Extra 01
No, por favor. Otra vez no.
Exhalo un suspiro de frustración mientras vierto la leche sobre mi cereal y tomo una cucharada grande que mantenga mi boca cerrada.
—Increíble... —susurro a nadie en particular—. No sé cuánto tiempo más podré resistir así.
Otra vieja canción country de Kenny Rogers suena en el estéreo de la sala, una vieja canción de amor que conozco por mi padre.
Dios, dame fuerza.
Tomo otro bocado de cereal y espero a que la puerta principal se abra, mi lindo esposo volviendo del trabajo como cada día. Lanza las llaves en la mesita de la entrada y se acerca para besarme.
—Hola, nena.
—Hola, bebé —le devuelvo el beso—. ¿Qué tal el trabajo?
Sus hombros se encogen.
—Igual que siempre —besa la cabecita de nuestra bebé a mi lado, en el portabebé—. ¿Cómo está?
—No para de llorar y estoy comenzando a fastidiarme. ¡Lo juro! Solo come, duerme y sigue llorando. —levanto a Grace en mis brazos—. Haz que se detenga, lo digo en serio. Un Graham llorón es suficiente en esta casa.
Señalo con la cabeza hacia la sala, al hombre rubio en mi sillón que desgarra alguna pobre canción con su desafinada voz.
—Y dile que pare con las tostadoras, John. Tres son suficientes.
Hace dos semanas, Kyle apareció en nuestra puerta trayendo una tostadora de regalo por nuestra mudanza de un mes antes. Volvió al día siguiente con otra y tuve qué preguntar, yo y mi gran bocota.
Otra tostadora después, por fin nos reveló que Amanda terminó su breve relación y ha estado en mi sofá desde entonces. No trabaja, no se va y solo está ahí, existiendo.
Camino a la cocina con Grace y mi tazón para darle espacio a John, pero igual lo escucho cuando se acerca a Kyle.
—Hey. —saluda con incomodidad.
—John.
La canción termina y empieza otra, los bajos sollozos de mi cuñado escuchándose por encima de la música.
—Escucha, creo que deberías hablar con Amanda y explicarle el asunto.
—Ella no quiere escucharme, dice que no lo entiendo.
—¿Y? —pregunta mi esposo.
—Tiene razón, no sé qué hice mal ahora. Estaba esforzándome con ella, lo juro.
—Tienes qué parar con los regalos, hermano. No quiero cargar de nuevo todo hasta la tienda de segunda mano.
Kyle ríe bajito, apenas una respuesta.
—Entendido.
Permanecen en silencio por unos minutos, el tiempo suficiente para que acabe mi cereal y lleve a Grace a la habitación para su siesta de la tarde.
Cambio su pañal, toma un biberón y la arrullo hasta que se queda dormida. La coloco en su cuna con cuidado, luego tomo la libreta para seguir escribiendo el cuento infantil que deseo publicar.
—El señor sol y la señora luna decidieron que encontrarían la manera de estar juntos, desafiando a todos aquellos que querían separarlos. Un día...
—¿Nena? —John asoma la cabeza en la habitación de Grace—. Creo que deberías intentar tú hablar con él.
—¿Por qué?
—Accidentalmente dije que puede quedarse el tiempo que quiera.
Mierda.
Olvidé cuan noble es mi esposo, incluso con aquellos que lo hirieron en el pasado. Exhalo otro suspiro de frustración y me levanto de la silla junto a la cuna.
—Hablaré con él, pero no prometo nada. —apoyo mi mano en su mejilla para besarlo—. Toma una ducha antes de que Grace despierte y quiera que la cargues.
John asiente y se dirige a nuestra habitación. Bajo las escaleras siguiendo el sonido de la melancólica canción country que fue lanzada recientemente.
Eso es un cambio.
—¿Tay Tay? —pregunto solo para asegurarme, Kyle no parece el tipo de fan de Taylor Swift.
—Me recuerda a ella, —suspira, haciendo círculos con su dedo—. Por los rizos rubios.
—Oh. —Carajo, allá voy—. Kyle, no sé cómo hacer esto pero, sentarse a ver la vida pasar no es la solución.
Su cabeza gira un poco para mirarme con los ojos rojos de haber llorado y la cara pálida. Dios, se ve fatal.
—¿Qué sugieres?
—Que hables con ella sobre lo que está mal, no te rindas. —intento sonreír para darle ánimo—. Estoy segura que todo es un malentendido.
—No lo sé, Liz. —se pasa las manos por el cabello—. ¿Crees que ella quiera escucharme?
No.
—Tienes qué intentarlo, Kyle, tienes qué hacer que ella te escuche.
—¿Puedes ayudarme?
Mierda, ¿Por qué yo? En otro momento de mi vida, estaría feliz de saber que Amanda dejó a Kyle porque él lo merecía por todo lo que le hizo a John.
Pero ese tiempo ya pasó.
—Claro.
Antes de que pueda levantarme para buscar mi móvil, el rubio sujeta mi brazo para que me detenga y lo mire.
—Gracias Liz, eres la mejor cuñada que pude tener. John tiene suerte de tenerte.
Estiro una sonrisa en mis labios.
—Gracias por decirlo.
De pronto sus labios se presionan en una fina línea.
—¿Lo sabes? —pregunta sin soltarme—. ¿Papá te lo dijo?
Si es lo que pienso, no puedo negarlo y asiento.
—Si.
—¿John lo sabe?
—No. No era mi asunto para decirlo, tiene qué hacerlo tu padre.
—Bien.
Libera mi mano, luego voy a la mesa del comedor por mi teléfono para enviarle un mensaje a Amanda.
*Hey Amanda, ¿Quieres venir a cenar? Te regalaré una tostadora.*
Su respuesta no tarda mucho.
*¡Uy! Excelente.*
Otro mensaje llega inmediatamente.
*¿Está ahí? ¿Kyle aún frecuenta tu casa?*
*Visita a su hermano, ¿Quién lo diría? Es un buen tipo.*
Cuando la respuesta de mi amiga tarda en llegar, sé que está reconsiderando la invitación.
*Amanda, no sé qué pasó pero habla con él. Luce arrepentido y tiene esa cara de cachorro triste.*
*Mierda. Bien, hablaré porque extraño tus deliciosas cenas.*
*¡Gracias, Amanda!*
Dejo el móvil en mi bolsillo y vuelvo a la sala para hablar con mi cuñado.
—Tendrás tu oportunidad esta noche, trata de aclarar las cosas mientras puedas. —me acerco al estéreo a apagar la música—. Y necesitas prepararte para dar una buena impresión.
Kyle estira los brazos sobre su cabeza y se levanta, su semblante más alegre que hace un rato.
—Gracias, Liz. ¿Hay algo que pueda hacer por ti? ¿Algo que desees?
No me provoques, chico.
—Sé un buen hermano y un buen tío para Grace. Es suficiente.
—Hecho. —sonríe—. John dijo que podía usar la habitación de invitados, así que iré a tomar un baño.
Señala las escaleras y se aleja sin esperar mi respuesta. Antes de que desaparezca de mi vista, gira un poco para hablarme.
—¿Una batidora? ¿Un horno de microondas? —se ríe—. Estoy seguro que podrías ocupar un extractor de jugo.
—¡Kyle!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro