🕊️Raptor🎩
Al fin entro en mi cuarto. Me atreví a cruzar esa barrera.
Ahí está colgada su capa de mago y pongo el sombrero en el lugar de siempre, e su mesita de noche.
No puedo evitar que las lágrimas me salgan, pero me siento mejor.
Me gusta ver sus cosas ahí. Es como si no se hubiera ido.
Los papalotes que hicimos juntos, su escopeta se perdigones, que sólo usaba para entrenar su puntería, porque jamás mato un animal. A veces cortábamos aguacates de la mata con los perdigones. Yo, no siempre les daba, pero mi abuelo era un lince. Cosa que le encantaba a mi abuela. Hará mamá, cuando tenía tiempo jugaba con nosotros a "cazar" aguacates. Éramos tan felices.
No sé de qué me quejaba anteayer si lo tenía todo. Ahora el no está. No está, aunque yo crea sentirlo.
Me acuesto en mi cama y miro toda la habitación. Los ojos se me cierran, pero no quiero dormir... se cierran... los papalotes se mueven en la pared... el de la cara de payaso está triste, con la boca hacia abajo... el payaso llora... como yo... como mamá... como abuela. Un viento fuerte entra por algún lado, lo siento silbar en mis oídos. Abro los ojos y el sombrero de mago se estremece. ¿Estoy soñando? Me incorporo en la cama y veo el papalote del payaso en el suelo. Ya no llora. Pero el sombrero sigue moviéndose.
Me acerco.
Estoy un poco asustado, pero tengo que saber porque vibra de esa forma. Levantó el sombrero y sale una paloma blanca. ¿Donde vi antes esa paloma? El viento abre la ventana. Trato de atrapar la paloma y vuela, se posa en la ventana. Voy hacia ella. Se escapa. Salto. Corro. Adelanta un tramo y descansa, como si esperara, pero cuando estoy llegando, emprende vuelo. Corro. Una calle. Otra. Corro sin saber por qué lo hago. Estoy cansado, pero no puedo parar. Quiero alcanzarla.
Salió del sombrero de mi abuelo...
No puede escapar...
Solo la esquina...
Es la puerta del cementerio...
Se ha parado en la puerta del cementerio y me espera.
Vuelvo a correr y la paloma sigue su camino en el aire, ahora más lento. Corro por las calles del cementerio.
Se me pierde...
Ahí está. Revolotea sobre la tumba de mi abuelo y se posa entre las flores. Me acerco con cuidado y me siento frente a ella. ¿Que está queriendo decirme está paloma?
¿Acaso una paloma puede decir algo?
Me voy. Esto es un invento se mi cabeza. No puede ser. Esta ahí, mirándome. Tengo que irme.
Debo descansar, aunque no quiera.
—Eh, Raptor, no te vallas—es la voz de mi abuelo. No tengo dudas, es su voz. Regreso hacia la paloma y me paró frente a ella, que aún está sobre la corona de flores.
—Es linda la paloma ¿verdad?—dice mi abuelo o, al menos, su voz.
Tengo que estar muy mal. Esto no puede ser cierto.
—Raptor, no te asustes—vuelve a decir el abuelo—. Si, soy yo quien te habla, y está paloma ha sido nuestro primer enlace. Se aprendió tu rostro mientras dormías para cuado llegara este momento de la ausencia, si tú me necesitabas demasiado, supieras que yo estaría contigo siempre, no importa de qué forma. Yo no me he ido, Raptor. Yo estoy en ti.
De pronto siento una calma tremenda.
Ya no tengo miedo.
No sé si estoy inventándolo o es verdad, pero escuchar la voz del abuelo, como si estuviera junto a mí, me ha hecho bien. Tomo la paloma en mis manos. La acaricio. Es muy mansa.
—Raptor,¿Por que tú me haces esto?––mamá está a mi lado con una cara de miedo que por un momento me hace sonreír—. Me asusté mucho cuando me di cuenta que no estabas en casa.
—¿Como supiste que estaba aquí?
—Tu abuela me dijo.
—¿Y como sabía ella?
—Bueno, creo que lo imaginó. Me dijo que a ella también le gustaría estar aquí.
Le doy libertad a la paloma para que vuele y me sorprende que mamá no me pregunté de dónde la saqué. Pero prefiero no hablar.
—Raptor, tu abuelo ya no está. Yo sé que es difícil, pero tú tienes edad para entenderlo—dice mamá, con aires de psicóloga—. Yo tambien lo quería. Él era mi padre.
—Si, ya lo sé. Pero él era mi abuelo y mi padre...
Mamá no sabe qué decir. Creo que siempre ha tenido un poco de complejo de culpa porque mi padre verdadero nunca quiso saber de mí.
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