Jungkook se escabulló, luego de haber revisado atentamente a su alrededor, dentro del colegio. Abrazado a sí mismo y con el ceño fruncido, arrastró sus pies por la entrada vacía del instituto. Intencionalmente había llegado tarde, a sabiendas de que era muy probable de que Taehyung no apareciese en su camino y eso rogaba, joder, no quería estar cerca de ese tipo.

Si bien el día anterior habían hecho, los dos, un gran descubrimiento que muy seguramente cambiaría sus vidas, ¿Qué le aseguraba a él que Taehyung no aparecería dispuesto a partirle la cara por cualquier razón? El hecho de estar destinados a estar juntos ya que son el uno para el otro no iba a detener al imbécil de Kim. 

Jungkook apostaba por ello.

Así que, aferrándose a su mochila como si su vida dependiera de ello, arrastró sus pies hasta el árbol más cercano a la gran puerta de entrada y revisó, una vez más, a su alrededor.

Estaba despejado, con un pequeño trote llegaría sin problemas al edificio y allí sería mil veces más sencillo escabullirse al aula. Si se escondía detrás de los cestos de basura y...

—Hoy llegas tarde— La voz de Taehyung lo tomó por sorpresa, alertando cada parte de sus ser y provocando que, en su torpeza, golpeara su cabeza contra la rama de un árbol.

—Mierda, sólo, por favor, no es mi culpa. Yo no sabía, si hubiese sabido yo... No sé, lo lamento, juro que— Sus balbuceos sin sentido escaparon como plegarias en busca de piedad, mientras él mismo se acorralaba contra el tronco del árbol y ponía la mochila en su pecho, buscando protección alguna.

Taehyung por su parte lo miraba en silencio, frunciendo el ceño y con sus labios pegados firmemente en una línea. No reaccionaba, ¿Acaso tenía vida, alma, pulso? Le tomó unos minutos cerrar los ojos y alzar la mano, callando automáticamente a Jungkook.

—¿Podemos hablar? —Inquirió, volviendo a enfocar sus ojos en él.

Jungkook asintió, dejándose caer a los pies del árbol. Se sentía seguro, o algo así, ya que al menos el mejor amigo de Taehyung no podía emboscarlo por la espalda y agarrarlo, dejándolo indefenso ante los puñetazos de Kim.
Min Yoongi era el peor de sus amigos, eso seguro.

—Creo que deberíamos cambiar nuestra relación— Murmuró, tomando asiento sobre la hierba y a unos metros de Jungkook, masticando su labio inferior. A diferencia de todos esos meses, el deportista se veía bastante calmado, ni siquiera tenía esa imagen o aura prepotente que tanto lo caracterizaba y a penas si se veía capaz de mantener contacto visual con Jungkook. Era toda una rareza. 

—Sí—Afirmó, asintiendo con su cabeza. —Ya sabes, por todo esto. Es creo, no lo sé , supongo, sería lo mejor—Taehyung jugaba con sus dedos en la tierra, mirando las ramas de los árboles y sus hojas verdes, quizás buscando distracción alguna porque sí, no era una situación muy cómoda. 

—Sí— Repitió Jungkook, volviéndose plenamente consciente de cómo estaba masticando su mechón rubio por los nervios. Sólo en el momento en que Taehyung lo miró, frunciendo el ceño, y suspiró, sintió la vergüenza subir a su rostro en miles de colores. 

—¿Puedes responder otra cosa? —Se quejó el morocho, tensando sus brazos sobre la tierra.

En ese momento, Jungkook sólo quiso que esa misma se abriera, tragándolo por completo.

 —Sí—Concordó, tapando su boca en el preciso instante en que Taehyung bufó, masajeando el puente de su nariz—Oh dios, no me golpees— Rogó, encogiéndose contra el tronco del árbol y cubriendo gran parte de su cuerpo con su mochila y piernas. Una bolita era menos golpeable que un palo. O algo así. 

—No pienso hacerlo—Suspiró Kim, cerrando sus ojos unos segundos. Parecía hacer eso cada vez que necesitaba pensar en profundidad algo, o eso razonó Jungkook—Va a ser difícil— Murmuró, dándole una mirada cansada a Jeon. Quizás para él también era difícil de comprender.

 —Sí, bueno, sí— Se apresuró en responder, mordisqueando aún el mechón de pelo que tenía en su boca. La única dificultad era, en realidad, el hecho de que Taehyung le había hecho la vida miserable por meses. Si en el momento que se vieron, hubiesen sabido la naturaleza de su relación, habrían evitado toda la etapa violenta de su vida juntos. 

Si ellos comenzaran de cero, podrían sentirme mejor. Quizás. 

Dejando la mochila a un lado y sacando el mechón de su boca, se arrastró más cerca de Taehyung y extendió su mano, dándole una de sus mejores sonrisas—Me llamo Jeon Jungkook, me mudé hace unos meses y vivo con mi hermano menor y mi madre. Es un gusto—Se presentó, evitando fijarse en cómo temblaba su pulso por el pánico. Si que iba a ser difícil. 

Taehyung pareció comprender, de alguna manera, algo de su plan y sonrió también, tomando su mano en un firme apretón. 

—Me llamo Kim Taehyung, vivo solo. Es un gusto para mí también—Se presentó, respirando profundamente —Me gustan los videojuegos, el deporte y dormir— Agregó, acariciando con su pulgar la mano de Jungkook. Jeon tembló, víctima de un escalofrío. 

—Genial—Susurró bajando su mano hasta el suelo sin soltar la de Taehyung en ningún momento —Me gusta dormir, también— Comentó, devolviendo la suave caricia de manera distraída. Si alguien le hubiese dicho a Jungkook que una mañana se encontraría sonriendo con Taehyung, hablando sobre su día a día, seguramente se habría carcajeado en la cara del pobre diablo al que se le hubiera ocurrido tal locura.

Nunca habría imaginado que las manos que lo habían tirado al suelo tantas veces podían ser tan suaves.