Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

★XXXVI★

Lágrimas

Suki

Un gruñido escapó de mis labios a la vez que me dejaba caer de espalda sobre la cama antes de buscar mi almohada a ciegas para apretarla sobre mi rostro.

Estaba agotada, sentía que mi mente no daba para más luego de salir de la División de Inteligencia. Había pasado una semana ya desde mi charla con mi padre junto a Katsuro y desde ese día no podía hacer más que estar encerrada, con la excepción de las dos veces que fui junto a mi madre a visitar a Yamanaka Inoichi.

Al menos esta vez no fue como la anterior, donde el padre de mi amiga tuvo que hacer un análisis completo de mi mente y fue testigo, de alguna manera, de la última noche que pasé en casa de Shisui. Aún no sé quien de los estuvo más avergonzado de revivir esa escena.

—Suki —Escuché la voz de mi madre seguida del sonido de la puerta abrirse—. Te traje un té, esto te ayudará un poco.

Separé la almohada de mi cara para agradecerle con la mirada al verla acercarse con una bandeja en sus manos y una expresión preocupada en su rostro.

—¿Estás segura de que no necesitas nada más? —Preguntó dejando la bandeja en la mesa de noche antes de volver a girarse en mi dirección—. El someterse a que exploren tus recuerdos de esa manera no es algo que solo un té pueda sanar.

Sonreí levemente por su clara intención de hacerme sentir mejor y alcé los brazos en alto hacia ella, estirando mis dedos y cerrando la mano repetidas veces.

—Un abrazo es suficiente.

—Los que quieras, cariño —Sonrió acercándose para rodearme con sus brazos.

Los últimos días pude pasar más tiempo junto a ella, recordando lo bien que se sentía pasar tiempo con mi madre como cuando era pequeña.

Lamentablemente no era una buena situación y aunque mi familia trataba de mostrarse fuerte era evidente la preocupación que cada día crecía más en cada miembro de la casa.

—Debo salir a hacer las compras —Avisó mi madre separándose un poco para poder verme a los ojos ya que seguía sentada en la cama—. Sasuke e Itachi no deben tardar mucho en regresar, pero si sucede algo tu padre está en casa.

Asentí sin quejas ni preguntas. Mi padre pasaba más tiempo en casa de lo usual, solo saliendo para reunirse con la Hokage, pero estaba en constantes charlas con miembros del clan a las que yo no tenía acceso ni respuesta alguna a saber de qué se trataban.

Mi madre se inclinó levemente para dejar un beso en mi coronilla y salió de mi habitación para volver a dejarme a solas una vez más.

Después de terminar el té era mi momento de meditación. Me acomodé en el suelo en la posición correspondiente, me concentré en controlar mi respiración y dejé mi mente en blanco.

Desde el primer día de encierro comencé con esta rutina, que no sabía si era la correcta pero había traído beneficios hasta cierto punto. Principalmente ayudando a ser realmente consciente de la situación general de la aldea y mis acciones junto a sus consecuencias.

Enfocándome en ésto último había llegado a la conclusión que nunca había trabajado realmente en mi percepción hacia mí misma. Cometí errores y traté de solucionarlos no de la manera correcta. No basta solo con decir que tenía que cambiar, sino que debía trabajar en lograrlo. La honestidad no es decir en voz alta mis pensamientos, sino entenderme y saber expresar lo que realmente siento de la forma correcta.

No podría ser de ayuda a nadie si no ponía mi esfuerzo en ello.

De imprevisto, un par de suaves golpes en la puerta de mi habitación me sacaron abruptamente de mi mente.

—Adelante —Llamé lo suficientemente alto para que mi voz logre escucharse al otro lado de la puerta.

El picaporte giró al comando de mi voz y cuando la persona al otro lado hizo presencia ante mi vista parpadeé un par de veces sorprendida antes de ponerme de pie con rapidez para correr a los brazos que ya me esperaban abiertos y los cuales me alzaron levemente del suelo al estar entre ellos. Me permití disfrutar de su aroma pegado a la tela de su ropa, sintiendo el calor de sus brazos en la piel descubierta de los míos.

—Te extrañé —Hablé separándome solo lo necesario para poder ver los ojos de Shisui, mi mirada reflejada en lo brillante de sus pupilas y mis pies tocando el suelo con la punta de mis dedos.

—Yo te extrañé más —Sonrió dejando un beso en mi frente para luego darme un apretón con sus brazos antes de separarse.

—Te ves bastante seguro de ello —Sonreí juguetona mientras le permitía adentrarse a mi habitación antes de cerrar la puerta.

—Lo estoy, tengo muchos abrazos y besos para demostrarlo —Aseguró volviendo a atraerme hacia su cuerpo con sus manos en mi cintura y sus dedos dibujando circulos que lograban erizarme la piel bajo la camiseta.

Apoyé mi cabeza en su pecho y crucé mis brazos tras su cuello, aprovechando para acariciar su cabello con la punta de mis dedos.

—Hace días no sé nada de tí ¿Cómo estás?

Él pareció tomarse tiempo para pensar una respuesta, permitiéndose apoyar su cabeza sobre la mía.

—Estoy bien, solo un poco preocupado —Confesó alzando una de sus manos para levantar mi rostro con delicadeza, buscando mis pupilas con las suyas— ¿Tú cómo estás? Creí que estarías molesta por el encierro.

—Estoy bien, sé que esto es lo único que puedo hacer para ayudar por ahora, o para no causar más problemas al menos —Elevé mis hombros con una leve sonrisa apenada que desapareció al sentirlo dejar un par de besos en distintos lugares de mi rostro— ¿Puedo saber qué es lo que te tiene preocupado?

—Varias cosas, pero la principal eres tú —Sus ojos viajaron por mi rostro mientras su mano acariciaba con cariño una de mis mejillas.

—Yo estoy bien, feliz de poder verte otra vez —Sonreí dejando un beso en la punta de su nariz que lo hizo sonreír para repetir el gesto.

Decidí omitir indagar más en la conversación, ya que había podido percibir que no tenía intenciones de hablar sobre aquellas cosas que parecían preocuparle, y yo no iba a obligarle a revelar cosas que él me confiaría en el momento que considerase correcto.

Rozó la punta de mi nariz con la suya con delicadeza y sentí perderme en el brillo de sus ojos que miraban con la misma intensidad y cariño que sentía desprender de los míos. Con lentitud su rostro fue acercándose más al mío y cuando nuestras respiraciones volvieron a mezclarse deseando ser una pude sentir mi corazón descontrolarse de emoción.

—Si tú estás feliz de volver a verme ¿Qué queda entonces de mí, sabiendo que estabas aquí y sin poder venir a por tí, queriéndote a mi lado pero sabiendo que eso sería ponerte en peligro?

El sonido de su voz vibró en mi interior dejándome sin aire ni palabras, y cuando sus labios se encontraron con los míos acabó con la poca consciencia que me quedaba, solo disfrutando de nosotros y las emociones que sólo él lograba hacer danzar en mí con tanta viveza.

Nuestros pulmones hambrientos de aire cortaron la conexión adictiva que nos unía en forma de besos incesantes, pero aún así no estábamos conformes, así que nos pegamos aún más regalándonos pequeños besos inocentes pero repletos de emociones.

—Podría quedarme así toda la vida si me lo permitieran, pero hay otra razón importante por la que estoy aquí.

Dejé un último beso tierno en su barbilla antes de poner mis manos sobre sus mejillas, disfrutando del calor que éstas emanaban.

—¿Qué sucede?

—Alguien debe eliminar los rastros del genjutsu que Keitaro dejó en tí —Comentó con cierto disgusto en la mención de ese nombre que había sido tan importante estos últimos días—. Fugaku me confío ese trabajo.

Tragué saliva, no pudiendo evitar cierto temor ante la posibilidad de revivir aquellas escenas que ese hombre había logrado grabar en mi mente.

—¿Qué debo hacer?

—Solo mírame a los ojos y confía en mí. No haré nada que te lo haga pasar mal.

Asentí con seguridad, no hubo ni un solo momento en que no haya confiado en él.

Uno de sus brazos envolvió mi cintura, sujetándome con vigor, mientras su mano libre viajaba a mi nuca para posicionar mi cabeza en un ángulo que alineaba nuestras miradas a la perfección.

—Solo déjate llevar ¿De acuerdo?

Murmuré una afirmación y aprecié desde la poca distancia entre nosotros el rojo cautivante de su Sharingan antes de sentir perderme por completo en sus ojos hipnotizantes.

Lo próximo que noté fue que nuestro entorno desaparecía en partículas para dejarnos en un lugar completamente distinto.

El mismo lugar que creó Keitaro.

Mi cuerpo se tensó al reconocer el entorno tan oscuro que parecía absorberme pero Shisui actuó al instante, susurrando que no había nada de lo que preocuparse mientras dejaba delicadas caricias en mi cabello y espalda.

—Mira hacia atrás —Pidió con tranquilidad, uniendo sus manos a las mías para dar un apretón reconfortante—. Yo no me iré de tu lado.

Busqué sus ojos una vez más, encontrándome con su mirada alentadora, y giré con lentitud siguiendo su comando. Cinco personas estaban a unos metros de distancia, con su espalda hacia nosotros, los mismos cinco que había visto en el genjutsu que logró volverse una pesadilla.

Pero no tuve tiempo de reaccionar cuando una fuerte corriente de viento nació tras de mí, agitando mi ropa y enloqueciendo mis hebras por su toque potente. Y con el aire la oscuridad asfixiante huyó, revelando un descampado colorido que brillaba ante la presencia de un sol deslumbrante.

—A veces la oscuridad esconde un brillo sin igual —Comentó Shisui aún estando tras mi espalda.

Giré el rostro para verlo observar el cielo con una sonrisa serena, pareciendo disfrutar del efecto realista de los rayos del sol sobre su rostro. Entonces bajó la vista para encontrarse con la mía y me regaló una sonrisa, guiñando uno de sus ojos con picardía, que sabía que perduraría entre mis recuerdos más preciados.

—Ya sé que soy un chico cautivador, pero no soy yo a quien debes mirar ahora —Bromeó haciéndome soltar un bufido con gracia.

¿Pero quién en su sano juicio se atrevería a contradecir aquella verdad?

Volví a dirigir mi atención al lugar anterior y una sensación cálida se apoderó de mi pecho al ver que esta vez había más rostros conocidos ocupando diversos espacios del lugar en lo que parecía ser un picnic. Mi familia y amigos estaban en pequeños grupos; riendo, hablando, comiendo o solo disfrutando del momento que parecía tener a todos en tranquilidad y alegría.

—Si lo que ves te genera felicidad, es la razón por la que debes luchar —Habló en un murmullo Shisui para no distraerme del paisaje que hacia brillar mis ojos. Sus brazos abrazaron mi cintura desde su lugar tras de mi y su cabeza encontró lugar junto a la mía para dejar un beso cariñoso en mi oreja—. No importa cuan hondo dentro de la oscuridad te sientas caer, nunca te rindas ni desistas de encontrar la luz que allí se esconde.

Sonreí con sus palabras y la sensación de todo el contexto actual, permitiéndome olvidar por un segundo que esto solo era una ilusión y en la realidad un momento como esté se veía casi imposible de conseguir.

Para cuando volví a abrir los párpados me encontraba de nuevo en mi habitación, distinguiendo en una esquina la pila de libros que había pedido para mejorar mi ninjutsu médico y conocimientos útiles para perfeccionar otras habilidades ninjas.

—¿Te sientes desorientada o notas algo extraño? —La voz de Shisui me sacó de mi ensimismamiento, aún pensando en lo que acababa de pasar—. Tuve que usar un genjutsu algo fuerte para reemplazar y eliminar lo que quedaba del anterior.

Eleve un poco la cabeza hasta encontrar su rostro, recién en este momento siendo consciente que estaba sentada sobre su regazo con uno de sus brazos sosteniendo mi espalda y el otro acomodando mi cabello con delicadeza. Habré perdido el control de mi cuerpo durante el genjutsu, pero el parecía cómodo sentado en mi cama con la espalda reposada en una de las paredes.

—Me siento bien, no te preocupes —Sonreí con agradecimiento alzando una de mis manos para acariciar su mejilla—. Gracias.

—No necesitas darme las gracias —Devolvió la sonrisa acercándome más a su torso para dejar un beso en mi frente—. Haría lo que sea con tal de ayudarte.

—Yo también haría lo que sea necesario para ayudarte a tí —Acompañé tomando su mano que jugaba con mi cabello para dejar un beso sobre sus nudillos antes de entrelazar nuestros dedos.

Él llevo mi mano a sus labios para imitar mi acción y me sonrió con alegría, logrando contagiarme con esa vibra positiva. Guardamos silencio por unos segundos y le oí carraspear un poco a la vez que un leve sonrojo se apoderó de sus mejillas.

—Sobre la otra noche... —Tragué saliva nerviosa al captar a lo que se refería con eso. La última noche que pasamos juntos en su casa—. Yo quería decirte que-

—Suki, prepárate así vamos a-

Mi rostro y el de Shisui giraron abruptamente hacia la puerta de mi habitación cuando fue abierta sin advertencia alguna. Itachi, que estaba petrificado con medio cuerpo dentro de mi cuarto, nos miró con sorpresa aún con su mano sobre el picaporte y la boca abierta ante su oración incompleta.

—¡Nii-chan! —Exclamé con sorpresa intentando levantarme del regazo de mi novio.

Pero fue inútil cuando parecía que la reacción de Shisui ante la visita inesperada fue quedarse duro como una roca, impidiendo completamente mi plan de escape.

—Itachi —Saludó nervioso el mayor cuando al fin pareció reaccionar. Me ayudó a ponerme de pie con rapidez antes de hacer lo mismo y sonreir con nervios a la vez que llevaba una mano a su cadera y con la otra se rascó la nuca con incomodidad—. Bienvenido a casa.

Asentí con frenesí y alcé ambas manos en muestra de saludo.

Mi hermano cerró los ojos por un momento antes de suspirar, tomándose su tiempo para responder.

—Venia a decirte que vayamos a entrenar —Terminó por formular mi hermano, su postura cambiando para mostrarse tranquilo.

—Claro ¿Pero no estabas entrenando con Sasu-?

Mi pregunta quedó al aire cuando mi gemelo pasó por el pasillo, lográndose ver tras Itachi, con el ceño fruncido y una clara expresión corporal que advertía que nadie debía molestarlo. No dio ni un solo vistazo a nosotros y lo próximo que se escuchó fue un portazo declarando que se había encerrado en su habitación.

—Mejor olvídalo —Sonreí nerviosa para no volver la situación aún más incómoda—. Yo estoy lista para cuando quieras ir.

—Entonces salgamos ya mismo, es mejor si regresamos a casa antes del anochecer —Explicó Itachi.

Asentí y me apresuré a tomar un pequeño bolso para llevar agua y una toalla. Pero al voltear mis pies se clavaron al suelo mientras mi vista pasaba de mi hermano a Shisui, ambos compartiendo una conversación silenciosa con la mirada de la que yo no tenía idea alguna de qué se trataba.

—Te espero en la entrada —Avisó Itachi, dirigiendo un asentimiento a Shisui antes de desaparecer, sin olvidar dejar la puerta abierta tras su ausencia.

Mi novio soltó un suspiro disimulado antes de acortar los pasos que nos separaban.

—Mucha suerte en el entrenamiento —Dijo levantando mi rostro para dejar un beso pequeño en la punta de mi nariz.

—Claro, aprovecharé para poner a prueba los resultados del entrenamiento con Shiro-sensei —Asentí y tomé el atrevimiento de apoyar mis labios sobre los suyos en un beso corto pero que me serviría como despedida—. Te quiero.

—Yo también te quiero, linda, demasiado —Sonrió dándome un beso más antes de separarse.

Caminé a la puerta con él siguiendo mis pasos, encargándose él mismo de cerrar la puerta.

—Tengo que hablar con tu padre, así que quizás esté aquí para cuando regreses —Me informó señalando a su espalda, directo al pasillo que lo llevaría a la habitación donde mi padre parecía vivir últimamente.

—De acuerdo, y yo en tu lugar pensaría el quedarme a cenar, ésta noche la comida corre a mi cuenta —Comenté enseñándole mis manos como si fuesen un objeto valioso.

—Es una oferta tentadora, lo pensaré —Contestó tomando su barbilla con su dedo índice y pulgar, adoptando una pose pensadora.

Ambos reímos y, como si fuésemos el reflejo del otro, agitamos el cabello del otro con cariño antes de dirigirnos por direcciones opuestas.

★★★

Clavé mis pies al suelo para no perder el equilibrio mientras era deslizada hacia atrás por la patada cargada de Itachi que chocó contra la barrera que formaban mis brazos.

—Has mejorado en resistencia y velocidad —Remarcó mirándome a unos metros de distancia luciendo impecable.

Sacudí los brazos para eliminar el cosquilleo que me provocó el impacto. Sus golpes eran fuertes incluso cuando se notaba que se estaba limitando.

—Shiro-sensei se tomó demasiado enserio los últimos entrenamientos —Comenté volviendo a posicionarme para atacar.

Sus ojos oscuros examinaron mi postura con detenimiento y un atisbo de sonrisa cruzó por sus labios al tiempo que me movía con rapidez hacia él.

