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Capítulo 53: PROBLEMAS EN CASA🏠

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Salmos 25:17

[NTV]

Mis problemas van de mal en peor,
    ¡oh, líbrame de todos ellos!

●°●°●—————— 🩰 ——————●°●°●

Viernes.

4:00 p.m.

— ¿Mamá, que estás haciendo? — pregunté cuando entré a casa y lo primero que vi fue a mi madre sentada en el sofá casi dormida y con una botella de vino en la mano — ¡Mamá! — me acerqué a ella.

Abrió los ojos y me miró. Sus ojos estaban rojos e hinchados, había estado llorando. Era la primera vez que la veía tomando.

— Mía — pronunció mi nombre.

— ¿por qué haces esto? — le pregunté.

— Tú padre se ha ido. No importa si me golpeaba o peleábamos, yo lo amaba...

— Pero no es la forma de desahogarte — le dije — recuerda que en Dios podemos encontrar fortaleza y descanso para nuestras almas.

— Dios nos ha abandonado — dijo — al igual que tu padre...

— Eso no es cierto...

Mamá no dijo nada más porque inmediatamente comenzó a vomitar sobre el piso, había bebido demasiado.

En toda mi vida jamás había visto a mi madre beber, a mi padre si pero a ella nunca. Esa era la primera vez.

La ayude a levantarse y la llevé arriba para que se diera una ducha y luego descansara.

Cuándo se durmió la contemplé. Me dolía verla en ese estado y saber que era por lo que mi padre había hecho.

Bajé a la sala a limpiar todo el vómito y luego subí a bañarme yo.

Estaba agotada. Había sido un día muy movido en la tienda en la que estaba trabajando.

Cuándo acabé de bañarme y cambiarme bajé a la cocina. Pensé en que era hora de la comida pero sinceramente no tenía hambre, últimamente había estado saltándome comidas no porque no quisiera comer sino que en mi defensa puedo decir que no me daba hambre.

Me senté en el sofá, cerré los ojos y suspiré.

— Dios, no puedo con todo esto...— dije.

El timbre de mi casa sonó haciéndome sobresaltar. Sin ganas me puse de pie y fui a ver quien era. Al abrir la puerta un chico me miraba sonriente.

— Hola Mía — saludó.

— Diego, ¿qué haces aquí?

— Solo quería visitarte — respondió — no nos hemos visto desde hace como una semana...y a dejarte las fotos.

La última vez que lo vi fue el día sábado en la iglesia por la tarde. Hace una semana de hecho.

— Ah okey — sonreí.

— También traje algo para comer — me enseño un par de bolsas que traía en su mano — se que hace poco saliste del trabajo así que debes estar cansada y hambrienta.

Cansada si, con hambre no.

— Bien, pasa — le dije.

Nos sentamos en el sofá, el puso las bolsas en la mesita que ahí había y comenzó a sacar la comida. Había traído dos órdenes de tacos. Debo admitir que de solo olerlo me dieron ganas de probar uno.

— ¿Qué sucede? — me preguntó mientras me extendía un plato con la comida.

— Nada — mentí. Realmente estaba pasando de todo en mi vida.

— Sabes que puedes contar conmigo — me miró sonriendo — No me gusta verte triste...

Solté un suspiro — es solo que...— le conté que mi padre se había ido de casa y que mi mamá estaba muy mal por ello.

Cuándo me di cuenta de que le había contado todo eso me sentí avergonzada, es decir apenas y lo conocía de hace unas semanas. Y yo casi no acostumbraba a contarle mis problemas a nadie. Ni siquiera a mis amigos más cercanos.

Recordé que a Erick en más de una ocasión le había contado lo que pasaba en mi familia ¿y qué sucedió? Terminó yéndose de mi vida.

— Lo siento — dije — Perdona por estarte hablando de mis problemas...

— No no — se apresuró a decir — No te sientas mal por eso. Yo sé que como humanos en este mundo estamos expuestos al sufrimiento y a lo largo del caminar con Cristo vienen dificultades pero si algo se es que en esos momentos Dios siempre es fiel.

Sonreí mientras intentaba no llorar.

— Gracias — le dije.

— Se que es difícil para ti — siguió diciendo — y tal vez aún no te conozco bien pero en este tiempo me he dado cuenta de que eres una chica fuerte y se que Dios te seguirá dando las fuerzas para que puedas seguir adelante.

¿Yo, una chica fuerte? Si el supiera que aveces solo lo aparento, Porque en realidad soy una chica débil...

— Bien, ahora...¡A comer! — dijo.

— No tengo mucha hambre — le dije.

— Tienes que comer — me miró — no querrás enfermarte...

— Okey...

Quité el aluminio que cubría el plato y comencé a comer luego de que oramos.

— ¿ya has salido de vacaciones? — le pregunté.

— Si — sonrió — ya podré descansar, aunque pensaba en conseguir un empleo para ahorrar algo de dinero porque ya el próximo año es mi graduación.

— Es cierto, pronto serás todo un licenciado.

— Si — rió un poco — oye, por cierto ¿cómo siguen tus amigos?

Se refería a Dan y Alin. Había pasado una semana desde que ocurrió la tragedia en la vida de Dan y Alin. Nadie se esperaba que algo así fuera a pasarles.

— Dan esta muy dolido aún pero me alegra saber que su fe en Dios se mantiene firme — respondí — y Alin igual sigue muy afectada pero estamos muy preocupados por ella porque es como si se hubiera cerrado a todo, las veces que hemos ido a verlos no ha querido salir ni hablar con nosotros y por lo que Dan nos dijo ni siquiera con él quiere hablar...

— Es lamentable todo lo que les ha acontecido — dijo — Esperemos que pronto logren recuperarse...

— Si — suspiré — Tomara tiempo pero espero que así sea.

Diego asintió con la cabeza y una vez que acabamos de comer limpiamos todo y luego él propuso que oraramos por Dan y Alin.

Realmente este chico me sorprendía, apenas llevaba unas cuantas semanas desde que aceptó a Jesús en su corazón pero estaba creciendo mucho en su fe. Y eso era algo que admiraba.

Cuándo se marchó subí a ver a mi madre quien dormía plácidamente como un bebé. Fui a mi habitación y me recoste en mi cama.

Prendí mi celular y mi corazón comenzó a latir fuertemente. Había un mensaje de quien no me lo esperaba.

Erick
Hola Mía, no sabes cuanto te extraño.
Se que te hice mucho daño pero hoy me doy cuenta de que no puedo estar sin ti...

Me debatía en si responderle o dejarlo en visto. Al final le respondí solo para dejarle en claro que no quería hablar con él.

Hola Erick.
Por favor, deja de escribirme.

Inmediatamente contestó.

— Antes amabas que te escribiera.
¿que ha cambiado?

<qué me has roto el corazón> pensé pero no iba a escribir eso.

Iba a escribir pero me di cuenta de que él seguía escribiendo así que decidí esperar a ver que más decía.

— ¿Tal vez es por ese nuevo amigo que tienes?
¿Tan rápido te olvidaste de mi O solo estás con él para tratar de olvidarme?

Podrías dejarme en paz por favor...


— No, Te amo Mía y muy tarde me di cuenta de eso...pero haré lo posible por recuperarte...


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