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🩸 CHAPTER 2 - Los hermanos vampiros


Torcía mi cuello para mantener la calma, la paciencia era algo no considerable en mí, mientras podía escuchar las palabras de todos a mi alrededor, los susurros, los pasos, todo. Miraba la puerta con ganas de entrar y acabar con esto rápido, pero aún no veía a Heidi salir.

>> ¿debo entrar contigo? <<

>> No, solo cuando te lo pida <<

Aconseje a Daniel con respecto a su pregunta con la mirada firme en la puerta, Daniel transpiraba una y otra vez, mientras trataba de mantener la calma.

>> ¿todos aquí son vampiros? <<

Rodeé mis ojos entonces y miré a Daniel con mi ceño fruncido con severidad.

>> ¿qué te dije de las preguntas? abstente de ellas <<

>> lo siento <<

Desvíe mi mirada de Daniel después de disculparse al escuchar los pasos resonantes de alguien a quién no había visto desde hacía mucho tiempo. Eran como las mitades de una naranja, siempre juntos, nunca separados y eso era desesperante para mí, porque no podía ver a Alec solo sin que Jane estuviera a su lado, los vi cortar en la intersección próxima y apenas dibuje una sonrisa de placer al ver a un Alec nuevamente, era mi chico vampiro.

Alec es de las dos armas más poderosas de los Vulturi, la otra era su hermana gemela, Jane. Era claro que para estar con los Vulturi deberías tener ciertos dotes sobresalientes de entre todos, Alec los tenía, además de ser guapo y apuesto, Alec tenía el poder de la privación sensorial, lo que le permitía bloquear todos los sentidos de quien él quisiera, haciéndolos objetivos simples durante la masacre y produciendo incapacitación. Su poder se manifiesta como una niebla brumosa que bloquea los sentidos en cuanto tocaba a alguien; también podía controlar a quien deseaba afectar.

Ver a Alec era una de las razones por la que podía venir sin mucho esfuerzo, me deleitaba con su presencia.

Pero Jane, Jane era otra cosa. Una de las dos armas más poderosas de los Vulturi y mi enemiga consciente, me detestaba por mi aparente libertad o eso suponía yo, ella era recta y "justa" mientras yo tenía la oportunidad de poder salir sin mucho esfuerzo y vivir mi vida como me placiera, algo que para ella era claramente "detestable"

>> Señorita Withlock <<

Siempre tan recta y cordial, aún con el odio a flor de piel. Correspondí a su saludo, sin incitar a estirar mi mano, sino a mantener una sonrisa media en mis labios y mis ojos perpetrados en ella.

>> Jane <<

No creía que las etiquetas fueran necesarias, no hacía falta para mí, pero amaba verla resoplar frente a mí y martillar su cabeza con mi presencia. Jane tenía el poder de dolor ilusorio funcionaba mediante la implantación de un pensamiento en un solo destino para hacerles pensar que estaban siendo quemados vivos, lo que los convierte efectivamente en un objetivo simple. Y sí, también funcionaba en mí, pero era inmune a que se atreviera a hacerlo, Aro se lo tenía terminantemente prohibido, otro beneficio de mi libertad.

Miré a Alec, para aclarar mi vista y sonreí aún más.

>> hola, Alec, es deleitante verte <<

Él dibujó entonces una sonrisa en sus labios y correspondió a mi saludo.

>> Julieta <<

Respire hondo para calmar mis ansias de tenerlo cerca, no ahora que estaba tratando de tener una reunión con Aro, pero es que mi nombre en sus labios, siempre me impulsaba a la excitación inmediata, tan solo podía aferrar mi agarre en ambas manos una con otra para no arriesgarme a poner los colmillos encima de Alec.

Las puertas se abrieron después de tanto tiempo y mi conexión fantasiosa con Alec se cortó cuando vi a Heidi.

>> el consejo Vulturi afirma su asistencia y requiere su presencia <<

Heidi entonces salió por la puerta y miró por última vez a Daniel antes de despedirse por las puertas y caminar por el pasillo por donde habíamos llegado. Era hora de entrar en acción, pero antes de que yo entrará, Jane entró, la recorrí con la mirada antes de que entrará y aproveche a un Alec desamparado frente a mí. Sabía que me deseaba tanto como yo a él.

>> Daniel, esperame en una esquina, yo te avisaré cuando puedas entrar <<

No puso peros, pero sí tropecé frecuentemente antes de llegar a la pared, no desquité mi mirada de Alec y cuando me percaté de la lejanía de Daniel, fue entonces cuando me acerqué a Alec con nuestras miradas fundidas. Mis dientes atrapaban mi lengua y mis colmillos inevitablemente no podían mantenerse controlados.

Alec habló:

>> ¿por qué traes a un humano aquí? <<

No sonaba enojado, pero sí cuestionante y bajo. Acerqué mis manos cautelosamente a su pecho, mis manos cubiertas con guantes de tela recorrieron su pecho y sonreí excitada.

>> lo has traído a la cueva de los leones, Julieta <<

Levanté mi mirada a Alec y sonreí aún más.

>> ¿me extrañaste? <<

¿Hablar de alguien más? Cuando podíamos hablar de nosotros.

Alec dibujó una sonrisa de lado y tomó mis manos entre las suyas, besó mi mano izquierda y sentí sus labios fríos tan cercanos que los anhelaba. Sus ojos volvieron a los míos y tuve que separarme de tan llamativa invitación, termine por recuperar la cordura y sonreír satisfecha por mis imaginaciones con Alec para poder entrar con Aro.

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