Dirigí mi puño a su estómago y en el momento que desvío mi ataque, como había predicho, seguí el movimiento de su brazo y deje mi torso caer a un lado llevando una de mis piernas hacia arriba para golpearlo.

—Tus ataques son mas variados también —Opinó sujetando el pie con el que intentaba golpearlo y no pude evitar sonreir.

El hecho de que Itachi notara mejoras en mi combate era algo que me alegraba. Eso significaba que los últimos entrenamientos intensivos de Shiro habían resultado ser bastante eficientes.

Apoyé las manos sobre el suelo lo más rápido posible y me empujé hacia arriba, adaptando mi punto de apoyo para centrar mi peso en el pie que Itachi retenía y moví mi pierna libre buscando golpearlo en el aire. Su Sharingan se activó al instante y soltó su agarre buscando alejarse lo suficiente para evitar ser golpeado.

—Al menos lo intenté —Rasqué mi nuca cuando volví a tocar el suelo. Mi mano restante descansando en mi cadera a la vez que estiraba mi espalda al ver que no planeaba devolver el golpe aún.

—No estuvo mal, evidentemente hay un gran avance en tu estilo de combate —Señaló sonriéndome con orgullo, su Sharingan desapareciendo para dar paso al oscuro profundo del que era dueño.

Su expresión me tomó por sopresa en un principio, pero no pude evitar elevar los brazos en victoria para celebrarme.

—Es suficiente por hoy, mañana tendremos otra sesión en la que Sasuke nos acompañará —Declaró y asentí conforme, era extraño que Sasuke y yo compartamos entrenamiento pero la idea siempre me había agradado—. Pero antes, hay algo que debo hacer y necesito tu colaboración.

Le miré con curiosidad mientras terminaba de acomodar mi cabello en un moño desprolijo para que no se pegase a mi piel sudorosa.

—Claro ¿En qué te ayudo? —Acepté sin pensarlo. Era extraño que mi hermano mayor solicitase de mi ayuda en algo y no había nada en lo que no querría ayudarlo.

—Tengo que aplicar genjutsu en tí —Espetó dejándome pasmada, con el cuerpo a medio camino de agarrar la botella de agua que descansaba en el suelo cerca de mis pies—. Ya realicé ésto con Sasuke más temprano, pero debo hacerlo a ambos para garantizar su seguridad.

Volví a elevar mi postura, dejando olvidada la botella, para pasar mi palma por mi frente sin desviar mi mirada de la de mi hermano. Mordí el interior de mi mejilla nerviosa por la intensidad que desprendía el negro de sus ojos y soltando un suspiro para eliminar los nervios terminé por asentir a su petición.

Confiaba ciegamente en Itachi, y si necesitaba hacer esto para hacerle sentir menos preocupación por el peligro que se avecinaba lo haría sin dudarlo ni un solo momento.

—Está bien —Acepté moviendo ligeramente mi cuerpo para aliviar el dolor que algunos músculos estaban comenzando a presentar—. Cuenta conmigo.

El asintió, visiblemente aliviado por mi respuesta, y el rojo del dōjutsu de nuestro clan resplandeció presentándose antes de que decenas de cuervos parecieran desprenderse del cuerpo de Itachi.

Miré fascinada la evidente habilidad ocular que él poseía y elevé uno de mis brazos cuando uno de los cuervos se acercó a mí hasta apoyarse en mi antebrazo. Escaneé su pequeña figura sorprendida por el gran realismo que mostraba.

—Prometo que ésto será rápido.

Giré mi rostro para volver a mirar a mi hermano con curiosidad por sus palabras y ante mi despiste el cuervo que descansaba en mi brazo voló hasta adentrarse con velocidad por mi boca.

No pude hacer más que llevar mis manos a mi garganta ante la inesperada restricción de aire y cuando creí no poder aguantar más sentí al cuervo terminar de adentrarse por completo dentro de mi cuerpo.

Apoyé mis manos sobre mis rodillas tosiendo un par de veces antes de recuperar el aire que por varios segundos se vio exiliado de mi organismo.

—Lo lamento si fue una mala sensación —Escuché la voz de Itachi a la vez que su mano se apoyaba en uno de mis hombros.

—No, está bien, podría haber sido peor —Negué con la cabeza a la vez que volvía a ponerme derecha para mirarle al rostro—. No te preocupes por eso.

Sonrió con agradecimiento y se acercó para abrazarme con cariño y protección hacia él. Yo cerré los ojos, sintiéndome como aquellas veces en mi niñez cuando él me abrazaba cada vez que corría a recibirlo luego de cada una de sus misiones.

Pero sentí su pecho contraerse con violencia y le escuché toser con fuerza.

—¿Nii-chan? —Pregunté separándome para verle preocupada.

No sonaba como una tos normal. Para nada.

Él no respondió, prefiriendo girar su cuerpo para no enfrentar el mío y alzó una de sus manos para cubrir su boca.

—¿Qué ocurre? —Inquirí buscando su atención cuando parecía haberse calmado— ¿Te sientes mal?

Mi preocupación comenzó a aumentar transformándose en desesperación cuando no había respuesta alguna de su parte. Entonces, al momento que lo encontré tratando de esconder su mano, sujeté su brazo para ver qué trataba de ocultar. Y el corazón se me detuvo con dolor al instante que mis ojos chocaron con un manchón de sangre en la piel de su palma.

—No es nada —Terminó por responder alejando su mano de mi vista.

Pero no había nada que esconder cuando ya lo había visto. Y él lo sabía.

—¿Qué es? —Pregunté con un tono bajo de voz, pero la seriedad con la que salieron mis palabras no daban pie a excusas—. Estás enfermo ¿Verdad?

Su rostro giró levemente, dejando ver como su boca se abría pero ninguna respuesta salía de ella.

Mi cuerpo se movió antes que mis pensamientos y mis manos se apoyaron con delicadeza sobre su torso a la vez que la luz verde del ninjutsu médico iluminaba el contorno de mi piel. Y casi de forma instantánea, las lágrimas inundaron mis ojos.

Esto esta mal.

Demasiado mal.

Peor de lo que realmente esperaba encontrar.

Quería decir algo, pedirle alguna explicación, rogarle que vayamos en busca de ayuda. Pero mi cerebro había quedado en blanco, tan vacío como se sentía mi corazón.

Sus manos tomaron mis brazos, la humedad del líquido carmesí quemando mi piel, y acercó mi cuerpo hacia él para abrazarme con fuerza intentando calmar el temblor al había sucumbido toda mi anatomía y emociones.

Inhalé y suspiré con fuerza antes de devolver el abrazo buscando reconfortarlo. Porque era él quien necesitaba apoyo en este momento y no me dejaría caer, así como lo hacían mis lágrimas. Esta vez era mi obligación ayudarlo.

Porque es mi hermano. Porque quien sabe cuánto tiempo lleva sufriendo en silencio. Porque lo amo. Porque no permitiría jamás que estas afirmaciones sean en pasado.

—Tenemos que ir con Tsunade —Decidí con autoridad, siendo ella la única que creía capaz de resolver esto.

—No puedo —Negó escondiendo su rostro en mi cabello, tratando de esconder la humedad en sus ojos que había sido capaz de percibir.

—Si no lo haces tú, lo haré yo —Le deje saber con decisión.

No iba a callar un llamado de emergencia que evidentemente requería. Eso nunca sería una opción.

—Hoy solo... quiero estar tranquilo. Al menos este día.

El aire me abandonó de forma entrecortada cuando sus ojos chocaron con los míos y a través de ellos se reflejó su vulnerabilidad. El dolor que sentía al saber que alguien más sabía de ésto.

Volví a abrazarlo entendiendo su situación. Realmente le dolía haber sido descubierto de esta manera, e ir ahora con Tsunade significaría revelar su estado a toda la familia. Sabía que aún había algo de tiempo, y yo no era nadie para pisotear al menos su única petición ante su situación actual.

—Mañana lo haremos, juntos o aunque deba ir sola.

Su única respuesta fue abrazarme más fuerte, buscando fuerzas para lo que sabía que debería enfrentar.

No te preocupes, Itachi, porque yo lucharé para encontrar esa luz sin igual en la oscuridad que trata de tenerte.

Capítulo de 4216 palabras.

Éste capítulo también tendría que haber tenido más escenas, pero ya con dos pase 4k de palabras D:
Así que quizás el próximo salga bastante largo o con doble actualización.

Aunque debo decir que estoy contenta con solo éstas dos escenas; pude escribir un poco más de romanticismo y, también, revelar la enfermedad de Itachi con la info de que van a buscar ayuda médica.

¡Nos leemos!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro