Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

"Vía de escape, ¿o quizás no?"


Habían pasado un mes. Un triste y lento mes desde mi cumpleaños. Era triste porque me lo había pasado en el hospital. Pasarse tanto tiempo en el hospital después de dos años fuera... volver allí me traía demasiados recuerdos. Buenos y malos.

Por la mañana, el sol había cubierto el césped del patio delantero con su luz incandescente, dándome una visión de cada color que tenía aquel lugar que tan bien me conocía. Sonreí levemente, quizás, lo que me deparaba era siempre estar allí. Quizás el hospital fuera el único sitio en el que iba a encajar. Después de todo, ¿quién había sido yo más que un niño enfermo y al que siempre le daba pena a la gente?

Yuuichi pasaba mucho tiempo conmigo, pero primero, rebobinemos. ¿Por qué estaba en el hospital? Estaba de nuevo en periodo de pruebas. Fuyuka me había insistido en que debía quedarme, ya que me había desmayado ese día con Yuki y... Bueno, es fácil de entender, todo el mundo estaba preocupado por mí. Luego, ojalá esa hubiera sido la única noticia amarga. Yuuka estaba embarazada, sí, pero no sabía como hablarlo con Gouenji. Fubuki seguía diciendo que quizás lo mejor fuera decírselo cuanto antes para que no reaccionase de la peor manera. Pero todos teníamos algo de miedo a su reacción. Yo también hubiera matado a Toramaru de no ser por el estado emocional en el que me encontraba.

Volviendo a lo anterior, Yuuichi pasaba conmigo todo el tiempo que le era posible. Seguía trabajando a tiempo parcial en aquella farmacia, y estaba esperando a ver si lo habían contratado en alguno de los laboratorios en los que había pedido trabajar.
Algunas veces no sabía qué hacer. Fuyuka estaba en constante vigilancia. El doctor Gouenji se pasaba el día espesando nuevos informes, buscando la causa para que todo aquello me estuviera pasando a mí. Le veía ojeras de no dormir, Yuuka estaba cada vez más preocupada llevando el peso de tantas cosas malas que estaban pasando... Y yo... Yo sólo pensaba que era polvo otra vez. No sabía si maldecir a Yuki, si perdonarlo, si ignorar lo que quiso hacerme.

-Taiyou, ¿estás ahí?

La voz de Fuyuka me distrajo de mis pensamientos, la puerta de la habitación se abrió y yo bajé la mirada un poco.

-Dime que tenéis los resultados y que me puedo ir ya- insté de mala gana.

Me sentía mal por comportarme así, pero esa era mi actitud desde que me habían dicho que debía quedarme allí. No podían esperar que reaccionase bien después de todo lo que me había pasado.

-Me temo que te llaman otra vez, esta vez te esperamos en la sala de pruebas- anunció con voz serena.

-Bien- susurré sarcásticamente.

Fuyuka no dijo nada más y cerró la puerta. Lo único que necesitaba eran más pruebas, sí, eso era lo que necesitaba para sentirme mejor... Cerré los ojos y dejé que mis músculos se relajarán, preparándome mentalmente para otras pocas de horas metido en la sala de pruebas.

Escuché de nuevo la puerta.

-Ya voy Yuka-san, no voy a tardar, sólo necesito...

Me di la vuelta mientras hablaba y sentí que el corazón se me paró un instante. El castaño de ojos jade que se encontraba frente a mí no era nada más ni nada menos, que Yuki Hitsukoi, no era Fuyuka. El mundo se me vino encima e instintivamente me eché hacia atrás. Parecía el mismo, sus ojos brillaban igual, y su cabello parecía igual de impecable que siempre

-No, no te asustes Taiyou, por favor...

-Vete o me pondré a gritar- amenacé con los dientes apretados.

-Taiyou, por favor...

-He dicho que te vayas y no te acerques a mí, quizás Yuuichi ahora no esté aquí pero te aseguro que esta vez no permitiré que me toques ni un solo ápice del cuerpo.

-Vengo a pedir disculpas- anunció. Se tiró al suelo con los brazos en forma de disculpa, y hablaba con la voz amortiguada-. Taiyou, entiendo que estés enfadado conmigo pero...

-¿¡Enfadado!?- grité.

-¡Sí, enfadado!- alzó la vista para mirarme a los ojos. Los suyos estaban desbordados- ¡Es lógico que lo estés, que quieras matarme, alejarme de ti! Pero te conozco desde hace mucho Taiyou, y no quiero que nuestra relación acabe mal por haber sido tan estúpido como para lo que quise obligarte.

-¿Y vienes ahora a pedirme disculpas? Si lo hubieras conseguido...- susurré mientras me iba acercando a su lado, colocándome delante suya, mis pies alineados con sus manos-, Yuki, si lo hubieras conseguido ¿también me estarías pidiendo disculpas?

-N-no sé como se me ocurrió hacerte eso, Taiyou, no sé como... Eres mi amigo, el único que me ha escuchado y aceptado aunque sea como soy. Creí que por mi culpa te había ocurrido algo, y eso no me lo hubiera perdonado, porque te quiero, Taiyou.

No sabía qué pensar. No sabía si dejarme convencer por sus palabras o no, no sabía si debía fiarme de él, de todo lo que decía. ¿Acaso no estaba arrepentido? «Un impulso lo puede tener cualquiera...» dijo una voz en mi cabeza que deseé ignorar. Fruncí el ceño con el corazón acelerado, con la indecisión palpando en mis sienes con cada latido. ¿Qué debía decirle? ¿Que se fuera? ¿Debía hacer como que le había perdonado y así se iría tranquilo?

«Piensa, Taiyou, piensa...» me obligué.

-Yuki, yo...

-Mira, entiendo que no quieras perdonarme, ¿vale? Pero saber que me enfadé por el simple hecho de que amas a otra persona que no soy yo... Es imperdonable, sobre todo después de lo que quise hacerte. Así que, quiero compensarte.

-¿Crees que puedes hacer algo para compensarme?- pregunté con una nota mordaz en la voz- Mira, Fuyuka va a llegar en cualquier momento, será mejor que te marches y te alejes si no quieres que avise a Yuuichi.

-Yuuichi ya está aquí, lo he llamado yo.

-¿Para...?

-Llevas aquí un mes, dudo que eso te haya facilitado tiempo para estar con tu novio. Por lo tanto... he hablado con Yuuichi, he conseguido que te den un permiso para salir.

-Fuyuka no lo sabe- dije pensando que mentía.

-Se dará cuenta.

-No puedo irme sin que ella lo sepa...

-Taiyou, ve, por favor, tienes un día solo para ti con Yuuichi. Necesito recompensarte, que veas que he recapacitado en este mes.

-No creo que...

Pero le vi mirarme a los ojos con sinceridad. Fruncí el ceño, pero... acabé asintiendo. No podía negar que Yuuichi era mi droga y cada día le estaba viendo menos. Ahora necesitaba estar a su lado, veía en la cara de Yuki que era verdad y que... todo eso lo había hecho por mí. Así que asentí y pasé por su lado, con lentitud, hasta que alcancé el pomo. Me paré al escuchar su voz.

-No espero que me perdones pero al menos dime que...

-Está bien, Yuki, todo el mundo merece un perdón, no te martirices demasiado.

Salí de allí sin hacer mucho más caso a nada, lo que dictaba mi mente es que saliera de allí. Pasé la sala de pruebas, me alejé de la gente de la sala de espera, salí por las puertas del hospital hasta vislumbrar el coche de mi novio. Salí corriendo a pesar de saber que podría tener consecuencias negativas, me daba del todo igual. Ahora le agradecía mentalmente a Yuki lo que había hecho por mí, aunque en parte por su culpa hubiera estado en el hospital un mes y aún no me dejasen salir.

Sabía que en realidad, estaba escapando. Si Fuyuka no sabía nada, entonces el doctor Gouenji tampoco. Me monté en el coche con una sonrisa y agarré la mano de Yuuichi.

-¿Dónde vamos...?

-A tu apartamento, tenemos que rememorar viejos tiempos, Amemiya- susurró arrancando el coche y regalándome una sonrisa.

-S-sí, claro.

Tenía sentido, aunque me diera vergüenza admitirlo. ¿Por qué tenía que ser yo un uke tsundere? Tanto aquella vez en mi habitación, como la del hospital, no sé que iniciativa tomé para comportarme así, sobre todo teniendo en cuenta como hice las cosas.
Yendo al caso, hacía un mes que no había estado a solas con Yuu, aún me pregunto como ese día en la habitación nadie -nadie salvo Yuuka- se diera cuenta de lo que ocurrió.

-Tai.

-¿Sí?- pregunté volviendo a la realidad, un tanto ruborizado al recordar todo aquello.

-Te quiero.

-Y yo, Yuu- respondí con una grata sonrisa.

Iba resaltando un poco, ¿por qué...? Llevaba el pijama del hospital, y estaba un poco despeinado de haberme levantado hacía poco. Yuuichi se bajó del coche y antes de darme cuenta, me cogió en brazos abriendo la puerta del conductor.

-Yuuichi- dije sonrojado.

-Eres mi uke, dame un poco de libertad ¿no?- sonrió y yo dejé caer la cabeza hacia atrás resignado- Además- siguió, ampliando la sonrisa que había en su rostro-, hasta ahora no te he enseñado nada, a la tercera va la vencida... ¿No?

Me sonrojé y le di un leve golpe en el hombro. Justo después, estábamos entrando en el apartamento.

-¿Desde cuando tienes las llaves de mi casa?

-Desde que me enteré de que ibas a estar en el hospital mucho tiempo- contestó cerrando con un pié.

-Yuki...- maldije- Nos hemos escapado ¿verdad? Sólo está haciendo de señuelo... ¿Me equivovo?

No contestó, soltó las llaves sobre el sofá, tirándolas desde la entrada. No me soltó y yo observé mi apartamento, que seguía exactamente igual que la última vez que estuve allí. Estaba igual de ordenado, las cortinas igual de separadas de la ventana, el sofá igualmente vacío. Suspiré y me bajé, no sabía que podía echar tanto de menos el lugar donde vivía. Anduve hacia mi habitación pasando las manos por las paredes, y llegué, abrí la puerta, y sonreí soltando un suspiro al verla tan desordenada como siempre.

-Solo me he encargado de lavarte ropa.

Yuuichi me abrazó pasando los brazos sobre mis hombros. Eché el cuello levemente hacia atrás hasta chocar con su clavícula y ver sus ojos ámbar. Pasé las manos por sus brazos, y también llegué hasta sus manos. Entrelacé mis dedos con los suyos.

-No hemos tenido tiempo ni siquiera para parecer novios- me dijo al oído.

-Cierto, aunque... tenemos todo el tiempo del mundo ¿no?

Yuuichi se mordió el labio y volvió a cogerme en brazos. Sabía que me iba a meter en problemas por desaparecer del hospital, seguramente, Yuuichi también lo haría. Pero ¿acaso me importaba? No tenía la menor intención de volver a hacerme las pruebas, de volver a esperar unos informes que darían negativo o indicios de haber estado enfermo... No quería más papeles, quería hacer lo que haría cualquier pareja, y me daba igual si era Fuyuka, el doctor Gouenji, o el mismísimo Dios del yaoi como Yuuka decía, se interpondría. Quería poder salir por las tardes dado se la mano de Yuu, o quedarme dormido en su hombro mientras veíamos una película.

Me tumbó en la cama, esbozando su gran sonrisa característica, sacando mi camisa del hospital por los hombros, repartiendo besos por mi cuello, lentamente, con paciencia, iniciando una tortura lenta y dulce.

Tocó mi pecho con las manos y besó mi cuello con fiereza. Se notaba que llevaba tiempo queriendo hacer aquello. A decir verdad, yo no sabía como había aguantado tanto sin esa cercanía. El tacto de sus labios me estaba volviendo loco, y quise levantarme y hacer lo mismo que la primera vez y en el hospital. Pero no lo hice, porque cuando lo intenté, Yuuichi me bisbiseó en el oído que me quedase quieto, y eso hice.

Dejé que, lentamente, se deshiciera de mis ropas, que sus manos tocaran mi cuerpo mientras sendos gemidos escapaban por mis labios. Dejé que mi cuerpo reaccionase a cada uno de sus susurros o acciones, dejé que, sin previo aviso, mis ansias y hambre crecieran hasta volverme del todo loco.

Sus ojos ámbar me vislumbraron, y segundos después, eché la cabeza hacia atrás, un poco abrumado y molesto por aquella sensación que, ni más ni menos, al principio siempre fue molesto, aunque tuviera poca experiencia eso lo sabía bien. Cerré los ojos, apretando una mano de Yuuichi y arañando con la otra un poco su espalda.

-Y-yuu...- exhalé.

-Lo siento... ¿Voy muy rápido?- me preguntó acariciándome el pelo y apartando el flequillo de mi rostro.

-No, Yuu... p-por favor, más- aclamé entrecortadamente.

Lo único que se escuchaba en la habitación eran las voces de nosotros dos, hasta que todo quedó en silencio salvo por las respiraciones una vez todo acabó. Había sido una mañana ajetreada por supuesto, y yo estaba exhausto. Estaba seguro de que pronto volvería al hospital y no quería dormir, quería estar con Yuuichi, me daba igual estar cansado. Así que cambié de posición, volviendo a mi habilidad de uke tsundere, con ambas manos a los lados de la cabeza de Yuu, y luego, alzándome, agarrando sus manos para comenzar de nuevo... Aquello bien podía convertirse en una costumbre que amaría repetir durante cada día de mí vida junto con la persona que más quería.

-T-te amo, Yuu...

Lo que yo no sabía era lo que estaba por pasar, quizás, el amor siempre haya sido la solución, la cura, la única vía de escape para todo. Hasta ese momento, creía que el único en problemas, el único que una a estar mal era yo, sin embargo... No todo es perfecto, por mucho que lo parezca, hay veces que para ver las adversidades hay que ir mucho más allá de la realidad.

Tuve un mal presentimiento mientras cerraba los ojos antes de dormir, cansado, abrazado al pecho de Yuuichi, dejando que sus caricias me adormilaran. Quizás, al fin y al cabo, algo estuviera por pasar fuera de mi alcance, o... o quizás no. Quien sabía, yo sólo era inconsciente una vez más en mi vida.

***
[Capítulo resubido] ¡Gracias por leer! :3

Marie~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro