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Noria





- Ángelo ¿aceptarías a saga como tu alfa?

Preguntaba a su hermano menor el peli celeste, fingiendo una tímida sonrisa, compartiendo un cigarrillo mientras ambos miraban dormir plácidamente al pequeño Mei en el sofá lejos de ellos..

- ¿porque tu pregunta?

se encogió de hombros, sin atreverse si quiera a ver al albino.

- no lo sé,- continuo su respuesta-  yo ya no creo en esas cosas, Aioria me jodio por completo, aunque tengo que admitir que saga cayó del cielo para nosotros -una sonrisa se dibujó en sus labios- sin el Mei y yo no hubiéramos sobrevivido en la calle,  él es nuestro ángel de la guarda.

Fumo un poco más de su cigarrillo, casi terminándolo con eso.

- ¿lo amas?

Ángelo, miro al cielo, dibujando una pequeña mueca en sus labios, negando lentamente con la cabeza.

- yo - respondió con tristeza- no volveré a amar a  nadie, el único alfa al que ame fue Aioria y lo sabes, hubiera dado mi vida por el, bueno antes de darme cuenta que solo me uso para su diversión que en realidad era un monstruo , uno que a pesar que de una manera horrible me dio al ser más preciado en mi vida,  destruyo mi corazón, destruyo todo lo que había en mí, no te mentiría que desde ese día, yo no he sido mas que un cascaron vacío, solo Mei es mi razón para vivir, y jure que no le impondría un alfa como si fuera su padre, es por eso no puedo ver a saga con otros ojos,  le estoy agradecido, pero no puedo sentir mas que amistad por el.

Dita suspiro con fuerza, queriendo preguntar aún más cosas a su hermano, más guardo silencio al escuchar la puerta del departamento abrirse, dejando entrar con ella a saga, quien venía con una  bolsa de papel, donde traía algunos alimentos y cosas que Mei necesitaba.

Una sonrisa de alegría se dibujaba en su rostro al entregarle aquellas cosas a Ángelo, más no fue la sonrisa lo que hiso que se adueñara de su atención, si no fue el ver la mirada  que saga le brindaba a su hermano, una mirada que le demostraba cuanto le amaba en verdad, que sus sentimientos eran reales, una que simplemente le juraba que le defendería de todo y todos...

- idiota.

dijo entre dientes, fumando un poco más, expulsando el humo rumbo al cielo, bajándolo la cabeza después, sintiendo un enorme dolor en su corazón, sin poder dejar de mirar de reojo un solo segundo la sonrisa de saga, sintiendo así un poco de celos del albino.

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Por buena o mala suerte el trafico comenzaba a hacerse cada vez menor, permitiendo al auto donde aquella chica de cabellos negros y lacios se encontraba siguiendo con gran discreción a quien había reconocido como Radamanthys, llegando por fin a un pequeño parque de diversiones local, hermoso para cualquiera que lo viera, más para ella solo era un vulgar nido de ratas.

- maldita sea, Valentine si no haces pagar a ese omega por su traición yo te hare pagar a ti, por lo que me haces hacer.

Dijo para ella misma, mientras desde lejos, se dedicaba a ver como aquel omega, bajaba de la motocicleta de aquel alfa apuesto.

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- ¿qué es eso?

Preguntaba Radamanthys intentando disimular lo más que podía su emoción.

- la botarga del parque.

Respondió con alegría kanon

- ¿y eso?

La sonrisa de kanon se hacía cada vez mayor, en especial porque  lo que señalaba Radamanthys era un lugar que a él le parecía el más hermoso del parque.

- es una noria, te subes y puedes no solo ver todo el parque, en la parte más alta puedes ver una vista sumamente hermosa, una que al menos a mí, me hace olvidarme de todo.

Radamanthys sonrió al escuchar su respuesta, controlando un poco su emoción.

- me encantaría ir haya.

Dijo sintiendo como kanon tomaba ligeramente su mano, mientras sonreía en silencio.

- espero que este día te diviertas como nunca en tu vida.

Radamanthys sonrió  aún más, aquello era fácil, más no por el hecho de que nunca en su vida había hecho algo similar o porque siempre estuvo encerrando, no, era fácil por el simplemente hecho de tener a kanon a su lado, el simplemente hecho de verlo le hacía feliz.

Los ojos de Radamanthys se abrieron enormemente  al ver todas las atracciones del parque, sintiéndose de nuevo como un niño lleno de emoción.

-¿cuál quieres subir primero? Tú eliges. ..

Le dijo kanon sintiendo como el rubio se agarraba con fuerza de su mano, demostrando su emoción  con en su rostro.

-ese...

Dijo decidido, señalando un pequeño juego que trataba  de golpear pequeños topos.

-mi hermano Aiacos una vez me conto de este juego, incluso me trajo un pequeño regalo que ganó jugando, nunca en mi vida pensé que yo tuviera oportunidad de jugarlo.

Una señal de nostalgia se mostró en su voz, más kanon guardo silencio, pues era la primera vez que escuchaba el nombre de alguno familiar  del rubio, sintiéndose un poco alegre de saber que Al menos su pequeño tenía alguien que le apreciará.

-esta vez te toca a ti, llevarle algo, así que golpea   y no falles.

Le dijo entregándole  un pequeño martillo en su mano.

-si.

Respondió sin notar aún que  había dado información de su vida.

Sin más golpeó el primer topo, siguiendo de muchos más, sorprendiendo rápidamente  tanto a kanon como al encargado por sus reflejos, pues no había fallado una sola vez.

-elija el premio que quiera, se lo ha ganado.

Miro una gran cantidad de peluches, todos hermosos y con colores llamativos, sonriendo un poco, al elegir uno en especial.

-Woo,  que hermoso, me aseguró que  tu hermano le gustará.

El menor negó con la cabeza, estirando aquel peluche hacia kanon.

-es para usted, lo elegí para usted.

La sonrisa de kanon se hizo mayor al recibir un hermoso dragón  negro, casi tan grande que sentado en el piso podría llegarle hasta la rodilla.

-tal vez le suene extraño pero me ha recordado a usted.

Esta vez   fue el quien en silencio se tomó de la mano de kanon, sonriendo con  vergüenza por sus propias palabras sin atreverse a verlo a los ojos.

No se dijo nada después de aquello, únicamente se  concentraron en divertirse por completo.

- wooo vaya que eres fuerte.

Le decía kanon sorprendido al ver que sin mucho esfuerzo había logrado tocar la campanilla de  un juego que media la fuerza golpeándolo con un martillo.

- pero no he usado toda mi fuerza.

Dijo con un poco de inocencia sintiéndose un poco decepcionado de aquel juego, haciendo reír a kanon, quien abrazaba  totalmente alegre con su pequeño dragón en brazos.

- disculpe ¿podemos ir a esos juegos?

Le dijo mostrando un ligero brillo en sus ojos, mientras señalaba aquellos juegos rápidos y de gran altura, con movimientos bruscos, los que no sabía, eran los menos favoritos de kanon.

- claro.

Dijo con firmeza, suspirando con fuerza,  mostrando total fortaleza en todos y cada uno de los juegos que parecían ser del agrado de Radamanthys, evadiéndose internamente de que estaba en ellos.

- wooo... eso ha sido genial... la velocidad, la adrenalina, todo fue genial...

Radamanthys lucia eufórico,  con el cabello desarreglado, deseando volver a subir a aquel juego que, después de subirte una gran altura, te hacía  sentir que caías sin más.

-  fue... fue muy genial.

Le contesto kanon, arreglando su cabello, intentando controlar las náuseas que sentía, recordando con gracia las palabras de saga  que horas antes de salir,

- desde niño cuando kardia nos llevaba ahí, le tuviste terror a esos juegos, así que no creo que lo mejor sea llevarlo ahí, kanon no seas estúpido, solo sufrirás por eso, vayan a cualquier otra parte, o te quedarás sin estómago y lo peor tendrás pesadillas por un mes.

Era consciente de la verdad de aquellas palabras,   más el ver la alegría de aquel omega hacia que valiera la pena.

- ya solo queda ese... estoy tan emocionado.

Dijo caminando con rapidez para formarse en la atracción  principal de aquel parque, una montaña rusa que le podría asustar al más valiente, más para él rubio parecía llenarlo de suma emoción.

- rada,  no te lo he dicho pero tengo un poco de miedo a las montañas rusas,   así que por favor, tómame muy fuerte de la mano.

Dijo kanon en un ataque de sinceridad,  cerrando sus ojos al sentir que el juego comenzaba a funcionar.

- ¿por qué no me dijo antes?

Cuestiono el rubio con un poco de confusión,

- por que pude verte sonreír, mientras estamos en estos juegos no noto tristeza ni miedo en ti... y por eso, por tu felicidad, yo daría mi vida.

Abrió sus ojos tras decir aquella, viendo como el menor con una tierna sonrisa y las mejillas unas ligeramente sonrojadas, le tomo su mano depositando un pequeño beso en esta.

- prometo que esta vez seré yo quien lo cuide.

Le  dijo entrelazando su mano con la de kanon, sujetándolo en todo momento.

por un momento sintió su estómago moverse  de su lugar original, sintiendo palpitaciones y pequeños espasmos al sentir cada caída del carrito donde iban,  más como sus palabras lo habían dicho antes, nada importaba al ver la sonrisa y la emoción de Radamanthys tras cada caída.

- eso fue más que genial, fue el mejor de todos, muchas gracias por traerme aquí, me estoy divirtiendo como nunca antes, todo es tan perfecto...

Estaba  totalmente eufórico, tanto que no soltaba la mano de kanon, aun después de salir de aquella atracción.

- ra... Radamanthys,  ya casi llega el atardecer, pero primero quiero sentarme un poco, vayamos a un banca ¿está bien?

Le dijo abrazando con fuerza al pequeño dragón,  sintiendo un pequeño malestar que se hacía cada vez más y más fuerte.

- ¿está usted  bien?

Pregunto el rubio mostrando su preocupación al ver como kanon intentaba controlar su respiración.

- si pero no te muevas de aquí, regreso en un momento.

Fueron sus únicas palabras  mientras sin esperar respuesta comenzó a caminar rápidamente hacia los baños más cercanos que había, rezando porque el agua estuviera fría y así pudiese lavar su  cara para controlar su malestar.

Radamanthys le espero sin más, sentado en aquella banca, con el pequeño dragón entre sus manos, mirándolo con detenimiento, sintiendo alegría al saber que pudo ganarlo por su propia cuenta, más también nostalgia, pues nunca podría enseñárselo a su hermano, nunca podría decirle que el  lo gano sin tanto esfuerzo.

- a Valentine no le gustan los dragones, el prefiere más que nada las arpías, siempre ha gustado de su mitología.

Escucho decir de una mujer que se sentaba a su lado, mirándolo con  superioridad, haciéndole estremecer al escuchar el nombre de Valentine de sus labios.

-¿pe... perdón?

Un sudor frio recorrió su cuerpo al ver a aquella mujer, su cabello tan negro como sus ojos, su piel blanca y su forma de sentarse  llena de prepotencia y elegancia, le hicieron reconocerla inmediatamente.

- te doy una semana, asqueroso omega, si en esa semana no has vuelto a las manos de Valentine,  no solo destruiré a tu familia, si no a ese alfa con el que estabas, no tardare mucho en saber quién es y te juro que lo hare sufrir, y no solo a él, sino a cualquiera que tan siquiera este cerca de ustedes, los veras caer uno a uno,  eso te lo juro.

No se atrevió a decir nada, aquella mujer era sumamente escalofriante a su manera.

- amenaza o advertencia, tómalo como quieras, eso es lo que mereces por ser un omega que ha olvidado su lugar y a su amo, su único alfa.

- mentira, él no es mi alfa, el solo es el bastardo que me violo hasta el cansancio, mi verdadero alfa es ka...

Detuvo sus palabras al ver que había contestado por impulso a aquella mujer, viéndola solamente reír  de manera burlona, mirándolo como si le tuviera lastima.

- ¿crees que él es tu alfa?,  que ingenuo eres, pero bueno todos los de tu clase son asi, me dan lastima por eso, pero aun asi dime, ¿le ha dicho sobre el hombre que mataste? O ¿Qué fuiste parte de las mejores noches de Valentine?¿de sus amigos?  Le dijiste ¿Qué has pasado por tantas manos que seguramente has perdido la cuenta? O mejor aun ¿le contaste ya sobre el bebé que murió en tu vientre? ¿ le has dicho todo eso?

el silencio reino unos segundos, creándole una gran sonrisa de satisfacción a aquella mujer.

- me lo imaginaba, no eres estúpido, sabes lo que pasara si lo haces, si le cuentas, sabes que te tendrá asco, ¿Quién querría un omega tan usado como tú? Nadie,  así que no te atreves a decirle la verdad, ¿eso no significas que solo lo estas usando? Por qué sabes que es así, y eso, no te hace diferente a Valentine en nada... o ¿será que quieres fingir que esos cuentos estúpidos de alfas y omegas destinados existen? Sea lo que sea, puedo jurarte que cuando le digas a aquel alfa, todo lo que ha sucedido en tu vida, el como fuiste y eres la perra de mi primo, te dejara como la basura que eres.... Eso es lo único que te espera..

El rubio bajo la mirada, sin saber que contestar, aun que mas bien sin atreverse ha hacerlo, pues sabia que había un poco de verdad en eso, no creía que kanon fuese de ese tipo de persona, pero tampoco quería arriesgarse a averiguarlo, y esa era la razón por la que nunca le dirá su pasado.

- rada, ven por favor, quiero que veas algo.

esta vez fue la voz de kanon quien le llamaba a lo lejos, pidiéndole que fuese a alcanzarlo.

-  la advertencia sigue, una semana, o veras caer uno a uno a cada persona que te ha ayudado.

Sentenció, marchándose del lugar cruzando miradas con kanon, quien al ver que el rubio no iba a su encuentro, fue hasta el.

- ¿todo bien?

pregunto preocupado, viendo alejarse a aquella mujer.

- Radamanthys ¿que paso?

una ligera mueca se creó en su labios al no recibir respuesta la primera vez,  solo para así ver suspirar fuertemente al menos, como si se intentara armar de valor.

- todo esta bien, lo siento me sentí un poco mareado por fin, seguramente sera  por los juegos, pero todo esta bien.

kanon no creyó aquella mentira, más no dijo nada al ver de nuevo el miedo en los ojos del menor, haciéndole recordar el cómo lucia los primeros días que comenzaron a estar juntos, sin embargo le veía  fingir una sonrisa, mientras juntos caminaban al último lugar que kanon quería mostrarle al rubio.

-tenía razón,  la vista es hermosa.

Decía el menor mirando por la ventana de una enorme noria, sin atreverse a ver a kanon, quien estaba  sentado frente suyo, mirándolo fijamente mientras abrazaba aquel dragón.

- confía en mí, yo voy a protegerte, no tienes que tenerle miedo a nada,  no se quien sea esa mujer, ni tampoco te obligare a decirme quien es, pero tienes que saber eso, yo voy  a protegerte, nadie te tocara de nuevo, lo juro.

Se sentó a su lado  tras decir aquellas palabras, viendo como el rubio no se atrevía a verle a la cara.

- no quiero meterlo en problemas, usted y  su hermano han hecho tanto por mí, pero por más que quiera mentirme, no puedo hacerlo, solo soy un omega, y no debo olvidar mi lugar, pues de hacerlo,  no solo seré yo quien pague las consecuencias.

El mayor no dijo nada, únicamente recargo su cabeza en el menor, tomando su mano.

- tenía miedo ¿sabes?, desde niño me han aterrado los juegos de altura combinados con la velocidad,  solía llorar al ver a mi hermano y a mi omega subir a esos juegos, tenía miedo que algo les pasara, así que lloraba sin saber el motivo, y siempre ellos me abrazaban al  bajarse tranquilizándome, pero eso no disminuyo mi miedo, en verdad me aterran.

Detuvo sus palabras al ver que el menor por fin lo miraba escuchando atento cada una de sus palabras.

- pero hoy eso no me importo, pues hoy por fin me atreví a subirme a cada uno de esos juegos, y ¿sabes por qué?

El menor negó con la cabeza, viendo que en ningún momento soltó el peluche que le había regalado.

- porque tú me diste fuerza, me diste seguridad y más que nada, prometiste que me cuidarías, y lo hiciste... así que te pido que por favor me dejes cuidarte yo a ti, aun no se nada de tu vida, pero no soy  ciego radamnthys, se que alguien te lastimo, se que as sufrido mucho, y te puedo jurar algo.. Y es que no importa que te amenacen con hacerme algo o a saga... no importa... no es la primera vez, pasamos algo similar con el difunto omega de mi hermano, pero no importa, pues no dejare que vuelvas a sufrir, lo juro... dare mi vida de ser necesario.

El menor bajo la mirada, sintiéndose totalmente confundido por las palabras de kanon, pero a su vez sumamente feliz.

- he hecho cosas horribles,  cosas que no quiero mencionar nunca ¿aun así usted cuidaría de mí? ¿Lo haría sin saber que  fue mi vida antes de usted?

Kanon tomo al pequeño dragón en su mano, colocándolo frente a Radamanthys, haciendo una  voz que sonaba fingida e infantil, haciendo referencia que era el dragón quien hablaba.

- a él no le importa tu vida, porque él se enamoró de ti, desde hace mucho tiempo, lo hiso desde que te vio en aquel supermercado,  y aunque no hubo día en el que no se sintiera miserable por no poderte ayudar, él te espero, pues sabía que tu regresaras, porque eres su omega destinado, lo supo muy bien, pero  el incluso ahora se siente la peor basura del mundo pues se culpa por alejarse de ti para hacer aquella llamada, pues de no hacerlo, tu no hubieras sufrido..

El corazón del rubio se detuvo por un momento, ahora ya nada podía faltar, ninguna duda existía, kanon era aquel chico, aquel que le dio su chaqueta y le hiso sentir por primera vez ese agradable sabor a chocolate.

- nunca dejaría que lastimaran a mi omega destinado, bueno claro, me tome el atrevimiento de llamarte así, aún falta que tú me aceptes.

Dijo bajando al dragón hablando con su voz normal, mirando al rubio quien parecía no saber cómo reaccionar.

-  no quiero que sufras por mí, no podría soportarlo.

con la voz entre cortada  pronuncio esas palabras, sintiendo un gran dolor en su corazón, pues no había nada qué más quisiera en el mundo que aceptar a kanon, confiar en el cómo juro que no lo haría, olvidarse de todo y simplemente dejarse llevar por lo que su corazón le dictaba.

Más no era fácil,  ya no solo se trataba de no volver a confiar por  el daño que Valentine le había hecho, esta vez era diferente, pues podría jurar que estaba totalmente consiente que kanon nunca lo dañaría, y eso era lo que más le asustaba, pues   de corresponderle el único que saldría herido de una forma o de otra, era el mayor.

- Radamanthys, no te preocupes por mí, yo no sufriré, no exista nada que pueda matarme, no mientras te tenga a mi lado, pero dime ¿quieres estar a mi lado?

Tomo su mano, mirándolo a los ojos, esperando ansiosamente su respuesta que aun que tardará algunos segundos, fue afirmativa, la dijo con firmeza y sin miedo, llenándolo de felicidad.

- ahora tranquilo, todo saldrá bien de ahora en adelante, te lo juro.

Le dijo estirando su brazo, pidiéndole se acostara en  su pecho, mientras admiraban la vista tras la ventana de aquella noria.

- ¿rada?

Pregunto  kanon rompiendo su cómodo silencio al saber que pronto terminaría el tiempo.

-¿si?

Respondió, acomodándose mejor para poder verlo mientras le hablaba.

- te sonara un gran cliché, algo de películas tontas y románticas, pero te juro que tengo que hacer esto y es la cosa es... - trago saliva con nerviosismo- ¿me permites besarte?

Sintió pena por primera vez en su vida, pues no era la su primer beso, ni nada por el estilo, pero fin al cabo, era Radamanthys con quien estaba hablando, eran sus labios los que tocarían los suyos, y aquello en verdad que le ponía nervioso y  extremadamente feliz.

- si.

Respondió el menor sintiendo vergüenza, cerrando sus ojos, al sentir los suaves labios de kanon sobre los suyos.

Más eso no fue lo único que sintió, pues un agradable escalofrió recorrió su cuerpo como si fuera una corriente eléctrica, que le hiso sonreír, le trajo paz y le dijo sin palabras que kanon era lo único que necesitaba para vivir feliz, lo que le restara de vida.

No hubo palabras después de eso,  pues aun después que el tiempo en aquella noria había terminado, continuaron con aquella cita, tomados de la mano en todo momento,  yendo a diferentes lugares, y probando cosas nuevas para el rubio, haciéndole recuperar aquel brillo y aquella emoción que tenía, antes que pandora se le acercara.

- rayos, esta toda la familia aquí,  seguro saga ya les dijo a donde fuimos y se burlaran de mí.

Decía kanon al ver por la ventana a Ángelo junto afrodita, platicando plácidamente con saga, en el sofá de la sala.

- no entiendo, ¿por qué me llevo a ese lugar si le tenía tanto miedo?

Una sonrisa nostálgica se posó en los labios de kanon, mientras miraba con ternura a Radamanthys acercándosele para depositar un tímido beso en sus labios.

- es mi forma de decirte que  ahora yo te pertenezco, que eres y serás mi único dueño, y aun que tu no estuvieras a mi lado, yo siempre te perteneceré...

Sentencio sin más entrando, sin atreverse a ver la cara de Radamanthys, quien aunque lucia feliz, intentaba controlarse para no llamar la atención de los demás.

- iré un momento, a mi habitación, bajo enseguida.

Dijo kanon, subiendo por las escaleras, viendo como su gemelo le seguía con prisa, esperando seguramente se burlara de él  o le pidiera que le contara como fue su día, pues a pesar de todo, saga también estaba emocionado por aquella cita.

- buenas noches.

Saludo Radamanthys a Ángelo y afrodita, notando que este último se acercó a su lado con rapidez, tomándolo de la mano, acercándolo hasta ellos en el sofá de la sala, ofreciéndole una cerveza y hasta un cigarro, el cual tomo tosiendo un poco al aspirar el humo.

- ok, ok, ok... solo dinos, ¿te beso en la noria?

Cuestiono totalmente atento a la respuesta, casi igual a un niño esperando una buena noticia.

- imbécil lo asustas, déjalo en paz y no te metas en sus vidas.

Le regaño el albino, pidiéndole aquel cigarrillo, al notar que no lo fumaria.

- déjame tu en paz, tengo que saber que paso, para saber que pasara de ahora en adelante.

Se quejó el peli celeste, mientras abrazaba a Radamanthys por los hombros con total confianza.

- eres un idiota...tu...

- sí, pero no entiendo ¿por qué es tan importante?, kanon lucia nostálgico cuando intento explicarme pero no lo entendí.

Respondió Radamanthys interrumpiendo lo que sería una pequeña discusión entre aquellos dos, los cuales el albino solo guardo silencio, siendo  nuevamente el de cabellos celestes, quien sentándose frente al rubio, le sonrió con alegría.

- yo no puedo decírtela razón, pero me basta eso para decirte, ¡bienvenido a la familia!

Detuvo sus palabras al ver como su hermano albino apagaba su cigarrillo abriendo rápidamente la ventana al escuchar a su pequeño despertar llorando en un cuarto muy cercano a ellos, yendo directamente con él.

- qué bueno que se fue, ¿quieres que te cuente la razón? Y solo lo hare porque de no hacerlo no poder estar en paz y por qué los gemelos no te dirán nada.

Asintió con la cabeza sin pensar la respuesta siendo dominado por su curiosidad.

- bueno lo que pasa es esto; no sé si lo sepas, pero saga y kanon son lo que nosotros llamamos alfas pura sangre, ósea alfas nacidos de una alfa y un alfa, pero ellos no era muy buenos padres que digamos, así que escaparon de casa.

El rubio miraba atentamente a afrodita, recordando la historia que saga le conto cuanto intento huir del hospital, al perder a su pequeño.

- ellos encontraron a un omega que los cuido, su nombre era kardia, el sufría una rara enfermedad del corazón, por lo que  a corta edad le dijeron que no sobreviviría muchos años y un trasplante era casi imposible, y eso fue la razón, por la que por amor, decidió alejar a su alfa de él, el nombre de aquel alfa era Degel, no quería dejarle solo, no quería saber que después de su muerte degel sufriría un sentir que para él era innecesario, por eso no acepto su mordida, y le suplico a su familia que le alejaran de él, y aun que su familia gustaba de kardia, le ayudaron con tal labor, pues entendían el sufrimiento de un alfa al perder a su omega después de sellar el vínculo con él, sin embargo y aun que de gel no sabía que los separarían, el ultimo día que se vieron, se subieron a aquella noria, y ahí fue cuando degel le juro amor eterno, le juro que sería suyo aun después de la muerte, en aquella noria fue su último beso, pero kardia nunca vio aquello con tristeza, lo vio como el más hermoso recuerdo, para él fue lo que creo su vínculo sin necesidad de una mordida, y es por eso que  tanto saga y kanon prometieron hacer algo similar, solamente con aquellos omegas con los que quisieran verdaderamente una vida a su lado, solo lo harían con su omega destinado, es por eso que quería saber si te había besado, pues ahora más que nunca eres de la familia, y ya nunca más volveré a desconfiar de ti, eres uno de nosotros.

El peli celeste le sonrió, alzando su cerveza, mientras que el rubio intentando disimular su euforia por lo escuchado, alzo ligeramente su cerveza, bebiéndola por primera vez en su vida, encontrando su sabor amargo un poco agradable.

- muchas gracias.

fueron sus únicas palabras, o las únicas que sentía correcto pronunciar, ya que, sin demorar mucho, saga y kanon incluso aquel albino junto a su pequeño estaban de vuelta con ellos, haciéndole sentir aquella agradable sensación que solo el verdadero calor familiar podía darte.

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- por favor padre, déjalo ya, Aiacos no sabe dónde está Radamanthys, ninguno de los dos lo sabemos, por favor déjalo ya.

Gritaba con desespero Minos, mientras siendo sujetado por los hombres de su padre veía como golpeaban brutalmente  a su hermano menor.

- no les creo.

Sentencio con veneno e ira en su voz, pateando el rostro del peli negro, haciéndole casi perder la conciencia.

- Aiacos.

Su desespero fue tanto, que en un hábil movimiento, logró zafarse  de los hombres de su padre, llegando hasta el menor, cubriéndolo con su cuerpo recibiendo el golpe que le esperaba.

- Minos quítate,  tu eres el único que me es de utilidad aquí, eres un alfa y eres mi único heredero, pues sé muy bien que Aiacos ayudo a escapar a Radamanthys, así que él no tendrá nada de mí, así que apártate, y compórtate como debes de hacerlo.

Detuvo sus golpes para evitar lastimar a peli plata,  viendo como este por primera vez en su vida le miraba con odio, levantando a su hermano en hombros, dispuesto a marcharse con él.

- no dejare que sigas lastimando a mis hermanos, Radamanthys huyo por que tuvo la oportunidad, no fue la primera vez que lo había intentado, era obvio que algo así pasaría, si quieres buscar un culpable cúlpate tú, por no vigilarlo, pero deja a Aiacos en paz.

Trago saliva mostrando fortaleza, ocultando toda la verdad, mirando en su padre gran agresividad, más un odio infinito hacia Aiacos.

- salgan de aquí, solo quiero a ellos dos en la habitación conmigo.

Ordeno a sus hombres, los cuales obedecieron  dejando a solas con Minos y un semi inconsciente Aiacos.

- se los diré así a los dos, pandora acaba de llamarme, dice haber visto a Radamanthys con un desconocido, no me dio más información, sin embargo me ha amenazado  que de no traerlo de vuelta a Valentine será una gran enemiga para la compañía, y yo no arriesgare todo por un asqueroso omega, así que no me importa lo que hagan, no me importa si después de darle a Radamanthys lo terminen matando, nada de eso me importa, solo  mi compañía, así que les ordeno por su bien, e incluso por aquella noviecita tuya Aiacos, que lo traigan hasta aquí, de otra forma, sufrirán las consecuencias, no podre cuidarlos de pandora por mucho tiempo.

sentencio  dispuesto a salir, sin siquiera mirar a sus hijos a la cara, más las palabras de Minos le hicieron detenerse en bruto, acercarse a el para golpearlo por primera vez en la vida, pues aquello había hecho arder su sangre, enfurecerlo aún más.

- estoy cansado y arto de todo esto, así que escucha de una puta y buena vez, no necesitamos tu protección,  así que te dejare muy en claro algo, tus amenazas no sirven de nada con nosotros, ¿quieres quitarnos todo? Adelante, da igual, pero no   podrás separarnos, aunque encontráramos a Radamanthys no te lo daremos, pues le he prometido a mi omega que cuidare a mis hermanos, pues no importa que ellos  solo sean mis medios hermanos...

Guardo silencio un segundo mirando fijamente a aquel hombre rubio que toda la vida llamo padre, aun después de saber la verdad, su único objetivo por el momento era hacerlo enojar y así nublar su juicio futuro.

-¿porque, esa es la verdad no? Radamanthys, Aiacos y yo somos medios hermanos, pero lo más triste aquí es  porque hasta donde sé, solo Radamanthys es tu hijo, pagaste a diferentes alfas para que encada celo preñaran a nuestra omega, conservándonos únicamente a nosotros, matando a todo aquel que fuera omega o beta, más solo conservaste a Radamanthys entre los omegas,  porque él fue el único que era hijo tuyo... así que, mejor dime la verdad... no haces esto por la empresa, lo haces para cubrir tu vergüenza...la vergüenza de ser un alfa patético, casi estéril que su único hijo fue un omega...

Aquel golpe no solo le hiso caer, junto su hermano, si no también rompió su labio haciéndole escupir sangre.

No hubo palabras después de aquello, solo un silencio enorme mientras aquel hombre se marchaba, dejando a los dos hermanos totalmente solos.

- ¿Por qué te encanta provocarlo idiota? Aun no queria usar esa carta a mi favor, ahora tendre que adelantar las cosas.

Decía Minos, limpiando la sangre del rosto de su hermano, quien sonreía con prepotencia.

-  perdón es un don, además insulto a viólate  y no pude soportar más.

Respondió con dificultad, sintiendo el dolor de todos los golpes que había recibido

- pero por favor – continuo con seriedad- no dejes que atrapen a rada, se lo debemos, no puedes dejar que lo entreguen a pandora o Valentine, por favor...

El mayor asintió con la cabeza, dispuesto a llevar a su hermano a que algún medico lo revisara, manejando en silencio hasta el hospital.

- pandora ha hecho su primer movimiento amenazando a "nuestro padre" , estoy seguro que  va a iniciar una guerra cruel solo para cumplir el capricho de Valentine, por favor Minos, no dejes que lastime a Radamanthys, se lo debemos en verdad, hay que protegerlo como no lo hicimos antes.

Sentencio el peli negro antes de ir con los doctores que le revisarían las heridas, dejando a su hermano un momento solo, el cual sacando un cigarrillo salió del lugar para fumar a gusto, pensando la manera en que el movería sus propias piezas.

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Fumaba un cigarrillo intentando controlar su enojo, viendo de reojo como  los sirvientes sacaban a rastras aun chico rubio, el cual había pagado por acostarse con el.

- al terminar cambien las sabanas inmediatamente, no quiero que el olor a su sangre se impregne en mi  habitación.

Miro todo lo que había hecho,  aquello mas que un encuentro termino siendo una horrible tortura, incluso dudaba que aquel chico pudiera caminar en días, pues fácilmente se dejo sucumbir ante el dolor, arruinando la razón por la que lo habían triado.

Esa fue la razón que su rabia incrementara aún más, pues aunque no quisiera,  el recuerdo de Radamanthys le seguía a todos lados, haciéndole buscar de las maneras más burdas  a su rubio.

- tranquilo Valentine, terminaras matando a alguien si sigues así.

Escucho decir con gracia al castaño el cual entraba por la puerta de su habitación, riéndose del  chico que había pasado alado suyo totalmente herido.

- no estoy de humor Aioria, por favor márchate.

El castaño fingí no escuchar eso, recostándose en las sabanas que aun tenían sangre, mirando con alegría a Valentine, el cual semi desnudo, solo se cruzó de brazos, esperando que  su compañero le dijera la razón de su presencia.

- pandora encontró a Radamanthys, mas no lo ha traído consigo, pero por tu buena suerte vio quien lo acompañaba,  así que dará con el pronto, sin embargo quiero que sepas que me describió al hombre con el que iba, así que amigo no quiero darte esperanzas pero creo que mas pronto que tarde aquel rubio volverá a estar a tu lado.

Valentine alzo una ceja curioso por aquella información, acercándose al castaño, sentándose a su lado.

- ¿Cómo puedes tu saber quien es?

El castaño sonrió con victoria, suspirando fingiendo nostalgia.

- ¿recuerdas a mi hermano, al que mate junto a su bebé frente a los ojos de aquel alfa que le había mordido?

Esta vez fue Valentine quien sonrió con malicia e incluso un poco de incredulidad, negando con la cabeza, sorprendido de saber que el mundo era realmente pequeño.




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