Capítulo 51: SE HA IDO🤱
Capítulo dedicado a:
Todos los lectores
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Salmos 46:1 [NTV]
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad.
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En el hospital el doctor caminaba hacia la sala de espera donde la familia y amigos de Alin estaban esperando noticias de ella y del bebé.
Dan estaba asustado. Le preocupaba que algo malo hubiera pasado con su esposa.
Cuándo vio al Doctor acercarse, su corazón comenzó a latir con fuerzas debido a que no sabia que era lo que diría. Se puso de pie y se acercó a él.
— ¿cómo está mi esposa? — le preguntó preocupado.
— Se pondrá bien — respondió el doctor — El parto se le ha adelantado...
— ¿El bebé está bien? — volvió a preguntar.
El doctor no respondió al instante simplemente se limitó a negar con la cabeza.
Dan comprendió que algo malo había pasado y tenia que ver con su bebé. De pronto sintió que sus fuerzas se desvanecían así que como pudo logró volver a sentarse donde antes estaba.
— ¿Qué ocurrió, Doctor? — esta vez fue Camila quien preguntó poniéndose de pie.
— Cuando Sacamos al bebé ya no respiraba. Estaba sin vida...al parecer la placenta se desprendió lo que ocasionó que se adelantara el parto...
Dan no decía nada simplemente oía lo que el doctor decía pero no lograba articular palabra alguna. Le dolía todo eso que estaba ocurriendo, estaba tan emocionado por conocer a su bebé que ahora la noticia de que había muerto le caía de golpe y no sabía cómo reaccionar.
Camila comenzó a llorar al pensar en su hija. Alejandro se acercó a ella para abrazarla.
— ¿Ella lo sabe? — le preguntó al médico.
— No. Después de dar a luz se desmayó y ahora sigue dormida.
Los amigos de ellos estaban tristes por la terrible noticia. Sabían cuán emocionados estaban Dan y Alin por la llegada de su primer hijo y ahora, justo el día que nacía se había ido.
Cuando el médico estaba por marcharse, Dan logró preguntar:
— ¿Qué era el bebé?
— Era un niño — respondió para luego darse la vuelta e irse.
Dan intentó contener sus lagrimas pero no pudo. Comenzó a llorar por la pérdida de su hijo. No entendía por qué estaba ocurriendo todo eso. Y lo que más le dolía es que no sabia como reaccionaría Alin al saberlo.
<Mi pequeño Gabriel> pensó cuando recordó que habían decidido que si era niño le pondrían el nombre de su padre.
— Oremos — Sugirió Paola. Sabia que era algo difícil de asimilar todo lo que estaba pasando en sus vidas.
Todos se pusieron en círculo alrededor de Dan y los padres de Alin y comenzaron a orar.
Dan solo cerraba los ojos sintiendo un gran dolor en su corazón. Era su primer hijo y se había ido. No había tenido tiempo ni de tenerlo en sus brazos o ver la linda sonrisita que tendría. No lo vería abrir sus ojitos o sentir la calidez de tenerlo junto a él.
— Ayudame a superar todo esto — oró en su mente mientras sus lagrimas seguían cayendo por su rostro.
[.....]
Habían pasado más de tres horas desde que llegaron al hospital. Rodrigo y Cecilia se habían retirado pues tenían cosas pendientes que hacer al igual que los demás quienes también habían vuelto a sus hogares. Solamente los papás de Alin se habían quedado junto a Dan.
Alin quien estaba en una de las habitaciones abrió los ojos lentamente. Miró todo a su alrededor y se sintió confundida al no saber en dónde estaba.
A lado de donde ella estaba acostada logró ver a su esposo quien estaba agachado.
— Dan...— lo llamó. El mencionado rápidamente alzó sus ojos y limpió las lágrimas que habían salido de sus ojos.
— Al fin despertaste — le dijo sintiendo un nudo en su garganta al no saber como le daría la terrible noticia.
— ¿Qué ha pasado? ¿Por qué estoy aquí? — preguntó asustada temiendo que algo malo hubiera ocurrido.
— El parto se ha adelantado — respondió Dan.
— ¿Y el bebé? ¿Cómo está nuestro hijo? ¿Lo has visto?
Dan no pudo responder porque inmediatamente comenzó a llorar nuevamente. Le dolía tener que ser él quien le diría a su esposa lo que había pasado.
Alin, al ver que Dan no respondía comenzó a preocuparse y alterarse.
— ¡Dan, por favor! ¡dime dónde está! ¡¿Dónde está mi bebé?!
— Lo siento mucho Alin — logró decir Dan entre lágrimas. — Pero...Se ha ido...no podremos tenerlo con nosotros...
— ¡NO, NO, NO! — Alin comenzó a llorar. No podía creer lo que escuchaba. Se negaba a aceptarlo — ¡DIME QUE NO ES VERDAD!
Dan se acercó a ella y la abrazó mientras los dos lloraban.
— ¿por qué? — decía Alin entre lágrimas — No lo entiendo, todo estaba bien...¿por qué?
Alin lloraba a mares. La pérdida de su bebé, de su primer hijo le rompía el corazón.
— Todo estará bien, Aly — le dijo Dan queriendo creer que así sería.
— ¡DÉJAME SOLA! — Exclamó Alin — ¡VETE, POR FAVOR!
— No voy a dejarte — dijo él — no en este momento.
Alin apartó a Dan bruscamente mientras intentaba quitarse el suero que le habían puesto en el brazo.
— ¡QUIERO VER A MI BEBÉ! — decía. Intentó sentarse pero el dolor en su vientre se lo impidió.
— Alin, no te muevas, tienes que descansar...— le dijo Dan intentando hacer que ella se recostara.
— ¡NO, DEJAME, SOLO QUIERO A MI HIJO!
Dan llamó rápidamente al doctor para que viniera a ver a su esposa pues ella no podía controlarse, estaba muy alterada.
El doctor llegó inmediatamente con dos enfermeras quienes tomaron a Alin de los brazos y le aplicaron un sedante. Al poco instante ella cayó en un profundo sueño.
— Todo esto es difícil de asimilar para ella — Dijo el médico — así que le sugiero que una vez que salga busque ayuda psicológica para ella. Para ambos.
— Esta bien — dijo Dan. Cuando el médico se marchó junto a las enfermeras. Contempló a su esposa quien ahora dormía.
Le dolía verla en ese estado. Sabia que para ella quien había cargado al bebé en su vientre 8 meses no era fácil saber que había muerto y solo oraba para que Dios les diera fuerzas para poder salir adelante de la situación tan difícil en la que se encontraban.
Se quedaron en el hospital todo el día. Al día siguiente le darían de alta por la mañana y por la tarde llevarían a cabo la sepultura del bebé.
En la iglesia todos ya sabían lo que había pasado y cuando el pastor Isaac subió a predicar pidió que tomaran un tiempo para orar por Dan y Alin.
— Señor, hoy venimos ante ti para pedirte por la vida de tus hijos Dan y Alin. Sabemos que no es fácil todo lo que ha pasado. Y te pedimos que tu seas su fortaleza en estos momentos de dolor por la pérdida de su hijo. Que tu paz que sobrepasa todo entendimiento inunde sus corazones haciéndoles saber que no están solos, que tú estás ahí y les ayudarás a salir adelante...
Cuando Alin despertó casi al anochecer estaba un poco más calmada. Su madre entró a verla y hablar con ella.
— Aly, ¿cómo te sientes?
Ella no respondió simplemente desvió la mirada mientras lagrimas silenciosas corrían por sus mejillas.
— Se que esto es difícil pero quiero que sepas que no estás sola...— se acercó a ella y tomó sus manos entre las suyas — Tienes a Dan y también a nosotros...y se que Dios nos dará la fuerza para continuar.
Alin no dijo nada. Su cuerpo físicamente estaba ahí pero su corazón estaba con su hijo. Sentía que nada volvería a ser igual luego de eso. Llevarlo en su vientre por 8 meses le había hecho amarlo con todo su corazón y saber que había muerto era como si una parte de si se hubiera ido con él.
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