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Capítulo 8: ÉL TE AMA🗝

Capítulo dedicado a:

kare27122001


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Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo:

Te he puesto para luz de los gentiles,
A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra.

Hechos 13:47

●°●°●—————— 🩰 ——————●°●°●

Había vuelto a casa luego de visitar a Lucas en el hospital, me ponía triste ver en ese estado a mi amigo pero le pedía a Dios que obrara e hiciera un milagro en su vida, y sabia que él lo haría.

Papá no estaba en casa y mamá había ido a casa de mi tía y se quedaría hasta mañana, así que prácticamente estaba sola.

Mientras cenaba veía algunas publicaciones de Facebook en mi celular, cuando un mensaje apareció en la barra de notificaciones.
Sonreí al ver quién era.

Erick.

Hola

Inmediatamente le contesté.

Hola🤗

Siempre me gustaba agregar emojis a cada uno de los mensajes que enviaba.

— ¿qué haces?

— estoy cenando🙃¿tú?

— Salí a hacer ejercicio

— ¿a esta hora?😳

Eran casi las 9 de la noche.

Si, es mi hora libre

— ¿vas al gimnasio?💪

— No, salgo a caminar
y a correr

— ¿por qué no lo
haces de día?🚶‍♂️

— por el trabajo no puedo

— por cierto, no me has
dicho en que trabajas🤔

— mmm haciendo entregas

— ¿de qué?🙃

— De cosas...

— Okey?

— ¿estás libre mañana?

— ¿por?💫

— te invito a salir...a tomar
un helado?

— esta bien🤗

Me dijo la hora y el lugar donde me esperaría, después se despidió de mi diciendo que tenía que volver a su hogar.

Terminé de cenar, me lavé los dientes, y luego de leer un poco me dispuse a dormir en espera de un día más.

.....

Si hubiera una palabra para describir todo a mi alrededor, sería: Perfección.

Todo estaba hermoso, el cielo azul repleto de nubes blancas y esponjosas.
El sol de medio día brillando esparciendo sus rayos de luz y calor.

Simplemente era un día hermoso, lleno de vida y de color.

El viento suave soplaba sobre mi, removiendo mi cabello rizado.

Me encontraba sentada en una de las bancas del parque esperando a Erick, miraba a mi alrededor a las personas que por ahí caminaban, los árboles, los pajarillos que volaban por los cielos cantando, las flores que habían plantadas en las áreas verdes.

Cerré mis ojos unos instantes disfrutando de la tranquilidad y La Paz que sentía al contemplar las maravillosas obras del creador.

Cuando abrí mis ojos no pude evitar sonreír al ver que Erick venía caminando hacia mi.

— Hola — le dije con una enorme sonrisa en mi rostro

— Hola — respondió y también sonrió — A lo lejos te vi, y parecías un Ángel.

— ¿un Ángel? — le pregunté extrañada

— si — dijo — el sol brillaba sobre ti, y desde lejos no se, se podía percibir esa paz que tienes en tu corazón, simplemente eres diferente al resto de las chicas que he conocido.

Mi corazón comenzó a acelerarse a medida que lo escuchaba decir eso, nadie nunca me había dicho algo tan lindo. No le respondí solo sonreí mientras sentía mis mejillas sonrojarse.

¿Yo brillaba? Claro, pero no era por mi misma, era la luz de Jesús que se reflejaba en mi vida.

— ¿vamos por un helado?

— ¡vamos! — me paré de donde estaba sentada casi de un brinco.

Juntos caminamos hasta una heladería cerca del parque, el local era muy bonito. Pintado de colores pasteles, con dibujos de helados, paletas y un lindo oso polar, encima de este las letras con el nombre del local.

Nunca había ido a ese lugar, con mis amigos aveces salíamos e íbamos por helado a otra tienda.
Entramos y nos sentamos en una de las mesas que se encontraban vacías, la mesera llegó poco después para tomar nuestros pedidos y mientras esperábamos comenzamos a platicar acerca de nosotros.

— ¿hoy no fuiste a trabajar? — le pregunté

— Hoy no, tengo un día de descanso a la semana siempre.

— tu trabajo debe ser agotador...— realmente me intrigaba saber en qué trabajaba o en que lugar, pero el parecía no querer hablar sobre eso.

— si, algo — respondió mirando a otro lado — bueno no hablemos de mi trabajo, cuéntame de ti...

— mmm ¿cómo que?

— ¿estudias? ¿Trabajas?

— estudio — respondí — por ahora estoy de vacaciones, pero ya entro a clases en una semana

— ¿universidad?

— No — sonreí — estudio en un instituto bíblico de aquí cerca, a unas cuadras.

— ¿instituto bíblico? — asentí — ¿eres religiosa o algo así?

La mesera llegó con nuestros pedidos, le agradecidos y luego respondí a la pregunta que Erick me había hecho.

— Soy Cristiana — contesté — pero eso no significa que sea religiosa, tengo una relación personal con Dios.

— ¿Dios? — frunció el ceño y su semblante cambió a uno de enojo o tristeza, era difícil poder descifrarlo.

— Si, Dios el creador del cielo y de la tierra — dije muy segura — ¿has oído hablar de él?

Erick asintió con la cabeza y luego dijo:

— bueno digamos que no me gusta hablar de eso o de él.

— ¿por qué no? — quise saber

— yo no creo en él, no creo que realmente exista y si existe entonces es un ser malvado.

— Pero Erick, como puedes decir eso — de pronto yo estaba enojada al escucharlo hablar así de Dios.

Dios era mi todo y no me gustaba oír que hablaran de que él era un ser malvado cuando yo misma en mi vida había experimentado su inmensa bondad.

— quizás no lo has conocido lo suficiente como para poder decir eso de él — le dije

— Perdona no quise ofenderte — se disculpo — yo respeto tu forma de pensar, tus creencias...pero quiero que entiendas que mi pasado es doloroso, y por situaciones y experiencias que he vivido es por eso que digo eso, realmente me cuesta creer que él es real.

— Él es real — afirmé

— quizás para ti lo es, pero para mi no, no puedo creer en algo que no puedo ver.

— tal vez no lo podamos ver, pero si lo podemos sentir, podemos ver sus obras...y eso es más que suficiente para creer que es real, que no es solo un mito ni un cuento de hadas.

— pareces muy segura de lo que dices — sonrió

— estoy segura de eso, y creo que deberías darle una oportunidad a Dios, abrir tu corazón y creer que es real...

— tal vez — dijo — es difícil para mi creer...quizás más adelante pueda hacerlo.

— Esta bien — respondí — entiendo, pero quiero decirte algo...

— ¿qué cosa?

— Dios te ama, te ama tanto que entregó la vida de su hijo para rescatarte.

Erick no dijo nada, simplemente asintió y comenzó a comer de su helado, yo hice lo mismo.

Yo creía en Dios, él no. Pero eso no impediría que fuéramos amigos o como él lo había dicho: hermanos aunque no de verdad.

Quizás él no podía creer que Dios era Real, pero me aseguraría de demostrarle que Dios realmente existía, le ayudaría a que pudiera acercarse a él.

Esa era mi misión, esparcir la luz de Jesús para que muchos otros pudieran acercarse a él.
Reflejar el amor de Dios y compartir de su palabra.

Yo sería Luz en la oscuridad.



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