Daniel me llevaba con las ventanas de vidrio tintado del auto arriba, la sangre recientemente ya no era un caso en el que tuviera que acudir a más personas, porque Daniel era capaz de dármela sin reproche, lo mantenía vivo, era suficiente para él.

Volterra, Italia. Venir aquí siempre me costaba cerca de veinte suspiros al día, me veía en la penosa situación que todos aquí en Volterra hacían, estar presentes frente al consejo de los Vulturis.

Los Vulturis son el clan más grande y más poderoso de entre los vampiros. Ellos hacían cumplir las leyes del mundo de los vampiros, un inconveniente para no ser tan liberadora como siempre lo era, vestirme apropiada para ellos, comportarme frente a ellos, mantener el margen frente a ellos.

Patrañas.

Volterra es la ciudad donde se esconden y viven desde hace cientos de años la familia de vampiros más importante y poderosa del mundo: Los Volturi. Una familia de la que yo formaba parte, irónico ¿no?

Detestaba las reuniones familiares con Aro y su séquito. Era considerada como su hija, no biológico, pero sí por convertirme, él era el causante de mi nueva vida, el causante de lo que era ahora, en ese punto estaba a los pies de Aro, era ahora parte del séquito desde hace ciento cuarenta y tres años y contando. No era algo de lo que estuviera orgullosa, pero sí algo de lo que no me gustaba contar a nadie.

>> te queda bien ese collar <<

Daniel siempre trataba de sonar como un chico bueno y amistoso, quería tener ese lado amable frente a mí, así no tendría que morir o separarse de mí, yo le daba la vida que quería, gracias a mí no moría tan fácilmente, ni cuando drena su sangre, ni cuando recibía golpizas por alguien. Me agradaba tener a Daniel cerca, al menos no tenía que acechar a nadie, la cacería no era inusualmente lo mío cuando se trataba de los tiempos de ahora, durante la década de los noventa era divertido, pero estos tiempos, se me dificulta, mucha población, muchos testigos, él último que case fue a Daniel y él aceptó ser mi termo de sangre por un tiempo establecido.

No hablaba mucho con Daniel, no me importaba hacerlo, pero venir aquí a tener que hablar con Aro, me hacía tener escalofríos, cuando no debería.

>> Palazzo dei Priori <<

Mascullé. Primer suspiró, volver a aquí para hablar con Aro, siempre era un dolor de cabeza, pero era un contrato para mi libertad, venir cuando me necesitará, nunca negarme, a cambio de eso, podría tener la oportunidad de viajar por el mundo con todo pago, con viajes ilimitados, ropa nueva, de todo, con la única condición de dar reporte a Aro y también de venir cuando se me llamará. Maravilloso ¿no?

Las puerta del palacio se abrieron de par en par y la presencia de Heidi se reveló, la pescadora estaba en casa y sonreía convenientemente, con su traje rojo seductor que siempre tenía para atrapar la atención de las personas, la principal responsable de atraer a "los alimentos" al castillo de los Vulturi fingiendo puestos de trabajo y/o vacaciones bien pagados a países distintos de Italia.

La mirada de Heidi en primera instancia se detuvo en mí y me correspondió con una sonrisa, pero cuando vio a Daniel, sus ojos brillaban de sed.

>> La entrada para turistas es del otro lado <<

Apenas podía hablar entre dientes y retener sus ansias, no la culpaba, la sangre de Daniel palpitaba con mucha frecuencia y me hacía sentirme sedienta con él también, pero ya había tomado un poco antes de venir aquí, bueno tal vez más que un poco.

Pase a un lado de Heidi y sin mucho ánimo le hablé:

>> él viene conmigo <<

Para que entendiera que no era un filete de compensación para Aro, ni para nadie más.

>> Oh, entiendo, ya es tuyo <<

Daniel entró tras de mí y esbozó una pequeña sonrisa seductora para Heidi también, era todo un casanova, tenía muchas relaciones con muchas mujeres, ese no era mi asunto, él lo tenía permitido, pero dudaba que Heidi se detuviera cuando estuviera en un clímax.

Los pasillos de entrada en el palacio siempre eran tan vacíos en decoraciones y tan anticuado, el piso con una alfombra roja, las paredes cremas y rocosas, podías sentir la presencia de uno que otro vampiro cerca, pero no era más allá, Heidi nos seguía por detrás, disfrutaba el olor de Daniel, pero también tenía cierta resiliencia con su abstinencia para con Daniel.

Caminar por los pasillos de la guardia Vulturi me causaba vagueza, era mucho camino por recorrer para llegar a Aro, entramos en el elevador y la música de fondo sonaba, la música clásica siempre era algo que estaría presente con los vulturis, Heidi estaba frente a nosotros, Daniel y yo estábamos al fondo del elevador, esperando a llegar al fondo del palacio para hablar con Aro y el consejo. Las puertas se abrieron y Heidi salió al frente, seguimos nuestro camino hasta llegar al frente de las puertas del consejo, entonces Heidi se volvió hacia nosotros.

>> esperen aquí, les presentaré ante el consejo <<

Dicho esto, Heidi entró por las puertas del consejo y nos dejó fuera, mientras esperaba mi intervención.