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"El chico del parque"

-Soy yo, Taiyou- respondió con la misma voz insinuando una sonrisa.

-Pero... P-pero... ¿En serio eres tú?

-¿Puedo demostrárselo de alguna manera?

-¿Cuál es mi juguete favorito?

-Tú no tienes juguete favorito, no te gustan los juguetes- respondió impasible-. ¿Cómo te encuentras?

Pensé en la pregunta detenidamente, Gouenji sabía que yo estaba en el hospital. Sabía. Pero dejó de llamarnos hacía mucho. Quizás creía que ya había salido de allí.

-Estoy bien- dije en voz baja abrazando a Naranja.

-¿Seguro?

-Estoy mejor que ayer, pero peor que cuando te fuiste...

-Taiyou, te prometo que...

-¡Eso me lo prometiste hace más de un año!- dije enfadado.

-Lo sé- susurró con tristeza al otro lado-. Pero no quiero hacerte sentir triste, Taiyou. ¿Crees que no quiero verte?

-Llevo en el hospital un año- las lágrimas empezaron a caer lentamente por mis mejillas-. No me gusta este lugar- dije sollozando-. No puedo jugar al fútbol, e incluso conozco a más gente que no puede desde hacer mucho. Hay gente que lleva años aquí, y hay más que pasará mucho más tiempo del que lleva... Pero ¿qué hago yo aquí?- pregunté con ira.

-Taiyou, estar enfermo no es tener desventajas, es simplemente que no todo resulta tan sencillo.

-¿Una desven... qué?- se me daba mal entender palabras complejas.

-No importa, pero Taiyou, no te preocupes, yo estaré a tu lado ¿vale?

-No lo estarás, estás lejos, te fuiste y no has vuelto.

-Taiyou, te lo prometo, créeme.

El teléfono dejó de sonar y en cambio se escucharon unos tonos. Supuse que había cortado la línea y se había ido. Como siempre. Me senté y apoyé la cabeza sobre mis rodillas. Quería dormir, y quería olvidarlo todo. Quería salir de ese hospital de una vez, sí, eso también. Pero si eso no era posible, me conformaba con olvidar mi tristeza.

***

-Taiyou, buenos días, pequeño- la voz de Fuyuka abrazó mis oídos y me desperté lentamente.

Era el quinto día seguido que hacía eso. El quinto día seguido que llevaba sin ver a papá, Yuuka y Nana. El quinto día que llevaba buscándolos sin encontrarlos.

-¿Qué tal? ¿Tienes ganas de salir a jugar?

Ahora podía salir con Fuyuka al patio, pero no me sentía con muchos ánimos. Cuando le preguntaba por papá siempre decía que estaba ocupado, pero yo no la creía. Cami era muy buena conmigo, pero sabía que aún no quería contarme todo lo que sabía.

-Yuka-san... ¿Puedo ir a ver a alguien?

-¿A alguien? ¿Dónde está? Puedo ir contigo.

-No no, es que no le conozco aún, quiero saber quien es.

-Al menos, dime dónde está, puedo acompañarte- ladeó la cabeza y me sonrió.

-Creo que está en la habitación de al lado- me encogí de hombros mientras pensaba-. Se llama Yuuichi, y tiene un hermano que tiene como mi edad.

-¡Ah si! Yuuichi Tsurugi, sé quien es. Es mayor que tú unos años, tuvo un accidente en el parque el mismo día que te desmayaste en tu cumpleaños. Aún están haciéndole pruebas, a ver si se recupera pronto ¿Conoces a su hermano?

-Sí... Pero se enfadó conmigo cuando le hablé- susurré. Yo tampoco quería llevarme una regañina por decirle que le conocí escapándome de mi habitación por la noche-. Me dijo que hacía muchas preguntas, y que por su culpa su hermano había acabado en el hospital.

-Mmmm- se llevó un dedo al mentón pensando-. Quizás, sólo deberías intentar ser su amigo- me tocó la nariz con el dedo y me reí-. Anda ven, te llevaré a conocer a Tsurugi, es muy buen chico.

Me cogió de la mano y salimos de la habitación. No me olvidé de estrechar a Naranja entre mis brazos, y Fuyuka y yo andamos por el pasillo hasta llegar a la puerta de Yuuichi.

-Yuuichi- dijo Camellia mientras abría la puerta de la habitación-. Traigo un amiguito que quiere conocerte.

-Bien, que entre- su voz insinuaba una sonrisa.

Sabía que Fuyuka me había advertido de que no debía hacer demasiadas preguntas. Pero en ese momento quise preguntarle por qué sonreía.

-Yo os dejo solos un rato. Vuelvo luego a por Taiyou.

-En realidad, puede quedarse cuanto quiera.

Entré en la habitación y vi de nuevo al mismo chico que el día del parque. Su pelo azulado, ojos ámbar, piel blanca... Su hermano pequeño era clavado a él, sólo que Yuuichi... sonreía mucho en comparación con su hermano, que siempre que lo veía en los pasillos, estaba triste.

-¡Ah! ¿Tú no eres el chico del parque?

-Ajá- dije asintiendo sonriendo.

-¿Te gusta el fútbol?

Esa pregunta me pilló por sorpresa. Me estaba subiendo en la silla que había al lado de su cama cuando la hizo, y justo en ese momento empezaron a agolparse las palabras en mi mente, arremolinándose todas juntas. Así que le miré con los ojos muy abiertos mientras intentaba explicarme.

-M-me encanta p-porque es... ¡Fantástico! Es la mejor cosa... ¡No! El mejor juego...¡Es la cosa más divertida que he hecho nunca!- tartamudeaba de la emoción que sentía al hablar del fútbol.

-Me alegro, eso significa que te gusta mucho, ¿verdad?

-Sí, ¿a ti te gusta?- pregunté mirándole fijamente.

-Me encanta el fútbol- sonrió pero algo en su sonrisa me hizo sentir triste-. Mi hermano y yo siempre jugamos juntos. ¿Le conoces?

-Sí, le conozco... Pero creo que no le caigo muy bien...- susurré estrechando a Naranja y escondiendo la mirada en el flequillo.

-Bobadas, ¡claro que le caes bien!

-¿Tu crees...?

No acabé la pregunta cuando vi un balón de fútbol sobre la mesa que había al otro lado de la cama de Yuuichi. El balón estaba sucio, pero ¡qué importaba! ¡Era un balón de fútbol! ¡Cielos! ¡Lo tenía allí y podía tocarlo! O eso creía, sin embargo, al ver que Yuuichi lo miraba con tristeza no pude evitar sentirme mal. Su hermano me había dicho que no podría jugar al fútbol ¿y si eso era verdaderamente cierto?

-¿Te gusta mi balón?- preguntó sin mirarme- Me lo regaló Kyousuke, mi hermano pequeño, cuando cumplí los once años hace unos meses.

-Es muy bonito...

-¿Quieres cogerlo?

Abrí los ojos como platos y asentí. Él se estiró sobre la cama para alcanzar el balón, y luego lo sostuvo unos instantes antes de pasármelo.

Me bajé de la silla y me puse a correr por la habitación de Yuuichi con el balón en los pies. El mayor sonreía asombrado por la destreza con la que intentaba hacerlo. No me costó en absoluto, a pesar de que en el parque, una semana antes me había desmayado por correr.

-¿Puedo preguntarte por qué estás aquí, Taiyou?

-Ajá- dije con la respiración acelerada-. Creo que me pasa algo en los pulmones. Me prohibieron jugar al fútbol porque me duelen al respirar... ¡Pero no pasa nada! Yo me encuentro bien... Pero quiero irme de aquí... Un día, hace un año me trajeron después de que me desmayase jugando al fútbol, y sólo he salido por mi cumpleaños. Yo también quiero ir a la escuela, y jugar en el parque con los demás niños...

-Yo... también quiero irme, y eso que sólo llevó aquí unos días- rió con tristeza-. Pero lo que verdaderamente espero es volver a jugar al fútbol.

-¿De verdad que no puedes... o es que te lo han prohibido como a mí?

Me paré en seco con el balón en los pies, y observé mientras jadeaba, como se destapaba y dejaba al descubierto sus piernas.

-Llevo una semana sin sentirme las piernas- frunció el ceño mientras su cara denotaba tristeza de nuevo-. No puedo andar, y si no puedo andar... No puedo jugar al fútbol.

»Por mi culpa Yuuichi no puede andar, y si no puede andar no puede jugar al fútbol ¿entiendes?«

Es lo mismo que me había dicho su hermano, sólo que el menor, se echaba las culpas. Fue muy extraño y triste pensar que Yuuichi no podría hacer lo que más le gustaba.
Me tiré de rodillas al suelo mientras notaba como me ardía el pecho. Dios, me dolía todo.

-¿Te encuentras bien?- preguntó el mayor intentando levantarse para acercarse, mas no podía hacerlo, sólo observaba como yo sufría en silencio.

-No te preocupes- susurré-, en realidad estoy bien. Jugaremos al fútbol juntos algún día ¿verdad?

Mis palabras fueron cada vez más bajas hasta desvanecerse mientras llamaba de nuevo al paraíso de la inconsciencia, donde mis pulmones no dolían y podía imaginar que jugaba al fútbol.

***

[Capítulo resubido] ¡Gracias por leer! :3

Marie~

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