Capítulo 21: LLUVIA🌧
Capítulo dedicado a:
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Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Juan 16:33
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1 semana después
Alin y Dan estaban felizmente casados, lo malo fue que no pudieron salir y viajar por su luna de miel, pues Dan tenía asuntos que resolver de la empresa y ella tenía clases en el instituto.
Por las mañanas él la llevaba al instituto y de ahí se iba hacía la empresa, luego la recogía y juntos iban hacia su hogar, pasaban la tarde juntos y a menudo salían a cenar fuera por las noches.
— Ha pasado solo una semana y es genial la vida a tu lado — le dijo Dan.
Ambos caminaban por las calles, tomados de la mano. Era de noche, no había luna ni estrellas pues estaba nublado y hasta hace unas horas había estado lloviendo lo cual provocó que en el suelo se formaran charcos de agua.
— Te amo Dan, y me siento muy afortunada por ser tu esposa.
— el afortunado soy yo — él sonrió y ella correspondió a su sonrisa.
— ¿Cómo van las cosas en la empresa? — le preguntó después.
— Bien. Todos están felices de que me haya casado — dijo refiriéndose a los líderes de la empresa que le pidieron que se casara para cumplir con los requisitos de tomar el cargo como el dirigente.
— si, me imagino — Alin soltó un suspiro.
Dan se soltó de la mano de ella y caminó un poco más adelante. Alin confusa lo siguió.
— Oye, mira...— le dijo el chico — ven a ver esto...
— ¿qué es? — la chica llegó a donde Dan estaba frente a un charco de agua.
— Parate frente a mi — ella hizo lo que él le dijo — y mira bien.
— no veo nada.
— ¿Nada?
— No.
En un momento a otro, Dan, pateó con fuerzas el agua del charco ocasionando que este salpicara sobre Alin, quien al sentir que el agua mojaba su ropa enfurecida gritó:
— ¡¡DAN!!
Dan comenzó a reírse mientras corría. Alin reaccionó y empezó a corretearlo.
— ¡Dan, ven ahora mismo aquí!
— Atrapame si puedes.
Ambos corrían sobre el pavimento, pisando los charcos de agua. Cuándo Alin logró alcanzarlo, para vengarse de que él la hubiera mojado ideó un plan.
— Te atrapé — le dijo mientras lo tomaba del brazo.
— ¿ahora que harás?
— no lo sé — sonrió, en sus manos tomó el rostro de él. Dan pensó que ella iba a besarlo así que acercó más su rostro al de ella.
Ella sonrió y cuándo Dan estaba a punto de besarlo, lo empujó provocando que él cayera en el charco de agua. Soltó una carcajada al verlo en esa situación.
— ¡Oye, esto es hacer trampa, yo solo te moje! — dijo Dan mientras reía.
— Lo se — sonrió satisfecha de haberse vengado.
— ¿Me ayudarías a levantarme? — Dan extendió su mano.
Alin sin dejar de sonreir, asintió con la cabeza y le tendió la mano. Cuándo Dan tomó la mano de Alin, en lugar de levantarse la jaló hacia él haciendo que ella cayera también.
— ¡¡Dan!! — protestó.
— Lo siento — el chico reía a carcajadas.
— Ahora tendré que bañarme de nuevo y hace frío — se quejó.
— Hay agua caliente en la casa, por eso no te preocupes — le contestó.
— Bien, pero estoy molesta contigo — puso su cara de enojada que en lugar de preocupar a Dan lo hizo reír.
— Te vez tan linda cuando te enojas.
Alin trató de contener una sonrisa, pero no pudo.
— ¡Ya!
Un trueno se oyó a lo lejos. Dan se levantó del pavimento y luego le tendió la mano a su esposa para ayudarla a pararse.
Antes de continuar caminando la tomó de la cintura y la atrajo hacia él para besarla.
La lluvia pronto comenzó a caer. Primero eran unas cuantas gotas que luego se convirtieron en un aguacero.
Tomados de la mano, Dan y Alin corrieron por la calle en busca de algún refugio. Se pararon a la sombra de un local dónde vendían comida rápida.
— Te dije que vinieramos en el auto — le dijo Alin mientras acomodaba su cabello que ahora estaba totalmente mojado.
— Pensé que ya no lloveria y así podríamos caminar un rato — se encogió de hombros — esperaremos hasta que pare.
Pasaron minutos en silencio mientras veían caer la lluvia. Alin disfrutaba mucho hacerlo.
— ¿Sabes que me encanta ver la lluvia? — comenzó a decir Alin.
— Si, pero nunca me has dicho por qué.
— porque me recuerda algo...
— ¿qué cosa? — le preguntó Dan con gran curiosidad.
— Al ver la lluvia caer, me recuerda que luego de la tormenta siempre vuelve a salir el sol.
Sonrió, Dan la miraba atento a lo que decía.
— Es decir, vemos que llueve y que no para y quizás quisiéramos que se detuviera porque no podemos hacer nada o no podemos salir, pero sabes...la lluvia ayuda al crecimiento de las plantas o las cosechas...
— Si...
— Y, me gusta pensar en que con nosotros es igual. Las tormentas de la vida, es decir las pruebas y las luchas; nos hacen crecer y madurar espiritualmente; y fortalecer nuestra fe en Dios. Y luego de la lluvia el sol vuelve a salir.
— Pero aveces la lluvia tarda días — dijo Dan mientras recordaba el tiempo que pasó sufriendo por la pérdida de sus padres.
— Si — Alin volteó a verlo — lo se. Aveces el dolor o las aflicciones, duran por un largo tiempo, pero eso no quita el hecho de que luego de eso todo mejore. Lo importante es no dejar de confiar y mantener viva la esperanza de que el sufrimiento no es eterno, solo Dios lo es y él tiene el control de cada situación que atravesamos.
Dan le sonrió. Algo que amaba de ella era que cada día lo sorprendía con lo que sabía y lo que aprendía día a día en su tiempo a solas con Dios.
[.....]
Lucas parado frente a la ventana de la habitación, en el hospital, miraba la lluvia caer a torrentes.
Pensó en su vida y en que nada estaba mejorando, al contrario, el cáncer seguía expandiéndose dentro de él y al parecer según los médicos no tenía muchas esperanzas. Pensó en que ya no quería ver a sus padres sufriendo por él. Y también, en que ansiaba tanto decirle a Bruna lo que sentía por ella pero no lo hacía porque no quería que ella se viera involucrada en su vida estando él enfermo.
En la oscuridad de la habitación escuchó una voz, una voz tan apacible que le decía: — Solo confía, que yo tengo el control de la situación.
Lagrimas comenzaron a correr por sus mejillas. Se sentía solo, pero en ese momento todo cambió. Podía sentir una presencia que le hacía sentir amado y le recordaba que nunca en su vida iba a estar solo. Sabia que era Dios quien estaba a su lado.
— En tus manos esta mi vida — dijo, mientras su vista seguía enfocada en la lluvia que caía afuera — y se que en medio de esta tormenta, tu amor es lo que me sostiene.
Recordó aquella historia de la biblia que en muchas ocasiones había leído. Dónde habla acerca de que Jesús se aparece a sus discípulos caminando sobre el mar y luego de eso, Pedro quiere constatar que en verdad es Jesús el que esta caminando.
Jesús le dice: Ven, y Pedro comienza a caminar sobre el mar manteniendo su mirada en Jesús, pero en un momento se desvía y mira hacia las aguas y el Fuerte viento que azota la barca, provocando que comience a hundirse.
Jesús lo salva y luego le hace una pregunta: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?, Una pregunta que también aplica a nuestras vidas.
¿Por qué dudamos si Dios ha prometido estar con nosotros?
Resulta difícil confiar, en un momento difícil en cual las fuerzas se acaban y parece no haber salida porque las olas y el viento golpean contra nuestra barca. Pero es en ese momento donde Dios nos recuerda que esta ahí y que no hay que temer, pues él tiene el control de las circunstancias que atravesamos.
Solo basta confiar y fíjar nuestra mirada, no en las aguas, sino en Él. Solo en Él.
N/A
Holaa!!
Dios os bendiga a todos!👑
La verdad, amé mucho escribir esta parte, porque es algo en lo que estaba reflexionado hace unos días y dejando que Dios me hablara.
Espero lo disfruten y que sea de bendición para sus vidas!!
Atte: Paola R.
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