"Verdades"
Vivía sólo en un apartamento que mi hermano me había comprado. Al parecer, era algo que todos llevaban planeando desde hacía mucho tiempo. Estuve una semana a la espera de que, como rezaba en la carta que me habían dejado, se reunieran conmigo para decirme el por qué de todo aquello.
Mientras tanto, me decía que no era necesario estar nervioso todo el día. Estuve tramitando los papeles para el instituto Universal, lo que quedaba por tramitar, claro. A causa de mi enfermedad todo era más complicado. Preguntas y preguntas. Y más preguntas. ¿Qué les importaba todo? Lo único que querían hacer era saber algo que no les interesaba en absoluto, sólo por si algún día se encontraban el cadáver de un chico de primero por los pasillos, saber que era yo. El triste y desgraciado Taiyou Amemiya. Y por supuesto, querían saberlo todo para tener un derecho a prohibirme cosas. Cosas como el fútbol.
-Bien, firme aquí, y aquí.
No sabía lo que firmaba, pero me gustaba ver el paisaje que veía por la ventana del instituto Universal. Estaba en un lugar alto desde el que veías un paisaje increíble. Jugar al fútbol alli sería una pasada.
-Bien, ya está.
El hombre me arrebató el papel de las manos y me instó que me fuera, y así lo hice fingiendo que no quería darle un golpe por tratar a un futuro alumno así.
De camino hacia casa, «casa», «apartamento», «piso», como sea, mi hogar, a pesar de que nunca había tenido uno, mi móvil vibró en el bolsillo. Sí, ese móvil era también por cortesía de Ishido Shuuji. Recé unos instantes para que fuera de Yuuichi, pero el número era desconocido.
-¿Sí?
-Taiyou, te esperamos en casa.
-¿Ishido?
-Sí- dijo con voz grave-, te esperamos en el apartamento.
-¿Esperamos? ¿Quiénes...?
-Cuanto menos tardes, antes lo sabrás.
La línea se cortó y yo maldije al idiota de Ishido Shuuji. No sé qué se creía. Llegué al bloque de apartamentos no muy convencido de si lo que me había dicho sería cierto o no. Antes que nada, me tomé unos instantes para respirar. No estaba muy cansado, pero respirar siempre me costaba un poco más de lo normal.
Bien, era el momento.
Saqué las llaves y entré en la casa con cierta incertidumbre. Al entrar... lo primero que vi me dejó un tanto desconcertado. Hacía tantos años que no veía a ese hombre... tantos años desde que decidió hacerse cargo de mí, desde que me encerró en el hospital... Pero no era algo por lo que lo pudiera culpar. Después de todo, todo eso lo había hecho porque se preocupaba por mí ¿cierto?
-Taiyou- dijo la voz de Ishido acercándose a mí.
Lo primero que intenté fue apartarme de ellos y dar un paso atrás, volver fuera y aparentar que nunca viví en ese piso de una séptima planta, en un bloque en el que los ascensores no tenían tanta calidad como en el hospital, y que hacían más ruido que cuando mis pulmones estaban dañados al respirar. Quería fingir que seguía tan enfermo como para volver al hospital y no matricularme en el instituto Universal. Quería volver con las personas que me querían, con Fuyuka y Yuuichi, y abrazar en la cama de este último a mi peluche favorito que había dejado escondido.
-Taiyou, no te asustes.
-¿Asustarme?- pregunté confundido.
-Sentimos haber aparecido así porque sí, pero hemos tenido algún problema para ponernos en contacto contigo.
-¿A qué... te refieres?
-Sabes que justo el día antes de tu ceremonia de ingreso en el instituto, tengo la presentación oficial como nuevo Seitei del Sector Quinto.
-Sí, está en todas las noticias- asentí.
-Quiero que no tengas contacto conmigo a partir de ese momento hasta que yo te avise de ello- me puso una mano en el hombro.
El sentimiento era contradictorio, pero a pesar de que deseaba que se fuera de allí tras haberle dicho las cosas bien claras, cuando sentí su mano en el hombro casi pude recordar con perfecto detalle aquel día...
«Flashback» Tercera persona
-¿Te pasa algo?
El chico pelirrojo alzó la vista hacia el mayor, que le observaba mientras sujetaba un balón de fútbol en sus manos.
-¿Quién eres?- preguntó con una vocetita propia de un niño pequeño.
-Me llamo Shuuya, Gouenji Shuuya, somos... hermanos ¿sabes?
La explicación era lo suficientemente simple como para que el niño lo entendiera. Sabía que él no era su hermano de verdad. Recordaba haberle visto en la televisión, junto con Midorikawa y Hiroto.
-¿¡Tu eres el jugador de fútbol de Inazuma Japón!?
Gouenji sonrió mientras veía ese entusiasmo que irradiaba el menor, un entusiasmo contagioso. Ambos sonrieron.
***
-¡No! ¡Por ahí, Taiyou! ¡Corre más a la derecha!
-¡Sí!- dijo con entusiasmo mientras aumentaba el ritmo.
-Es increíble ¿verdad?- le comentó el rubio a su amigo Endou, mientras observaban jugar al pequeño.
-Sería un buen integrante en nuestro equipo- el castaño dio una palmada y sonrió de forma socarrona.
-¡Mira qué dibujo más bonito, hermanito!- gritó Yuuka irrumpiendo la conversación.
El rubio le sonrió a su hermana y le alborotó el pelo antes de volver a mirar a su hermano adoptivo, a ese prodigio del fútbol que no debía de dejar de vigilar nunca. Sin embargo, si las cosas seguían su curso tal y como planeaba... tenía que protegerlo a toda costa.
***
-¡No, Gouenji! ¡No!- gritaba Taiyou con las lágrimas recorriéndole el rostro hasta el mentón- ¡No te vayas! ¡No te vayas!- suplicaba una y otra vez.
Gouenji se agachó delante de sus dos hermanos. Yuuka tan solo sollozaba un poco, a pesar de ser pequeña había entendido lo que Gouenji le había explicado. Sin embargo, eso no podía decírselo a Taiyou, no aún. Y no porque no pudiera entenderlo, sino porque no debía saberlo aún.
-Mira, Taiyou, escúchame. Una persona no está en el lugar en el que vive, una persona vive en el lugar en que están aquellos que le quieren. Siempre estaré a tu lado aunque estemos separados. Recuerda eso, peque- le dio un beso en la frente y se marchó sin decir nada más.
***
Todas las veces que el próximo emperador del Sector V iba a visitar a su hermano lo hacía a escondidas. No tenía otra opción. No si quería proteger a su hermano del Sector V.
Siempre que se iban a despedir quería decirle al pelirrojo cuanto le quería y el por qué de todo aquello, el por qué de que todos se hubieran ido hacía tantos años. Por qué se había convertido en Seitei y tuvo que sacrificarlo todo, incluso el ver a su familia.
Con Taiyou, era incluso peor, al ser un genio del fútbol no tendría más remedio que entregarlo y someterlo a las órdenes que él mismo tendría que dar en un futuro.
Sabía que Taiyou podría haber llegado a odiarle. Que el chico nunca había entendido por qué después de cumplir los seis años todos se fueron.
Sin embargo, Gouenji no estaba triste, sabía que era lo mejor, aunque le echara de menos, ya recuperarían el tiempo perdido. Y sabía que Taiyou estaba feliz junto con Yuuka, que se encargaría de cuidarlo y de contarle todo lo bueno y malo que le ocurriera a su pequeño hermano. Y Taiyou, por su parte, ignorante a todo, no tendría más remedio que buscar la felicidad, y así lo hizo, con Yuuichi y Fuyuka, que le brindaban todo el tiempo y amor que tenían.
Hasta ese día.
«Fin flashback»
-Sentimos no haberte dicho nada, Taiyou- me decía Gouenji.
Sí, Gouenji, porque todo lo que me había dicho me había hecho reaccionar. Nada de lo que había hecho era para evitarme, nada de lo que Gouenji hacía era para hacerme daño. Tan solo me protegía... de mi propio talento. Me pedía disculpas una y otra vez por lo de Yuuka, porque se hubiera marchado también. Pero el doctor Gouenji decía que eso era culpa suya, que él había sido el que decidió que Yuuka y Nana también tenían que alejarse. Que mientras más lejos estuvieran más me protegerían.
A mí eso me daba igual, yo quería recuperar a la que una vez fue mi familia.
-Gouenji...- susurré mientras su nombre volvía a mis labios.
-¿Sí?
-Gracias por cuidarme, gracias por todo- mis ojos se iban a desbordar, y sonreí con fuerza.
***
[Capítulo resubido] ¡Gracias por leer! :3
Marie~
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