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Capítulo 48: DULCE CONSUELO⚓

Capítulo dedicado a:

VanessaSnchz

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Salmos 94:19

[NTV]

Cuando mi mente se llenó de dudas,
    tu consuelo renovó mi esperanza y mi alegría.

●°●°●—————— 🩰 ——————●°●°●

Llegué a casa cerca de la 12:30. De madrugada.

Paola iba a traerme pero Diego se ofreció a venir a dejarme.

En el camino veníamos platicando y escuchando música cristiana que hace poco le había pasado.

Cuando llegamos a mi casa me despedí de él. Quedo de venir mañana a durante el día para tomarme las fotografías y luego leeriamos y estudiariamos juntos la biblia.

Cuando entré a casa me sorprendí al ver a mi madre sentada sobre el sofá. Al parecer estaba llorando pues sus ojos se veían hinchados y rojos.

— ¿mamá, estás bien? — le pregunté.

— Si — trató de sonreír — Solo que me he enterado de algo.

— ¿Qué? — me senté a su lado.

Ella volvió a llorar.

— Tu padre...tiene otra familia.

<Lo sabia>

— poco después de que te fueras vino a casa por sus cosas. Dijo que ya no quería seguir aquí, cuando le pregunté la razón por la que se iba me confesó todo. Todos estos años he estado viviendo una mentira...no se como no pude darme cuenta de eso...

— Lo siento — dije un poco triste — yo también lo supe hace algunos días atrás...pensé en decirte pero no quería que te pusieras mal.

— Ahora ya no importa — limpió unas cuantas lágrimas de sus ojos — Él se ha ido...pero estaremos bien...

— Si lo estaremos — suspiré mientras abrazaba a mi madre. Quería creer que si estaríamos bien.

No odiaba a mi padre. Solo me sentia mal por lo que había hecho. Nunca me prestó mucha atención y ahora sabía la razón y me preguntaba ¿por qué? ¿Acaso no era feliz con nosotras?

Mamá se fue a dormir poco después y yo también hice lo mismo. Me avisó que saldría a trabajar muy temprano y llegaría hasta la noche.

Entendía que ahora que mi padre se había ido ya no tendríamos su apoyo económicamente y ella tenía que hacerse cargo de los gastos de la casa. Yo quería ayudar a mamá también, solo estaba esperando que me llamaran. Días atrás había dejado varias solicitudes en diversos locales de la ciudad.

Oraba a Dios para que me dieran el trabajo.

No quise contarle a mis amigos nada de lo que estaba pasando. Ellos tenían sus propios problemas tal vez y no quería ser una carga para ellos, porque así me sentía aveces. Pero...¿realmente lo era?

No quise pensar más en eso así que prendí música en mi celular para despejar mi mente un poco y poder conciliar el sueño.

.....

Al día siguiente me levanté cerca de las 8 de la mañana. Diego vendría a las 9:00.

Luego de cepillarme los dientes, lavarme la cara y cambiarme de ropa baje a la cocina. Mi madre ya se había ido al trabajo.

Puse a calentar agua para prepar café y luego saqué todos los ingredientes para hacer hot cakes. Mientras preparaba todo prendí música en mi celular y comencé a cantar y a bailar al ritmo de la música.

Más alto que los cielos y mayor que el sol, tu amor es más profundo que el océano...

Cuando acabe de preparar todo faltaban 15 minutos para que dieran las 9 de la mañana. Y cuando la hora acordada llegó el timbre de mi casa sonó.

Me dirigí a la puerta y la abrí. Diego había llegado. Eran exactamente las 9, algo de lo que me había dado cuenta era que él era muy puntual, si acordaba una hora llegaba exactamente a esa hora.

— Hola — saludó con una sonrisa mientras pasaba su mano por su cabello.

— Hola — le respondí — Pasa...

Entramos y nos sentamos en el sofá. Fui a la cocina y serví dos tazas de café y en un plato coloqué los hot cakes.

— ¿Tus papás no están? — me preguntó. Negué con la cabeza.

— Mamá ha salido a trabajar y papá...— suspiré — hace unos días que se fue de casa...

— Oh, lo siento mucho.

— Esta bien, estaré bien — sonreí levemente.

— Si quieres podemos iniciar con las fotos — sugirió.

— Claro, entonces iré a cambiarme.

— okey — sonrió.

Me pare del sillón y subí a mi habitación. En el clóset busqué el vestido que había ocupado en la última presentación que tuvimos. Lo saqué y lo tendi sobre la cama. Era un vestido color melón brillante. La blusa era de tirantes y la falda era de tul esponjado con varias capas, enfrente era algo corto y de atrás era un poco más largo como una cola.

Me lo puse y luego saqué mis zapatillas de ballet. Me coloqué también la diadema de flores que ocupamos en la presentación dejando mi cabello rizado suelto.

Me miré al espejo. Me sentía como una princesa de una de esas películas que a Alin le gustaba ver. Di una vuelta viendo como el vestido se esponjaba y sonreí.

Bajé a la sala.

— ya estoy lista — le dije a Diego quien volteó a verme.

— ¡Wow! — exclamó — te ves muy linda.

— Gracias — sonreí.

Se puso de pie y tomó su cámara. Primero me tomó una foto bajando los escalones y luego me dijo que hiciera alguna pose que hacía en ballet estirando las manos o los pies.

Luego de tantas fotos, puso música instrumental en su celular y me dijo que bailara. Comencé a hacer los pasos que me habían enseñado dejándome llevar por la música. Daba vueltas mientras él grababa o tomaba fotos porque seguía con su cámara en la mano.

Cuando la música terminó siguió otra pieza que parecía ser un vals.

Diego camino hacia mi dejando su cámara en el suelo. Hizo una pequeña reverencia mientras decía:

— me concede este baile princesa Mía.

Reí.

— No soy una princesa.

— Lo eres — dijo — por lo que he aprendido, lo que recuerdo que mis padres me enseñaron de pequeño, Dios es el Rey de todo el universo. Entonces Si tu eres su hija significa que eres una princesa...

Sonreí. Era lo más lindo que me habían dicho hasta ahora que no supe que responder.

— Entonces, no has respondido mi pregunta — rió.

— oh si, por supuesto — hice la reverencia mientras tomaba mi mano y ponía la otra mano en mi cintura. Mientras yo colocaba mi mano en su hombro.

Comenzamos a bailar lentamente. Me sentía como en un cuento de hadas, más cuando me hacia girar.

Minutos después subí a cambiarme nuevamente y cuando acabé bajé a la sala donde leeriamos la Biblia.

— Sabes que estaba recordando — dijo mientras pensaba.

— ¿Qué? — le pregunté.

— un canto, es un himno creo...mi mamá lo cantaba mucho cuando era niño...

— ¿cómo va?

— Solo recuerdo la primer parte — respondió y luego procedió a cantar — En Jesucristo, mártir de paz, en horas negras de tempestad; hallan las almas dulce sola, grato Consuelo felicidad.

Dulce Consuelo. Me encantaba ese himno por las palabras que decía. Era reconfortante saber que en Jesús podía encontrar el descanso y Consuelo para nuestra Alma.

— ¡Gloria cantemos al redentor! Que por nosotros quiso morir; la santa gracia del Salvador, siempre dirija nuestro vivir — canté el coro.

— Si, ¿te la sabes? — asentí — pensaba en eso y en que ahora esas palabras al fin tuvieron sentido en mi vida...esa noche en aquella fiesta Jesús estuvo ahí para consolarme y darle a mi Alma el descanso que necesitaba.

Oramos unos minutos y luego abrimos nuestras biblias para leer la palabra que Dios tenia para nuestras vidas. Pero antes le expliqué a Diego la importancia de tener un devocional para así crecer en su relación con Dios y estar conectado a él siempre.

— ¿qué es lo que se hace en eso? — preguntó — he escuchado que mis padres hacen eso pero jamás les he preguntado a que se refiere.

— Es un tiempo que tu apartas para estar a solas con Dios. Para hablar con él, para dejar que él te hable, para leer su palabra y adorarle. Un tiempo en él que te desconectas del mundo para conectarte con Él, dejas toda distracción y solo te concentras en El...

— Interesante — dijo — Empezaré a hacerlo...

Estuvimos ahí leyendo la biblia, orando y cantando alabanzas a Dios. Era lindo para mí poder compartir con alguien lo que había aprendido en los dos años en el instituto.

Diego se marchó cerca de la 12:30. En la tarde había servicio en la iglesia pero dijo que no podría ir pues iría con sus padres a la iglesia donde ellos se congregaban.

— imprimire las fotos y te las traeré luego — dijo cuando estaba por irse.

— Si, esta bien — sonreí — te agradezco por hacer eso.

— Por nada, solo quería ayudarte a que te sintieras mejor luego de lo que pasó ese día en la feria...— sonrió cálidamente.

— De nuevo Gracias...

— Hasta pronto Princesa Mía — hizo una reverencia para luego reír.

— Adiós Diego — dije entre risas.















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