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Taehyung se removió en la suave cama, se sentía rodeado por un peculiar pero agradable aroma que lo envolvía e invitaba a seguir durmiendo, pero algo le inquietaba y no estaba seguro qué era.
Aspiró un poco más de aquel olor, una mezcla de intenso roble y suave cacao, simplemente delicioso. Pero, ¿dónde lo había olido antes? La imagen de un apuesto Alfa de cabellos negros y largos llegó a su mente, y con ella, otros fragmentos de la noche anterior. Cosa que hizo que se levantara de golpe y luego se lamentara al sentirse mareado al instante. Se llevó una mano a la cabeza mientras trataba de estabilizarse.
-Hey, tómalo con calma, ¿sí? -se escuchó una voz tranquila que llenó la habitación.
Taehyung levantó la vista con lentitud, su corazón traicionero latiendo de emoción por volver a ver a aquel Alfa y sus intensos ojos como el chocolate más oscuro. No estaban cerca, pues el chico permanecía sentado en un butacón alejado de la cama. Con cautela, el castaño observó la habitación en la que se encontraban. No se sentía en peligro, por supuesto que no, solo un tanto cohibido.
El lugar era espacioso y la cama inmensa y suave, en la decoración primaban los colores cálidos y un par de cuadros le daban un toque artístico. Un gran closet empotrado en la pared, un espejo de cuerpo entero, dos butacones y una lámpara de pie adornarnaban la habitación, y el piso estaba debidamente alfombrado en combinación con el color de las cortinas
Sin embargo, aquel ambiente parecía la calma antes de la tormenta. Pues no había manera en la que Taehyung hiciera esto de forma adecuada. Es decir, su corazón quería responder a las exigencias de su lobo, pero su mente le dictaba otra cosa. Después de todo, ¿cómo era posible sentirse así de nuevo? ¿Cómo era posible pasar por todas aquellas intensas sensaciones cuando conoces a tu pareja destinada por primera vez? Ya él tenía a su pareja destinada. Tenía a Jimin, le había marcado, era su Omega.
¡Su Omega!
-¡Oh, no! ¡Jimin! -exclamó Tae revolviendo un poco las sábanas para levantarse. Tenía que contactar a Jimin y explicarle.
-Hey, ten cuidado, todavía estás muy débil -aclaró el pelinegro, quien se puso de pie y se acercó a Taehyung.
El castaño seguía intentando salir del embrollo de mantas, es sabido que la temperatura corporal de los Omegas es muy baja comparada con la de los Alfas, por eso deben cubrirse bien al dormir, pero eso era algo que Taehyung nunca había necesitado; aparentemente hasta ahora. Parecía que el pelinegro lo sabía y le había puesto un montón de cobertores encima para protegerlo del frío de la noche.
-N... No lo entiendes... -expresó Taehyung con pesar-. Necesito mi móvil. Tengo que hacer una llamada.
«Para decir que estoy bien pero que me han secuestrado», pensó, pero no dijo nada más.
El chico, de pie a un costado de la cama, sacó algo de su bolsillo y se lo entregó al castaño.
-Anoche cuando huías de mí lo dejaste caer -explicó.
Taehyung tomó el móvil en sus manos, la pantalla estaba completamente cuarteada y ni siquiera encendía, en fin, inservible.
»Escucha... -habló el pelinegro-. Hablemos un poco, me dices tu nombre, aclaramos esta situación y te prestaré mi móvil para que hagas tu llamada.
El castaño entrecerró sus ojos un poco, desconfiando de que fuera tan fácil. Después de todo, si había sido secuestrado por aquel Alfa, ¿por qué le permitiría hacer una llamada? No dijo nada, por lo que el otro se sentó a la orilla de la cama dando por sentado que tendrían una conversación.
»¿Cómo te llamas, Omega? -fue su primera pregunta.
Taehyung puso los ojos en blanco y se cruzó de brazos, ya todo esto comenzaba a importunarle.
-Ya te dije que no soy un Omega.
-Y aquí vamos de nuevo... -se quejó el pelinegro-. ¿Por qué te empeñas en negarlo? Sé que debes estar asustado y lo entiendo, pero no querer reconocer que eres mi pareja destinada es demasiado, ¿no te parece?
-Yo ya tengo a mi pareja, mi propio Omega -replicó Taehyung enojado, no cedería tan fácil, no podía-. Porque soy un Alfa, por eso.
Jungkook bufó en señal de molestia.
-Pues yo soy un Alfa pura sangre -explicó-. ¿Crees que no sabría reconocer a mi alma gemela cuando la tuviera delante? Mi lobo no miente.
El pelinegro hablaba con seguridad, y Taehyung tembló en su interior y agachó la cabeza porque sabía que todo era cierto. No podía ignorar mucho más aquel deseo que casi le empujaba a abrazarse al Alfa.
-¿Eres un Alfa pura sangre? -preguntó bajito.
Un suspiro cansado proveniente del contrario lo hizo levantar la cabeza para observarlo una vez más.
-Sí. Me llamo Jungkook, a propósito.
-Taehyung -murmuró casi con un puchero.
-Por favor... Explícame lo que está sucediendo porque es evidente que no llegaremos a nada si seguimos así.
El castaño tragó en seco y se mordió el labio inferior. Otra persona más a quien tendría que revelarle su secreto, ¿pero qué otra cosa podía hacer? Ahora fue él quien exhaló aire pesadamente.
-De acuerdo. Solo te pediré que por muy extraño que te parezca lo que voy a decirte, me escuches primero sin interrumpir.
El chico asintió una vez y le observó con curiosidad.
Taehyung jugó un poco con el celular destrozado entre sus manos.
»Sí soy un Alfa -comenzó-, al menos una parte de mí lo es. Digamos... que mi lobo interior es una especie de híbrido entre dos jerarquías.
El pelinegro no dijo nada, pero sus cejas fruncidas indicaban que en realidad no estaba entendiendo nada.
»Mis resultados fueron inconclusos todas las veces que me hice el examen médico. Pensé que terminaría presentándome como Beta pero mi aroma me delataba -continuó-. Un genetista estudió mi caso y entonces me explicó lo que ocurría conmigo... Soy mitad Alfa mitad Omega.
Las cejas de Jungkook ahora expresaban sorpresa y algo de incredulidad, pero se mantuvo en silencio.
»Siempre oculté mi lado Omega con supresores y he vivido mi vida como un Alfa de la manera que he podido -siguió el castaño-. Y hace más o menos cinco meses conocí a mi pareja destinada, mi Omega... incluso le he marcado ya.
El Alfa abrió la boca para decir algo, pero la volvió a cerrar para luego contraer un poco su mandíbula en señal de molestia.
»Anoche... olvidé tomar mis supresores... Los tomo cada doce horas y son extra fuertes. Es por eso que ahora puedes oler mi aroma completo, pero está mezclado...
Entonces Jungkook trató de captar todo el aroma del castaño, algo a lo que no le había prestado mucha atención, solo sabía que olía a dulces lirios y que le encantaba. Le llegó el maravilloso olor a esta flor, pero también se mezclaba con algo más...
-¿Moras y corteza de cedro? -inquirió el pelinegro.
-Sí, muy propio de los Alfas, ¿verdad?
Jungkook asintió pensativo.
»Sé que mi aroma es confuso y leve. Pero cuando tomo mis supresores ya no huelo a lirios y puedo pasar como Alfa sin problemas.
El pelinegro analizó la situación. Supuso que aunque era difícil de creer, era cierto. Taehyung no tenía motivos para mentirle pues no había nadie en el mundo que no se sintiera inmensamente feliz al encontrar a su pareja destinada; era algo que no se podía esconder. Y también estaba su aroma mezclado, y el supuesto hecho de que ya tenía un Omega marcado.
»¿No me crees?
-No es eso, Taehyung...
Un ligero escalofrío recorrió el cuerpo del castaño al escuchar al chico llamarlo por su nombre.
»Si todo lo que me dices es verdad, entonces.... ¿qué hay de nosotros? -preguntó con tristeza-. Sé que mi lobo no está equivocado, esto no es un error. Tú... en verdad eres mi alma gemela...
Ambos se miraron por unos instantes. Sentían que un lazo invisible se extendía entre ellos y los ataba al mismo destino. Taehyung quiso llorar. ¿Por qué le estaba pasando esto a él? ¿Por qué dentro de todas sus fallas no podía siquiera tener algo bien? Lo que tenía con Jimin era casi perfecto, y poco a poco había aceptado sus sentimientos y estaba aprendiendo a amarse a sí mismo como el raro híbrido que era. ¿Y ahora esto?
-¿Me... Me dejas usar tu teléfono, por favor? -dijo mientras sorbía por la nariz y contenía sus lágrimas con esfuerzo.
Jungkook permaneció en silencio unos segundos, luego se levantó de la cama y se acercó más al castaño.
-Iré a preparar algo de desayuno... -Sacó su móvil del bolsillo y lo dejó en la mesita de noche.
Se alejó con pasos cansados hacia la puerta y la cerró al salir.
Taehyung sintió un dolor intenso abrirse paso dentro de su pecho y aquel lazo invisible se tensó con tristeza y rechazo. Tenía que arreglar esto, tenía que tomar sus supresores y desaparecer de allí cuanto antes. Si se alejaba de Jungkook todo volvería a la normalidad, ¿cierto? No podía involucrarlo a él también. ¿Qué diría Jimin?
Con su pequeño Omega en mente, desbloqueó el móvil del pelinegro y marcó el número que se sabía de memoria.
Jungkook permaneció por un momento recostado a la puerta de madera oscura de su habitación. Sabía que haber acostado al castaño en su cama era lo mejor para que el Omega se sintiera seguro, pero no se había atrevido a acercarse a él por miedo a que el chico reaccionara mal. Después de todo, eran completos extraños; aunque sintiera que ahora mismo era la persona más importante del mundo para él. Y esa persona, le estaba desgarrando el corazón.
Cuando se disponía a bajar hasta la cocina para preparar el desayuno tal como había dicho, escuchó la grave voz de Taehyung desde el otro lado de la puerta.
-¿Jiminie? Soy yo... Shh, tranquilo amor, todo está bien... No sucedió nada malo... -le calmó en voz baja-. Te contaré todo cuando llegue a casa... Sí, estoy bien. No te preocupes... Te veré pronto... También te amo...
La mano del pelinegro se contrajo en un puño por la impotencia, pero luego se relajó y comenzó a alejarse de su habitación mientras se secaba una solitaria lágrima que bajó por su mejilla. Jeon Jungkook estaba llorando por primera vez en su vida.
Taehyung siguió aguantando las ganas de llorar como pudo. Se zafó del embrollo de mantas y se puso de pie para tomar su chaqueta y su bufanda que yacían en un perchero en la puerta del closet. Fue hasta su bolso encima de un butacón y sacó su frasco de supresores, tomó uno y se lo tragó así mismo; luego fue al baño y se echó un poco de agua en la cara.
Para cuando abandonó la habitación, que supuso era de Jungkook porque estaba impregnada con su aroma a cacao y roble, un aroma que jamás olvidaría, ya Taehyung había tomado una decisión. Primero, regresaría junto a su verdadera pareja Jimin; segundo, contactaría al doctor Kim para contarle lo que había sucedido; y tercero, desaparecería de la vida de ese Alfa sin dejar rastro. Incluso había borrado el número de Jimin de su lista de llamadas recientes. Tenía que hacerlo si quería seguir viviendo una vida relativamente normal.
Bajó las escaleras con rapidez y trató de encontrar la salida, el departamento de Jungkook era bastante grande. Pasó la cocina y vio al Alfa en sus quehaceres, y no pudo dejar de notar que todo olía bastante bien. Con pasos ligeros y pidiéndole a todos los dioses que el chico no lo descubriera, Taehyung siguió caminado hasta dar con la puerta de salida y vio sus zapatos allí. Con suerte, el pelinegro se daría cuenta muy tarde.
Sin embargo, cuando estaba colocándose sus converse, escuchó la suave voz de Jungkook detrás de él.
-¿Adónde vas?
-De... Debo irme. Es mi Omega, me necesita -mintió el castaño.
En realidad no había pasado tanto tiempo como para que Jimin lo necesitara con urgencia, pero alguna excusa tenía que inventar.
-Quédate a desayunar. Puedo llevarte a casa después -pidió el Alfa.
-De verdad no puedo, pero gracias -replicó Taehyung tratando de que la voz no le fallara-. Pediré un taxi.
Cuando el castaño se puso de pie al terminar de colocarse sus zapatos, todavía de espaldas a Jungkook pues estaba tratando de ignorar sus profundos y oscuros ojos, sintió unos largos brazos que lo abrazaban por encima de sus hombros.
Taehyung se quedó sin habla y sus rodillas amenazaron con doblarse.
-No te vayas... -El cálido aliento de Jungkook acarició su cuello levemente-. Quédate un poco más... por favor...
Taehyung quiso llorar otra vez. ¿Cómo es que podía dolerle tanto dejar a este completo extraño atrás y fuera de su vida? Con delicadeza se zafó del abrazo del pelinegro y le dio su mejor sonrisa falsa.
-Jungkook... -le dijo mientras se volteaba y se encontraba con el triste rostro del Alfa-. Te llamaré, ¿sí? Hablaré con mi doctor y él sabrá que hacer.
El pelinegro pareció quedar convencido.
-De acuerdo -cedió-. ¿De verdad no quieres que te lleve?
El castaño negó con la cabeza y cuando iba a voltearse hacia la puerta, el Alfa llamó de nuevo.
»Taehyung... sabes que no podremos estar mucho tiempo separados, ¿verdad?
-Lo sé... N... No te preocupes por eso... Adiós, Jungkook -se despidió.
-Adiós.
Y sin más, el pelinegro observó a su Omega abrir la puerta y marcharse sin mirar atrás, con la esperanza de verlo pronto.
Tae llegó a casa en un taxi y se dispuso a buscar las llaves en su bolso. Todavía sentía estrujado el corazón, pero estaba más tranquilo. Había podido salir de aquel lugar y si resolvía todo con el doctor Kim no tendría la necesidad de ver a Jungkook nunca más. No podía evitar recordar la amarga mirada que le había dado el chico al despedirse de él, pero era necesario, tenía que ser así.
Al abrir la puerta enseguida escuchó los piecitos de Jimin correr desde el sofá, donde seguro había estado acurrucado, hasta lanzarse a sus brazos para abrazarlo fuerte. El castaño le acogió sin reproches pero casi con la misma rapidez con la que el Omega se le prendió del cuello, se apartó con brusquedad.
-¿Qué es ese olor, Taehyung? -dijo horrorizado- ¡¿Por qué tu aroma está mezclado con el de otro Alfa?!
-Calma, Chim. Déjame explicarte todo lo que sucedió, ¿está bien? -pidió el castaño mientras se adentraba en el apartamento y se quitaba la chaqueta y la bufanda, que probablemente olían más a Jungkook que a él mismo.
Jimin no era de juzgar un libro por su portada, aunque Taehyung nunca había tenido que darle explicaciones con respecto a muchas cosas, pero lo que sí no había entre ellos eran secretos. Y el castaño le contaría todo a su pareja porque confiaba en él, era su mejor amigo, su alma gemela.
Entonces, Tae comenzó a narrar todo lo que había acontecido desde que saliera de la escuela con sus estudiantes hasta que se dio cuenta de que no había tomado su supresor. Le contó sobre los Alfas que intentaron aprovecharse de él y del chico que lo salvó y lo llevó a su casa.
Jimin escuchaba con atención y solo hacía gestos de preocupación o de sorpresa. Sin embargo, las siguientes palabras de Taehyung le dejaron sin aliento.
-Chim, ese chico... Creo que él es... mi pareja destinada... -confesó el castaño con pesar.
-¿Q... Qué quieres decir con eso, Tae Tae? -Al pequeño Omega le tembló la voz al hablar.
-Sentí... -Taehyung suspiró al pensar en todos los sentimientos encontrados que había experimentado desde que había visto a Jungkook-. Sentí como si de pronto mi mundo comenzara a girar en torno a él, Jiminie, tal y como lo había sentido contigo. Fue diferente claro, pero aun así lo sentí... No sé qué me pasó.
El rubio no entendía muy bien lo que le contaba su Alfa, y no pudo evitar que la decepción y la inseguridad se transmitieran por su lazo.
»Jiminie... -murmuró el castaño al darse cuenta, pero cuando intentó acercarse más al Omega, este se apartó hacia una esquina del sofá.
-¿Entonces ya no...? ¿Tú vas a... a dejarme, Tae? -la vocecita de Jimin se quebró al final de la oración.
-¡¿Qué?! ¡No! ¡Claro que no, Chim! -Aunque el rubio se hubiese alejado, Taehyung acortó la distancia entre ellos y lo abrazó-. Nunca te dejaré. Eres mi Omega, eres mi destinado.
-Pe... Pero acabas de decir... -puchereó el rubio contra su cuello, mas fue interrumpido por su Alfa.
-Lo sé... lo sé -admitió Taehyung al tiempo que se separaba un poco para mirarle a los ojos-. Por alguna extraña razón... tengo dos almas gemelas. Solo que una es para mi Alfa, y la otra para mi Omega. Al menos eso creo...
-Entonces... ¿qué harás? -preguntó Jimin un poco más calmado con la situación.
-Tengo que llamar al doctor Kim, solo él puede ayudarme -respondió el castaño-. Tal vez me dé supresores más fuertes, no lo sé.
-¿Y qué hay de ese chico, Tae Tae? Si de veras es tu pareja destinada... -Jimin no terminó la frase, pero ambos sabían a lo que se refería.
-Tengo que ver al doctor Kim primero, Chim.
Sin embargo, cuando el castaño utilizó el teléfono de Jimin para llamar al doctor, solo obtuvo un mensaje de su secretaria. Kim Seokjin se encontraba participando en un importante foro de genética y no regresaría hasta el próximo miércoles. El corazón de Taehyung casi se salta un latido, faltaban cinco días para eso.
Afortunadamente, la próxima semana comenzarían las vacaciones de invierno y ni él ni Jimin tendrían que trabajar. Taehyung esperaría con calma a que su doctor regresara, y con sus supresores, estaría bien. Todo estaría bien.
Esa noche se sentía particularmente fría para Tae. Se había ido a la cama temprano pero no había conciliado el sueño. Llevaba días así, tres días para ser exactos. Jimin se preocupaba cada vez más por él, pero el castaño siempre decía que estaba bien, que podía resistir un día más, pero la verdad era otra. Estaba aterrorizado porque sabía con exactitud lo que le sucedía. Necesitaba a Jungkook. Necesitaba a su Alfa.
Sin embargo, su orgullo y su miedo le infundían una falsa seguridad. En solo dos días más podría ver al doctor Kim y todo se resolvería, entonces podía soportar un poco más, solo un poco más. Después de todo, su mitad Alfa le daba fuerzas y los supresores mantenían a raya a su Omega. Sin embargo, su lobo sufría, estaba incompleto; y ni siquiera Jimin podía llenar aquel vacío.
Taehyung sintió una ligera presión en el pecho, un vestigio de dolor le atravesó el cuerpo y si era posible, sintió más frío. A duras penas se puso de pie para ir hasta el baño, debía tomar otro supresor, seguro se sentiría mucho mejor después de eso. Jimin estaba dormido y no lo sintió levantarse de la cama, mejor, no quería preocuparle.
El castaño se adentró en el baño y entrecerró la puerta para que la luz no molestara al pequeño Omega dormido. Sus manos temblorosas buscaron su frasco de pastillas para calmar su estado, incluso respiraba con dificultad. Removió el frasco para que saliera el supresor, pero el temblor de su mano hizo que salieran más de tres a la vez; y entonces, una idea descabellada cruzó su mente.
«¿Y si tomo más de uno? Solo esta vez».
Eran fuertes, lo sabía, pero necesitaba sentirse bien, necesitaba... no necesitar a Jungkook tan desesperadamente.
Tres días, tres horribles días habían pasado desde la última, y primera vez que Jungkook había visto a su Omega. Había querido confiar en Taehyung, quien le dijo que lo llamaría, pero nunca lo hizo. Para colmo, en el historial de llamadas de su teléfono no aparecía el número al que el castaño había llamado aquella mañana. Si de verdad Taehyung hubiese querido verlo, lo habría llamado o habría tomado un taxi hasta su departamento.
Y el pelinegro, para ser honesto, no estaba durmiendo nada bien, no estaba comiendo mucho, ni siquiera iba al gimnasio o a sus prácticas de taekwondo. Sin embargo, lo que más le preocupaba no era él, sino el propio Taehyung. Los Alfas podían resistir mucho más que los Omegas y los síntomas de la distancia podrían ser fatales para esa raza más débil. Pero no había nada que el pelinegro pudiera hacer. No tenía forma de localizarlo, ni siquiera sabía su apellido. No debió haber dejado que se fuera.
Con estos pensamientos de preocupación y tristeza, Jungkook arribó a su trabajo en el restaurante de Hoseok. Estaba tan cansado ese día que había decidido ir en su auto, cosa que no le gustaba mucho pero no creyó poder resistir el ambiente del metro y la larga caminata. En realidad, Jungkook adoraba su Mercedes Benz pero no le gustaba alardear delante de sus amigos, por eso tomaba el metro cada vez que podía, para sentirse como el chico que era antes de tener tanto dinero.
-JK, ¿estás bien? -preguntó un preocupado Hoseok al verlo entrar en la cocina después de varias horas de ir y venir con órdenes en las manos.
A Hoseok siempre le había gustado llamarle así, mientras que Namjoon prefería Jungkookie. Sus dos amigos siempre habían estado ahí para él en todo momento, pero el pelinegro no les había contado nada de lo sucedido.
-Estoy bien, Hyung -dijo con toda la seguridad que pudo.
-Te ves un poco pálido -comentó Namjoon desde detrás de Hoseok.
-No se preocupen, no pasa nada -insistió el maknae.
El mayor de los tres se acercó más al pelinegro.
-Yaah, Jungkookie, ¿qué sucede? Puedes contarnos lo que sea, lo sabes.
El chico supuso que debía decirles algo pues sus amigos eran muy perceptivos y no dejarían el tema tan fácilmente.
-Es que... creo que comí algo y no me cayó muy bien... -explicó por fin.
-¡Pabo! ¿Por qué no te quedaste en casa? -inquirió Hoseok con su característica voz chillona.
Jungkook se encogió de hombros y bajó la cabeza, esperando con ansiedad que se tragaran el cuento.
-Es cierto, Kookie -dijo Namjoon-. Ve a casa y descansa, aquí solo nos vas a preocupar y te sentirás más mal.
Jungkook quiso protestar pero sus mayores no lo dejaron, más bien lo empujaron hacia el cambiador donde guardaban mudas de ropa y aseo en sus casilleros. El chico se dirigió al baño para al menos refrescar su rostro con agua y cambiarse luego el uniforme de camarero.
Se miró al espejo y no pudo evitar fruncir el ceño al tiempo que hacía una mueca de cansancio, de veras estaba pálido y algo ojeroso. Levantó su mano para abrir el grifo pero se detuvo cuando esta le tembló ligeramente, tuvo que contraerla en forma de puño para que el temblor se detuviera. Un frío helado se extendió por su cuerpo y sintió como si su corazón doliera. Se llevó una mano al pecho y lo apretó con fuerza, ¿qué estaba sucediendo?
¿Acaso eran efectos de no estar cerca de su Omega? Y a todas estas, si él estaba así...
-Taehyung... -murmuró el pelinegro con voz ronca.
*Nota*
Espero les guste este capítulo.
Voten y comenten para que pueda ser feliz.
Besitos y abracitos 😘🤗
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