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9 - Un Sabado Perfecto

La vida para Mike parecía que terminaba de dar el giro que tanto esperaba mientras estaba en la ciudad, pues, ya tenía su negocio próspero, no tenía jefes encima que lo fatigaran, tenía una casa propia y un amor, un pequeño gran amor. No veía el momento de comentarle a su chica la loca revelación de Yenni y de cómo, por fortuna para él, había terminado la relación. El joven ahora tenía el camino libre para hacer su vida con Mila: Casarse, tener un hijo, un perro, vivir el resto de sus días juntos.
Estaba en su sitio ido, perdido en el espacio, con la mirada fija hacia el cielo a través de los vidrios, y una embobada sonrisa. Ely pasó por frente de él y le dice:

- ¿Y a ti que mosca te picó?

- ¿Qué? ¿Cómo? ¿Dónde está la mosca? -, responde reaccionando sorprendido de la somnolencia.

Ely le bromeó un momento y el jefe le comentó lo sucedido a Ely, la cual quedó con la boca abierta, sorprendida, anonadada, y, luego de reaccionar le comentó:

- Jefe, discúlpame, pero esto parece una novela.

- Si mi estimada amiga, al parecer todo parece estar corriendo a mi favor.

- Bueno, Mike, imagino que ahora iras con todo con Miss Ciudad.

- Ja, ja, ja ¿¡cómo lo supiste!? -, responde un Mike emocionado cómo niño con juguete nuevo -. Es decir, Ely, la vida me ha dado un giro favorable. Solo falta que ella acepte mi propuesta.

- ¿Propuesta? -, Indaga Ely subiendo una de sus cejas e inclinando un poco su cabeza a un costado.

- Si, Ely. He pasado los meses más hermosos de mi vida junto a Milalinda, las veces que hacemos el amor es intenso, como si fuera la primera vez. Le propondré matrimonio.

- ¡Mike, bien por ti jefe! Ella aceptará, no creo que nada se interponga entre ustedes.
Se abrazaron celebrando la victoria obtenida por Mike en el amor, una de sus metas casi cumplidas, haciéndose realidad frente a sus ojos. Solo hacía falta hablar con Mila.

💞💞💞

Mila estaba en una junta importante con unos clientes de una empresa de Villa del Este que tenía sucursales en todo el país, estos habían escuchado y visto el impecable trabajo que venía realizando Publicidad Jireh. La empresa necesitaba un servicio como el que la empresa ofrecía y habían determinado reunirse para negociar el paquete publicitario, los costos, el tiempo de duración del producto, en fin, todos los acuerdos del contrato que no sería barato, por eso quiso abordar este cliente personalmente junto con su inseparable Anthony.
La gerente terminaba de exponer los acuerdos al cliente cuando, de repente comenzó a sentir como su rostro ardía, en ese preciso instante le dio paso a Anthony, quien hábilmente, pudo terminar de explicar cómo sería el contrato. Se sentó y notó como las cosas comenzaban a darle vuelta, sintió un dolor agudo en el centro de su cabeza y ganas de desmayarse. Apretó sus ojos fuerte por espacio de cinco segundos, en ese espacio de tiempo escuchaba la voz de Anthony cada vez más lejos, en vez de eso un pitido fue aumentando hasta que de un momento a otro todo volvió a la normalidad. Abrió sus ojos y estaba Anthony con su charla y los clientes enfocados en lo que decía su asistente. Espero que terminara la reunión, la cual salió exitosa, y, al despedir a los clientes, se encerró su oficina pidiendo que por favor le llevaran un vaso de agua y un té que la ayudara a relajar. Anthony fue de inmediato con el pedido y entrando a la oficina se encontró a una Mila calmada, tranquila, sentada con la mirada tranquila y pensativa:

- Oye preciosa ¿qué te pasa? ―Expresó su amigo con tono
preocupado.

- Anthony nunca me había pasado.

- ¿Qué cosa amiga? ―Aún mantenía el timbre de alerta.

- Sentí que desmayaba, perdí las fuerzas, un dolor intenso... Recordé a mamá.

- ¡Oh mi querida dulzura, no recuerdes eso! Seguro fue algún virus por ahí, es normal.

La dama con los ojos vuelto un mar de lágrimas prosiguió:

- No, Anto, esto es diferente, yo pude sentir que es algo que nunca había sentido.

- Pero Mila... No te asustes, no creo que sea nada malo -, le dice Anthony dándole un fuerte abrazo y limpiando sus lágrimas -. Tal vez fue el calor, el aire acondicionado no estaba enfriando bien, ya lo mandé a revisar.

Anthony sabía lo que la chica pensaba, pues, le aterraba recordar ese momento cuando la mamá comenzó a sentir esos síntomas que poco a poco fueron llevándola a internar a un hospital para luego encontrar que en su cerebro había un tumor que llevó a una operación muy riesgosa de donde, desafortunadamente, no pudo salir del quirófano. Mila recordaba aquel episodio doloroso de su vida y le traía aflicción y miedo, pues, tenía que su vida terminará como la de su madre. Sin embargo, la joven entró en razón y notó que era la primera vez que sentía eso, y que no había porqué preocuparse, más bien debía estar pendiente con esos raros síntomas que pudieran presentarse en su vida.

Mike, por su parte, esperaba el momento oportuno para llamar a su chica, pues, él sabía que la mañana de Mila estaría ocupada con la reunión importante con los nuevos clientes del contrato millonario. El joven estaba impaciente, no veía el momento que su teléfono sonara y escuchara la dulce voz de ella por el auricular.

Llegó la hora del almuerzo, Ely y Leo salieron a almorzar y la llamada tan esperada no llegaba. Ya comenzaba a preocuparse. Agarraba su teléfono y buscaba el número de la chica que lo traía de cabeza para marcarle pero volvía a guardarlo porque no quería ser inoportuno. El chico pensaba para sí: «Tal vez aún está reunida, es mucho dinero de por medio».

Decidió meterse a depurar un sistema que estaba terminando de codificar para un cliente y así aislar la ansiedad de escucharla. Los jóvenes empleados del centro de conexiones regresaron de su hora de almuerzo y lo vieron concentrado en su tarea por lo que decidieron seguir con su trabajo cada uno. Las horas pasaron y el chico terminó su labor, justo cuando hizo click en botón de cerrar la ventana del editor de códigos sonó el teléfono:

- Hola Mike.

- ¡Mila, preciosa mía! ¿Cómo te fue en la junta?

- La junta estuvo bien, todo salió perfecto cielo.

- Que bueno, entonces ¿lo celebramos hoy?

- No creo, me siento un poco mal de salud.

- ¿Que tienes? Mejor dicho ¿que sientes mi amor? -, dijo Mike un poco inquieto.

- Solo un dolor de cabeza y mareo.

- ¡Que mal mi amada!

Del otro lado del teléfono, la hermosa mujer sonrió tiernamente y prosiguió:

- No te preocupes, de seguro ya mañana estoy bien.

- Esta bien mi reina, entonces supongo que debes descansar.

- Si dulce Mike, ya mañana nos vemos.

- Esta bien preciosa, descansa.

- Hasta mañana.

Siguió en su trabajo contento por haber oído a su amada, pero un poco preocupado por la salud de ella.
Mila ya se sentía normalmente bien, pero preocupada en el fondo, por temor a tener alguna enfermedad o tumor, pero decidió tomarlo con calma. Siguió su día normalmente como si aquel episodio amargo de su salud sólo hubiera sido un tropezón en la calle. Termino la jornada laboral y ella, junto con Anto, se fueron a su apartamento, se sentía bien, tranquila, con buen ánimo, buen humor y recordando a aquel tierno chico a cada instante.

En el centro de conexiones Ely terminaba de ordenar, limpiar junto con Leo mientras el jefe arqueaba la caja, terminó la labor y cada uno tomó rumbo a sus respectivos hogares.

