V
Jungkook POV.
Busan, 2005.
Todo estaba muy oscuro. A mí no me gusta lo oscuro. Mami y hyung lo saben ¿Por qué apagaron las luces?
—¿Hyung? —no escuché nada— ¿Mami? —otra vez nada.
—No me g-gustan las escondidas. — mis ojitos picaban y subí mis manos restregando un poco.
—M-Me portaré bien esta vez, pero por favor vengan. —comencé a llorar por un largo rato. Entonces recordé algo y quité las lágrimas de mis ojitos con fuerza porque no dejaban de mojar mis mejillas.
Debo dejar de llorar, ya no llores Kook. Debes ser el niño fuerte que papá quiere que seas. Papá dijo que soy malo. Me había dicho que los niños no lloran porque si lloran son malos, debo ser más fuerte porque no quiero ser un niño malo. Debo ser fuerte. Ser fuerte por mami, ser fuerte para mami.
—Ya no lloraré mami, pero por favor ven —caminé un poquito más sintiendo un viento frío tocar mis piecitos. Antes de dormir no me puse medias y el suelo estaba muy helado. Mami me hubiera dicho que no debo bajar de la cama sin zapatos o sin medias. Pero mami no está y debo buscarla para cuidarla y volver juntos a casa.
Escuché pasos cerca y comencé a temblar de miedo. Algo me decía que no eran buenos. Luego susurros y más susurros, oía ramas crujir y luego personas gritando. Lloré más y más ¿Por qué están gritando? No griten, todo va a estar bien. Me senté en el suelo tapando mis oídos porque empezaba a darme vueltas la cabeza y me sentí muy débil. Lloré más fuerte. ¿Por qué mami se ha ido? Quiero abrazar a mami y no soltarla nunca. Perdóname mami, no puedo ser alguien fuerte para ti.
Abrí mis ojos para correr lejos, pero de pronto un pequeño destello de luces arcoíris apareció como por arte de magia. Verle me hizo sentir paz, felicidad. Brillaba mucho más que las estrellas y algo en mi corazón pedía que me acercara a él. No sentía que fuera malo porque justo ahora mi corazón se sentía igual de cálido cada vez que veo a hyung llegar del colegio.
—¿Eres tú, hyung? —susurré pensando que debía ser un secreto. Hyung ahora era una luz y nadie podía saberlo. Podían hacerle daño y no lo permitiré. Voy a protegerlo.
Ante mi voz la luz se movió a mi derecha y comenzó a cambiar de color en color. Mami el otro día me enseñó los colores. Primero amarillo. Verde. Rojo. Naranja. Gris.
Estaba tan cerca de mí y quise tocarla estirando mi manito, pero se alejó. Caminé hasta ella porque mi mami dice que siempre siga la luz porque la luz sanará mis heridas. Seguía cambiando de colores, pero ya no sabía cuáles eran. Corrí y corrí, pero tropecé y creí que el suelo me abrazaría de igual forma en que me abraza cuando juego con hyung y me hace caer.
Ah, hyung malo.
Pero no fue así. Abrí mis ojitos y allí estaba aquella hermosa luz. Ahora ya no era arcoíris, era ¡Azul! Un azul muy bonito. Quise tocarla y esta vez no se apartó, pero mi manito atravesó la luz.
Ladeé un poco mi cabeza y mi mano estaba del otro lado cruzando por entre el cuerpo de hyung. Parecía que me ayudó a no caerme porque sentía que me sostenía, pero ¿Cómo lo hacía? Si no tiene sus bracitos.
—Hyung ¿quién te quito tus bracitos? —la hermosa luz esta vez reaccionó a mi voz y de azul pasó por tan solo segundos a morado y a azul de nuevo.
—Woahhh —sonreí. Amaba el color morado porque a mami le gustaba vestirse así.
—¿Eres mi hyung? —esta vez se puso rojo y me asusté soltándome de su abrazo cayendo sentado al suelo.
—¿H-Hyung?
—¿Kookie? —¡La luz habló! — ¿Kookie? —miré hacia él que nuevamente tenía un lindo azul que me ponía muy feliz. Pero esa no es la voz de mi hyung.
—H-Hola —arrugué mi carita. Ese no era mi hyung, hyung tenía su voz más de niño rudo, esa luz era de un hyung impostor.
—Kookie ¿Qué haces aquí? —pero escucharle me hacía sentir bien, sentía que le había oído antes. Su voz era suave y delicada, me gusta. ¿Será que es un amigo de hyung?
—No encuentro a mami ni a hyung. T-Tengo miedo —hice un puchero e inmediatamente lo quité. No. Debo ser fuerte.
—Kookie, vuelve a dormir ¿sí? Debes irte ya, no debes estar aquí. —la luz se me acercó y tocó mi mejilla. Se sentía suave, como el roce de mis manitas con los pétalos de rosas del jardín.
Sonreí mucho para él, mi corazoncito pedía abrazarle. Y así hice. Rodeé con mis brazos aquel hermoso destello azul y me di cuenta que medía un poquito más grande que yo.
—Siempre sonríe así Kookie. No dejes de sonreír. —sentí un suave roce en mi frente que me hizo cosquillas y cerré los ojos.
—¡Vengan aquí! — di un salto en mi puesto y lejos de nosotros había otras tres luces. Una muy linda dorada y dos que me daban mucho miedo; color rojo y celeste.
—Oh no. Kookie es hora de que vuelvas. Vamos amor, cierra los ojos. —Hyung azul tocó mis mejillas con su luz que de a poco se transformó en dos manos pequeñas como las mías acariciando mi carita. Acercó sus destellos chiquitos a mí. Cerré los ojos en cuanto una presión tocó mis labios produciéndome cosquillas en la pancita. Y caí.
Caí mucho, por un largo tiempo y creí que me golpearía muy fuerte, pero al abrir mis ojos estaba en mi cuarto. Aún era de noche, pero la luz de mi lámpara seguía encendida. Miré a todas partes y Tata, mi peluche favorito, estaba tirado en el suelo. Lo recogí y estreché entre mis brazos.
—Tata… perdón por hacerte caer nuevamente. —lo abracé más fuerte —¿Sabes? Hoy hice un nuevo amigo.
Todo estaba en silencio.
—No le pude preguntar su nombre, pero… —bajé de mi camita con cuidado y caminé hasta la ventana abriendo las cortinas. —Era tan brillante como la luna… Mira. —alcé a Tata para que pudiera verla. —Era hermoso.
—¿Qué tanto ves? Se te perdió algo en la ventana?
Sonreí bajando la mirada de la blanca y perfecta circunferencia frente a mis ojos con algo de tristeza al recordar los pocos sueños que ameritaban ser guardados en mi mente.
—Hyung… – solté en un hilo de voz mirándolo y de regreso a la luna. — A veces siento como si ella en verdad pudiera escucharme, como si-si en las noches apaciguara mis tormentos como… Cuando lo vi sonreír por primera vez aquella noche.
Suspiré.
No había manera de explicar lo descomunal que se sentía verlo sonreír. No había palabras para describir lo inexplicable de este familiar sentimiento, del sentir amarlo sin conocerlo.
Porque, aunque el mero hecho de haberlo visto una vez no le daba crédito a mis sentimientos, hacia que el primera vez sonara lejano, nada incómodo y muy cálido.
Primera vez, no lo creo.
Quiero aclarar que las partes que están en cursiva son o recuerdos/sueños o flashbacks, para que no se confundan en la lectura, por si acaso xd.
Editado.
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