✘ 13 ✘
Palacio Imperial del Norte — Ala Norte del palacio
Jungkook permanecía dándole la espalda a la puerta del dormitorio del príncipe como las pasadas noche, se quedaba parado allí solo sintiendo el frio de la oscuridad y el aroma del Omega tras esas puertas. Algunas noches lo escuchaba llorar, en otras cantaba tan bajo que parecía un murmullo, pero Jungkook lograba deleitarse con sus sentidos agudizados de aquella canción de cuna.
Esa noche le tocaba guardia solo, sus compañeros fueron enviados a diferentes puntos del lugar con la razón de que necesitaban más personas, ya que la mayoría de los guardias del palacio estaban en una misión. Misión que desconocía, ¿Y quién iba a decirles? Estaban allí sin ser deseados o siquiera soportados, pero nadie iba a moverlo de allí.
El príncipe Seokjin se mantenía en su habitación desde que regresó de la cena, pero había algo diferente aquella noche, normalmente leía algo antes de dormir o escribía, esta vez salió de su habitación obligándolo a moverse a un lado apreciando las vestimentas del mayor.
Parecía que iba a una fiesta, su cabello estaba arreglado, tenía adornos y su vestimenta parecía glamurosa.
— ¿Hacia dónde vamos, Su Alteza?
—El rey me solicito—Jungkook al menos hubiese deseado que el príncipe estuviese feliz diciendo aquello más sus ojos pedían ayuda a gritos.
—Le acompaño
Seokjin negó y le dedicó una pequeña sonrisa que parecía de despedida, como si esa fuese la última vez que se verían.
—Espera mi regreso—susurro y se fue con pasos silenciosos, Jungkook aprecio lo que la noche le dejaba ver. Era un ser tan elegante que deseo poder tomar su mano, subir a su caballo y huir.
Su lobo quiso salir de su pecho ansioso como si supiera que algo le sucedería a ese Omega, al Omega que su lobo deseaba como nunca lo hizo, encontrando en él lo que tanto buscaba.
Dichoso momento, ¿No?
Reprimiendo la insistencia de su lobo se mantuvo en su lugar sintiendo su corazón y su mente inquietos.
Las horas pasaron y no hubo señales del príncipe, dudaba que este regresará al fin y al cabo este estaba en la habitación de su esposo, de un Rey con historial asesino, eso solo dejaba al Alfa aún más ansioso pensando seriamente si se daba un paseo por los aposentos reales solo a confirmar que no estuviese pasando nada malo.
¿Qué excusa inventaría? Claramente los guardias que cuidaban los aposentos no lo dejarían pasar sin una buena excusa y ellos ya se la tenían jurada.
Sus desarrollados sentidos pudieron detectar al príncipe justo antes de que se dejara ver en la esquina siendo escoltado por dos guardias, uno de ellos estaba cubriéndolo apenas dejando ver su vestimenta, así que no podía verificar que todo estaba bien.
Espero con poca paciencia hasta que se acercara, pero parecía que los guardias estaban empeñados a evitar que mirara al príncipe, Jungkook deseaba poder mandarlos a volar, apena se contuvo como pudo dando un paso cerca.
— ¿Todo en orden, Su Alteza?
—Si, el Rey estaba preocupado por que volviera solo, estoy cansado así que iré a dormir—su voz era neutra, pero tenía algo que removía todo su interior queriendo verlo a los ojos. —Pueden irse
Antes de que los guardias del Norte lo dejaran el príncipe entro en su habitación como si estuviese huyendo de él y, justo cuando las puertas se cerraron, los guardias hicieron una reverencia para retirarse de allí no sin antes mirar al Alfa despectivamente, haciéndolo sentir como en casa.
Muy querido allí, como si eso le importara.
Jungkook sabía que algo extraño paso por la forma en la que regreso el príncipe, las pocas veces que fue llamado a los aposentos del Rey siempre tenían una pequeña charla viendo las estrellas o la Luna, disfrutaban ambos de su compañía como si ignoraran por completo en donde estaban. Que lo evitara de la nada solo alimentaba su curiosidad e inquietud.
— ¿Príncipe Park? —quiso aguantarse, lo intentó, pero apenas dejo de sentir la presencia de los guardias cerca del lugar se acercó a tocar su puerta. — ¿Seguro que esta todo bien, Su Alteza? ¿Desea que le mande a traer un té de la flor morada que le gusta?
Junto con la conversación en medio de la noche con las estrellas como distracción el príncipe se servía una taza de té morado y cada noche le invitaba a probarla sin éxito.
— ¿Príncipe Seokjin? ¿Ya está descansando? —claramente era una pregunta estúpida solo necesitaba, aunque sea una solo respuesta pasa saber que estaba bien, pero sus instintos se alertaron cuando el olor tan conocido como la sangre se hizo sentir y supo que debía de entrar.
La puerta estaba atascada, pero con una buena patada se abrió y lo que vio adentro solo le hizo lamentarse toda su vida por no seguir sus instintos como debió hacerlo.
El príncipe Seokjin tenía la piel pálida, sus labios ahora partidos empezaban a perder su típico color rosa tan vivo y único, en su cuello reposaba una gran marca que empezaba a tornarse morada de una clara estrangulación, sus ojos estaban cerrados mientras que sus mejillas sin color tenían un camino de lágrimas secas, pero eso no era lo peor.
Sus cuidadas muñecas tenían grandes cortes donde la sangre brotaba sin parar en un intento de libertad.
Jungkook actuó rápido y busco toallas para parar el sangrado mientras recordaba los entrenamiento y consejos que recibió de los mejores curanderos que el mismo exterminó, eran casi llamados brujos porque con un solo tratamiento cerraban heridas casi al instante, por causa del exterminio nunca aprendió todo, pero sabía que podía evitar que muriera.
Con su mano libre, la que no detenía el sangrado de la otra mano, sostuvo la muñeca derecha pronunciando unas palabras en un idioma muerto, las recito según como las aprendió esperando que la Diosa Luna le diera una mano, al acabar hizo lo mismo con la otra y corrió en busca agua y otra toalla para limpiar la sangre para dejar un ungüento en las heridas casi cerradas para que pudiese cicatrizar aún más rápido sin dejar huellas de lo que el príncipe quiso hacer.
Con cuidado cargo al príncipe hasta su cama donde lo acomodo para que descansara y limpio la sangre del piso para acomodar todo lo demás.
— ¿Quién te pidió que me salvaras? —el reproche en la voz del príncipe detuvo su tarea y se volteo a ver los ojos llorosos del Omega. — ¿Acaso te pedí que me salvaras?
—Mi deber es cuidarlo, Su Alteza—Jungkook no solía susurrar, no solía preocuparse de como los demás podrían sentirse con su tono de voz, pero allí estaba queriendo no hacerlo sentir peor de lo que ya se sentía.
— ¡Estaría mejor si estuviera muerto! Tu no debiste venir y yo debí morir
— ¿Cree que lo mejor es morir?
—Es mejor que este infierno—Seokjin apenas le conto un tercio de lo que pasaba a su hermano menor, pero allí estaba desbordando todo lo que sentía a un Alfa con el que compartió pocas noches de charlas. —Prefiero morir de esta forma a que ese animal con un título real acabe conmigo, ya acabó con todo lo que alguna vez desee, ¿Que más me queda?
— ¿No hay algo que realmente quiera hacer? ¿Algo con lo que ha soñado? —Jungkook se acercaba a pasos lentos mientras el príncipe se rompía, llorando allí como un niño, sin importar si algún guardia o sirviente nocturno le escuchaba.
—Y-Yo ya lo perdí todo
—No hay nada en este mundo que este perdido al menos de que usted muera, si lo hace ahí lo perderá todo—el Alfa no espero permiso previo para arrodillarse cerca suyo y tomar sus manos para terminar de vendar sus heridas.
—No para mí, para un Omega como yo ya no hay forma de que pueda... de que un ser crezca dentro de mí, ¿De qué sirve un Omega que no puede concebir? —el menor apresuro su tarea y cubrió sus manos con las suyas haciendo que el príncipe le prestara toda su atención.
—Usted, Park Seokjin-
—Ahora soy Kim Seokjin—susurro.
—Usted, Seokjin no nació solo para concebir cachorros, dedicarse a la crianza o un objeto de lujo para alguien; nació para ser feliz, para mostrar su sonrisa al mundo y alumbrar a los demás con ella, usted nació para ser un líder y no solo un acompañante, ¿Sabe por qué un viejo rey decidió casarse con usted —un Omega hombre— cuando siempre eligió a las mujeres?
— ¿Por qué es un cerdo? —susurro sorbiendo su nariz y Jungkook quiso sonreír, era la acción más tierna que pudo verle hacer.
—Por eso y porque también vio lo que yo veo en usted, el futuro Rey del Este
— ¿Dices que nací para ser un Rey?
—Y su padre también lo sabe, no entiendo cómo piensan los reyes o porque mando a su potencial hijo hacia acá, pero lo que, si se es que usted ni ningún Omega puede ser medido por lo bien que cocina, se porta o que tan fértil sea, así que si quiere tener cachorros puede hacerlo, solo debe de vivir para lograrlo
—No entiendes... ya no hay forma de que pueda lograrlo—Seokjin sintió sus ojos llenarse de lágrimas nuevamente y respiro hondo para poder hablar. —Ya mi cuerpo ha perdido demasiados bebes, no sabe cómo retenerlos o eso fue lo que dijo el doctor
— ¿Aún tiene sus celos?
Seokjin nunca se imaginó que en algún momento hablaría con un guardia sobre su desdicha o sobre sus celos, pero aún en su corazón el deseo de ser padre seguía allí como si todas las malas noticias no acabaron con sus esperanzas hace tiempo.
—Son cortos e irregulares, pero ¿Que tiene que ver eso?
—Los Omegas sean muy fértiles o no, son más propensos a quedar en gestación cuando están en celo, si sus celos por más cortos e irregulares que sean aun aparecen eso le da posibilidades de salir embarazado
— ¿Tu como sabes eso?
—Es medicina básica, Su Alteza, estudie medicina—no mentía, se podía decir que eso era estudiar medicina. —Descanse, príncipe Seokjin, su cuerpo lo necesita—el Alfa se quedó allí hasta que el mayor cerrara los ojos cansado de todo su sufrimiento, aun no dormia del todo, lo supo cuando se levanto para terminar de arreglar la habitacion cuando el Omega apenas tomo dos de sus dedos en un agarre debil. — ¿Su Alteza?
—Gracias... por no dejarme morir
—No de las gracias, Su Alteza lo haría miles de veces sin pensarlo, descanse
Seokjin quiso pensar que lo haría porque era una buena persona y no porque su misión así lo requería.
xxxxx[::::::::> <::::::::]xxxxx
Al día siguiente, cuando el príncipe estuvo despierto y con ayuda de algunas sirvientas, se vistió para ir al Salón real donde —como decía su pequeño hermano— el Rey sentaba su real trasero y hacia cosas reales.
Seokjin lo extrañaba mucho, aunque quería salir de aquel sufrimiento por la vía fácil en todo momento pensaba en que si lo hacía no podría volver a verlo.
Los guardias que cuidaban la puerta de aquel gran salón le anunciaron antes de abrir la puerta y dejar ver un viejo Rey con una mirada helada, una mirada que al principio llego a pensar que le transmitía calma, incluso amor, pero ahora solo quería huir. Hizo una reverencia cuando llego frente suyo, unas escaleras que daban hasta el asiento del Rey lo separaban de aquel Alfa.
— ¿No dijiste que preferías morir que pasar otro día aquí?
—Me di cuenta de que no valía la pena morir por la basura de vida que tengo, ¿Y de que me preocupo? Algún día tú me mataras cuando deje de ser útil para ti, ¿Por qué adelantarme? —Seokjin era un Omega callado, pensaba las cosas antes de decirlas y prefería bajar la cabeza a contestar. Estar tan cerca de la muerte le dejo algo en claro, si iba a morir por lo menos diría y haría todo lo que quería.
—Eres tan patético
— ¿Me dices a mi patético cuando eres el asesino de todas tus parejas y hasta de la persona que supuestamente amaste? ¿Yo patético? ¿Debo de recordarte que morirás sin tener una maldita descendencia porque solo eres un maldito asesino?
—Seokjin, como no te calles yo-
— ¿Vas a pegarme? ¿Ahorcarme? ¿Humillarme? ¿Obligarme a tener sexo? ¿Recordarme que no soy nada? Ya no hay nada que no hayas hecho, Woong
El lugar quedo en silencio por unos minutos hasta que el Rey se levantó y bajo las escaleras con calma mientras Seokjin solo quería correr lejos de allí, claro que le tenía miedo esos años casados fueron una tortura. Cuando por fin estaban frente a frente Seokjin quiso desviar la mirada o agachar la cabeza, pero aun cuando estaba temblando se mantuvo allí de pie, mirándolo a los ojos como nunca hizo.
Tal vez estuvieron así minutos o horas cuando el Rey le extendió una hoja con un gran título, un título que lo dejo sin habla, ¿Estaba soñando? Parpadeo queriendo despertar de su sueño, pero al abrir los ojos por última vez las palabras en tinta negra se hicieron más nítidas.
DIVORCIO
— ¿Que-
—Eres libre
Seokjin dejo de mirar la hoja para ver alguna burla o mentira en su rostro, pero, estaba viendo absoluta verdad plasmada en su rostro.
—Solo firma y vete—el Rey señalo hacia donde estaba un lápiz de puro carbón listo en una pequeña mesita, como si solo estuviese esperando por este para ser usada.
— ¿Te estas divorciando de mí?
—Si, no quiero un Omega inservible en mi vida
El Omega no presto atención a lo que dijo, tenía tantos sentimientos que empezaban a desbordarse mediante lágrimas. Quería gritar, maldecir, golpear y quería sonreír de felicidad a la vez. Siempre pensó que se libraría de aquel Rey cuando este muriera o cuando él lo terminara matando.
—Tu... no sabes cómo te odio, no sabes lo mucho que te odio—susurro en medio de sus lágrimas y con las manos temblorosas firmo su libertad sintiendo como la carga de sus hombros por fin le eran quitadas.
—Vete al Este ahora, esa hoja luego de ser verificada será entregada al Rey del Este y espero jamás muestres tu cara en mi reino, lárgate—las palabras de Woong eran duras, más su rostro arrugado estaba inundando en lágrimas, lágrimas de arrepentimiento, acción que destrozo el corazón de Seokjin.
Cuando se casaron Seokjin no sentía nada por él, era solo un viejo Rey teniendo otro esposo, claro que sabia las historias de sus antiguas parejas y dudaba que su padre no la sabia, pero quiso creer que solo eran historias inventadas. El primer año fue normal, el Rey estaba ocupado y Seokjin pasaba tiempo aprendiendo la historia de aquella región, compartían cama y conversación nocturnas amenas, el Omega empezó a tomarle cariño aún más cuando por fin salió embarazado.
Su amena relación se volvió más unida, pronto tendrían un hijo que los uniría para siempre, por fin el heredero del Norte llegaría al palacio. Pero el cuerpo de Seokjin no lo aguanto y el Rey tampoco.
Aquella noticia solo sería el comienzo del martirio del Omega; los golpes llegaron, las palabras punzantes, los abusos, el sexo forzado y los abortos espontáneos se hicieron parte de la rutina, el Rey culpaba su cuerpo débil y viejo, aunque mucho de aquellos abortos fueron causados por golpes y exceso de estrés que el Rey le causaba.
Cada uno de sus posibles herederos se convirtieron en nada al igual que el corazón del Omega que se rompía en cada perdida hasta que no quedo nada.
— ¿Te atreves a llorar después de todo lo que hiciste? ¿De cómo me hiciste sentir? ¿De lo que le hiciste a mis bebés? ¿T-Tú te atreves a sentirte arrepentido? —importándole poco golpeo su pecho, lo golpeo repetidas veces con la poca fuerza que en ese momento tenia, en cada golpe le reclamaba una y otra vez todo lo que le hizo, los golpes perdían fuerza y en un momento se encontró llorando en el pecho del que alguna vez fue su esposo, el mismo que hace años traía un postre que compartían en la noche mientras hablaban, con el que compartió conversaciones en la cama luego de hacerlo, con el que imagino una gran familia, pero todo termino en un desastre resumido en las lágrimas de ambos.
Los fríos brazos del Rey cubrieron su cuerpo, en una gélida despedida tan dolorosa como se la imaginaba y deseo que aquel Omega pudiese ser feliz, ser un gran padre como se lo merecía y un gran Rey, porque sabía que tenía potencial para ello.
—Eres libre, Seokjin se feliz—susurro y ambos lloraron, uno más silencioso que el otro.
—Su Majestad, discu- —entre lágrimas Seokjin pudo ver al jefe que los recibió cuando llegaron junto con Jungkook, el Omega no pudo describir por que se sintió avergonzado en ese momento al verse allí desahogándose en los brazos de un abusivo exesposo.
—Retírate—fue lo último que escucho del Rey quien alejo sus brazos, más no lo aparto, espero hasta que Seokjin limpiara sus lágrimas y diera los pasos que necesitaba para irse, el Rey no dejo de verlo hasta que las puertas se cerraron y volvió a sus asuntos sin preocuparse en limpiar las lágrimas que mojaban sus mejillas.
En silencio ambos se dirigían hasta el Ala Norte donde la habitación de Seokjin estaba, aún permanecía sensible por todos los sentimientos que abundaban su mente y su corazón, quería poder gritarle a Jungkook que era libre y que debía de avisarle a los demás para irse de ese lugar mas no pudo hacerlo, como si de pronto una barrera los distanciara, aunque Jungkook estaba justo detrás suyo cuidando sus pasos.
Al llegar a su habitación el Alfa se detuvo en su lugar designado esperando a que este entrara, pero Seokjin se quedó allí, esperando a que Jungkook dijera algo, le preguntara que hacía abrazado de alguien que lo lastimo, pero ¿Por qué?
¿Que era ese Alfa para Seokjin? ¿No era solo su guardia? O ¿Le había tomado aprecio por las conversaciones nocturnas, algunos gustos similares y por hablar de sus familiares juntos? ¿Lo consideraba un amigo?
¿Acaso miraba demás a sus amigos como lo hacía con aquel Alfa?
— ¿Su Alteza? —su voz trajo a Seokjin devuelta y en ese momento tomo una decisión, podía arrepentirse después, pero necesitaba compartir la euforia que quería salir de su cuerpo.
En aquella Ala del palacio casi no transitaban sirvientes o guardias, en todo el día se podían contar 5 en total, era un ala abandonada donde las esposas o concubinas se quedaban hasta que el Rey las llamara o fallecieran, cambiaban de lugar al estar en gestación y cuando el niño tenía la suficiente edad para dormir solo volvían al Ala del abandono como descubrió que se llamaba por unas sirvientas que no sabían susurrar.
Sabiendo que nadie los vería tomo una de las manos de Jungkook e hizo a ambos entrar en la habitación dejando un poco sorprendido al Alfa.
— ¿Su Alteza?
Seokjin quería decirle tantas cosas, pero solo atino a abrazarlo mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, como si tuviera más para derramar.
—Príncipe Seokjin, ¿Que está pasando? —Jungkook estaba estático a diferencia de su lobo que gustoso recibía aquel repentino abrazo, al final los animales no buscaban razones solo disfrutaban el momento.
—Soy libre, Jungkook soy libre
— ¿Libre?
El Omega alejo su cabeza de su pecho donde estaba escuchando el corazón del menor latir con fuerza y asintió con una gran sonrisa.
¿Jungkook ya había dicho que era una hermosa sonrisa? Porque lo era.
—Ya no soy más Kim Seokjin, soy libre, acabo de firmar mi libertad
El Alfa nunca escuchó de divorcios de la realeza, para dejar de ser cónyuge de un Rey este tenía que morir y así quedar viudo o morir para ya no ser su pareja, no entendía como eso era posible, pero podía ver en los ojos brillosos de Seokjin que no tenía por qué, era libre y era lo que importaba.
—Me alegra saber que es libre ahora, príncipe merece esto y más y me alegra que por fin pueda vivirlo—el Omega solo asintió y volvió a rodear su cuerpo, pero esta vez Jungkook decidió abalanzarse hacia el vacío y acariciar el largo cabello negro de Seokjin. —Se merece esta felicidad, Su Alteza
Así permanecieron hasta que el príncipe recordó que debían de irse, aunque firmó aquella hoja que confirmaba su separación aquello no impedía que el Rey pudiese romperlo y cambiar de opinión, no quería esperar hasta que eso sucediera así que le indico a Jungkook que se prepararan para salir lo antes posible mientras Seokjin con algunas sirvientas guardaban sus pocas cosas para irse.
Antes de salir de aquella habitación que lo vio reír, llorar y se convirtió en su prisión dejo el anillo que obtuvo en su boda y con una gran sonrisa y su pecho liviano salió de allí.
Su vida cambiaria desde ese momento solo esperaba que fuera para bien.
Empezaremos a ver mas sobre los hermanos Kim hasta las historias se entrelacen, nos vemos un dia de estos. Gracias por leer, votar y por sus hermosos comentarios.
—Kim ♪
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro