XIII
Jungkook POV.
Dos semanas antes...
—¡¿É-el sabe acerca d-de...?
—Si, Jungkook. Sé acerca de tus poderes.
Sentí desmayarme y a mí respiración trancarse.
—Yoongi, creí que ya le habías informado a llamitas sobre el porqué de tu visita. –dijo el pelinaranja cruzado de brazos.
—Si, bueno. Lo olvidé. Pequeños detalles, amigo. Eso ya no importa.
—¡Importa para mí! Creí que eras el único que sabía de mi maldición.
El peligris afiló su mirada.
—Te he dicho que no lo llames de esa forma.
—¿Y cómo quieres que lo llame, eh? ¿Bendición? Uh, si. Amo no saber controlarlos, quemar mi casa y casi morir por mis propias manos.–dije molesto rodando los ojos.
Yoongi suspiró profundo y Hoseok se limitó a observarme por varios segundos que parecieron eternos. Luego habló.
—Pareces un adolescente.
—¡¿Huh?!
—Ves, te enojas con facilidad. ¿Es acaso efectos de las llamas? De ser así, ¡Genial!
—No, no son efectos de nada. Tampoco es genial, rarito.
—Eh, eh, eh alto ahí llamitas. ¿Dónde quedó el respeto?–me encogí de hombros—Tendré que darte un par de clases extra sobre cómo respetar a tus mayores.
—Da igual.
Yoongi estaba a punto de matarme con la mirada. Aún así me enfuruñé más.
—¿Así le hablas a quien te enseñará a controlar tus poderes, niño?
—¿Tú...? –no terminé porque cuando parpadeé frente a mí se presentó una escena peculiar; de las manos del pelinaranja salían fuego, no. Era más espeso... ¿Lava? Formando una pequeña bola con sus manos lo mostró a la altura de mi cara y yo abrí la boca sin poder decir nada. Luego la alejó de mí para desaparecer justo como apareció cuando él cerró sus manos en puño. Tragué nuevamente.—Eres el portador del magma infernal.
—La lava. Así es. ¿Quién mejor que yo para enseñarte?–abrí la boca para decir algo pero fue en vano— Nadie, exactamente.
—¡¿Podemos empezar de una jodida vez?!
Una vena brotó de la frente de Yoongi cuando volteamos a verlo. Dio miedo.
—Relájate, felino. Hay tiempo de sobr...
—No. No lo hay Hoseok. Empieza de una buena vez o apagaré tu grandísimo ego con mis propias manos. –estiró una sonrisa tétrica y su amigo rio nervioso.
—Yah. Pero no te enojes que soy sensible–hizo un puchero—Perdona, si, si. Vamos llamitas. Acabemos con esto lo antes posible.
A veces no entiendo a los Dioses, pero ésta vez necesitaré ayuda de ellos.
—De nuevo. No. De nuevo. Jungkook, presta atención a lo que te digo y observa.
—Hyung, pero...
—Debes de concentrarte o de lo contrario podrías lastimar a alguien. Estás muy distraído. Por favor, repite mis movimientos.
Entrenando. Eso hacíamos.
Hace más de cuatro horas que estamos en esto; tratando de hacer una bola de fuego con mis manos, con mis poderes. Hoseok hyung explica de maravilla, no lo niego pero mis manos se niegan a crear una circunferencia que se mantenga estable por más de dos segundos. Solo he logrado hacer pequeñas bolas sin llegar a lastimar mis manos. No duele, pero si llegase a descontrolarme sufriría algunas quemaduras.
Nada grave.
—De nuevo Jungkook.
Otro intento de bola de fuego que se desvaneció torpemente sin llegar a tener forma ovalada, o alguna forma.
Joder.
He estado distraído es algo de obviar, pero no solo es el hecho de mi encuentro con el azabache. Después de ver su pulsera he confirmado que es el complemento de la mía.
Eclipse. Eso forma si se juntan, lo vi hace dos noches en uno de mis sueños.
Traté inútilmente de sacar las llamas al mismo tiempo en mis dos palmas tras haberlas deshecho diez intentos. Hoseok suspiraba claramente frustrado y Yoongi solo nos observaba desde lejos recostado en un árbol cruzando sus brazos.
Mi tiré al suelo tras haber pateado una roca. Me siento inútil.
—Vamos, Jungkook. Puedes lograrlo, no te rindas tan rápido. No tenemos ni un día entrenando, aún nos falta mucho por pulir.
—¿Cuál es?
—¿El qué?
—El punto de todo esto.—me miro extrañado.
—No hay un punto, es necesario para el desarrollo de tus poderes.
Si, y yo soy Poseidón.
—Debe haber un punto por el cuál estoy entrenando las llamas, no solamente por controlarme. Bien, en gran parte sí pero no todo está claro. ¿Porqué, hyung?
Esta vez miré a Yoongi quien solo bufó ignorando mis palabras. Bajé la mirada.
—Escucha, JungKook. Sabes de sobra lo que sucede si pierdes el control de tus poderes es necesario mantenerlos controlados y ser lo más prudente posible. Sé con exactitud que sabes lanzar llamas directamente a un objetivo, pero es demasiado peligroso si te enojas y reluces aquello sin tener un control adecuado.
—... ¿Y qué pasa con mis pesadillas?
Hizo una mueca desviando la mirada. Eso no me gusta.
—Pasa que debes decirme todo lo que sueñes sin omitir detalle alguno, mocoso. –Yoongi me veía desde arriba mientras me tendía una botella de agua. La recibí poniéndome de pie.
—Bien. Solo porque confío ciegamente en ti, hyung...
Y eso fue lo que más me dolió. Confiar plena y ciegamente en mi única familia y ser apuñalado. No del todo, pero sí que duele.
Ese día después de entrenar logré avanzar a mi segundo nivel de potencial, pude hacer dos bolas de fuego completamente estables y me sentí feliz muy feliz y orgulloso de avanzar en algo y no sentirme sofocado en mis pesadillas.
Ahora después de haber discutido con Yoongi y que no me explicara nada concreto todo aquello había desaparecido; porque no quería volver a aquella montaña.
Tenía que hacerlo. Prometí avanzar, prometí a Hoseok controlar totalmente mi esencia.
Sin embargo, Yoongi y su falta de confianza aún me dolía.
Aunque, no soy quien para decir eso. También le he ocultado cosas, pero es por no preocuparle demás.
Agh, son demasiadas cosas qué...
Es frustrante.
—Come—Ordenó con voz firme Yoongi–Al menos prueba algo, Jungkook por favor. Está bien si no quieres hablarme, pero come no me hagas esto. No me mires si así lo deseas, pero no descuides tus comidas.
Se esmera en cuidar de mí por lo que sin refutar empecé a comer muy despacio tratando de no hacer muy obvio el desgano ante mi apetito. Sonrió con los labios juntos ante mi aceptación y le sonreí de vuelta encariñado con ese rostro gatuno.
Es lo único que tengo. No puedo enojarme completamente con él.
—Partiremos nuevamente en la mañana. Ya hablé con tu jefa. Nos quedaremos unas semanas en la montaña.
Asentí sin más.
Actualidad...
Enero 6 del 2019.
Taehyung POV.
Me estaba matando la cabeza. Por supuesto que sí. Pero no iba a demostrarlo. Jamás. Primero mi gracia, después lo demás. Y cuando hablo de "demás" me refiero a Jimin y a mi lugar de trabajo.
Seguíamos en vacaciones. Aunque realmente no se qué es eso. Cada que me necesitaban para cualquier cosa, por más mínima que fuera respecto a unas buenas tomas, Kim Taehyung estaría allí.
Pero esta vez Kim grandioso Taehyung no tenía paciencia ni mucho menos tiempo. Iría a descansar por supuesto que sí.
Lo merecía. Además Jungkook no hacía más que dar vueltas en mi cabeza.
¿Lo peor? No he podido pedir su número. No entiendo la función de mi celular si casi olvido que existe.
Por otro lado, no omitiré el pequeño detalle de que sigo molesto con el pequeño nalgón, no por supuesto que no. Sin embargo eso no quitaba que no siguiera en pie lo del viaje. A eso voy; yo empaqué hace media hora, Jimin seguía dando vueltas como colibrí atrapado.
Sí. Jimin se demora mucho, no es puntual, y da mil vueltas para quedar en el mismo lugar.
Por favor, angelito del orden, ilumina su cabecita para que sea más ordenado.
—Jimin, vamos. Tienes más de dos horas empacando. ¿Qué más necesitas? Solo nos quedaremos dos semanas.
—¿Te parece poco? Tengo que encontrar el repelente de mosquitos o te juro que moriré.
—Yo llevo el mío, compartimos.
—No. Necesito el mío.
—Controlas el aire, hazlos volar y ya.
Me miró como si hubiera dicho una barbaridad. Me encogí de hombros.
—Lo dices como si fuera tan normal.
—Lo es mientras no nos vean.—no respondió.
—Jimin...
—¡Ha!—alzó las sábanas de la cama y bueno—Demonios, son otros calcetines.—Muy, muy desordenado.
La punzada seguía allí presente pero es que; no podría, por más que quiera respuestas no puedo enojarme completamente con él. Él quién siempre ha estado allí. Lo amo, no hay duda. Es como el hermano que nunca tuve.
—¡Taehyung ayúdame! ¡No te quedes allí sentado como una estatua!
—Deberías ser más ordenado Jimin.—se cruzó de brazos y giró su cabeza indiferente.
—Mejor iré a buscar en otro lado donde no me reprochen mi manera de vivir.
Y salió por la puerta. Perfecto.
Rápidamente me levanté de la cama cuidando que Jimin no regresara rápido, a paso cauteloso me acerqué a sus estantes buscando aquella carta que sabía de sobra por aquí estaría. Estantes, gabetas, cajones, closet y... ¡Bingo! El sobre yacía debajo de unas cajas en el suelo del closet, en una esquina, con los zapatos. La guardé rápidamente en el bolsillo dentro de mi abrigo prometiendo verla más tarde al llegar.
—¿Taehyung...?
Mierda.
—¿Mhn?—me tensé cuando se acercó por la espalda, entonces lo vi—¡Lo encontré! Hace unos días vi que lo metiste en tus zapatos.—le extendí el repelente.
—¡Oh! es cierto... Gracias Tae.
—¿Nos vamos?
Él asintió y yo solté el aire. Demonios, eso estuvo cerca.
El viaje en auto duró menos de lo que pensé y en menos de lo esperado ya estábamos bajando las maletas para incorporarnos dentro de la cabaña frente a nosotros.
Ah, amo la naturaleza. Aire fresco, mi favorito.
—¿Es aquí?
Jimin parecía asustado.
—¿No te gusta?
—No, quiero decir si, pero creí que habrían más personas.
—Eso es porque escogí la que estaba al otro extremo de la montaña, dónde casi nadie viene. ¿No es fantástico? Así podremos relajarnos más sin interrupciones. Tendré mi toma perfecta, te lo aseguro.
—Si, fantástico. Suerte con ello.
No pareció contento.
Entramos al lugar; era acogedor y olía a madera seca y vieja mezclado con la humedad de la tierra que provenía de afuera. Más que perfecto. Dos horas después todo estaba desempacando y arreglado, comimos y Jimin se tiró a la cama. Habían dos, más los sofás de la pequeña sala, la alfombra y la chimenea a un costado.
—Saldré a dar un paseo, vuelvo enseguida.
Vi que abrió su boca para decir algo pero antes de eso yo ya estaba cerrado la puerta tras de mí.
Caminé con mi cámara colgando de mi cuello por el sendero de piedras. Mis manos empezaron a sudar dentro de los guantes pese a el frío que rodeaba mi cuerpo. Cuando estuve seguro de que estaba en un lugar seguro y lejos de Jimin entre los espesos verdes árboles abrí el sobre que contenía la carta.
Estaba nervioso, exactamente no sabía el porqué si ya la había visto antes pero la adrenalina de saber el significado de los sellos me ponía así.
Siete sellos exactamente se mostraban en la carta de forma vertical enfatizando el color y un elemento, menos en dos. Me di el tiempo de leer en voz alta.
•Luna, °Azul°
•Sol, °Amarillo°
•Agua, °Verde°
•Aire, °Gris°
•Lava, °Anaranjado°
•Tierra, °Rojo°
•Estrella, °Magenta°
En el revés de la carta había una dirección. La giré y encontré una nota:
"Después de año nuevo, cualquier día, a las doce en punto de la madrugada."
Esto es...
Exhale despacio tratando de calmar mis nervios y volví a leer la carta una vez más antes de guardarla y regresar, antes de eso un ruido a mis espaldas me puso alerta, las ramas crujieron y copos de nieve cayeron desde los árboles. Solté un suspiro antes de caminar entonces...
—Vaya querido, te habías tardado en llamarme.
Solté un respingo y giré despacio. Un hombre de cabellos negros y mechones rosa me miraba atento desde arriba, casi relajado recostado en la gruesa rama de un árbol, mi cara es de espanto eso era seguro.
—¿Se te olvidó hablar en esta vida?
—...
—Vamos, no es para tanto la anterior vez no te espantaste tanto.
—¿Estuviste aquí todo este tiempo?–negó y para cuando parpadeé apareció frente a mí mirándome detenidamente.—¿Cómo demonios...?
—Me llamaste.
—¿Huh?
—Me llamaste–reafirmó—Dijiste mi espíritu de tu boca.
No me jodan, no entiendo nada.
—Estás demente. Ahora si me permites, buenas tardes.
Di media vuelta dispuesto a irme lo más pronto posible pero él apareció frente a mis narices nuevamente, mágicamente.
—Taehyung. Kim Taehyung en ésta vida.
Palidecí.
—Soy la estrella que leíste en voz alta. Kim SeokJin esta vez para ti.
Hizo una reverencia e inmediatamente se irguió guiñando un ojo hacia mí y despareció dejando un rayo magenta que relució en el espacio cubierto de blanco por doquier.
Froté mis ojos, me había dejado cegado por unos segundos.
Temblé y pasé mis manos cubiertas por mi rostro.
Sí. Definitivamente me mataría la cabeza.
¡Feliz día de San Valentín! Algo tarde pero meh. Aquí el cap, mi shipp va lento pero seguro. Los amo.
Comenten y voten que lloro.
Katsu✓❄️
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