Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

EPÍLOGO

John ha estado actuando raro, muy raro los últimos días. Entiendo que haber recuperado la vista le ha ayudado mucho en la academia, tanto que le ofrecieron el puesto del director.

Y es genial y lo apoyo, pero ahora pasa demasiado tiempo en el trabajo, o por lo menos ahí era donde yo creía que estaba.

—Maldito mentiroso — Gruño cuando lo veo salir de la escuela de música después del medio día.

Camina hasta su auto y lo veo tomar el teléfono antes de encender el motor. Mi teléfono vibra con una llamada entrante.

—John.

—Bebé, voy a salir más tarde porque tengo algunas facturas que revisar. ¿Necesitas que te lleve algo?

—¿Cómo qué? — Gruño sin poder controlar mi tono.

—No sé, ¿Helado? ¿Pay de queso? ¿Tienes algún antojo en particular?

—Ninguno por el momento. ¿A qué hora llegas a casa?

—Las 6... Las 7 si hay mucho tráfico.

¿Qué?

—Bebé, ¿Cuánto tráfico puede haber en la cuadra entre la academia y el departamento?

—Si... No, me refería a ir al supermercado por tu helado. No te preocupes, te llamaré cuando me desocupe, ¿Está bien?

—Claro.

Termina la llamada y enciende su auto para dirigirse al norte, y como ya estoy metida en esto, lo sigo desde una distancia prudente.

Cuando me detengo en el semáforo, pongo el móvil en la base y conecto el manos libres para llamar a Amanda.

—¡Liz! — Me saluda con un grito.

—¡John me engaña! — Chillo — ¡Te dije que está actuando raro!

—Uy, mierda. Liz, cuando lo sugerí lo hice de broma. No me refería a que de verdad te estuviera engañando ahora que puede ver a todas esas mujeres coqueteándole.

—¡Amanda! — Chillo más fuerte — ¿Y si es cierto? ¿Y si quiere recuperar el tiempo perdido?

—No, no lo creo, Liz. Él te ama, yo lo sé.

—Pero él no quiere estar conmigo, ¡Me está evitando!

—Espera — La escucho reír — ¿Esto no es como aquella vez que le dijiste que estabas embarazada?

—¡Sigo embarazada! — Me quejo acariciando mi vientre — ¡Parezco una pelota!

—Aún creo que exageras, banana. Seguro todo estará bien, acuéstate un rato a dormir y deja que ese bebé descanse.

—No señora, hoy mismo averiguo qué pasa con John.

Toco el claxon para que el auto frente a mi se mueva rápido y pueda mantener el objetivo a la vista. ¿A dónde rayos va?

—¿Estás conduciendo? — Pregunta Amanda.

—Si, estoy siguiendo a John.

—¿Por qué?

—Ya te lo dije, voy a descubrir si tiene una amante o algo así. ¿Ya te dije lo que pasó ayer?

—No.

—Le llamé para pedirle helado de moras y dijo que llegaba en 20 minutos, pero no llegó. Tardó una hora y sin una excusa creíble.

—Me cuesta creerte, pero ¿Deberías estar conduciendo? Es tu último mes, casi estoy segura que deberías estar en cama.

—¿Y dejar que otra mujer tenga a mi marido? ¡No! ¡Los atraparé! A ambos.

—Llámame cuando no estés detrás del volante, ¿Okey? Y no hagas nada loco.

—¿Más loco que perseguir a mi esposo por todo Omaha? Lo dudo.

Desconecto el aparato y sigo conduciendo hasta una plaza comercial más al norte. John estaciona su auto, se pone los lentes oscuros y baja activando la alarma.

Por un momento creo que va a entrar a algún local, hasta que una mujer en un lujoso auto le hace una seña y se dirige hacia ella.

—¡Maldito! — Chillo con lágrimas en los ojos — Ella podría ser su madre.

Le echo otro vistazo a la mujer que conduce, segura de que no la he visto antes y me molesta saber que me mintió para reunirse con su amante.

La mujer le sonríe, John asiente y salen del estacionamiento de la plaza comercial para incorporarse a la autopista. ¿A dónde van ahora? ¿A la casa de ella?

Debería regresar al departamento, pero no puedo dejarlos salirse con la suya y los sigo de nuevo teniendo cuidado de no ser vista. Conduzco cerca de 20 minutos hasta que los veo tomar una salida lateral.

El lujoso auto de la mujer parece uno de tantos estacionados en el hermoso residencial, y me pregunto si puedo seguirlos o tendré que responder ante algún vigilante.

Finalmente ellos estacionan frente a la cochera de una bonita casa así que me detengo sobre la calle, oculta por un árbol.

—¿Por qué me hiciste esto? — Me limpio las lágrimas — ¿Por qué?

Mi esposo y su amante entran rápidamente a la casa, convirtiéndome en un mar de lágrimas desastroso y dejo caer la cabeza contra el volante de mi suv para llorar a gusto.

O por lo menos creo que lo hago, hasta que alguien golpea el cristal de la ventana.

—¿Bebé?

Levanto la cabeza para mirar la expresión confundida en mi traicionero esposo, que de inmediato se alarma.

—Liz, ¿Qué sucede? ¿Qué haces aquí?

Bajo un poco la ventanilla para hablarle.

—Lo sé todo, John. No intentes mentir porque vi a la mujer, sé que están juntos y no puedes negarlo.

—Nena, no es lo que crees...

—¡No mientas! — Chillo — ¡Estás con ella!

—Liz, bebé, baja del auto así podemos hablar.

Cómo no respondo, mete el brazo por la ventanilla para destrabar los seguros y abrir la puerta, que cede con rapidez. Toma mi brazo con cuidado y me lleva con él por la reja de la entrada.

—¿A dónde me llevas? ¡No quiero conocer a tu amante!

—Nena, ella no es mi amante — Se ríe el idiota — Déjame aclarar el asunto, porque obviamente dejó de ser una sorpresa.

—¿Qué? ¿De qué sorpresa hablas?

Su brazo se apoya en mi cintura para empujarme un poco más, dentro de la casa.

—No quiero... — Interrumpo mi queja cuando nos detenemos en la sala, o en lo que debería ser la sala — ¿Qué es esto?

—¿Qué parece? — Se ríe — Una casa.

—Ya sé que es una casa pequeño genio, ¿Por qué está vacía?

—Así podemos decorarla a nuestro gusto, con todas esas lámparas que te dió Kyle, ¿No te gusta?

—Es hermosa, y grande — Me aparto de él para mirar las escaleras de madera.

—Podría ser nuestra.

—¿Vas a comprar esta casa?

—Si. Era una sorpresa...

—John, ¿Cómo vamos a pagar un lugar como este?

—Obtuve un préstamo con ayuda de papá, la señora Newman — Señala a la mujer que se asoma desde la cocina — Me ayudó a buscar este lugar. No tenemos vista al Puget, pero tiene un gran patio para que nuestro hijo juegue.

—Oh, Dios — La vergüenza me colorea la cara — Siento tanto haber desconfiado de ti, creí que estabas engañándome con ella.

La mujer da un respingo y presiona con fuerza las carpetas, sin duda algo incomoda por mi acusación. John ríe divertido.

—No bebé, yo te amo.

—Y yo a ti — De nuevo aparecen lagrimas, pero ahora son de felicidad y alivio.

—Te dije que yo me haría cargo de esta familia, ¿No es así? Ahora volvamos por mi auto, porque estoy seguro Señora Graham, que tendría que estar en cama reposando.

—¿Estoy en problemas?

—Si, muchos — Frunce el ceño, pero no puede esconder la sonrisa — Vamos a casa, bebé.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro