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Capítulo 26


CASSANDRA


—Cass...—escuché como Emma decía mi nombre, pero sus palabras me parecían lejanas.

La sangre empezaba a acumularse en mi cabeza y en mis mejillas mientras me abría paso entre la gente. Sus ojos clavados en mí como dagas en mi espalda. Yuky soltó una carcajada que hizo eco por el resto de la habitación.

—Nadie huye de él, Cassandra, no cometas el error de pensar que podrás escapar—su voz llegó hasta a mí como un secreto susurrado en el oído.

Uno de los guardias me siguió a través del pasillo. A cada paso que daba, cada esquina que giraba, él seguía detrás de mí. Me frené en seco, esperando a que llegara. Noté su respiración temblorosa antes incluso de darme la vuelta. Sudaba como un cerdo y sujetaba la espada como si nunca le hubiera hecho falta para defenderse de nadie. Sentí pena por él. Al menos los segundos antes de arrebatarle el arma y clavársela en el corazón. Continué mi camino sin que nadie se atreviera a detenerme. Bajé escalones y seguí bajando hasta dar con la biblioteca. Los guardias que habían estado en la puerta todavía seguían inconscientes. Erick y Astrid habían hecho bien su trabajo al ocultar sus cuerpos.

Ojeé los libros que habían dejado desperdigados sobre la mesa, las hojas arrancadas en cada uno de ellos. Eso no había sido un buen trabajo. Los coloqué de nuevo en su sitio, uno por uno, mirando las etiquetas que tenían en el lomo.  Pero aquello no consiguió relajarme. Salí de allí tan pronto como pude. Mientras lo hacía intenté no pensar en Ian yéndose con ella. No se había girado y desde luego no me había mirado. Siguió a esa chica desconocida sin ningún tipo de duda. 

Me tambaleé por los pasillos sin una luz con la que guiarme. La cámara subterránea era como un laberinto, llena de pasadizos que se iban haciendo más y mas pequeños. Yuky tenía razón, no podía huir. 

Nada había sido real. 

Era todo una ilusión. 

El olor a humo se coló por las rendijas e hizo que empezara a toser. Intenté volver por donde había venido, pero ya no me acordaba. Los pasillos eran iguales y sin luz poco podía hacer para identificarlos. Tosí hasta que se me llenaron los ojos de lágrimas y me entraron arcadas. Arranqué parte de la túnica y me envolví la nariz y la boca como pude. Me arrodillé y empecé a gatear por el suelo. Supe de donde venía el fuego aún sin verlo. Los pulmones me ardían. Sentía la garganta como una lija cada vez que intentaba tragar saliva.

Crucé otro pasillo y otro hasta que casi no pude respirar. La biblioteca estaba ardiendo y yo estaba atrapada con ella.

—¡Cassandra! —alguien me llamaba.

Pegué la espalda al suelo, sin fuerzas para seguir arrastrándome. Sin fuerzas para pedir ayuda. Una sombra se acercaba hasta mí desde el final del pasillo.

—¡Cassandra! —la voz volvió a oírse. No provenía de la sombra.

La sombra se acercó más. No tosía, no tenía miedo de morir asfixiado. No era humano. Me raspé los codos al intentar huir. Negué con la cabeza mientras profería sonidos de súplica.

Una luz tenue apareció a mi espalda y entonces pude verle el rostro.

—¡Aléjate de ella! —era Rubí, todo este tiempo era Rubí la que me había buscado entre el fuego.

Él la sonrió, mostrando su perfecta dentadura. Gemí de nuevo. Me arrastré, queriendo llegar hasta Rubí, que se movía con rapidez por el pasillo. Ella también le había reconocido. Nikolái me agarró del tobillo y tiró de mí. Grité con todo el aire que quedaba en mis pulmones.

—Has pasado demasiado tiempo lejos de casa—masculló cuando me tuvo bajo sus pies—. Hola querida, un placer conocerte. Que pena que no vaya a durar.

Nikolái se dirigió hasta Rubí. Ella ya brillaba por completo en un color escarlata.

—Suéltala.

—¿Quién te crees para darme ordenes? —me agarró del cuello y me levantó, todo sin quitarle la vista de encima a ella—¿Sabes que trabajaba para mí verdad? Todo el numerito de la niña buena y la amiga sin recuerdos era una farsa. 

Cerré los ojos, las lágrimas se volvieron más intensas al comprender que nada de lo que hiciera podía negar el hecho de que Nikolái decía la verdad. Que era una traidora. La villana de su historia.

—Lo sé—la confesión me pilló por sorpresa y para mi placer a él también. Rubí le observó con el mentón bien alto, desafiante—. Has cometido el error de subestimarme, Nick.

Se burló del mote que yo le había puesto cuando aún pensaba que tenía un alma, cuando aún le quería. Me apretó del cuello con más fuerza. No podía manejar su frustración de otra forma. Siempre haciendo daño, destruyendo.

—Conozco a Cassandra desde hace años, ha sido como mi hermana, ¿Pretendes que no sepa cuando miente? ¿Cuándo está enamorada de alguien que le hace daño? —se acercó aún más. Su energía nos envolvía como en una burbuja, no solo para parecer más fuerte, si no para ahuyentar el humo que ya llenaba el pasillo por completo. —Déjala en paz y prometo no hacerte daño. Hoy.

—En efecto te he subestimado. Eres una criatura...Deliciosa—se relamió los labios—. Sin embargo, ella es mía. Su cuerpo me pertenece y su vida también. Ella me tiene miedo porque vosotros lo habéis querido así.

—No soy tuya, ni te tengo miedo—conseguí decir aún con su mano apretando cada vez más.

—Y yo no voy a discutir contigo—le empujé en el momento exacto en que Rubí hacia caer algunos de los enormes bloques del techo.

Me aferré a su brazo. Ella le mantuvo en el suelo hasta que conseguimos salir del pasillo, después todo se empezó a venir abajo. Corrimos hacia la salida, aunque sabía que Rubí tenía controlado el derrumbe para que no nos hiciera daño.

—Lo siento, lo siento—me disculpé una y otra vez, con el corazón en un puño por haberles traicionado.

—Yo lo siento—apoyó las manos en mis hombros—, Siento no haber luchado para salvarte, Cassandra. Siento haberte dejado sola con esos monstruos.

Todo el mundo había sido desalojado del templo, incluso Yuky. Los guardias intentaban apagar el fuego, aunque con el derrumbe la mayoría de las llamas habían sido sofocadas. Los demás nos esperaban fuera. Erick corrió hacia Rubí en el momento en que apareció en su campo de visión.

—Todo esta bien, la he encontrado antes de que el humo pudiera alcanzarla—los dos supimos al instante porque Rubí no quería más detalles de nuestro encuentro. No era seguro que nadie nos escuchara hablar del tema.

—Me has asustado—contestó él, haciéndole un reconocimiento completo por si estaba herida.

—Ten, bebe algo—me ofreció Astrid. Estaban sentadas alejadas del resto de la multitud.

El cuerpo no dejaba de temblarme. Cada voz demasiado alta o cada golpe me alteraban. Miraba a mi alrededor esperando que Nikolái volviera a por mí. Las primeras veces cuando le había reclamado sobre la verdad de sus ataques o no había querido verle, el simplemente se excusaba o hacíamos el amor para que olvidara todas esas tonterías. Pero cuando empezó a darse cuenta de que yo recordaba algunas cosas, de que realmente quería escapar de su lado, se puso violento. Saco su verdadero rostro.

El amor que había sentido por él, que por desgracia aún sentía, me había vaciado por completo hasta dejar un cascaron vacío. Hacía todo lo que él me pedía sin pararme a pensar si estaba bien. Solo quería complacerle. Necesitaba que me quisiera. Y esa necesidad me había llevado al más profundo de los abismos.

—¿Creéis que Yuky lo sabía? —preguntó Astrid cuando nos colocamos todos en un círculo.

Asentí. Estaba segura de que Nikolái había quemado la biblioteca por algo y Yuky debía estar al tanto.

—Da igual, ya tenemos la información que necesitábamos—aclaró Erick. Rubí le dio un toque en el antebrazo y señaló a su alrededor. —Lo hablaremos en otro momento.

Una cabellera rubia apareció a unos metros de distancia. Me puse en tensión y me abracé a mi misma. Era él. Venía a por mí. Pero entonces la multitud se movió y pude ver su rostro. Ian nos estaba buscando entre el mogollón de gente. Me levanté de inmediato, pero me quedé estática cuando por fin se dio cuenta de mi presencia. Venía hacia mí cuando alguien se interpuso en su camino, cambiando completamente el centro de su atención.

Le estrechó entre sus brazos. Sentí que estaba de nuevo asfixiándome por el humo de las llamas cuando vi como sus labios se posaban sobre los de ella. 

****

Hola, hola! He decidido que voy a subir dos capítulos por semana y así que tengáis el libro completo antes de navidad. 

¿Qué os ha parecido el capítulo?

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