➵┆Cᴀᴘ. 07┆ᴠᴇʀᴅᴀᴅᴇs.
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J. Jung Kook
Nahyun desapareció de la cocina junto a su hijo Jung. Me daba cierta envidia verla tan feliz, radiante, dedicada a su familia y sobre todo a su esposo; yo no tenía eso en casa, solo desprecio y amargura cada vez que cruzaba el marco de la puerta principal de mi hogar, no merecía los insultos de mi esposa, ni sus múltiples engaños, pero merecía ser abofeteado por la vida y la realidad.
Por ser un tremendo cobarde.
Por ser conformista.
Por no luchar.
Todo me ocurría por las malas decisiones que había tomado a lo largo de mi vida.
—¿Y qué me dices? —Thomas me había estado hablando desde hace unos minutos, pero ni atención le había prestado a las palabras que salían de su boca— ¿Mi esposa te dejó embobado? —rió burlándose de mi concentración y no precisamente de su tema de conversación, si no del hermoso trasero de su esposa.
—Es tu esposa, por ende la respeto y respeto tu persona. —puntualice. No quería malos entendidos y menos con un CEO que estaba en bancarrota— Ahora, debemos fijar mis condiciones —recordé, sentadome en la mesa del comedor. Ya no quería estar de pie.
—Perfecto. —me acompañó y se sentó frente a mí en la gran mesa— Aceptaré todo lo que me pidas —dijo inmediatamente, sin saber lo que le esperaba.
—Quiero estar en cada una de las reuniones, no importa si son para discutir los errores de cada proyecto o de las mejoras del producto. Estaré allí. —comencé con un tema bastante sencillo y más de cumplir. Mis condiciones no eran tan complicadas— Si algún empleado de tu edificio no es de mi agrado o simplemente, no sabe cómo hacer su trabajo, me encargaré de buscar nuevo personal. Tener un gran edifico no significa solamente meter personas en el para ocupar espacio, se necesita mucha inteligencia para ocupar un gran espacio que fácilmente podrían ocupar más de diez personas. En resumen, una sola persona puede ser capaz de realizar diseños e ideas, por lo mismo, dejaremos que él o ella forme su equipo de trabajo a conveniencia nuestra. —luego de lo hablado, él tendría que firmar lo escrito. Le guste o no— Y por último, necesito una oficina en tu edificio, mientras arreglo el desastre que has creado y una secretaria —terminé con una sonrisa, mientras sacaba el documento donde estaban desglosadas todas mis condiciones.
—¿Algún gusto en particular? Hay mujeres hermosas en mi empresa —repulsión tenía de escucharlo, ¿Acaso su esposa no era suficiente para él? Ella era la más bella de todas.
—Quiero que tu esposa sea mi secretaria, tiene un currículum maravilloso —no mentía, pero no era por eso que la quería a mi lado cada segundo de su vida.
—¿Mi esposa? —preguntó dudoso.
—Sí, ¿No he sido claro? —alcé el tono de mi voz, sonando convencido.
—Pero Señor Jeon, no creo que ella esté dispuesta a aceptar el trabajo —él también se veía convencido, pero entre nosotros dos, yo la conocía mejor y sabía que aunque se negara, trabajaría pará mí. Ella necesitaba el trabajo y yo la necesitaba a ella.
—Esas son mis condiciones, convencela si no quieres que nuestro trato sea exonerado —terminé firmemente y me levanté de la mesa, acomodando mi saco segundos después.
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Miré el reloj y deseaba que la tierra me tragase, ¿Era mala idea pasar por la empresa de Tuan luego de acordar y firmar nuestro trato? ¿Será muy pronto? Tomé mi saco azul marino con líneas finas blancas y un lindo diseño en las mangas. Me despedí de mi pequeña con un dulce beso en la frente y salí corriendo a la entrada principal de mi hogar, mi chófer me esperaba en la camioneta blindada; él ya sabía la ubicación, sólo debía poner el auto en marcha y dejarme en la entrada del edificio de doce pisos, dónde el gran nombre “The Magic Tuan” sobresalía.
—Te llamaré para que vengas a recogerme.
—Suerte, Señor Jeon.
Y vaya que la necesitaba.
Entré al gran edificio de doce pisos y visualice a una gran cantidad de chicas trabajando en modernos escritorios y computadoras; ellas al notar mi presencia todas se detuvieron solo para mirarme sorprendidas y entendía porque lo estaban, eran solo mujeres trabajando, ¿Acaso no había ningún hombre aquí?
Seguí caminando erguido por el gran pasillo, predominaban los colores verdes, blancos y azules, muy moderno y acogedor para un hombre que estaba en banca rota.
—¿Ese no es el señor Jeon? —una rubia de ojos cafés claros le preguntó a la chica de tes oscura que estaba a su derecha, pero negó levemente.
¿Acaso creen que no las escucho? Soy irresistiblemente guapo, pero no sordo.
—¿Acaso querrá publicar algún libro con nosotros? O mejor aún, ¿Querrá que nosotras seamos modelos para su publicidad? —una pelirroja le preguntó a su compañera de trabajo con cierta emoción.
—No creo, es decir, no tiene cara de venir a publicar un libro con nosotros y menos de querer hacernos una entrevista. No lo solicitamos —le contestó la morena a la pelirroja con cara de pocos amigos, como si realmente creyera que vengo con fines malvados.
—¿Quién es él? —una señora que alcanzaba los sesenta años de edad y tenía el cabello totalmente platinado, le preguntó a una de sus compañeras, pero la rubia con el cabello recogido la miró más que sorprendida.
—¿Cómo no vas a saber quién es el señor Jeon? Es un empresario, dueño de «Imperial's Jeon» —le respondió acertando en todo.
—Disculpen, señoritas, ¿Saben dónde se encuentra la oficina del Señor Tuan? —pregunté deteniendo mi andar y sonreí falsamente solo para llamar su atención.
Me miraron sorprendidas, tal vez pensando que alguna de ellas sí tenían razón del porque me encontraba aquí, pero era totalmente falso todo lo que pensaban.
—En el piso dice se encuentra su oficina, al final del pasillo —respondió la pelirroja con una sonrisa en su rostro.
—Gracias.
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Me sudaban las manos, ¿En serio? ¿Jeon Jung Kook nervioso por encontrarse a Nahyun por los alrededores? A veces, me veía tan patético.
—Buenos días —después de tres toques en su puerta y el permiso de una voz masculina para entrar, ingresé en el extenso espacio.
Suspiré tranquilamente antes de cerrar la puerta detrás de mí. Observé atentamente su oficina, tenía un gran ordenador con dos pantallas en todo el centro de la habitación, unos sillones negros frente a un televisor pantalla plana y unos estantes con libros, plantas y otras decoraciones. Era agradable estar en este espacio, pero un aura de furia desprendía de la silla que estaba de espaldas a mí.
—Buenos días. —aquella voz familiar resonó en la habitación— ¿Cómo te atreves a aparecerte en la oficina de mi esposo después de lo que acordaron? —giró la silla y pude verla, cara a cara.
Ella estaba muy enojada.
—Nahyun no esperaba verte aquí —maldecí en mi cabeza. Realmente no esperaba que mis pensamientos se hicieran realidad, quería verla, pero no de este modo.
—¿No lo esperabas? Eres tan inteligente e imbécil a la vez que sabías que estaría aquí. —soltó una risa burlona— ¿Qué es lo que quieres? ¡Aléjate de una vez de mi familia!
Había demasiada tensión en el ambiente y decir que podría ser capaz de disiparlo sería mentira, Nahyun estaba tan enojada que ella no estaría dispuesta a decirme lo que realmente le había dicho a Thomas y menos la respuesta sobre la hablado anoche.
—Nahyun, lo lamento —No quería empeorar su día, acepté cordialmente sus halagos.
—¿Y ahora de que me sirven tus lamentos? Mi hijo pregunta por tí, ¡Maldita sea! Date cuenta, ¿Qué le dirás a tu hija? —soltó enojada, poniéndose de pie, haciendo un estruendo con sus tacones al tocar el suelo.
—¿Qué le diré a mi hija? ¿De qué hablas? —estaba confundido, ¿Qué tenía que ver mi hija en todo esto?
—Jung Kook, no te mientas. Sabes que Minha no es tu hija y que Jung no es hijo de... Thomas —sollozó. Unas pequeñas lágrimas se deslizaban por sus mejillas y me partió el alma verla llorando... Por mi culpa de nuevo.
No podía con sus palabras, ¿Cómo sabía que Minha no era mi hija? Era imposible que alguien le haya dicho y menos, Sun Hee, ella moriría al escuchar como Nahyun lo soltaba con tanta firmeza.
—¿Cómo sabes que Minha no es mi hija? —tarde o temprano ella lo sabría, pero no ahora, justo cuando trato de recuperarla.
—Y-Yo... Solo lo sé. Conocía muy bien a Sun Hee y es capaz de hacer lo que sea solo por conseguir lo que realmente quiere. En ese momento, eras tú lo que ella quería y te amarró de aquella forma. —con brusquedad limpió sus lágrimas con los dedos de sus manos— Lo siento —intentó no sollozar de nuevo, ya que mordía su labio inferior con fuerza.
—No lo sientas. Yo en cierta forma hice lo mismo que ella al embarazarte a tí —no me arrepentía de haberlo hecho. Jung era un niño increíble y muy guapo, sin duda era mi hijo.
—Lo sé, pero no funcionó, Jung Kook —soltó segura, ¿Cree que me rendiré tan fácilmente?
—¿De verdad lo quieres? ¿Deseas estar con él para toda la vida?
—Jung Kook, no me hagas esto —rogó con sus palabras, negando con su cabeza, con miedo y tristeza en su mirada.
—¿Hacerte qué?
—Dudar de mi amor hacia mi esposo. No lo hagas, porque no caeré en tu juego y no volveré contigo. —convencida se sentó nuevamente en la silla del jefe y tomó posición en ella, una muy erguida— Me dejaste como una basura maloliente en una esquina, sola y muy adolorida —echó su cabello largo y lacio hacia atrás, mentiras acomodaba la falda de su vestido floreado blanco.
—No fue fácil para mí aceptar que tu padre había hecho un trato con otra empresa, tu matrimonio arreglado, yo solo...
—Te acobardaste, como cualquier hombre lo haría cuando las cosas se ponen difíciles —me atacó. Dolió porque era la verdad.
—No, Nahyun, no ha sido fácil vivir sin tí.
—Tus palabrerías baratas no funcionan conmigo. —me miró de arriba hacia abajo, como si yo fuera la cosa más insignificante de este mundo. Como dueles, Nahyun— Y otra cosa, anula el contrato con mi esposo, no seré tu secretaria ni hoy, ni nunca.
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¡Holaaa, mis bebus!
Estoy de vacaciones... Pero solo por dos semanas😢... Trataré de actualizar lo más que pueda esta historia.
Espero les haya gustado 🥰
Meta del capítulo:
60 votos y 20 comentarios
Gracias por leer ❤️
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