💞💞💞

Las luces del centro de conexiones se encendieron nuevamente, Ely y Leo llegaban a cumplir sus jornadas diarias, era sábado, por fin el deseado sábado. Mike, quien no estaba temprano los sábados en su empresa, llegó a inspeccionar que todo estuviera funcionando a la perfección y estando allí decidió escribirle a la dueña de sus sueños:

8:17 am.
Buen día dulzura ☕

8:18 am.
¡Hola! Justo pensaba en ti, mi galán 😘

8:18 am.
¡Que agradable noticia!

8:18 am.
¿Cómo te sientes hoy amor mío?

8:19 am.
Muy bien, gracias a Dios. ¡Te invito un café!

8:19 am.
¡Ah OK! No faltaba más. ¿Dónde te espero?

8:20 am.
En ningún lugar; mas bien yo te espero en mi apartamento.😉

8:21 am.
En 15 minutos estoy allá. 😘♥️😊

8:21 am.
Ja, ja, ja OK, te espero.

Después de entrar al baño del centro de conexiones, reviso su ropa que estuviera impecable como el acostumbraba, miró su cabello, lavo su rostro unas cuatro veces con jabón para luego salir con aire de triunfador. Les dio las indicaciones a los empleados y les dejó dinero para que pidieran el almuerzo. Los jóvenes se vieron y determinaron rápidamente para donde iba: A ver a Miss ciudad, como le decían ellos a la chica.

Mila, en sus apartamento, arreglo su cabello, se colocó un poco de su perfume favorito de Jean Paul Gautier y de despidió de Anto, quien salía a una de sus tantas aventuras. La chica encendió la televisión mientras llegaba su apuesto galán y esperaba a que sonara el intercomunicador con la masculina e inconfundible voz indicándole que ya estaba en la puerta del edificio. Tomó una segunda taza de café mientras esperaba y se sorprendió porque nunca había sentido el sabor del café tan delicioso como ese día. Fueron los quince minutos más ansiosos para ella quien veía una serie policíaca mientras esperaba.

Mike salía del centro de conexiones a tomar un taxi que lo llevara al edificio donde vivía la que se había convertido en su mundo, pero a su parecer los taxis se habían puesto de acuerdo para no pasar rápido. El tiempo se ralentizaba para un desesperado chico que quería ver a su muñeca viviente y abrazarla, besarla, acariciarla y contarle lo que había sucedido con Yenni. Hasta que por fin se paró detuvo un taxi, lo abordó de inmediato y, dándole la dirección, se dirigió hasta el edificio donde vivía la fémina.

Pasados los minutos, el joven enamorado vio cómo se acercaba a aquel edificio con fachada moderna, rejas grises y todo cubierto de granito, las ventanas panorámicas que cubrían todos los ventanales reflejaban la luz del sol convirtiéndolo en un edificio con mucho estilo moderno y de alta gama. Mike llamó por el intercomunicador al piso donde vivía Mila, quien le respondió amablemente y se escuchó el sonido típico de la cerradura eléctrica. Al escuchar abrirse la puerta, entra al edificio pasando por la planta baja que tenía un recibidor muy elegante, las paredes hasta la mitad de granito, a mano izquierda un espejo que cubría toda la pared y de lado derecho estaba todo texturizado con paneles 3D, todo era muy elegante. Abordó el ascensor que lo llevaría hasta el piso donde vivía su amada. Se detuvo el ascensor y se abrió la puerta, salió al pequeño pasillo y se encontró con la única puerta que había allí, la del apartamento, tocó el timbre y se abrió, dando paso a la vista más hermosa de ese día: Mila. Estaba Vestida con leggings negro, blusa de algodón pima blanco, su cabello suelto, labios pintados de vino tinto, maquillaje sutil y un aroma atrayente. Se abrazaron, se dieron un beso y entraron. Cuando estaban dentro del lugar, Mila lo invitó a sentarse en el cómodo sofá negro y le llevó una taza de café y tomó otra para ella. Sentados muy cerca el uno del otro, se veían fijamente a los ojos con una sonrisa plácida, la típica cara de adolescentes enamorados. Era como si el tiempo se hubiera detenido para ellos en ese momento. Conversaron un rato sobre el trabajo, sobre la semana, bromearon viendo los infomerciales y reían juntos. Mike Colocando su taza de café en la elegante mesa de vidrio que tenía frente del sofá preguntó:

- ¿Cómo te has sentido?

