serían las instalaciones de Publicidad Jireh. Sonrió, levantó sus brazos en señal de victoria y se lo contó eufórica a su amigo Anthony. Este, por su parte, no parecía estar muy contento.
— Mila, por favor, solo unos días más de vacaciones.
— Anto, no vinimos de vacaciones, ¡vinimos a trabajar! —, expresó la Gerente en forma de regaño.
— Oye, pero apenas han pasado unos días... Bueno, semanas, pero piénsalo, ¡lo necesitábamos! — sigue protestando su asistente en forma de súplica y por silabas.
— Lo que necesitamos es ponernos a producir. Ya tengo en lista unas cuantas empresas interesadas, y necesito que estés enfocado.
— Por lo menos aprovecha dos días más y relájate, busca a alguien. —Riendo da la espalda a su amiga.
Torció sus ojos en señal de desaprobación del comentario y decidió salir al sitio en el cual iba a gerenciar. Estaba a unos veinte minutos de donde se encontraba. El lugar estaba al final de la calle comercio, a unas diez cuadras del restaurante italiano que les fascinó a ella y a su amigo. Se vistió con un Jean, blusa de algodón blanca, unas zapatillas deportivas y llevaba su cabello suelto. Su perfume era un imán que hacía que cualquiera que pasara a su lado fuera atraído a admirar a aquella hermosa mujer que caminaba por toda la calle principal de Villa del Este hasta Publicidad Jireh.
El ángel caído del cielo, iba en su caminata, el clima estaba fresco, el día un poco nublado, esto le permitía a ella familiarizarse con lo que iba a ser "su lugar por un par de años a lo sumo". Pasó por un pequeño centro comercial donde había tiendas diversas y una feria de comida, pensó para sí: «Ya sé dónde le diré a Anthony que me traiga». Siguió su camino y pasó por el lugar donde estaban los locales comerciales vacíos que le parecieron pequeños para la empresa en que laboraba y notó que una de ellas, la que daba a calle y era la más grande estaba abierta, en remodelaciones, más no al público.
Los vidrios estaban cubiertos con papel blanco. Pensó en pasar a ofrecer los servicios publicitarios, pero prefirió esperar a que, por lo menos, abrieran, total, ellos eran los únicos que se dedicaban a ese trabajo a Villa del Este. Prosiguió su caminar por la calle comercio, vio la famosa casa del deportista, que era la tienda más antigua que existía en el pueblo, conoció a su dueño, quien era el que atendía. Era un señor muy amable, educado y elocuente que al verla de inmediato se le acercó:
— Buen día, señorita ¿en qué podemos ayudarla? —, dijo el caballero esbozando una cálida sonrisa.
— Buen día, señor, solo estoy viendo, gracias.
— Si, ya lo noté. Tú no eres de por acá.
— Si, así es. —La hermosa Mila le devolvió la cálida sonrisa.
— Conozco a todas las personas de la Villa, y no podría olvidar un rostro como el suyo; además, ese perfume no es común por acá —, ambos rieron.
La chica se presentó y le contó al amable señor —que cariñosamente le llamaban Carlitos— que estaría allí por un tiempo debido a cuestiones laborales. Conversaron de forma amena. Se sintió bien, como en familia, conversando con Carlitos. A lo que este le preguntó de forma directa:
— Señorita Mila, no me malinterpretes, pero, una mujer tan hermosa e interesante como usted ¿está soltera? ―Ella, sorprendida, más no ofendida, le respondió amablemente:
— Si mi estimado amigo, ahorita estoy más concentrada en mi carrera —, Dejando escapar una sonrisa de orgullo.
— Claro, eso se entiende. Ojalá y conozcas a un buen hombre de acá de la Villa y te quedes con nosotros.
Rieron, conversaron por espacio de veinte minutos más, luego se dieron un fuerte apretón de manos y dijeron al unísono: "fue un placer"...
— El placer es todo mío, Mila.
— Bueno Sr. Charly —Que era su nombre real—, cuando tenga tiempo pasaré por acá y conversaremos. Hasta luego.
Realmente Mila había quedado complacida con la nueva amistad, pero también se había dado cuenta de que la tienda necesitaba una buena publicidad y era un potencial cliente. Salió de la tienda rumbo al destino trazado, caminó viendo lo bonito del pueblo, de su gente amable, viendo el imponente banco de la ciudad, que era la instalación más moderna hasta ese momento en el pueblo. Se sentía extrañamente bien, aunque era una mujer citadina que pensó que le iba a costar adaptarse a Villa del Este, se estaba sintiendo como en casa.
Aunque solo conocía al recepcionista del hotel, al chef del restaurante italiano y a Charly, se sentía como aceptada en Villa del Este. Al fin logró llegar al sitio donde sería la jefa de todo y vio la belleza y el esplendor que caracterizaba a Publicidad Jireh, se emocionó, pues, le apasionaba su trabajo, sonrió y entró. Las puertas se abrieron y el vigilante que estaba allí de inmediato la detuvo:
— Disculpe señorita, pero está cerrado aún. —El hombre panzón tenía cara de amargado.
— Disculpe yo soy... —, el guardia la interrumpe antes de que ella terminara frase alguna.
— No importa quien sea, señorita. No puede pasar, por favor, ¡de la vuelta y salga! —, expresa el guardia señalando con su dedo a la salida, mal humorado y de forma imperativa.
Mila lo ve asombrada, sonríe y le dice de forma muy cordial:
— Claro, disculpe usted. Ya me voy.
Salió del local cerrando la puerta tras sí. Luego toca la reluciente, casi invisible, puerta de cristal y le hace seña al vigilante que por favor le regalara cinco minutos. Este, a regañadientes y haciendo un gesto de molestia, accede.
— Disculpe señor Rodríguez —, dijo al ver el nombre en la placa del uniforme —: Por casualidad o fortuna, ¿estará alguien con quien pueda hablar? Un empleado aparte de usted; un supervisor, el Gerente General... —A este último título puso un poco de énfasis.
— Señorita ahorita, no hay nadie que pueda atenderla, así que por favor... —, en eso lo interrumpe el ingeniero a cargo de la remodelación quien alcanzó a ver la escena a unos metros —: Oye Luis... Luis Rodríguez ven acá amigo mío, te pregunto algo, gordo obstinado, ¿tienes idea de quien es ella?
— Claro... Tal vez una de las tantas que quieren meter su currículo para trabajar acá, pero le estoy explicando que aún no abrimos ni estamos aceptando solicitudes. — Comenta el tosco vigilante con tono agresivo.
— Viejo terco, por lo menos ¿¡le preguntaste su nombre!?
— ¡No necesito saberlo! ―Respondió con tono irritante.
— Ok mí estimado, déjame decirte quien es ella: Permíteme presentarte a la señorita Mila Morales, a ella la enviaron cono Gerente General de esta sede, es decir ¡es tu jefa!
El viejo Rodríguez abrió los ojos como un par de lunas llenas, se puso pálido y comenzó a tartamudear:
— eh... Dis... Yo... Lo siento... Noo...—
Mila viéndolo, quiso insultarlo por su mal trato, por su falta de educación, por ni siquiera permitirle hablar, pero en ese momento estaba de muy buen humor. Aunque tenía un carácter muy pasivo, cuando explotaba de verdad explotaba. Pero al viejo Luis Rodríguez solo lo miró, le sonrió y le dijo:
— Qué no se vuelva a repetir, por favor, uno de los valores de esta empresa es la amabilidad, y si es un futuro cliente, deberías tratarlo mejor. Si es alguien que desea laborar, más aún, acaso ¿hay alguien acá que te haya maltratado?
El viejo Luis quiso argumentar, pero la hermosa mujer solo le sonrió y entró acompañada del ingeniero que le mostraría toda el área. El ingeniero la conocía porque era el encargado de todo lo que tenía que ver con obras civiles de Jireh a nivel nacional. Entraron y comenzaron a inspeccionar el lugar.
💞💞💞
Mike terminaba de ver como las últimas semanas los trabajos de remodelaciones estaban dando el resultado que él esperaba. La pintura había quedado perfecta, en el punto que él quería, los aires acondicionados estaban en la temperatura precisa, ni frío congelante ni calor abrazador. Las paredes con el acabado fino, prolijos, los muebles donde irían las computadoras en su sitio, en fin, todo en el orden que se había planeado.
— Ya en un par de días quitaré el papel de los vidrios que dan la vista al lugar. —Pensó Mike en voz alta con cara de satisfacción.
— Si, ya en un par de días veré este lugar lleno, tanta falta que hace un lugar así. —Le comentó su migo albañil que se encargó de llevar a cabo la remodelación del local.
— Bueno Javier, al terminar te invito a almorzar.
— Ah, bueno, si es así, mejor aún.
Estos jóvenes eran amigos de la infancia. Mientras Mike se fue a la gran capital a estudiar sistemas, Javier había tomado un oficio, era el que hacía los trabajos de obra civil en Villa del Este y no le había ido nada mal. Javier fue el encargado de remodelar el local que el mismo había construido, nadie más era el ideal para realizar tal trabajo. El albañil estaba muy agradecido con su amigo porque mientras estuvo en la ciudad, nunca perdió comunicación con él, su hermano del alma. En oportunidades le brindó estancia, puesto que Javier viajaba en oportunidades para hacer alguna especialidad con relación al oficio que había heredado de su padre. Los jóvenes eran inseparables, no había nada que no supiera el uno del otro.
— Bueno, Mike, es hora de papear.
— Ja, ja, ja no cambias, siempre cambiándole el nombre a las cosas. Se dice hora de comer —, le dice Mike riendo.
— Papear, comer, jartar, meterle al buche, meter los pies bajo la mesa... —Dice el bromista Javier— ¡Es lo mismo!
— Ja, ja, ja— Moría de risas con los dichos de su jocoso amigo —: Dale, pues glotón, vamos.
— ¡Quiero lasaña my friend!
— Listo, vamos al restaurante que está abajo.
El par de muchachos se fueron caminando, pues, estaban a cinco cuadras. Mientras caminaban bromeaban recordando las veces que iban por allí endiablados en sus bicicletas, debido a lo rápido. Recordaron cuando salían a buscar chicas, cuando se graduaron de secundaria, sus primeras borracheras; iban recordando y riendo. En medio del relajo de los jóvenes que más bien parecían un par de adolescentes, saludaban a los nativos que los vieron crecer hasta que al fin llegaron al restaurante. Javier pidió su lasaña y Mike pidió pizza. Ambos pidieron gaseosas. Estaban allí compartiendo el almuerzo cuando se acercó Lucho, quien era el dueño y chef del restaurante:
— Par de piccolos, los veo ya unos viejos y pareciera que viera aún a los dos chiquillos llenos de sueños.
— Bueno, mi amado Lucho, Mike está cumpliendo sus sueños. Va a ser todo un empresario de Villa del Este. —Le comentó Javier al chef con orgullo.
— Que bueno, Villa del Este está creciendo mis piccolos. Recién vino una pareja a cenar hace unas semanas, y se notó de inmediato que no son de por acá. Los escuché hablar de una empresa que están abriendo.
— Ah ok, eso es buena noticia mibedtimado Lucho. —Comentó Mike entusiasmado.
— Una minina con porte de Diosa y un perfume que hipnotiza, toda una Belezza.
El chef los Dejó allí y les obsequio una canastilla con un poco de pan aderezado con crema de ajo.
— ¿Mike y si esa chica de la que habla Lucho es tu futura esposa?
— Javier ¿es que no te conté de Yenni?
— ¿Qué Yenni, la profesora?
— Si, esa misma...
— ¡Bestia, te las traes!
Los amigos comieron, se rieron como siempre y salieron del restaurante pagando su cuenta. Tomaron camino a dar el último retoque al local para en un par de días abrir el anhelado negocio de Mike. Ese mismo día por la noche, el dueño de Conexiones V. E. había quedado en verse con su chica, Yenni, e irían a caminar, charlar y beber algo, nada formal, nada casual, solo pasar un rato, pues les encantaba estar juntos, aunque había algunas cosas que a él no le parecían del todo claras con respecto a ella, pero aun así decidió ver que pasaría.
Llegó la hora acordada y el muchacho se encontró con la rubia en frente de una cafetería que estaba en el Centro Comercial V. E, el cual quedaba a unas cuadras antes de donde tenía el local. Al verse ambos sonrieron con esa mirada que dice a miles de kilómetros me gustas tanto, se abrazaron y caminaron abrazados hacia el interior de la cafetería, pidieron cada uno sus bebidas y sostuvieron una charla amena.
— ¿Cómo van las clases? ―Pregunto él rompiendo un poco el hielo.
— Bien, lo normal, ganas de medio matar a uno que otro estudiante, pero del resto nada fuera de lo común —, ambos reían.
— Ja, ja, ja, que bueno, gracias a Dios que aún no matas a ninguno...
— Y tú, ¿cuándo inauguras tu empresa?
— Si Dios lo permite, ya será el lunes. Estoy a la espera que mañana me terminen de solucionar lo del Internet, hay un problema con la antena receptora, y el software tuve que modificarlo, pero de resto solo falta afinar eso.
Siguieron hablando mucho rato, y entre coqueteo, miradas e insinuaciones, él decidió a ir un poquito más allá.
— Oye, preciosa ¿qué te parece si vamos un rato a la plaza?
— Por mí está bien, pero luego me voy a casa, ya es un poco tarde.
— Excelente, nos vamos... Es decir, tú a tu casa y yo a la mía —, dice Mike tartamudeando y de forma pícara. Caminaron hasta la plaza, allí había pocas personas, el clima estaba fresco, el cielo despejado y las luces del pueblo lo hacían lucir como si estuvieran en otro mundo:
— Wow, linda, este momento es el perfecto.
— ¿El perfecto para qué?
No había terminado la hermosa rubia de formular la pregunta cuando el chico toma su rostro de manera delicada y le estampa un beso en sus labios. Yenni quedó como petrificada por un par de segundos, pero luego le correspondió, pues, era evidente que se gustaban el uno al otro. Se separaron, Mike la veía con aire repleto, con ese espíritu de macho alfa y le dijo:
— Desde hace rato quería robarte un beso.
— Me haces sonrojar —Responde la chica viendo a los lados.
— Me gustas mucho Yenni.
— Tú también me gustas Mike. Pero... Nada —, objeto la chica con ojos misteriosos.
— ¿Pero? —, inquirió el joven un poco dudoso.
— Nada, creo que solo son los nervios, un poco .... Si nerviosa ―Respondió la rubia girando la mirada como con misterio.
Allí estaban los dos, como un par de adolescentes, con las hormonas alborotadas, derrochando pasión y reprimiendo las cosquillas en la panza que les provocaba aquel momento.
Entre besos, chistes, bromas y charla, Mike vio un local nuevo, renovado, con un letrero publicitario impresionante que decía: Publicidad Jireh. Somos tu mejor opción publicitaria.
— Eso debe ser de lo que me habló Lucho. —, Dijo el joven señalando con los dedos.
— Sí, escuché que es una empresa muy famosa, que ha logrado crecer en poco tiempo debido a sus servicios.
— Sí, he visto sus trabajos en la ciudad ―Responden el Joven.
— Mike...
— Si preciosa...
— ¿Nos vamos? ― Argumento Yenni dulcemente.
— Si es lo que deseas... Por supuesto ―Respondió él dándole un beso en la frente.
Fuel el comienzo de la relación amorosa de Mike y Yenni. La acompañó hasta la puerta de su casa, le dio otro beso y se aseguró que estuviera segura dentro de ella. Yenni cerró su puerta después de darse unos besos profundos con el chico.
— Bueno, será hasta mañana Mike.
— Hasta mañana linda Yenni.
— Ya es hora de dormir ―Dice ella sonriente.
— ¿Juntos o separados? —, Pregunta su ahora novio señalando prontamente qué era en broma.
— ja, ja, ja Mike, ¡por Dios! Por supuesto que separados... Por ahora — levanta su ceja con picardía, da media vuelta y se despide con un guiño de ojos.
Mike, boquiabierto por la respuesta inesperada, dio media vuelta y agarró un taxi hasta su casa.
💞💞💞
Mila había llegado temprano al hotel, había pensado pasar y almorzar en el restaurante de su recién conocido amigo chef italiano Lucho, pero sin Anthony le iba a parecer aburrido. Prefirió irse al hotel y convencer a su amigo, cosa que no sería difícil, salir a caminar y divertirse un rato ¡ni lo pensaría mucho! Ambos decidieron conocer el lago del este, que, según, tenía un mirador espectacular, un balneario con cabañas, un lugar de ensueños. Fueron allí a pasar una tarde diferente, pues, ya en un par de días debían comenzar las operaciones en la empresa y, bien sabido por ambos, no habría tiempo para paseos, distracciones y afines. A Mila no le preocupaba tanto eso, pues, amaba estar trabajando, produciendo, ejerciendo su profesión, pero por amor a su amigo, quien parecía su hermano menor, decidió darle un par de días de relax.
💞💞💞
Anthony se despierta a las cinco de la mañana y llama por teléfono a su jefa, amiga y casi hermana mayor, con voz ronca le dice al ella contestar:
— Mila, Mami, es hora de levantarse.
— Ja, ja, ja, oye, tengo ya media hora despierta, hasta pedí café para los dos, ven, apúrate, alístate para que desayunemos juntos y nos vamos ¡Estoy tan emocionada!
— Si, que rayos —, Protesta Anthony bobo de sueño aun.
A los 30 minutos Anto ―como le decía ella de cariño― le toca a la puerta de la habitación a su jefa y ella abre con ánimos de querer comerse al mundo, llena de energía, bien vestida con su traje ejecutivo. Anthony por su parte, iba con el saco echado al hombro, la camisa con la mitad por fuera, la corbata torcida y derramando sueño:
— Rayos Mila, ¿cómo lo haces?
— ¿Qué cosa?
― ¡Levantarte con ese ánimo tan temprano!
― Debes enamorarte de lo que haces,de tu trabajo, poner el alma en tu labor diaria ― Dijo ella con rostro de tener un alto ego.
— Oye jefa quiero darte un consejo de crecimiento también ... ¡Enamórate de un hombre! ―Complemento Anto de mal humor.
Mila le golpea el hombro. Desayuna, terminas de acomodar tu traje y nos vamos. A las 8:00 am abrimos las puertas de Publicidad Jireh Villa del Este.
💞💞💞
Mike se despertó a las 5:15 am, contento, eufórico, tomó una ducha, lavo sus dientes, afeitó su escaza barba, salió del baño y se vistió. Estaba contento, realmente emocionado, pues, era el inicio del cumplimiento de sus sueños, abrir su propia empresa, en su pueblo, ser su propio jefe, en fin, se sentía pleno. Bajó a la cocina, tomó del delicioso café que ya su mamá le tenía preparado, la besó, dio gracias a Dios por su amada vieja de su corazón.
— ¡Mamá hoy es el inicio de lo que tanto soñé, el inicio de mi empresa, del resto de mi vida!
— Está bien hijo, que Dios te ilumine y te guíe en tu emprendimiento.
— Amén mamá. Gracias por estar siempre y por tus bendiciones.
Se hicieron las seis y treinta de la mañana, su papá esperaba en El Gran Torino para llevarlo, regresar por su mamá y más tarde acompañarlo en la inauguración de su Centro De Comunicaciones V. E.
💞💞💞
El taxi dejó a Anthony y a Mila en la
puerta de Jireh. La joven gerente le había dicho a su amigo que tomara nota del local que estaba unas 8 cuadras antes de la empresa, se veía que estaban por inaugurarlo. Habían quitado el papel de los vidrios y se dejaba ver el modesto local desde la calle. En cualquier momento ella iría, junto a un ejecutivo de ventas, a ofrecer el producto, pero realmente era la curiosidad de saber ¿qué era, de qué se trataba ese lugar? La curiosidad se había levantado en ella porque ese estilo solo se veía en un solo lugar: La ciudad.
Los padres de Mike llegaron a la inauguración de su empresa. El señor estacionó El Gran Torino y se acercó a su hijo, quien cortaría una cinta atada a la entrada. Estaba rodeado de sus amigos, unos que otros familiares y algunas personas que estaban expectantes. Se dio un emotivo discurso, el emocionado ingeniero cortó la cinta y entraron al impecable, moderno, fresco e iluminado lugar, digno de ser admirado. El triunfo del joven neo empresario nativo del pueblo. Así se abrieron las puertas del Centro De Comunicaciones V. E, a la mitad de la calle comercio de la pequeña ciudad llamada Villa del Este.
💞💞💞
Mila llegó a donde estaban los empleados reunidos esperando por ella, que por cierto no la conocían, estaban todos a la expectativa, nerviosos, inquietos, hasta que llegó una imponente joven y hermosa mujer, elegante, perfumada, eran tan llamativa que muchos allí quedaron con la baba cayendo. Les dio la bienvenida, se presentó y explicó la misión, visión y objetivos de la empresa que, junto a ella, iban a superar las metas propuestas por los superiores de la que en ese lugar era la superior. Y así se abrieron las puertas de Publicidad Jireh al final de la calle comercio de la pequeña ciudad llamada Villa del Este.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro