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Pues tú eres grande y haces obras maravillosas;
    solo tú eres Dios.

Salmos 86:10

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10 de Septiembre.

4:30 pm.

— ¡Amor, ya vamonos! — exclamó cecilia desde la sala.

— ¡ya voy! — contestó Rodrigo desde la habitación, rápidamente acomodó su camisa y bajó corriendo las escaleras.

Rodrigo Sonrió al ver a Cecilia cargando a su hija. Se veían tan hermosas.

Era el día que presentarían a Sofía.

Rodrigo al ver a la pequeña recordó el momento cuando se enteró que Cecilia estaba embarazada, al no saber que hacer pensó en la posibilidad de decirle que se deshiciera del bebé.
Pero luego que Dios restauró todo en su vida, estuvo más que dispuesto a ser el padre que esa pequeña necesitaba.

Sofia era su valioso tesoro, su pequeña princesa y siempre lo sería.

Al ver a su familia solo puedo dar gracias a Dios por haberle dado un nuevo comienzo a pesar de sus fallas y los errores que cometió.

Desde que Rodrigo y cecilia se casaron, habían visto como Dios en ningún momento los había dejado y nunca los dejaría.

Sus padres les ayudaron a comprar una casa, no era muy grande o lujosa, pero ellos se encargaron de que estuviera llena de amor y cariño.

— Las dos se ven muy hermosas — le dijo él a su esposa mientras se acercaba a ella y le daba un tierno beso en los labios. Luego besó la frente de Sofía.

— Te amo — Dijo cecilia sonriendo.

— Y yo a ti — sonrió Digo— ¿nos vamos ya?

— Si, vamos.

Salieron de la casa con todo lo necesario y subieron al auto. Tenían media hora antes de que el servicio en la iglesia comenzara.

Emprendieron el viaje a la iglesia mientras platicaban.

— oye, por cierto, se me olvidó decirte — comenzó a decir Cecilia — ¿adivina a quién me encontré?

— No soy adivino — respondió Digo riendo.

— ¿Recuerdas a Hannia?

— ¿Hannia? — Rodrigo comenzó a recordar — mmm...

— Era mi amiga en la preparatoria.

— ¡Ah, sí! ¿La rubia? — preguntó para estar seguro de que era la misma de quien hablaba.

— Si, ella — dijo la chica — la encontré hace unos días en el centro comercial, estuvimos platicando un momento y la invité, dijo que iría sin falta.

— ¡Me parece genial! — exclamó. Luego recordó que la misma Hannia era ex novia de Dan — ¿ella andaba con Dan, cierto?

— Si — respondió — y era la que molestaba mucho a Alin en la preparatoria.

Al decir eso, Cecilia recordó esa etapa de su vida en la preparatoria, donde se juntaba con Hannia y Karla y le hacían la vida imposible a Alin.
Pero cuando Cecilia aceptó a Jesús en su corazón le había pedido perdón y ambas se hicieron amigas.

— ¿No crees que es mala idea haberla invitado? — Le preguntó Rodrigo.

— No lo sé, no creo que haya ningún problema — dijo su esposa — además, quiero que Hannia también conozca a Jesús, en verdad lo necesita.

— Bien, entonces esta bien.

Cuándo llegaron a la iglesia entraron y se acomodaron en una de las primeras bancas.

El grupo "Luz en la oscuridad" ya estaba ahí afinando pequeños detalles, conectando los instrumentos y probando el sonido.

Todos se alegraron al ver a la pequeña Sofía. Mía corrió al verle y luego de saludar a sus padres pidió cargarla un momento.

— Eres tan linda — le decía mientras acariciaba sus mejillas suaves como terciopelo.

Exactamente a las 5:00 pm, el servicio dio inicio. Primeramente oraron, luego leyeron un salmo de apertura y después dejaron lugar al grupo para que dirigieran la adoración y la alabanza.

Todos cantaban a una sola voz, adorando al Rey de Reyes con todo el corazón, en espíritu y en verdad.

La presencia de Dios descendía sobre cada uno de ellos, ministrando sus vidas. Era algo increíble lo que ocurría a través de la adoración.

Todos parecían disfrutar de ese momento, a excepción de algunos que solo veían lo que pasaba y no entendían, tal era el caso de Hannia.

La chica rubia había llegado hace tan solo unos momentos, se sentó en una de las últimas bancas y solo observaba todo lo que se hacia. Nunca antes había ido a una iglesia, pero no podía fallarle a quien en un momento fue una de sus mejores amigas: Cecilia.

Hannia, con su vista recorría todo el lugar viendo a las personas que habían asistido. Sonrió cuando al frente en el altar vio a Dan y pensó en que no descansaría hasta conquistarlo una vez más y hacer que volviera con ella.

Después de un tiempo, llegó el momento de la predica.

El pastor Isaac habló acerca de cuán importante era presentar a todos los niños ante Dios y guiarlos en su camino.

Luego llegó el momento de presentar a Sofía. Isaac pidió a los padres y a los testigos pasar al frente y responder algunas preguntas. Luego de eso cargó a la bebé e hizo una oración para presentarla ante Dios.

Cuándo terminaron de orar, el pastor le cedió el micrófono a los padres de Sofía para que dijeran algunas palabras. Rodrigo fue el primero en hablar.

— Estoy muy agradecido con Dios, por la enorme bendición que me ha dado al tener a mi pequeña conmigo.
Ella es mi valioso tesoro, y con ella, Dios me mostró su gran amor conmigo a pesar de mis fallas.

Cuando el servicio acabó, tuvieron un pequeño convivio en el patio trasero de la iglesia, por lo cual todos salieron.

Unos momentos después, Dan recordó que había olvidado su celular en la banca donde se sentó, así que le dijo a su novia que iría a buscarlo y que ya regresaba.

Hannia quien desde el principio no había perdido de vista a Dan, al verlo ir hacia dentro fue tras él y cuando llegó a donde él estaba, dijo:

— Dan, tanto tiempo sin verte — sonrió ampliamente.

Dan volteó al escuchar esa voz y respondió: — Hola.

— ¿te acuerdas de mi? — preguntó la chica a medida que se iba acercando más a él.

— Si, Hannia — contestó alejándose un poco, realmente Dan no tenia ánimo de seguir hablando con ella pues no quería que nadie malinterpretara las cosas ya que él estaba comprometido y próximo a casarse.

— Me preguntaba si algún día podemos salir juntos — le dijo mientras le miraba coqueta.

— Bueno, no creo que sea posible...

— ¿por qué no?

— Porque...— Dan iba a responder pero fue interrumpido por la voz de su prometida.

— ¡Dan! ¿Encontraste tu celular?

— ¡Si, ya voy! — exclamó el chico para luego dirigir su mirada hacia la rubia que tenía enfrente — Fue un gusto volver a verte Hannia, pero tengo que ir con mi novia.

— ¿Tienes novia? — Dan asintió. Hannia dirigió su mirada hacia la chica quien se había quedado parada en la puerta — ¿ella es tu novia? — la miró con desagrado.

— Si — contestó Dan sintiéndose orgulloso y afortunado — Ven amor...— le hizo señas a Alin para que se acercara.

Alin lentamente se acercó, soltó un suspiro cuando se percató de que aquella chica era Hannia, la chica que le había hecho la vida imposible en la preparatoria pero a la cuál había perdonado ya.

— Hannia — comenzó a decir Dan mirando a la rubia — Te presento a mi novia y prometida, Alin — tomó la mano de ella y depósito un tierno beso en su mejilla.

— ¡no puedo creer que te vayas a casar con esta...! — exclamó llena de rabia la rubia.

— Hola Hannia — saludó Alin con una sonrisa amable — es un gusto volver a verte.

— igual — respondió la otra chica rodando los ojos.

— Bueno, vamos amor, vayamos con los demás — Dan tomando la mano de Alin se dio la vuelta para salir al patio trasero.

Hannia se les quedó viendo furiosa, le molestaba que Dan se hubiera fijado en Alin y no en ella, y más al saber que iban a casarse. Pero se decía a sí misma que no se daría por vencida sino que trataría de hacer todo lo posible para separarlos y ella poder quedarse con Dan.

— ¿Estas bien? — preguntó Dan a Alin al ver su semblante serio.

— Si, solo que no esperaba que ella volviera a aparecer y menos ahora que vamos a casarnos.

— Tranquila Aly, no va a pasar nada — le dijo Dan para luego dejar un beso en su frente — Yo te amo a ti y por eso voy a casarme contigo y nada ni nadie podrá impedirlo.