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Por Shisui

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—Debo decirte algo —Suki por fin tuvo el coraje de hablar. Sus hombros se notaban tensos y sus manos sudorosas jugaban entre sí delatando sus nervios.

Frente a ella un par de ojos oscuros la miraron atentos y filosos, esperando la continuación de la azabache. Los rayos del sol sobre ellos solo aumentaban la intensidad en ellos.

—Yo... ah... —La Uchiha comenzó a sudar a cascadas cuando de manera opuesta su boca se secó ante la ausencia de palabras—. Creo que... que... ¡No me mires así! —Chilló cerrando sus ojos con fuerza y sacudiendo los brazos a sus lados en un completo berrinche por el que su padre la castigaría si la viese.

—Te estoy mirando normal, Suki —Se quejó la persona frente a ella tomándose la cabeza con una mano por los chillidos molestos de la chica—. Que fastidio.

—Eso no me ayuda, Shika —Acusó con el ceño fruncido y las mejillas hinchadas con molestia—. Llevo una semana intentando confesarle mi mentira a Katsuro, no deja de mirarme extraño cada vez que empiezo a tartamudear al intentar contarle la verdad.

—Lo hubieses pensado antes de aceptar salir con cualquiera —Murmuró apoyándose con el codo sobre unas de sus rodillas.

—¡Oye! —Frunció el ceño sintiéndose ofendida—. Yo no acepté salir con cualquiera, llevo conociéndolo años al igual que tú y los demás. Solo preguntó y por alguna razón... acepté.

El Nara la miró unos largos segundos con escepticismo, debatiéndose si lo que pensaba decir a continuación era lo correcto.

Suki solo estaba sumergida en su bola de estrés jalando sus cabellos, Shikamaru tuvo que alejar sus manos de su cabeza antes de que su amiga se deje calva a sí misma.

—Si lo que dices es cierto... ¿Hubieses aceptado salir conmigo si te lo pedía primero? —Dejó escapar la pregunta solo para distraerla de la crisis en la que se estaba dejando caer.

La Uchiha se congeló en su lugar, sentada al estilo indio frente a él en el bosque Nara. Los ojos oscuros del chico estaban expectantes mientras liberaba sus manos al ver que dejaría el berrinche de lado por el momento.

—Claro que... no lo sé —Admitió a pataleos sin querer pensar demasiado en las preguntas extrañas de su mejor amigo—. Esa pregunta es complicada, Shika. Ni siquiera sé por qué le dije que sí a él.

—Por Shisui —No dudó en responderle ganándose una mirada de advertencia de Suki que le hizo poner los ojos en blanco—. Déjame terminar, problemática. Tratas de olvidar a Uchiha Shisui y todo lo que sientes por él porque dices que él te ve como una hermana pequeña, pero tratar de olvidar a un Uchiha con otro Uchiha es un movimiento estúpido.

La simple resolución que planteó de los hechos la dejó pensante unos segundos. Después de todo el Nara parecía comprenderla mejor de lo que lo hacía ella misma.

¿De verdad había hecho algo tan estúpido como aquello solo por eso? Ahora sentía que estaba jugando con los sentimientos de su compañero porque inconscientemente era una clase de jodida sádica despachada.

—No sé que hacer, Shika —La azabache cubrió su rostro—. Prometo que no tengo malas intenciones, pero es como si algo estuviese controlando mis acciones sin darme oportunidad de pensar con claridad los hechos.

Estaba tan frustrada por las malas decisiones que había tomado que si no encontraba una solución terminaría volviéndose loca.

—Termina con él —Sentenció el azabache con determinación.

Ambos se observaron como si quisieran hablar con los ojos, la mirada de Suki veía con temor los irises confiables de su mejor amigo. Shikamaru apoyó una de sus manos en el hombro de su amiga para darle un pequeño apretón en intento de brindarle un poco apoyo.

Estas cosas nunca se le dieron bien al Nara.

—Es lo mejor —Continuó él al ver la duda en el rostro de la azabache.

—No puedo —Negó Suki con efusividad—. Perdió a sus padres siendo un niño, vio morir a sus primeros compañeros de equipo en una misión, está sólo —Apretó los puños—. No puedo abandonarlo yo también, él no es el culpable de que yo sea una maldita infantil. Él mostró tanta felicidad cuando acepté que seamos pareja, una alegría que nunca antes le vi tener.

Suki apretó los puños con enojo hacia sí misma, culpándose una y otra vez por haber sido tan impulsiva. Su compañero no tenía la culpa de su enorme error, solo ella y su extraño poco control que la dominaba hace varios días. Suki no quería romper el corazón de nadie, ella misma sabía lo que era que la persona que te gusta no se fije en ti, pero forzar a nacer un sentimiento romántico por Katsuro no le sería posible jamás teniendo a Shisui presente en la mayoría de sus días.

—Así que piensas que la forma indicada de ayudarlo es siendo la novia que en realidad ama a otro hombre —Opinó Shikamaru con una de sus cejas alzadas recibiendo un leve golpe en el pecho.

—Solo intento ayudarlo —Se defendió la joven—. Aunque no de la forma correcta, ya lo sé.

—Suki, ni siquiera fuiste capaz de decirnos sobre su relación —Le aclaró. Porque ciertamente fue un fastidio tener que pasar dos semanas insistiendo para que hable lo que por tanto tiempo le venía pesando.

El suceso no solo había cambiado su trato con los demás, ese problema estaba afectando negativamente en las misiones de la Uchiha y por lo que había escuchado su relación con su padre iba en picada.

—No lo hice por no querer que la gente lo sepa, Katsuro pidió mantener nuestra relación en secreto —Confesó con desánimo. ¿Acaso creía que le escondía cosas a la gente importante de su vida por puro capricho?

Shikamaru se sorprendió por la revelación. ¿El chico Uchiha que la invito a salir en reiteradas oportunidades durante años no quiere que nadie sepa sobre su relación cuando por fin es correspondido?

Un fuerte mal presentimiento le pesó en el pecho y se instaló. Había mucho por pensar.

—¿Cómo es eso? —Se acomodó mejor para investigar aquello.

—Cuando acepté estaba tan emocionado, no paraba de decirme lo feliz que estaba y quería que toda Konoha sepa sobre nosotros. Pero entonces... —Desvió la mirada hacia otro lado para que su amigo no note su malestar. No era necesario decir que fue en vano—, desapareció por dos días enteros. Cuando volvió actuaba extraño y me pidió que mantengamos nuestra relación en secreto por un tiempo.

El pelinegro analizó la situación que su amiga acababa de relatarle analizando todas sus expresiones corporales. No había duda alguna que aquella "desaparición" es la causa del cambio ¿Pero a dónde habrá ido? ¿Y qué había pasado para que haya tomado una decisión tan impropia del Uchiha?

—¿Te dio una pista de dónde fue?

Suki se dio pequeños golpes en la barbilla mientras trataba de recordar cualquier cosa que pareciera útil.

—Nada. Actuó como si jamás se hubiese ido —Negó con el ceño fruncido.

—Dile lo de las chicas —Comentó Shikamaru—, es lo mejor que se me ocurre por ahora.

La Uchiha asintió varias veces. Después de todo sabía que debía confesar su pequeña mentira que venía arrastrando por varios días.

—Y lo más importante —Dictó señalándola para que grabe sus palabras a fuego en su mente—. No vayas sola.

★Itachi★

Dejé los zapatos en la entrada de casa al regresar de la misión ANBU que me tuvo tres días fuera de la Aldea de la Hoja.

Caminé al baño para darme una ducha antes de descansar un poco, y así evitar reclamos de parte de las mujeres de la familia sobre lo poco que me preocupaba por mi salud, pero algo llamó mi atención. Me dirigí a la puerta abierta de la habitación de Suki, quien sabía que no estaba en casa, y me apoyé sobre el marco viendo a Sasuke revolver los cajones.

—Lo que sea que estés buscando, deberías de pedírselo a ella —Comenté al verle pasar de un cajón a otro.

Sasuke pareció sorprendido al voltear a verme, pero tampoco alejó sus manos de los muebles de nuestra hermana.

—Nii-san —Saludó—, pensé que llegarías más tarde.

—Completamos la misión unas horas antes de lo previsto —Comenté—. Cierra la puerta cuando salgas, Suki se dará cuenta que estuviste en su cuarto.

Le vi asentir antes de seguir mi camino a la ducha, pero volví a ser interrumpido en mi caminar. La aparición de un chakra conocido dentro de mi hogar hizo que volviera a desviar mi trayecto pero ésta vez hacia mi propio cuarto.

—Algo está ocurriendo —Declaró mi mejor amigo al momento de verme entrar a la habitación—, Uchiha Katsuro volvió a encontrarse con el mismo miembro de Raíz. Y escuché algo de su conversación —Añadió con cierto disgusto en su tono de voz.

—¿Qué sabes? —Indagué curioso por su malestar.

—No parece saber sobre el Golpe de Estado —Aclaró en un principio, permitiéndome respirar tranquilo por un momento—, pero su interés sigue siendo algo a lo que debemos estar atentos.

No medié sonido alguno esperando sus próximas palabras, además de que aún no me había movido luego de cerrar la puerta trás de mí. Shisui, por otro lado, me observaba de brazos cruzados estando reclinado sobre la ventana del cuarto.

—Mangekyou Sharingan.

No pude evitar la sorpresa ante aquella revelación, y no es para menos. Tal poder ocular era algo deseado por muchos, pero era sabido que no todos tenían la posibilidad de desarrollarlo aunque se trate de un usuario avanzado del Sharingan.

—Y sabiendo la forma de despertarlo no podemos bajar la guardia, por lo que sabemos solo hay dos personas cercanas a él y una de ellas podría ser su objetivo.

—Sus compañeros —Añadí a su reflexión—, Akiyoshi o... Suki.

El mayor sólo asintió una vez, señalando que lo que acababa de decir era cierto.

Al parecer tendré que recurrir a ciertas medidas preventivas. El Mangekyou no era algo que se tomase a la ligera sabiendo que la muerte era el método de conseguirlo.

★Sasuke★

Miré mis palmas, trazando las líneas con mis ojos, mientras mi mente volaba hacia la información que recibí hace pocos días. Suki parece no tener nada que pueda ser de ayuda para resolver las dudas que inundaban mi cabeza, pero tenía la mínima esperanza de que cierto rubio pudiese hacerse con al menos algo útil.

—¿Estás seguro de esto-ttebayo? —Preguntó Naruto mirándome extrañado.

—Tú solo ve y hazlo —Bufé observando a nuestro objetivo—, eres el único que puede hacer este trabajo.

—Akiyoshi o Suki-chan podrían hacerlo también —Opinó el rubio—, son sus compañeros de equipo.

—Ellos no pueden enterarse de esto —Demandé sin sacar los ojos ni por un solo momento del azabache a metros de nosotros—. ¿Vas a ayudarme sí o no?

—Bien, bien —Suspiró rendido alzando las manos con derrota—. No entiendo que vio Sakura-chan en tí-ttebayo —Susurró dirigiéndose a cumplir con lo que pedí.

Les vi hablar animosamente por unos minutos, incluso compartiendo unas risas y golpes de puños.Él actuaba como si nada hubiese ocurrido. Aparentando como si no hubiese hecho lo que hizo.

Apreté los puños con enojo e indignación y si no fuese por ser ambos shinobis de Konohagakure, incluso miembros del mismo clan, en este momento estaría dándole su merecido. Hacerlo pagar por aquello de lo que salió ileso.

Asegurarme de que no intente volver a hacerlo.

—¡Misión completa, dattebayo! —Una melena rubia apareciendo de repente frente a mis ojos me sacó de mis pensamientos.

—¿Y? —Me apresuré a preguntar, pero sin dejar de lado mi seriedad—. ¿Qué averiguaste?

—No recuerda nada —Cruzó los brazos sobre su pecho, suspirando con pesar—, se lo veía tan triste que no pude seguir.

Bufé casi con una gracia áspera ¿En qué momento se me pasó por la cabeza que este Dobe podría ser de utilidad?

—Ya sé porque Sakura no se fijo en tí —Repliqué a su comentario anterior alejándome a pasos tranquilos.

Le oí gritar una queja, que claramente ignoré, antes de sentir sus pisadas caminar con fuerza tras de mí.

Katsuro, juro que no te dejaré volver a salirte con la tuya.

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