- Me he sentido bien, ahora me siento... Me siento con ganas de tomar café -soltó la carcajada junto con él chico y prosiguió -: Es el mejor café que he probado en mi vida, ¿quieres otro?

- ¡Pues, si! Y más si estoy compartiéndolo contigo.

Mila lo vio fijamente a los ojos, y le preguntó mordiéndose el labio inferior:

- ¿En serio Mike?

- Tan cierto como este aire que entra por la ventana mi cielo.

No había terminado de decir Mike la frase cuando la mujer se le encima y lo besa con una intensidad increíble, de forma frenética. El muchacho, sorprendido, le tomó un segundo reaccionar, pero por instinto la abrazó, le dio vuelta y la acostó en el sofá. Se besaron profunda, pero tiernamente, con frenesí y mucho amor. Mike la besaba con locura, enamorado, lleno de pasión, besaba sus labios, sus mejillas, su cuello, y ella, lo apretaba hacia ella, pero en un momento lo apartó de ella y dijo:

- Voy por los cafés.

- Eso puede esperar ―Argumentó él en un susurro cerca de los labios de ella.

- ¡Ya te dije! - dice la joven de manera imperativa.

Mike asombrado, sonrió y estuvo de acuerdo.

Mientras ella preparaba los cafés en la cafetera que parecía venir del futuro, él pensaba:

«Mila está un poco extraña, es como si tuviera una mezcla de personalidad. A lo mejor es hormonal
Pero aun así me encanta, me vuelve loco».

La chica volvió con los cafés y se sentó a seguir platicando con e indagó de forma puntual:

- ¿Que sientes por mí?
Mike, que en ese momento tomaba un sirvo de su café, casi se ahoga con la pregunta, pues, lo tomó desprevenido, respiro profundo y le declaró:

- Bueno, Mila... Yo paso el día pensando en ti, en tu belleza, en tu sonrisa, en tu dulce voz, en tu perfume... Creo... ¡Creo que te amo!

- ¡Me amas! -, la respuesta había dejado a Mila noqueada, pues, no lo esperaba así. -Mike que... Qué bello eres. Pero si me amas ¿por qué estás con Yenni?

El chico comenzó a relatarle todo lo que había hablado con Yenni y como se había terminado la relación, le contó con lujos y detalles de la homosexualidad de la rubia. Ésta no podía creer lo que escuchaba, estaba atónita con las palabras que salían de la boca de su galán mientras le contaba la increíble historia, y se le vino un pensamiento: «Ahora es solo mío».

Atenta lo veía mientras hablaba, pero realmente estaba sumergida en sus pensamientos, que no podía ser posible que se esté sintiendo tan enamorada, veía su boca moverse mientras conversaba y solo provocaba saltar le encima y comérselo a besos, sentía una mezcla de adrenalina y hormonas mezclándose extrañamente dentro de ella, y cuando salió de sus absortos pensamientos le dijo:

- ¡Oye Mike, qué increíble!

- Es lo que esperé, la oportunidad de que eso terminará para tener una vida contigo.

Ella al escuchar las últimas cuatro palabras que dijo el individuo, sonrió tiernamente y le besó intensamente, y nuevamente se encendió esa hoguera de pasión y deseo. Poco a poco se fueron acostando en el sofá nuevamente y él, sin darse cuenta, cambió el canal de TV al pisar el control remoto con la espalda, y este comenzó a transmitir la final de un juego de béisbol. Mike y Mila vieron la TV, sonrieron y siguieron consumiéndose los labios. El de un giro la acostó en el sofá y metió sus manos por su blusa, lentamente, hasta llegar a sus senos, los acarició suavemente sintiendo su firmeza, notando como los pezones se ponían erectos. Terminó de levantar la blusa, se la quitó; también sacó el brasier dando un espectáculo visual que lo puso más deseoso de ella.
En medio de respiraciones profundas el joven escuchó la frase: ― ¡Hazme tuya!

El joven se quitó su camiseta, sus zapatos y el Jean, quedando solo en bóxer. Viéndola, con el torso desnudo decidió quitarle los leggings y las sandalias que tenía, dejándola solamente con un hilo de blonda negro elegante, fino, sexi. El excitado joven se lo quita suavemente y continúa besando los labios carnosos de su amada. Luego baja a su cuello; de allí a sus senos, besándolos como si estuviera disfrutando de un rico postre, luego baja con su lengua poco a poco por en medio de sus pechos hasta su vientre para llegar así a esa deseada, anhelada y depilada vagina.

Comienza suavemente a pasar su legua por el clítoris de ella mientras acariciaba sus senos, pasa su lengua una y otra vez, de arriba abajo, Mila gimiendo de placer jalando el cabello de Mike quien sigue practicándole cunnilingus a la hermosa morena que, sin aguantar más, explota de placer, soltando un orgasmo intenso.
Mike lentamente se quitó el bóxer y con su pene firme la penetro mientras ésta le apretaba la espalda a su hombre. Entraba en ella rápido y fuerte, lento y profundo, sin dejar de besarla, sin dejar de contemplar aquella monumental figura, creyendo que era de él y para siempre, por lo menos era su anhelo. Siguió haciéndole el amor hasta que, después de ella tener varios orgasmos, pudo el llenar su vientre con su semen, como en los muchos de sus encuentros románticos. Se quedaron acostados un rato en el sofá, abrazados, pensando en lo maravilloso que eran sus encuentros. Mila alcanzó a decir:

- Mike, creo que también te amo.

- Es lo mejor que me pueden haber dicho en toda la vida.

La hermosa morena se fue a bañar mientras el ingeniero se dio cuenta de que el juego de béisbol había terminado, y que en ese momento se sentía el hombre más dichoso de todo el universo, nada podría reemplazar ese instante de felicidad en la vida de él. Tomó un baño después de Mila y al salir pidió un almuerzo por delivery y así almorzar junto a su amada. Quiso proponerle matrimonio en ese momento, pero no tenía un anillo para ofrecerle. Quiso declararle que quería estar con ella para siempre, pero prefirió esperar y hacerlo formal.

Al cabo de una media hora llegó el delivery y almorzaron juntos, haciéndose bromas, dándose comida a la boca el uno al otro, en fin, toda una luna de miel adelantada. En medio del hermoso almuerzo ella comenta:
¿Sabes algo? Tengo miedo.

- ¿Miedo de que, preciosa?

―Responde él con una mirada que brindaba confianza.

- Miedo de acostumbrarme a esto y que... No pueda ser -, Mila se había acordado de lo mal que se había sentido, del terror que tenía a morir en plena juventud y había recién encontrado el amor.

- Nada podrá separarnos Mila, solo la muerte.

Mila respiró profundo, le dio una sonrisa fingida y prefirió dejar el asunto para después.
Pasaron la tarde juntos, viendo series después de almorzar. Se reían mientras veían una comedia romántica, compartieron una tarde realmente perfecta.

Cuando llegó el anochecer, ella se dio cuenta de que Anthony no tardaría en llegar y le daba vergüenza que viera allí a su novio. Realmente este no diría nada, pero a ella le hacía sonrojar el imaginar que su amigo la encontrará allí con su galán tan acaramelados. Antes que Mila le dijera algo, Mike argumentó:

- Bueno, princesa, es hora de irme.

- Ok mi cielo, está bien.

- Déjame decirte que hoy ha sido el mejor de mi vida -, Dice él soltando un gran suspiro.

Los dos se quedan viendo y la definición que dieron Mike y Mila casi que unánimes fue: He pasado un sábado perfecto...

La abrazó, la besó y se despidió mientras ella lo acompañaba hasta la puerta del ascensor. Al entrar en el mismo, Mila entró a su apartamento y se asomó por la ventana del frente para ver a que su amado hasta que se montará en el taxi. Él, notó a la chica y se despidió con la mano, y lanzando un beso, tomó el taxi y se fue a su casa.

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