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Capítulo 15

Embry corrió con todas sus fuerzas, el corazón latiéndole con fuerza en el pecho. Había dejado todo atrás: su hogar, su trabajo, incluso su vida como humano. Solo llevaba una pequeña bolsa colgada al cuello, que contenía lo esencial: un par de boxers, su celular y una foto de su madre. Esa imagen era un recordatorio constante de lo que había dejado atrás, pero también de lo que debía seguir adelante.

Al llegar al claro, su corazón se detuvo por un instante al ver a Lynxin con su pelaje rojizo, pardo y blanco, junto a Leah con gris plateado pálido y Nylion con su pelaje rojizo pardo y blanco, mirandolo con sus ojos bicolores: dorado y negro. La expresión de sorpresa en su rostro lo llenó de esperanza. Él se detuvo, respirando pesadamente mientras sus ojos negros se encontraban con los de su impronta. Lynxin parecía incredulidad mezclada con una felicidad pura que le llenó el alma.

«Lynxin, lo siento»comunicó Embry telepáticamente, su voz resonando en la mente de su impronta«He sido un idiota al no dar este paso antes. Prometo que seré el mejor lobo que pueda ser para ti, y para nuestro destino juntos.»

«Embry...»respondió Lynxin, su voz suave pero firme«Siempre he creído en ti. Estaba comenzando a pensar que no vendrías. Mi corazón dolía por estar lejos de ti y de mi familia.»

Lynxin se acercó lentamente, y el brillo en sus ojos oscuros reflejaba un mar de emociones. La felicidad lo inundaba mientras la loba lo rodeaba, frotando su cabeza contra su costado como un gesto de perdón y aceptación.

«¡Al fin, Embry!»exclamó Leah, su pelaje gris oscuro brillando bajo la luz de la luna mientras su mente resonaba entre los tres«Ya era hora de que decidieras, sopenco.»

El tono de Leah era juguetón, pero también cargado de cariño. Nylion, por su parte, no podía ocultar su seriedad mientras miraba a Embry. Su pelaje rojizo, pardo y blanco contrastaba con sus ojos bicolores, dorado y negro, que mostraban una protección firme hacia su hermana.

«Si vuelves a hacer llorar a mi hermana»gruñó Nylion, su mente transmitiendo un aire de advertencia «ten por seguro que tendrás sarna hasta en el crespo de tu culo.»

Embry levantó las patas delanteras en señal de rendición, intentando contener la risa mientras Lynxin se reía suavemente, un sonido melodioso que le alegraba el corazón. Era claro que Nylion solo estaba protegiendo a su hermana, y eso le dio un sentido de alivio.

«Lo prometo»respondió Embry, con sinceridad en sus pensamientos«No quiero que vuelva a pasar.»

«No quiero perderte otra vez, Embry»agregó Lynxin, su voz cargada de emoción«No solo a mí, sino a nuestra familia. Necesito que estemos juntos, siempre.»

Los tres lobos se reunieron, formando un círculo, y en un acto casi instintivo, comenzaron a aullar. El sonido resonó en el bosque, un eco de celebración que anunciaba no solo su unión, sino también el cambio que estaba a punto de ocurrir en sus vidas. Era un llamado para la manada, un mensaje para Amore y Paul, que estaban en camino.

Lynxin se unió a su aullido, su voz pura y llena de emoción. Embry podía sentir cómo su conexión se fortalecía, cómo sus destinos se entrelazaban. La alegría y el amor que compartían era palpable, y la risa de Leah se unió a los aullidos, mientras Nylion, aunque serio, no podía evitar sonreír.

«¡Vaya!»exclamó Leah mentalmente, mientras movía su cola«¡Al fin, el sopenco dejó de pensarlo tanto! Ahora, ¡vamos! ¡Nos esperan aventuras!»

Nylion y Lynxin se miraron con complicidad, antes de que la manada comenzara a moverse. Embry se sintió ligero, lleno de energía y propósito. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero con Lynxin a su lado, estaba listo para enfrentarlo todo.

Mientras avanzaban hacia el bosque, el viento sopló suavemente, llevando consigo los aullidos que celebraban su unión. La vida de Embry estaba a punto de cambiar para siempre, y por fin, estaba preparado para dejar su humanidad atrás y convertirse en el lobo que Lynxin necesitaba.

[...]

Cuando finalmente llegaron al bosque del norte, el grupo se detuvo para tomar un respiro. A medida que se adentraban en la espesura, el aroma de Paul y Amore llenó el aire, un recordatorio de que habían dejado atrás su vida anterior y se aventuraban hacia lo desconocido. Pero lo que no habían previsto era la comunidad de lobos salvajes que habitaba el lugar.

Desde la distancia, un grupo de cachorros miraba con curiosidad a los recién llegados, sus ojos oscuros brillando con expectación. Opal y Orion, los hermanos gemelos de Lynxin, se asomaron con sus pelajes gris plateado y sus manchas blancas en los ojos. Tauro, el tercer hermano, tenía un pelaje rojizo pardo con blanco, similar al de Nylion.

Los cachorros se acercaron cautelosamente, sus colas moviéndose de un lado a otro. Leah, con su pelaje gris plateado claro con blanco, se sintió un poco nerviosa al ver la cantidad de ojos fijos en ella.

«¿Cómo es ser la impronta de nuestro hermano más perezoso y dormilón?» preguntó Opal, su tono travieso reflejando su curiosidad.

«Sí, ¿es cierto que pasa más tiempo durmiendo que despierto?» añadió Orion, con un leve tono burlón en su voz.

Nylion, al escuchar las preguntas, giró la cabeza y se revolvió, mostrando su lado más despreocupado. «Dejen de molestarla, chicos. Leah es increíble, ¡más que un simple humano raro!»

Paul, con su pelaje gris oscuro, observó la escena con una sonrisa de satisfacción. «Estoy contento de que todos estén aquí. Embry, hermano, ya sabía que tarde o temprano vendrías. Este es tu hogar ahora. Aunque me alegra que hayas venido Leah, espero te sientas bienvenida»

Embry, con el corazón acelerado por la emoción, respondió. «Sí, lo sé. Quiero ser parte de esta manada y estar aquí para Lynxin.»

Los cachorros siguieron curioseando, pero esta vez miraban a Embry con una mezcla de respeto y desconfianza. No estaban acostumbrados a ver humanos convertidos en lobos, pero la determinación en su mirada les hizo reconsiderar.

«Aún no confío en ti, humano raro,» dijo Tauro con un tono juguetón, aunque sin malicia.

«¡Pero estamos dispuestos a darle una oportunidad!» añadieron Opal y Orion al unísono, mirándolo con ojos inquisitivos.

Leah sonrió ante la conversación, disfrutando de la conexión entre ellos y la manada. Mientras tanto, Paul y Amore observaban con orgullo a sus cachorros, sintiendo que estaban creciendo en un entorno lleno de amor y camaradería. A medida que el grupo se asentaba en su nuevo hogar, la vida en el bosque prometía ser una aventura llena de desafíos y recompensas.

Con cada aullido que resonaba en el aire, Embry sintió cómo sus inseguridades se desvanecían poco a poco, reemplazadas por la calidez de la comunidad y la certeza de que había tomado la decisión correcta al unirse a Lynxin, su nueva familia y vida.

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