Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 56

—Nací y crecí aquí, a diferencia de vosotras—su voz reverberó en la sala—. Mi madre era la Bruja Suprema y cuando ella murió, yo fui su sucesora.

—¿Ese es siempre el caso?—preguntó Cleo.

—No, obviamente—dijo al tiempo que se levantaba y comenzaba a bajar los peldaños de aquella especie de estrado—. Vosotras sois la prueba viviente de ello. Si no, esto no tendría sentido.

—¿Es cierto que tú y otra chica fuisteis las únicas capaces de enfrentaros a la última prueba, pero que como ella no pudo regresar, tú ocupaste su lugar?

Morgan abrió los ojos, claramente ofendida.

—Ella no superó la prueba y yo gané. Eso fue lo que pasó.

—¿Qué sucedió con el resto?

—Las que quedaron con vida se negaron a seguir con las pruebas. Siempre fueron unas cobardes.

—¿Ellas pudieron negarse y nosotras no?—preguntó Gwen.

—Gwen, yo no soy como mi madre—avanzó hasta quedar a un metro de distancia de nosotras—-.Si hubiera sido ella, las habría quemado en una hoguera. ¿Quién se negaría a esto?

—No todas pensamos como tú—dije.

Cuando pronuncié esas palabras, me convertí en el foco de atención de todas mis compañeras, pero Morgan se limitó a sonreír y a seguir con su discurso.

—Os he dicho en incontables ocasiones que estáis aquí por un único motivo y no me importa ni lo más mínimo lo que queráis o no. Si vuestro destino es convertiros en la siguiente Bruja Suprema, os enfrentaréis a él.

—¿Cuántas chicas...sobrevivieron?—pregunté.

—Tres—una sonrisa escalofriante apareció en su rostro en ese instante—. Por suerte, nosotras no intentamos matarnos,

—Ella era nuestra amiga—dije sosteniéndole la mirada.

Morgan soltó un bufido y se acercó a mí.

—El día menos esperado, aquellas a las que llamas amigas, te apuñalarán por la espalda.

Un aire frío recorrió mi nuca cuando pasó por mi lado. Eché un vistazo rápido al resto de mis compañeras y todas me devolvieron la mirada. Todas excepto Phoebe, que tenía la mirada fijada en el suelo.

—Como no conocéis muy bien el pasado de vuestras compañeras, ¿qué os parece si yo os lo cuento pero sin revelar los nombres?—como ninguna de nosotras respondió, decidió iniciar su retorcido juego—. Vuestro orden de llegada fue el siguiente: Cleo, Ruby, Gwen, Phoebe, Moira, Cora y Nina. Todas tenéis dieciocho años y cada una posee una habilidad diferente. La de Ruby eran las pociones, la de Cleo es la aerokinesis, la de Cora es la hipnosis, la de Gwen es la cartomancia y la de Moira es la transferencia de lesiones. La única capaz de curarse a sí misma. La habilidad de Phoebe es la manipulación de sueños y la habilidad de Nina es la pirokinesis.

¿El dominio del fuego era mi don?

—Pero si nuestra habilidad es una de las pruebas, ¿eso no nos da ventaja?—preguntó Cleo.

—Que sea tu habilidad no significa que la puedas controlar.

Por una vez, tuve que darle la razón. Fui testigo en numerosas ocasiones de cómo el fuego surgió para ayudarme, pero nunca pude dominarlo. No pude la noche en la que Cassiel interrumpió en mi casa y tampoco en la prueba inicial. A partir de ese momento, comprendí que el don de Phoebe era un arma de doble filo y me estremecí al pensar en la posibilidad de que hubiese entrado en los míos y supiera lo que estaba haciendo con Jared.

—¿Supongo que todas conocéis las habilidades de las demás?—preguntó, divertida—¿O alguna de vosotras ha mentido?—Morgan se tomó nuestro silencio como un sí y soltó una carcajada— ¿De verdad pensabais que podías confiar entre vosotras?

Si su objetivo era hacer que desconfiáramos las unas de las otras, no me cabía duda de que iba a conseguirlo. Estaba claro que quería que no surgiera ninguna amistad. Quería aislarnos. Si bien eso creaba alguna que otra inseguridad en mí y me dejaba más que claro que no podía fiarme de cualquiera, también me ayudaba a comprender que sí había personas en las que podía confiar.

—Y yo que pensaba que lo peor llegaría ahora.

—¿Lo peor?—me atreví a preguntar.

—Vuestro pasado. Aquel que por mucho que tratéis de esconder, saldrá a la luz algún día, porque ni el bloqueo más fuerte puede mantenerlo entre las sombras durante mucho tiempo.

Estaba ansiosa por conocer más sobre mi vida, pero tenía miedo. La gente de aquel pueblo me culpaba. Morgan me había dicho lo mismo y necesitaba conocer el motivo.

—Seréis vosotras las que juzguéis e interpretéis la información que os voy a dar. Esto os servirá de recordatorio de que aquí no os podéis fiar ni de vuestra propia sombra.

Dicho eso, volvió a alejarse de nosotras y regresó a su lugar en aquel estrado. Se aclaró la garganta y comenzó a hablar de forma pausada.

—Comencemos con la que envenenó a su tía con una de las pociones más famosas, la Dalia Negra. Llamémosla bruja número uno—un escalofrío recorrió mi columna y una sensación desagradable se expandió por todo mi cuerpo—. La bruja número dos es huérfana. ¿El motivo?—sonrió—. Provocó un accidente en el coche en el que viajaba y acabó con la vida de su padre, su madre y su hermano pequeño—su mirada me heló la sangre—. La bruja número tres fue la culpable de la muerte de su hermana pequeña, porque aun sabiendo cuándo moriría y quién la mataría, prefirió no decir nada—no quería pensar mal ni tener ideas demasiadas precipitadas, pero pensé en una de mis compañeras en concreto—. La bruja número cuatro hipnotizó al chico que abusó sexualmente de ella, pudiendo o no ser esa su habilidad—aclaró—e hizo que se despeñara por un acantilado—el silencio ensordecedor combinado con el ambiente de tensión resultaba casi insoportable—. La bruja número cinco usó la persuasión con un miembro de su familia, el cual llevaba varios años abusando verbal y físicamente de ella, para que bebiese la cantidad suficiente de cianuro que no le permitiera volver a poner un dedo sobre ella. La bruja número seis, a diferencia de sus compañeras, no fue la culpable de la muerte de una persona para protegerse a sí misma. No, no, no—negó con la cabeza—. Un día, decidió salir a pasear con su muñeca preferida, pero unos niños muy malos se la quitaron y la lanzaron al mar. Ella lloró y los niños sólo se burlaron más de ella. Poco después, vio su muñeca atascada en unas rocas, justo al lado del lugar en el que ellos se divertían. La niña se dio cuenta de que el mar traería de vuelta su muñeca si su nivel subía, pero provocar eso sería peligroso. Pero... ellos se habían portado mal con ella, así que se escondió tras unas rocas y lo hizo. Elevó el nivel del mar y recuperó su muñeca.

Sentí ganas de vomitar. ¿Una de nosotras había sido capaz de hacer esa atrocidad?

Morgan no era el único monstruo allí.

—Y la bruja número siete—dijo fijando sus ojos en mí—redujo un pueblo entero a cenizas. Y todo porque alguien a quien quería, murió. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro