Antes de poder siquiera cruzar la puerta para salir de la cabaña, empatice con mi espejo de sala, descubrí una mancha roja rodear mi mejilla y al instante limpie la sangre que había, miré mi mano, la sensación no era la misma, no era lo que acostumbraba a tomar, ¿cómo Carlisle soportaba una dieta de esta magnitud? Era como comer algo rancio para tu estómago, levante mi mirada y revise mi rostro, mis ojos ya no estaban oscuros, ahora lucían dorados, era un color inusual que solo conocía en una persona, en Carlisle.

¿Era esta la marca de una vida vegetariana?

Salí de la cabaña y seguí el camino que llevaba a recepción, pase entre una familia de cuatro y llegue sin hacer mucho esfuerzo sacudiendo mis pies antes de entrar a la recepción y hablar con la encargada, hice una mueca de fastidio antes de tener que acercarme a ella y tratar de socializar.

>> señorita, necesito un lugar donde alquile autos, ¿de casualidad sabe alguno? <<

Su atención pronto se mostró en mí y asintió>> claro que sí, pero ir hasta allá caminando sería perder un día completo <<

>> Hacia dónde <<la hice sentir incómoda al instante y desvió su mirada.

Pronto supuse que la hacía sentir así, carraspeó levemente y se volvió a sentar sobre la silla de la recepción >> le daré la dirección <<y escribió sobre un papel una dirección, estiró el papel sin ganas y lo tome de ella, mantuve mi mirada en la suya, la mantuve por un tiempo cuando la hice sentir aún más incómoda y no pude evitar una sonrisa de lado. Era muy atractiva las pulsaciones de su sangre y los latidos de su corazón, pero debía abstenerme.

Salí de la recepción y camine por el camino de tierra que salía a la carretera, pronto actualice mis coordenadas de donde estaba y hacia dónde debería ir, antes poder siquiera de poder salir a la carretera me introduje en el bosque cuando supuse que nadie me veía y logre llegar al alquiler de autos, me tomo menos pasos de lo que pensé y salí por la parte de enfrente cerca de la carretera para que no me vieran llegar desde el bosque.

Algo que seguía siendo igual desde hacía siglos y décadas, los hombres seguían siendo unos vagos adictos a la sexualidad de una mujer, no lo digo yo, lo dice la ciencia. En su mayoría cada que un hombre veía a una mujer de hermoso parecer se tomaba su tiempo para admirarla y era posible imaginar de dos a cinco posibilidades de una acción con esa mujer.

Cuando era humana, no era perseguida por hordas de hombres, ni tampoco era atractiva para un chico, de hecho dudaba que esas cosas importaran en mi pueblo, pero luego de haber sido transformada por Aro, algo dentro de mí evolucionó y con el tiempo de haber sido convertida, mi miedo por la humanidad o lo que pudiera pasar se esfumaron y lo atractivo de la situación me resultó mejor: disfrutar mi vida en un para siempre, eso era lo que creía, lo que pensaba y lo que resultaría.

Ahora era atractiva, era indomable, creo que era eso lo que le atraía a los hombres, el hecho de que mi presencia demostraba ese sentir en ellos, una mujer fuerte y dependiente y para mucho eso resultaba atractivo y un total reto, mi piel pálida, mis ojos dorados o aveces chocolates oscuros, era cuando la sed de sangre se hace presencia y muchas veces resultaba difícil de ocultar, casi imposible de resistir.

>> ¿A dónde vas, hermosa? <<

Risas.

>> ¿De dónde vienes? <<

Mirada usurpadora.

>> ¿Nos vamos a tomar algo? <<

Preguntas con amarre.

Me detuve. Debo admitirlo, me detuve a pensar en uno de ellos, en clavar mis colmillos, ya no tenía sed, pero sí apetito, aunque sus sangres estaban prácticamente congeladas, pero me vendría bien. Lancé mi mirada a ellos tres, detecte a un rubio, a un morocho y a un peliteñido, recuerdo cuando las mujeres solo se pintaban el cabello y me resultó absurdo, ahora los hombres lo hacen y me sigue resultando tan absurdo.

Era la mayor oportunidad para tener a uno de esos entre mis colmillos y no había arrepentimiento, había apetito.

¿Cuánto apetito? Casi tanto como para tragarte un búfalo.

Sus cuerpos estaban excitados, podía sentir sus intenciones a flor de piel, sus corazones resultaban tan descontrolados que me resultaba gracioso.

>> ¿Te gusta lo que ves? <<

Y hasta ese momento, el peliteñido volvió a hablar con un tono de valentía, reconocí lo que estaba pasando y me abstuve nuevamente de hacer algo que quisiera, mastique levemente para acomodar mi sensación y seguí caminando para llegar a la tienda de alquiler.

Entrando volví a sentir un olor aún más fuerte, un olor tan rancio y asqueroso que me hacía querer vomitar, hice un gesto de desagrado por el momento, hasta que alguien se acercó por la derecha.

>> Buenos días, ¿Se le ofrece algo? <<

Volví mi mirada al hombre manteniendo la mirada y asintiendo.

>> Un auto, quisiera alquilar un auto <<

Se me estanco el hedor en la garganta por un momento.

>> Con mucho gusto <<

El hombre se alejó y llegó a cruzar la barra para llegar a la caja y agrego:

>> Necesitaré su identificación de conducción y personal <<

El hedor apenas me dejaba hablar con el hombre de manera decente y no es por mucho que olía peor que desechos de basura o tal vez casi igual, tape mi nariz con disimulo y me acerque a la caja para dar mis documentos, el hombre parecía no percibir nada, pues es que los humanos no tenían un olfato tan desarrollado y no se daba cuenta de que estaba rodeado de porquería.

>> Estos reemplazos darán muchos frutos, Mark, es casi seguro <<

>> Veremos si esa camioneta tiene arreglo <<

Risas y el olor se intensificó, casi al instante tape mi nariz con desagrado nuevamente, hasta el momento que voy salir de un cuarto privado a dos hombres o bueno, un hombre y un joven, tal vez niño. El olor provenía de ellos, estaba casi segura que ambos olían tan igual de asquerosos.