Capítulo dedicado a:

Lisanet0315

___________________________

El sana a los quebrantados de corazón,
Y venda sus heridas.

Salmos 147:3

●°●°●—————— 🩰 ——————●°●°●

27 de Mayo.

Había pasado una semana desde que todo con Erick había llegado a su fin.

Ese día que lo vi con otra chica. Me sentí terrible, de lo peor. Me preguntaba ¿por qué había hecho eso si decía que me amaba, si decía que yo era su novia?

Pensaba que el problema había sido mío, si tan solo yo hubiera actuado y hecho lo que él quería quizás no me habría dejado y cambiado por otra. Pero luego comprendí que si lo hizo fue porque realmente no me amaba.

Agradezco a Dios porque mis amigos estuvieron para apoyarme y orar por mi. Nadie sabía exactamente lo que había sucedido, solo Dan y Alin. Los demás solo sabían que estaba pasando por un momento difícil.

Mamá no lo sabía y no quería que supiera. No le había dicho, pero ella sabía que algo había pasado.

— Mía, dime que sucedió...— me dijo cuando me vio sentada sobre el sofá sin haber probado un bocado de mi almuerzo.

— Nada mamá, todo está bien...

— Sucedió algo con aquel chico...¿Erick? ¿Te hizo daño?

El solo escuchar su nombre hizo que un nudo se formara en mi garganta, rememorando los recuerdos del domingo pasado.

— No — logré decir — todo esta bien...

— Okey, pero sabes que puedes contar conmigo para lo que sea — me dijo mientras se acercaba y depositaba un beso en mi frente — Tengo que irme al trabajo.

— Bien, Cuídate — le dije mientras la veía irse y salir por la puerta.

Cuando ya se fue rompí en llanto nuevamente. Cada vez que lo recordaba que aveces era muy seguido, lloraba. Y me odiaba por eso, porque lloraba por él.

Minutos después el timbre de mi casa sonó. Me pregunté ¿quién será?
Corrí al baño a lavarme la cara para ocultar toda evidencia de que estaba llorando.

Luego fui y abrí la puerta. Grande fue mi sorpresa cuando vi que era aquel chico con él que había hablado en la fiesta a la que fui.

— Hola — Saludó con una sonrisa.

— Hola — le respondí — ¿Cómo supiste que vivo aquí? — le pregunté.

— Pues...tú me diste tu dirección — Dijo obvio.

— ¿Cuándo? — realmente no lo recordaba con todo lo que estaba pasando — Ah, si te lo envié por mensaje...

— Se te olvidó — rió.

— Si, he andado algo distraída — le dije — pero bueno ¿a qué se debe el motivo de tu visita?

— Solo quería hablar con alguien, no me he sentido bien últimamente — dijo — pensé en escribirte pero quería hablar así en persona...

— Oh, claro, no hay problema — le dije — Pasa, y hablemos...

Cuándo ya estuvimos dentro, se sentó en la sala y yo fui a la cocina a servir dos vasos de Jugo.

— Gracias — dijo al recibir el vaso y darle un sorbo.

Me senté quedando de frente a él. Colocó su vaso en la mesa y luego se acomodó en el sillón.

— Bien...Bueno, ese día que hablamos y que acepté a Jesús en mi corazón fue el día más maravilloso de mi vida — dijo — Al llegar a casa con mis padres, yo les conté sobre eso y ellos estuvieron muy felices porque habían estado orando para que eso sucediera en mi vida...

— Dios contestó sus oraciones...— sonreí.

— Si, Y al día siguente en la universidad intenté hablar con mi novia acerca de eso también, de compartirle lo que habia sucedido en mi...pero las cosas no salieron como esperaba...— lo dijo en voz triste y bajando la mirada.

— ¿Qué fue lo que ocurrió?

— Ella...Ella no lo tomó bien y comenzó a burlarse de mi, me dijo que ahora seria un loco religioso, aburrido y terminó conmigo...

— Lo siento...

— Pero eso no es lo peor...— siguió diciendo — al día siguiente me enteré que estaba saliendo con otro chico...pero no apenas, ya tenía meses que estaba con él mientras aún estaba conmigo...me sentí terrible...y culpable, tal vez yo no le había dado lo que ella quería por eso me cambió...no dejo de pensar en que quizás hice algo mal...

Podía comprender lo que había sentido, pues eso mismo había pasado conmigo. Así me sentí cuando descubrí a Erick con esa otra chica.

Diego comenzó a llorar.

Me acerqué a él y le dije: — Mírame — él levantó la vista y me miró con sus ojos llorosos — No es tu culpa, Entiendo como te sientes...Tú no has hecho nada mal, fue ella quien te engañó, no tú...

El seguía llorando.

— Me siento como un tonto al estar llorando por ella...

— No eres tonto, está bien que llores, porque llorar te permite sacar el dolor...Llora todo lo que tengas que llorar, pero no te aferres a ese dolor...

Sentí como algo caliente bajaba sobre mi. Algo irresistible que descendía desde mi cabeza a mis pies. Comencé a llorar también mientras le seguía hablando a Diego.

— Suelta todo tu sufrimiento, deja que Dios sané la herida de tu corazón...

Era la presencia de Dios que se estaba manifestando en ese momento tanto en mi vida como en su vida.

— Deja que Dios restaure todo...Quizás te sientas terrible ahora, pero te aseguro que Dios va a levantarte, y volverás a ser Tú nuevamente...Dios traerá alegría a tu vida que te hará olvidar todo el dolor que has pasado...
Deja que él obre en ti...Deja que él sabe toda herida de tu alma...

La verdad no entendía porque Dios estaba usandome para hablar a su vida cuando yo me encontraba en la misma situación.

Entonces recordé una frase que había leído tiempo atrás en una publicación. Decia:

Aveces toca ministrar a otros teniendo el corazón roto y es ahí cuando terminas de entender el propósito de tu llamado.

y al estarle diciendo aquellas palabras a Diego, pude sentir como Dios también estaba hablando a mi. No solo a él sino a mi.

Puse mi mano en su hombro y comencé a orar por él. Diego también comenzó a orar y a derramar su alma delante de Dios.

Fue un momento hermoso en él que ambos pudimos sentir la presencia de Dios que venía para animarnos, restaurarnos y sanarnos interiormente.

Cuando acabamos de orar volví a sentarme frente a él. Limpié mis lágrimas y sonreí.

Diego también sonrió una vez que se hubo limpiado las lágrimas.

— Gracias — dijo.

— No me agradezcas a mi, agradece a Dios...— le dije — Escucha, Intenta no pensar mucho en ella y en lo que pasó, y concentrarte en buscar más a Dios y con él tiempo verás que terminaras por superar esto...

Tomé esas palabras para mi también. Sabia que poco a poco terminaría por olvidar a Erick y lo que habia ocurrido. Pronto lograría superar eso. Tal vez no sería fácil pero confiaba en que Dios me ayudaría. Él había comenzado la obra en mi ya, y estaba segura que lo terminaría.

— Lo haré.

— Estarás bien, porque Dios está contigo.

— Lo sé.

Luego de eso estuvimos platicando por un rato más. Me dijo que no tenía una biblia así que le regalé una que yo tenía, le enseñé a buscar un pasaje y a como hacer su devocional.

Se sentía muy feliz, se podía notar en su rostro. Y yo también estaba feliz por él, por tener esa oportunidad de ayudarlo.

Me contó que estaba en su tercer año en la universidad, estudiaba Administración de Empresas. Y ya solo faltaban unos días para que saliera de vacaciones, luego de eso entraría en agosto y de ahí hasta finales de Mayo del siguiente año cuando sería su graduación y obtendría su título.

Como era sábado, por la tarde tenía que ir a la iglesia. Así que lo invité, acepto y fuimos juntos. Como era la primera vez que iba a la iglesia dijo que quería sentarse hasta atrás, porque no quería ser el objeto de todas las miradas. Iba a sentarme con él pero como ministraria en la alabanza no podía pues tenía que estar al frente. Él entendió y dijo que no había problema.

Al término del servicio solo nos despedimos. No hablamos ya; pues dijo que tenía que irse pronto a su casa a terminar unas tareas.