Sparta Y Raptor✨🎪
Y estoy entrando en la escuela. No veo a mi abuelo por ninguna parte, pero, desde que me levanté, estoy contento,como si estuviera a mi lado. Hasta desayuné con hambre. Mi abuela me miraba, tratando de descubrir qué tengo en la cabeza.
Mamá se mantuvo en un silencio sospechoso y, de vez en cuando, intercambiababmiradas con la abuela. Aunque no se expliquen lo que me pasa, se alegran de verme mejor.
Voy a entrar en el salón de pruebas y mi abuelo no aparece. No quiero entender cómo es que lo veo, ni siquiera me importa pensar que es un fantasma o una alucinación. Yo sé que no estoy loco y para hacer la prueba, necesito que este contigo.
—¿Por qué dudas, Raptor? —al fin escucho su voz.
Busco y ahí está. Igual que siempre, como si no estuviera muerto. ¡Mi madre! ¿Me estaré volviendo loco? No puedo contárselo ni a mi mejor socio. Igual que mamá, no entendería… pero no me importa. Está aquí y eso me basta.
—Creí que no vendrías—le digo—, tuve miedo.
—Está bueno ya de miedos, muchacho. Entra, que se hace tarde—
—¿Y tú? —le preguntó, ansioso.
Pero siento un empujón y ya estoy adentro, con el profe delante, evidentemente asombrado de verme.
—Raptor, no tienes que hacer la prueba hoy. Puedes dejarla para cuando estés mejor—me dice. El profesor es buena gente. Estuvo en la funeraria, junto a mis amigos más cercanos y sabe cuánto yo quiero mi abuelo. Lo que no sabe es que mi abuelo está a mi lado, y que yo estoy pendiente de su cara para ver si me deja hacer la prueba otro día. Pero mi abuelo no transige.
—Quiero hacerla hoy. Estoy bien.
El profesor me da una palmada en la espalda y me envía a la escalerilla del trapecio.
Caroline y yo estamos en la escuela de circo. Creí que era más linda, no sé, me la imaginaba como una gran carla de circo. Por su puesto, no es que creyera que me iba a tropezar con la mujer barbuda, pero le faltaba la magia y la alegría del circo. En fin, es una escuela. Varias naves inmensas, muy altas para los números de trapecio.
El novio payaso apareció en seguida, feliz de que Caroline hubiera llegado a tiempo. Tan a tiempo que me enviaron a pasear un poco. Dice el payaso que ahora están haciendo las pruebas del trapecio. Voy hacia allá. Ellos quieren estar solos y a mí no me gustaba estorbar.
Hay un muchacho preparado para subir la escala. Está concentrado. No puedo verle la cara porque estoy a su espalda. Ahora sube. Es ágil y seguro. Parece que una fuerza mágica lo lleva hacia a lo alto.
Abuelo, no sé dónde estás metido, pero supongo que estás oyéndome. Ya no tengo miedo porque sé que estás aquí.
Me gustaría sentir que esta prueba es mi primera función. Quisiera escuchar aplausos y percibir la emoción de un público, pendiente de mis movimientos, de este vuelo que ahora voy a iniciar para ti.
—Nada más fácil para un abuelo mago y para un trapecista excelente como tú—escucho su voz muy cerca, aunque no lo veo.
Ya agarro el trapecio. Ya vuelo…
Esto es imposible. El muchacho del trapecio es el mismo que estaba en el cementerio con aquel sombrero. Debo estar loco. Tengo ideas fijas como dice mi abuela. Qué extraña coincidencia. Pero no estoy equivocada. Su rostro no se me olvida.
Ahí está dando vueltas, parece que vuela. Suelta el trapecio, lo agarra de nuevo. Salta y da otra vuelta y otra más. ¡Dios, es maravilloso lo que hace!
Ya termina y no puedo de la emoción. Me paro y aplaudo.
Los pocos concurrentes me miran con cierto asombro y yo me doy cuenta de que estoy comportándome de forma rara para ellos. Me muero de pena y salgo sin que nadie se dé cuenta. Mucho menos él.
No sabría cómo mirarlo, aunque lo que me gustaría es decirle lo bien que estuvo. Pero no me atrevo..
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Dato curioso que nadie me pidió- Escribo esto mientras que escucho historias de terror, si escribo algo mal, es porque me cague del susto y me puse nervios@ xd
-707 palabras-
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