"Uke tsundere"
«Bip bip bip...» El timbre de mi móvil resonó en mis oídos haciéndome despertar. Abrí los ojos con pesadez, moviéndome hacia el lado contrario del sonido, acurrucado entre las sábanas y abrazando el cuerpo de mi novio. Solté una respiración larga cerrando los ojos de nuevo... Necesitaba dormir un poco más, sólo unos minutos más...
«Bip bip bip»
¡Agh! El maldito timbre volvió a romper la serenidad de la habitación. ¿Quién demonios me estaba llamando? ¿Por qué tanta urgencia...? Con lo a gusto que estaba yo en la cama...
«Bip bip bip» No me había dado tiempo a cerrar los ojos, así que gruñí y alargué la mano hasta el dichoso móvil. Tenía los ojos pegados y varios mechones desordenados sobre estos, pero me fue posible discernir el nombre que citaba en la pantalla, como si fuera una maldición: Yuki.
Lo descolgué y llevé al oído, esperando encontrarme con la voz de un Yuki acosador, como el de la última vez que nos vimos...
-¿Yuki?- pregunté con voz ronca.
-¡Taiyou! ¡Tienes que ayudarme!
-¿Qué ocurre?- mi voz salió en mitad de un bostezo.
-¿¡Dónde demonios has estado hoy!? ¡Por favor! ¡Necesito que me ayudes!
-Bien...- dije poco confiado-, dime dónde ir.- no iba a negarme si necesitaba mi ayuda, después de todo, era mi amigo.
Unos minutos más tarde, conseguí levantarme sin despertar a Yuuichi, que estaba tendido en la cama profundamente dormido. Escribí una nota en la que explicaba donde iba y la dejé sobre la mesilla de noche. Recogí la ropa del suelo y salí de la habitación con una sonrisa en el rostro, sin embargo, no sonreí tanto al ver a Yuuka tendida en el suelo, dormida con ojeras bajo los ojos... No tenía remedio... Había estado allí todo el día...
La cogí en brazos y la llevé a la habitación libre. La tapé con las mantas y me dirigí a la puerta. Era el cuarto y último día de viaje de Gouenji, luego, tendría que volver a casa y enfrentarse a su hermano si resultaba estar embarazada. Unos susurros me hicieron parar antes de salir.
-Al fin he tenido yaoi en directo...- murmuró Yuuka.
-No tienes remedio...
Pero era cierto.
«Flashback» tercera persona.
-No importa, ahora tenemos todo el tiempo del mundo...
«No es cierto» pensó el pelirrojo. Si faltaba al instituto se metería en un lío, perdería apuntes y explicaciones importantes... O esa era la excusa que se echaba para intentar no pensar en el verdadero significado de las palabras de Yuuichi.
El mayor se tomaba su tiempo para deshacerse de todas y cada una de las prendas que cubrían el adorado cuerpo de Taiyou. Éste último tampoco se quedó quieto, empezó a desabrochar, deshacerse y quitar las ropas de Yuuichi como si le fuera la vida en ello.
Las bocas de ambos se habían entrelazado otra vez, la lengua del mayor jugaba con la del "pequeño" y sus jadeos se mezclaban por cada suspiro y exhalación que se les escapaba. No podían evitar tentarse el uno al otro, sentir el éxtasis en sus labios, y saborearse con lentitud y lujuria.
La luz del amanecer empezó a iluminar sus rostros, a crear reflejos dorados en el pelo de Taiyou, a resaltar el hermoso color ámbar de los ojos de Yuuichi. Ambos se separaron y se miraron. Taiyou admiraba embelesado los orbes del chico de cabellos azules. Él sólo quería estar con Yuuichi, pensar en el modo era lo de menos, se iban a demostrar su amor de una forma distinta a besos y abrazos, nada más.
-¿Tienes idea de lo mucho que te quiero, Tai?- susurró en el oído del mencionado, haciendo que a éste le recorriera una corriente por todo el cuerpo.
-N-no- musitó Taiyou-, demuéstramelo.
Una sonrisa para nada inocente se dibujó en los labios del peliazul, confirmando que si bien esa noche no quiso aprovecharse de él, ahora que tenía vía libre no iba a quedarse quieto.
Taiyou por su parte, mentía. Claro que sabía que Yuuichi le amaba, pero tras ese sueño, deseaba tanto como Yuuichi ese momento.
Tras sendos besos, caricias y suspiros, Taiyou sabía que llegaba el momento de continuar, de dar un paso más. No quiso imaginar que Yuuka seguía con el oído en la puerta, o que al ser viernes, como cualquier otro día, podría llegar Fuyuka y les oiría, o que por cualquier razón universal un meteorito se decidiera a caer y ellos no se enterarían. Empezó a temblar, no porque estuviera inseguro, sino porque, como cualquier ser humano, tenía algo de miedo.
Existen dos clases de miedo. El racional, y el irracional. Taiyou Amemiya consideró en ese momento que su miedo era totalmente irracional, y se dejó llevar por una pequeña histeria mientras Yuuichi le preparaba. Lágrimas traicioneras salieron de sus orbes celestes sin aviso premeditado.
-Supongo que he ido muy rápido, Tai, perdona no debería...
-Yuu...
Se sintió culpable, no, él no quería que Yuuichi se separara de él, que pensara siquiera que no quería aquello. Pudieron influir muchos factores a la hora de que Taiyou empezase a llorar, que no era llorar como tal, sino que eran una pocas lágrimas. En todo caso, no sabía la razón exacta, pero sentía cierta inseguridad. Podría no hacerlo bien y fastidiarlo todo, quien sabía...
-Taiyou, no...
-Escúchame- le instó el pelirrojo secándose las lágrimas con rudeza. Se sentó a horcajadas sobre Yuuichi, y pasó los brazos sobre sus hombros, frente a frente-. Te quiero- susurró-, y... quiero estar contigo de esta forma especial ¿vale?
-Puede que no sea lo mejor ahora- dijo Yuuichi, intentando no parecer triste-, de todos modos, como dije, tenemos todo el tiempo del mundo, ahora he vuelto y nada nos va a separar.
-T-tienes razón- susurró Taiyou cerrando los ojos. Yuuichi sonrió de medio lado, y abrazó al pelirrojo con fuerza, con eso le bastaba. Pero, antes de poder reaccionar, Taiyou volvió a hablar, esta vez en su oído-, nada nos separará.
«Ni mis miedos, ni mis inseguridades» pensó Taiyou antes de alzarse, y antes de volver a sentarse lentamente, haciendo que Yuuichi abriera los ojos desmesuradamente mientras sus cuerpos se conectaban. Soltó una exhalación y gruñó por lo bajo por aquella dulce sensación. Taiyou apretó los dientes y hundió las uñas en la espalda de Yuuichi, un dolor que le parecía ínfimo comparado con el que debía estar sintiendo su pelirrojo. Pero Taiyou no volvió a soltar ni una sola lágrima, pronto se olvidó de ellas y del dolor.
Más tarde la habitación se llenó de sonidos que Taiyou nunca creía poder emitir, y Yuuichi nunca creyó que fuera a escuchar. Fuera como fuere, ambos chicos estaban cegados y sumergidos en sensaciones que desconocían por completo.
***
Yuuichi observó con una sonrisa a su pequeño, que estaba totalmente recostado sobre él. El pelirrojo había acabado agotado, y ahora descansaba tiernamente entre los brazos de su amado. El peliazul cerró los ojos mientras pasaba una mano por su pelo, amaba a ese chico de una forma del todo indescriptible. Recordó el día en el que lo vio traspasar la puerta de su habitación, y como le explicó con tristeza que sus piernas eran inútiles. Recordó también el día en el que, mientras veían a Naranja caer por la ventana, Sol empezó a sollozar como pocas veces lo hacía. Le costó bastante recuperar el oso, tuvo que usar varios intermediarios hasta llegar a la chica que lo recogió del suelo, dado que a Taiyou no se le permitía salir sin un adulto... y si lo hubiera hecho se hubiera metido en un lío tremendo.
Recordó aquel día que vio a Taiyou volver al hospital, la ilusión que tenía el chico por volver a verle, justo antes de comunicarle que nada más estuviera curado se iría al extranjero.
Lo estrechó con más fuerza y le besó en la cabeza, todo aquello había pasado, se habían convertido en recuerdos que almacenar, tristes y alegres.
-Te amo, Tai.
-Y yo a ti, Yuu.
-¿Estás despierto?
-Sí- contestó débilmente.
-¿Cómo estás?
-¿Tú como crees que estoy...? Cansado...
-Duerme un rato, pequeño- le dijo Yuuichi con una sonrisa.
Taiyou alzó la cabeza para clavar sus orbes celestes en los orbes ámbar de Yuuichi.
-¿A quién llamas pequeño?- preguntó ofendido.
-Eres mi pequeño uke.
-Si soy pequeño entonces tú eres un pervertido ¿no?- alzó una ceja y sonrió, intentando ignorar su sonrojo a causa de haberlo llamado uke en voz alta.
-Mira quien fue a hablar, fuiste tú el que te sentaste encima sin avisarme- contraatacó el peliazul.
-¿Yo? Si yo soy un inocente y dulce niño.
-De inocente no tienes nada y lo sabes.
-Cállate y bésame, Yuu.
Y así fue como volvieron a unir sus labios antes de que el sueño les venciera por completo, abrazados y con las manos entrelazadas en un fuerte agarre, significado de que nunca más se alejarían el uno del otro.
«Fin flashback»
Anduve por la calle en dirección a la casa de Yuki, con cierta inseguridad en la boca del estómago. Intenté ignorar el hecho de que me ardían las mejillas cada vez que recordaba lo que había ocurrido entre Yuu y yo. Y pensar que tomé la iniciativa de uke tsundere...
Llamé a la puerta de su casa, pero al ver que no abría decidí probar a ver si estaba cerrada con llave. Estaba abierta. Quizás me había pedido ayuda porque había tenido algún problema en casa. Subí las escaleras de camino a su habitación. Conocía bien el camino dadas las veces que había estado allí para hacer tareas y cosas por el estilo.
-¿Yuki?- pregunté abriendo la puerta de su habitación.
Al instante di un paso atrás, sólo había una luz en la habitación. Había cambiado mucho desde la última vez que estuve allí. Ahora, en vez de un panel con posters y dibujos, sólo había fotos iluminadas por un flexo. Fotos mías. Alguien me impidió darme la vuelta, sujetándome los brazos con fuerza, y escuché un susurro escalofriante en mi oído.
-Bienvenido, Taiyou- dijo Yuki, insinuando una sonrisa con su voz.
***
[Capítulo resubido] ¡Gracias por leer! :3
Marie~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro