Cita
Era él.
Ese cabello rubio con reflejos dorados brillantes, con un lunar en su labio superior y una sonrisa encantadora que formaba un corazón.
Aquel mismo joven que una semana atrás le había tirado el dinero en su trabajo.
Yoongi atendía una tienda de convivencia por las noches, en ese hora donde solían ir estudiantes en busca de café, borrachos a comprar alcohol o cualquier persona con insomnio que aprovechaba para comer.
Esa noche iba tranquila, hasta que llegó un nuevo cliente, los reconocía y sabía que ese no era del vecindario. Lo observó con detalle, una enorme chaqueta abrigada para protegerse del frío, unos calentadores grises y unas sandalias con medias blancas.
Tomó un paquete de fideos y un refresco, sin ver al resto de clientes, caminó en dirección a la caja. Yoongi saludó educadamente y le dijo el valor de la compra, estirando su mano para recibir el dinero y entregar la compra.
El dinero llegó, pero de la manera menos pensada, fue lanzada al suelo como si estuviera dando una limosna.
Arrebató la funda de compras de la mano de Yoongi y salió sin un pizca de remordimiento
Y ese mismo joven lo estaba esperando de pie en la puerta de la cafetería dónde habían acordado encontrarse.
Si, era una cita a ciegas organizada por los amigos de ambos.
Yoongi no quería sentarse junto al joven, pero por educación caminó hacía él, demostrando que había llegado.
—¿Yoongi? —lo miró sorprendido. —Soy Hoseok, un gusto conocerte —hizo una reverencia.
—No puedo decir lo mismo —respondió tosco.
—¿Disculpa?
—Solo me hago presente para que Jungkook no esté molestando que no llegué a la cita —las comillas con sus dedos dio a notar que estaba incómodo. —Me voy, no tengo intenciones de conocerte —lo miró de pies a cabeza y negó juzgándolo.
—Espera —se interpuso en el camino. —¿Hice algo malo? Recién nos conocemos —pedía una explicación del desplante que le hacía Yoongi.
—Tienda de convivencia, dinero, suelo —contó mostrando sus dedos.
Recordaba ese día.
No se imaginó que Yoongi trabajaba ahí, pero conociendo su suerte, esta le dio una cachetada, diciendo que siempre espere lo inesperado de su parte.
¿Ahora como se disculpaba?
»ও«
Quería escribir un pequeño fragmento de una idea que ayer tuve y le comenté a una amiga, pero me encontré esto que tenía y no lo había subido.
Esto me pasó, no en una cita, pero en mi trabajo. La atención directa con las personas me hace aprender a tener mucha paciencia y no querer ahorcar los 🙂
Nunca sean así, groseros, porque un día pueden estar del otro lado y eso es feo.
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