
➵┆Cᴀᴘ. 08┆ᴀᴍᴀʀ ᴀ ᴠᴇᴄᴇs ɴᴏ ᴇs sᴜғɪᴄɪᴇɴᴛᴇ.
➵ •°• ➵ •°• ➵ •°• ➵ •°• ➵ •°• ➵
K. Nahyun
¿Cómo se supone que debía sentirme?
Estaba agobiada.
Molesta.
Dolida.
Confundida.
Pero, sobre todo, aliviada.
Era un peso menos. Y todo porque finalmente me había desahogado. Porque solté lo que llevaba atorado en la garganta por años.
Pero, ¿por qué ahora? ¿Por qué en este momento, en esta vida? ¿Por qué no a los 90 años, en la tumba, en un lugar remoto, en un velorio, donde no importara más?
Jung Kook permanecía frente a mí, quieto, erguido, sin pronunciar palabra. El silencio entre nosotros no solo era incómodo. Era asfixiante. Las preguntas se acumulaban en mi cabeza, pero ninguna tenía respuestas. Ninguna podía salvarme de la sensación sofocante que recorría mi cuerpo. Pero había algo de lo que sí estaba segura. Algo que no había cambiado.
Sigo odiándote, Jeon Jung Kook.
—Debes cambiar de opinión —su voz fue cortante, cargada de una seguridad exasperante mientras me daba la espalda.
¿Pensaba salir de la oficina con palabras tan simples? Era un cobarde.
Solté una carcajada fuerte, exagerada, dejándole claro lo absurdo de su intento.
—¿Debo? —mis ojos brillaron con burla—. No lo haré. Ya te lo dije.
Jung Kook giró apenas el rostro, su sonrisa burlona deslizándose por sus labios.
—Piensa en tu esposo —su tono bajó, como si estuviera armando una estrategia meticulosa—. Dices amarlo demasiado… —sus ojos se fijaron en los míos con una intensidad perturbadora— Pero ¿serías incapaz de trabajar para mí por poco tiempo para salvar su compañía?
El golpe de sus palabras me congeló por un instante.
Él tenía razón.
Pero no podía hacerlo.
Su risa resonó en el espacio, devolviéndome la carcajada que había soltado antes, pero esta vez con un veneno palpable.
—Me hace dudar de que realmente lo amas, Nahyun.
Mi respiración se volvió errática.
—No puedo hacerlo, Jung Kook —mi voz se quebró levemente, pero recuperé el control— ¿Qué no entiendes? —di un paso hacia él, la rabia marcando cada palabra—. No puedo verte a la cara sin recordar el daño que me has causado.
Sus ojos se oscurecieron por un instante antes de que su voz saliera con una frialdad despiadada.
—Solo te abandoné —su tono era de una indiferencia irritante— ¿No puedes superarlo?
El aire en mis pulmones se volvió pesado.
Mi paciencia explotó.
—¡Me embarazaste! —el grito salió sin control, atravesando la habitación como un puñal.
Jung Kook lo sabía.
Sabía exactamente en qué punto presionar para llevarme al borde del abismo.
—¡Mierda! —me puse de pie de un golpe y avancé con pasos rápidos hacia él, mis tacones resonando por toda la oficina— ¡Es doloroso ver el parecido que se tienen!
La rabia en mi pecho era un fuego descontrolado. Pero apenas solté esas palabras, lo supe.
Me equivoqué.
No le hacía daño.
Las dagas no eran para él.
Venían de regreso a mí.
Jung Kook se giró y lo primero que vi fue su sonrisa.
Satisfecho.
Triunfante.
Me había arrastrado justo donde quería.
Mierda.
Había caído en su juego.
—¿Te arrepientes de tener a mi hijo? —el veneno en su voz era sutil, pero presente.
Me tensé.
—¿A tu hijo? —mi mirada ardió de enojo— ¿Acaso estuviste pendiente de él? —negué con molestia, sintiendo la furia burbujear en mi garganta—
Jamás te ha interesado —mi voz fue cortante, afilada—. No digas algo que no eres. No eres su padre —me acerqué aún más, mirándolo con absoluta determinación—. Su padre es Thomas —cada palabra fue un golpe calculado—. Él estuvo en los nueve meses del embarazo —mi tono subió con intensidad—. En el parto que se complicó y ambos estuvimos en peligro —la ira en mi pecho seguía aumentando—. En sus primeros pasos…
Respiré profundo, tratando de contener la tormenta dentro de mí. Pero ya no podía dudar más. Ya no podía dejar espacio para él.
—Padre no es el que engendra —me incliné apenas, mi mirada taladrando la suya—. Es el que cría, Jung Kook —mi voz fue baja, pero letal—. No lo olvides.
Le guiñé el ojo izquierdo con una sonrisa afilada antes de deslizarme por su costado, dejando mi perfume flotando en el aire a mi paso.
Abrí la puerta de la oficina, pero el golpe de la realidad me detuvo.
Thomas estaba ahí.
Mi pecho se hundió.
Sin dudas, Jung Kook también notó el peligro inmediato en la rápida forma en que mi esposo se acercó a su "socio".
—Vine lo antes posible para acordar el horario con tu esposa —Jung Kook intentó suavizar el momento, pero no funcionó.
Sus palabras fueron inútiles.
Ambos se estrecharon la mano, pero la mirada de Thomas nunca se apartó de la mía. Y en ella, había algo que me aterraba.
Thomas lo sabía todo.
Su mandíbula se tensó antes de soltar las palabras que hicieron que mi cuerpo se paralizara.
—Jung Kook, lamento decirte esto… —el peso en su voz fue abrumador—. Pero no quiero cerrar ningún contrato contigo.
Mi corazón se aceleró.
Thomas no vaciló.
—Por favor, retírate de mi empresa —sus ojos ardían con una intensidad inquietante—. Y desaparece de nuestras vidas.
El silencio en la habitación fue sofocante.
Jung Kook frunció el ceño, con una expresión que por primera vez parecía confundida.
—¿Disculpa? —su tono bajó, como si realmente estuviera intentando comprender lo que acababa de pasar—. Pensé que necesitabas mi ayuda —su voz sonó más dura—. Mi dinero.
Thomas soltó una carcajada seca, la burla marcando cada palabra.
—No —su sonrisa fue afilada, cargada de un desprecio casi palpable—. Lo único que tú querías era a mi esposa y a mi hijo.
Mi respiración se volvió errática.
Jung Kook pareció quedarse sin palabras.
Thomas se inclinó apenas hacia él, con una mirada cargada de seguridad devastadora.
—Por eso te acercaste a mí —el golpe de su sentencia cayó como un muro imposible de atravesar.Y antes de que Jung Kook pudiera reaccionar, Thomas tomó su hombro con firmeza—. Lamento decirte que no soy imbécil, Jung Kook.
El tono fue un puñal directo.
El aire en la oficina se volvió irrespirable.
Mi pecho subía y bajaba con rapidez.
Mi esposo no estaba alterado.
No lo suficientemente alterado.
Lo sabía desde hacía mucho tiempo.
Desde antes de que esto siquiera comenzara.
Y ahora…
Ahora todo estaba a punto de desmoronarse.
| ➵ |
Silencio.
Nunca había sentido que un silencio pudiera darme tanto miedo. Pero este… Este era diferente. Era el tipo de silencio que erizaba la piel, que se aferraba al aire con una pesadez insoportable. Tenía miedo. De la reacción de Thomas. De lo que diría. De lo que haría. Aunque, en lo más profundo, también sentía algo más. Intriga. Porque él ya lo sabía. No porque yo se lo hubiera dicho. Lo sabía desde hacía mucho tiempo. Y aún así, nunca lo mencionó. Nunca lo confrontó. Nunca lo dejó salir a la luz.
Estaba sentado frente a su ordenador, su mirada fija en la pantalla, sin pronunciar una sola palabra. Desde mi posición, no podía ver lo que observaba. Pero podía sentirlo. Podía sentir el peso de su pensamiento, el juicio contenido en su postura.
Solo tenía miedo.
Desde el momento en que entré.
Desde el instante en que mi propia voz rompió el aire con una verdad demasiado dolorosa.
Desde que grité que Jung Kook me había embarazado.
Y Thomas…
Thomas había sacado sus propias conclusiones.
O quizás solo había confirmado lo que ya sabía.
Que Jung Kook no había venido por negocios.
No había venido por acuerdos.
Había venido… A recuperarme.
—Thomas, creo que te debo una explicación —mi voz salió baja, casi temerosa después de una hora de absoluto silencio. Pero apenas terminé de hablar, su reacción fue inmediata.
—Nahyun, no quiero escucharte —golpeó la mesa del escritorio con fuerza, haciendo que todo dentro de mí se estremeciera.
Sabía que mi esposo era impulsivo.
Pero jamás había sido agresivo.
Hasta ahora.
Su mandíbula se apretó, sus ojos brillando con una intensidad peligrosa.
—Sabía que ese hombre había venido por tí —su tono era venenoso, cada palabra bañada en desprecio—. Pero te digo una cosa…
No me dio tiempo a negar.
No me dio tiempo a afirmar.
Solo siguió.
Solo disparó.
—Tú eres solo mía, Kim Nahyun —su mirada se clavó en la mía con una posesividad sofocante—. Grábatelo.
Mis labios se separaron ligeramente, pero ni siquiera pude respirar antes de soltar la pregunta que ardía en mi garganta.
—¿De qué hablas, Thomas?
Él soltó una carcajada seca.
Vacía.
Cruel.
—Sabía que Jung Kook y tú estuvieron juntos —sus ojos se oscurecieron— ¿En serio? —sus labios se curvaron en una sonrisa cargada de burla— ¿Un guardaespaldas multimillonario y una niña malcriada, pero rica? —el tono sarcástico en su voz me perforó— ¡Qué cliché!
Mi cuerpo se tensó.
—No entiendo de qué hablas, Thomas —intenté sonar firme. Pero él no me dejó espacio para nada.
—Sabía que Jung Kook era mi mayor competencia —su expresión se endureció aún más— E hice lo imposible para que lo olvidaras —su mandíbula se apretó al máximo— ¿Qué no valoras mi esfuerzo?
El peso de sus palabras cayó sobre mí como una losa imposible de mover.
—No es eso… —mi voz salió más baja, mis manos comenzando a sudar—. Claro que lo veo, pero…
Thomas soltó el aire con fuerza, sus ojos ardiendo con algo aún más oscuro.
—Él se acostó con una de tus mejores amigas.
Mi pecho se contrajo.
—Te engañó.
Sus palabras fueron un puñal certero.
—Mintió sobre su identidad, sobre su familia, sobre todo.
El golpe final cayó con absoluta brutalidad.
—¿Y aún tienes el descaro de amarlo?
Mi respiración se quedó atrapada en mi garganta.
Porque, por primera vez… Su enojo no era solo enojo.
Era decepción.
Era dolor.
Era la guerra que él había estado esperando por demasiado tiempo.
Y ahora…
No había vuelta atrás.
Me congelé. El miedo se aferró a mi pecho con una fuerza sofocante, ¿Qué tanto sabía Thomas de mi pasado? El aire en la habitación se volvió más denso cuando mi esposo se puso de pie, acercándose a mí con una mirada que no podía descifrar. Mi cuerpo comenzó a temblar, ¿Me haría daño nuevamente? ¿Acaso todos los hombres eran iguales? Siempre terminaban lastimándome.
Mi mente se llenó de preguntas sin respuestas, pero antes de que la desesperación pudiera consumirme, el sonido estridente de mi teléfono rompió el momento.
La vibración frenética del dispositivo me obligó a reaccionar. Sin pensarlo dos veces, tomé la llamada. Reconocí el número de inmediato. Era el de mi hogar. Y, por alguna razón, eso solo hizo que mi corazón se acelerara aún más.
—Se-Señora Tuan… —la voz temblorosa de Mirtha me sacudió al instante.
Sonaba aterrada.
Asustada.
Nerviosa.
Mi pecho se apretó con fuerza.
—Mirtha, me estás asustando, ¿Qué pasa? —mi respiración se volvió errática mientras Thomas me miraba inexpresivo. Pero lo sabía. Sabía que algo había salido mal.
La voz de Mirtha tembló aún más al responder.
—Y-Yo… Entré al baño donde el pequeño Jung se estaba bañando —hizo una pausa, su llanto volviéndose incontrolable. Mi corazón se aceleró—. Había olvidado la toalla, y cuando entré… —su voz se quebró por completo— Él estaba en el piso —el aire abandonó mis pulmones de golpe—. Tenía una herida en la cabeza.
Mis labios se separaron, pero ningún sonido salió.
—Y había mucha sangre…
El mundo a mi alrededor pareció detenerse.
—Le hice un torniquete con la toalla… —Mirtha sollozaba sin control— L-Lo lamento… tanto…
Cada palabra perforó mi pecho como un puñal.
Mi hijo.
¿Mi hijo había sufrido un accidente?
La desesperación se desbordó dentro de mí.
—¡Mirtha! —mi voz salió ahogada, rota—. Dime que todo está bien —las lágrimas ardían en mis ojos— ¡Mierda, dime que mi hijo está bien! —mi cuerpo temblaba, mi respiración acelerada.
¿Por qué?
¿Por qué ahora?
¿Por qué tenía que pasar esto?
¿Por qué él tuvo que aparecer?
La voz de Thomas interrumpió el caos que explotaba en mi mente.
—Nahyun, ¿qué pasa? —me miró con el ceño fruncido— ¿Por qué tienes esa cara? Estás pálida.
Mi garganta estaba seca.
Tragué con dificultad, apenas pudiendo articular las palabras.
—Jung… —tomé aire con fuerza—. Tuvo un accidente.
La expresión de Thomas cambió de inmediato. Su mirada se endureció, su cuerpo se tensó. Y entonces, su voz se elevó con una urgencia que coincidía con el pánico en mi pecho.
—¿¡Y qué demonios estás esperando!? —su tono se volvió agresivo— ¡VAMOS AL HOSPITAL PRIVADO!
El mundo volvió a moverse de golpe. Y sin perder ni un segundo más… corrimos.
➵ •°• ➵ •°• ➵ •°• ➵ •°• ➵ •°• ➵
Gracias por esperar con ansias este capítulo 🙏🏻✨
Meta del capítulo:
50 votos + 20 comentarios
➵ •°• ➵ •°• ➵ •°• ➵ •°• ➵ •°• ➵
04/05/2025
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro