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CAMINOS SEPARADOS.

bueno he aqui otro cap,  me tarde ya que el cap termino siendo por mucho mas largo de lo que me  imagene, pero bueno espero sea de su justo :D 

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- mi pequeño, mi omega, te encontrare, te juro que te encontrare.

escuchó aquellas palabras llenas de dolor en su cabeza, antes que la sensación de agua helada mojando su piel le hiciera despertar, con una lágrima en los ojos, encontrándose tirado en el piso de su habitación, sintiendo miedo al ver a los hombres de su padre rodeándolo mas no fue a ellos los que causaron su miedo, ¡no!, el horror en sus ojos se reflejó al ver que en medio de ellos se encontraba Valentine, mirándolo una enorme rabia asesina, estaba furioso, y eso se le notaba a simple vista.

- ¿Por qué sigues creyendo que podrás jugar conmigo?

Le grito, pateando su rostro sin esperar siquiera respuesta logrando que su ceja sangrara, lastimando su ojo, cerrándolo casi al instante por completo, incluso su boca alcanzó el golpe, marchándose de carmín en segundos.

- por qué te odio Valentine, porque eres basura, yo te amé, pero tú nunca lo hiciste, ahora me quieres hacer pagar un castigo que no merezco, así que adelante mátame si quieres porque algo si te juro mientras yo esté con vida, luchare cada segundo por escapar de ti, por regresar junto con mi verdadero alfa, aquel que desde que se acercó a mí, me hizo sentir verdaderamente lo que necesito, que no soy un juguete y menos el tuyo.

el miedo le gobernaba, mas recordaba esa sensación que sintió al salir de la mansión, recordó el cómo se sintió fuerte, e invencible, así que guiado por eso intento mirarle aunque con dificultad gritando aquellas palabras con orgullo, esperando que el peli rosa explotara lleno de ira, y que golpe tras golpe acortara su sufrimiento, ya que dentro de sí, sabía que lo que había hecho era imperdonable, que no volvería a ver aquel chico de pelo azul, aquel que le recordaba a la leche caliente en la madrugada y al sabor de chocolate, aquel que en tan solo unos minutos, le hiso sentir el omega más feliz del mundo.

Sabía que eso no pasaría, así que lo único que podía hacer era provocar su muerte.

- ¿Que has dicho? ¿Has conocido a otra alfa maldita zorra?

Le preguntó tomándole del cabello, obligándolo a verle a la cara, por lo que Radamanthys con una sonrisa le escupió en el rostro rastros de sangre que aquella patada también le ocasiono.

- Si lo hice, lamentablemente no hubo el tiempo para que colocara su mordida en mí, despojándome de tu propiedad, porque no importa lo que hagas, yo nunca seré tuyo.

Tenía miedo, vaya que lo tenía, no quería morir, no quería hacerlo, para tampoco quería continuar con aquella vida que sabía le esperaba en manos de quien una vez amo,

Así que continuó provocando a Valentine lo más que pudo.

El peli rosa solo rio limpiándose la sangre, soltándole un nuevo golpe a Radamanthys pero esta vez en el vientre.

Solo que a comparación de otros que había recibido este sin entender el por qué le dolió aún más, fue insoportable aquella sensación, como la de los golpes que continuaron en el mismo lugar.

La paliza continuo brutalmente, más algo era diferente, sentía sangre recorrer no solo su rostro, la cual manchaba aquella chaqueta negra de aquel alfa, más había sangre en otro lado, sentía una gran cantidad de sangre correr por sus piernas, sin entender la razón.

El dolor por aquellos golpes le tenía mareado por completo, ya no distinguía nada, solo la horrible sensación de su vientre y tal vez la risa de los presentes que se degustaban con el show.

- Solo mátame ya

Le dijo con gran dificultad, intentando ver el rostro de Valentine, lo cual le resultó imposible, uno de sus ojos estaba prácticamente cerrado por los golpes, y el otro, estaba a punto de imitarlo, solo le permitía ver una borrosa figura, tomándole de nuevo, para azotarlo contra la pared.

- No te la dejare tan fácil, te lo juro que no.

Valentine se detuvo un momento admirando el cuerpo del menos caer lentamente al piso, viéndole tocar su vientre con una severa expresión de dolor en el rostro.

- Dicen que los omegas de tu familia, suelen ser muy resistentes al dolor, ahora veo que así es, por menos que eso, algún otro ya estaría agonizando del dolor, o muerto, pero tú no... y eso me hace saber que disfrutare más jugar contigo. .

Le dijo, deteniendo sus golpes por completo, dando una señal para que se lo llevaran, no quería que muriera, al menos aún no.

- No te detengas Valentín, tú lo has dicho, los omegas de nuestra familia soportan bastante el dolor, y su madre soportaba más que eso.

Aquellas palabras pronunciadas con sumo desprecio provenían del padre del rubio, quien a pesar de verlo tirado en el piso, ensangrentado, pidiendo por su muerte, le pidió a su verdugo continuar, sin importarle nada.

- Padre por favor para, Radamanthys está en cinta.

Escucho una voz que le gritaba, era Minos, el cual se acercaba corriendo a él, colocándose frente a su hermano, impidiéndole que alguien se le acercara.

Su respiración era agitada, su rostro lleno de sudor, parecía que había recorrido una gran distancia corriendo.

- Radamanthys está en cinta y no dejare que nadie le toque.

Repitió, mirándoles como un perro guardián que mataría al primero que se acercara.

- Ha cometido una gran falta al escapar, tiene que cumplir su castigo.

Las palabras de su padre demostraban su indiferencia contra quien pese a ser un omega era su propia sangre.

- En su vientre podría resguardar al primer alfa de nuestra generación, y ¿no dejarías que este muriera o si padre? ¿Quieres eso padre? ¿Que maten a un alfa de tu sangre?

Minos jugaba con aquellas palabras sin saber si tendrían resultado, pero tenía que usar aquella carta si quería salvar a su hermano.

- Y ¿si es un omega o un beta?

- No lo sabrás si lo dejas morir.

El silencio inundo el cuarto algunos segundos, Valentine miraba a Radamanthys, notando por fin, la sangre manchar su pantalón, mientras que la mirada de Minos con su padre era desafiante, como la de dos animales salvajes a punto de atacarse.

- Lárgate de una vez con él, pero eso si te diré Minos, esta es la última vez que le defiendes.

Minos no dijo nada, y aunque su cuerpo estuviera cansando se acercó a su hermano menor, mirando con tristeza e impotencia lo que aquel demonio de cabello rosado le había hecho.

- ¿por qué me odias padre? ¿Qué fue lo que yo te hice? ¿No soy también sangre de tu sangre? también soy tu hijo, entonces ¿por qué? yo no tuve la culpa de ser un omega.

Dijo el menor con dificultad, mirando borrosamente a su padre quien sin decir nada solo se dio media vuelta, marchándose del lugar.

Minos no dijo nada tampoco solo cargo al menor llevándolo entre sus brazos, ignorando por completo a Valentine quien parecía no creer que el menor tuviera un hijo suyo agonizando en su vientre.

- Perdóname Radamanthys llegue tarde de nuevo y deje que te lastimaran.

El menor aún estaba consiente solo mostraba su gran dolor.

- Minos, me duele mucho el vientre, en verdad me duele, calma esto por favor, no creo soportar más.

Le suplico intentando no llorar, más el dolor era insoportable y aun sentía la sangre entre sus piernas continuaba fluyendo.

- No te preocupes Radamanthys, te llevare en el auto de Aiacos al hospital, todo estará bien.

Radamanthys asintió difícilmente con la cabeza, soportando aquel dolor lo mejor que podía, esperando escuchar la voz de su otro hermano, más extrañamente no estaba,

- No dejes que Aiacos haga nada estúpido por favor, no quiero que le hagan nada, fue mi culpa no dé el, por favor cuídalo.

El peli plateado guardo silencio, continuando su camino, llegando por fin al auto del peli negro, manejando con rapidez pero esta vez con mayor seguridad, hasta el hospital donde Aiacos se encontraba, rogando que el daño que le habían causado a aquel motociclista no fuera severo, no necesitaban más problemas.

- Pero quién demonios les ha enseñado a manejar malditos idiotas, no se a dónde se ha ido tu hermano pero cuando regrese y si algo le pasa al mío, los matare a ambos.

Le gritaba un hombre de cabellera azul a Aiacos, quien en silencio solo le miraba intentando fingir que aquel accidente le importaba, aunque sinceramente no era así, solo tenía una cosa en su cabeza y era que esperaba que Minos hubiera llegado a salvar a su hermano menor.

- Buenas noches, ¿el señor saga?

Escucharon de alguna enfermera llamar al peli azul, quien ignorando por fin al peli negro se acercó con rapidez.

- ¿Cómo está mi hermano?

Pregunto con gran preocupación, a la enfermera que con una sonrisa le contesto.

- Su hermano es un hombre increíble, pese a la gravedad del accidente, solo tiene algunos rasguños y moretones, lo más grave es su pierna rota, pero a lo que dice el doctor, esta sanara muy pronto, su hermano tuvo mucha suerte, una vez que la anestesia pase, puede pasar a verlo.

El rostro de saga cambio severamente, haciéndole ver más relajado, agradeciendo a la enfermera viéndola marchar.

- Bueno tu hermano sigue vivo y no está herido de seriedad, así que creo que ¿por fin me dejaras marchar?, yo tengo asuntos más importantes que este, así que aquí tienes la tarjeta de mi hermano, habla con él, él se comunicara con nuestros abogados en caso de que quieras demandar y bueno como ya te lo he dicho muchas veces, nos haremos responsables de todo los gastos de todo lo que este accidente le cause a tu hermano.

El rostro de saga nuevamente cambio, por uno de enojo, haciéndole tomar a Aiacos del cuello de la camisa golpeándole contra la pared

- Ustedes los niños ricos de papi creen que su dinero lo arregla todo, me dan asco, no necesito su puto dinero, yo me encargare de mi hermano, pero si no te deje ir es porque si algo le pasaba te mataría, después de hacerte sufrir un tormento horrible, así que ahora lárgate, que no quiero saber nada de ustedes, solo son una porquería.

Aiacos estuvo a punto de comenzar una pelea, de golpear aquel hombre para que se retractara de sus acciones, mas no lo hizo, los ojos de aquel hombre le hacían sentir extraño, mal consigo mismo, y a la vez lograban causar admiración, al menos aquel hombre hacia algo que ni él ni Minos se atrevían y era desafiar a cualquiera, por proteger a su sangre, a su querido hermano.

- Tienes razón, solo soy una porquería, no discutiré eso.

Respondió con sus palabras entrecortadas, sintiendo un nudo formarse en garganta, y por primera vez después de muchos años una lágrima salió de sus ojos.

- así que -continuo- por favor me, hazlo sin piedad, lo merezco, por mi culpa tu hermano está herido y el mío tal vez muerto ya... por favor vuelca tu ira sobre mí, lo merezco yo no me defenderé... así que hazlo.

Saga no dijo nada solo soltó Aiacos de la camisa, mirando el dolor en su mirada.

- No tienes derecho a llorar, si solo te quedas viendo como quien amas sufre.

Aquellas palabras solo le destruyeron más, dejándole estático, sin saber que contestar.

Tenía razón, solo era eso lo que hacía, quedarse a ver como los demás sufrían sin hacer verdaderamente algo que les ayudara, era demasiado impulsivo para idear algo y solamente lastimaba a quien amaba.

Pero aquel hombre como podría saberlo, era imposible que lo supiera, pero ahí estaba, viendo sus ojos como si leyera su mente.

- Como dije puedes irte, yo me haré cargo de mi hermano, no quiero volver a verlos.

Sentenció el peli azul dándole la espalda, caminando en busca de su gemelo menor, pasando al lado, muy lejos peli negro, con otro alfa con uno con el cabello rosado y la tes blanca, uno que con solo verlo le hizo sentir tenso, ya que solo basto con que le viera un par de segundos a los ojos, para darse cuenta que aquel hombre lucía como humano mas no parecía serlo.

- maldición pandora, lo siento, sé que tengo que esperar a que nazcan antes de hacer algo, pero ese maldito omega me tenía arto ya, te juro que solo quiero matarlo, pero no te preocupes, que si algo paso le preñare de nuevo y listo, como si sirviera para otra cosa el maldito.

Aquel hombre hablaba por celular colgando al terminar de decir aquellas palabras, lucía sumamente molesto, y por más que saga intentó ignorarlo, aquellas palabras, hicieron hervir su sangre, ya estaba suficientemente molesto por lo ocurrido con su hermano menor, como para escuchar a un alfa expresarse así de un omega.

- ¿eres imbécil o qué?

Le dijo haciéndole que se detuviera con un poco de sorpresa al ver que a quien le hablaban era a él.

- ¿perdón?

Le respondió, intentando comprender el por qué aquel hombre le había dicho eso.

- tener un omega a tu lado es lo mejor que le puede pasar a un alfa, es como estar en el paraíso, así que no creo que los solo sirvan para quedar embarazados, solo los imbéciles siguen creyendo que así es, son personas, como tú y como yo, no son juguetes ni nada por el estilo. Valen más que lo que tú podrías valer en toda tu asquerosa existencia.

Le digo aquellas palabras sin pensar, solo guiándose por su molestia y coraje interno por todo lo que aquel día había pasado, incluso también guiándose por el recuerdo de su propio omega, el cual ya solo era eso, un recuerdo.

odiaba escuchar que hablaran mal de un omega, o ver las injusticias que día a día les ocurrían, estaba harto de ese tipo de cosas, así que no se mordería la lengua para poner a uno que otro alfa en su lugar.

Aquel hombre de cabellos rosas, solo rio con gracia burlándose ante lo que escuchaba, dándose la vuelta pensando que aquel hombre que le decía eso, solo era un pobre loco.

Habían pasado ya algunas horas, el sol ya había salido mas no lo podía ver nada, una venda cubría sus ojos, para evitar que la poca luz que pudiera entrar por ellos le lastimara, sentía su cuerpo lleno de golpes, como la hinchazón en su cara, escuchaba a sus hermanos hablar pero no les prestaba atención, pese al dolor sentía que debía pararse e irse de ahí, sentía como si alguien le llamara, y él tenía que ir sin falta.

Sentía todo esto sin saber que en otra habitación, dos pisos lejos de él el peli azul descansaba, soportando el dolor de la pierna rota, siendo acompañado por su hermano quien amablemente le atendía a lo que necesitara.

- bueno Radamanthys, sé que esto ha sido muy duro, pero aún hay otra cosa que tenemos que decirte.

Fue el escuchar su nombre lo que por fin hizo que les prestara atención asintiendo con la cabeza, esperando lo que sus hermanos mayores tuvieran que decirle.

- estabas en cinta, pero el feto ha muerto a causa de los golpes.

Le dijo Minos con su característica frialdad, esperando ver a su hermano menor desmoronarse una vez más, pero no fue así, como respuesta del rubio solo recibió una disimulada sonrisa y un suspiro demostrando su alivio.

- qué bueno que ha sido así, que el esté muerto, tal vez lo único que lamento, es que yo no le haya acompañado.

El silencio inundo la habitación, ninguno de los mayores esperaba esa respuesta, como tampoco esperan aquella manera, fría e indiferente con la que el menor la pronunció, aunque tal vez, su tono se escuchó más bien a resignación.

- Radamanthys está bien si te sientes mal, no tienes que hacerte el fuerte.

Pronuncio Aiacos, intentando acariciar su cabello rubio, más le rechazo al sentir el contacto, retirándolo amablemente con su mano

- no me siento mal, para nada, estoy feliz, era lo mejor que muriera, por que independientemente a todo, yo no lo hubiera querido, ¿cómo querer al resultado de aquella noche?, donde el que creía era el amor de mi vida, me demostró que solo era un monstruo, ¿cómo querer al niño que fue engendrado en medio de una tortura y violación? ¿Cómo? tal vez nuestra omega pudo hacerlo con nosotros, pero yo no, así que eso es lo mejor, me alegro que haya muerto.

Nuevamente el silencio fue quien gobernó en la habitación, Minos solo suspiro con fuerza, saliendo del lugar, necesitaba un cigarrillo, dejando a la peli negro y al rubio solo,

- ¿Aiacos sigues ahí?

Cuestiono el menor, intentando escuchar un sonido que delatara la presencia del peli negro.

- sí.

Respondió acercándose a su hermano, sentándose a su lado en la cama.

- lo último que recuerdo, es que cuando llegue aquí, tenía una chaqueta negra, ¿podrías buscarla y traérmela? pero que nadie se entere, por favor, es muy importante para mí, no dejes que la destruyan o la boten sin más a la basura, por favor, tráela.

Aiacos suspiro con fuerza, había escuchado que Radamanthys dijo mientras lo golpeaban que había conocido a otro alfa, así que ya se imaginaba de quien era aquella chaqueta.

- se dónde está, pero ¿porque la necesitas?, solo será un mal recuerdo para ti.

- solo tráemela, por favor hermano, es lo único que te pediré en la vida, aquella chaqueta pertenece a mi alfa destinado, sé que te reirás de mis palabras y me tomaras de loco, pero es verdad, yo sé que él es mi alfa, el verdadero, así que por favor, solo tráemela, será mi único recuerdo de él.

El peli negro solo afirmo saliendo del lugar sin preguntar más, aquello del alfa destinado se le hacía una idiotez pero no importaría si al menos con eso su hermano podría ser feliz un momento.

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habían pasado ya algunas horas, Radamanthys sentía un gran desespero, la venda en sus ojos le impedía ver, sabía que estaba solo en la habitación, mas no a salvo, hace no más de algunos minutos había escuchado la voz de Valentine, dando órdenes al personal del hospital que nadie supiera que él estaba ahí, y sobre todo que no le dejaran salir por ninguna circunstancia, e incluso les habían ordenado colocar esposas en una de sus muñecas y amarrarlo a la cama de hospital para así evitarle escapar..

aun así lo intentaría , bajando un poco de la cama, jalando su muñeca como si esperara romper aquello que le impedía marcharse, seguir aquella sensación que tenía tiempo llamándole.

Tal fue la fuerza y la brusquedad con la que tiraba de la cama, que sin darse cuenta, tiró una jarra de agua que estaba cerca del, creando un gran estruendo.

Aterrorizándolo al momento, al pensar que tal vez Valentine escuchó aquel ruido y pronto vendría por él.

el sonido de la puerta abriéndose le erizo la piel, sintiendo como su respiración se agitaba, junto con su corazón, se quedó estático, esperando algún sonido que delatara a quien había abierto la puerta, sintiendo como lentamente algunas gotas de sangre resbalaban por sus pies al ser cortadas por los vidrios de aquella garra de agua.

- perdona, escuche un fuerte ruido al pasar y no hay ninguna enfermera cerca, así que quise ver si podía ayudar.

Le dijo una voz desconocida de un hombre que aunque no pudiera verlo, sentía su mirada sobre él, viendo como torpemente intentaba escapar, amarrado de la muñeca a la cama.

El desconocido se quedó en silencio, cerrando rápidamente la puerta a su espalda, evitando que alguien viera al rubio, el cual miro fijamente intentando analizar cada detalle antes de tan siquiera decir algo.

- rayos, - dijo por fin- no sé lo que está pasando pero ya me involucre en esto, así que tengo dos preguntas y de ahí sabré que hare a continuación, mira no sé por qué estas amarrado, pero parece que alguien te ha dado una buena golpiza, ¿hiciste algo malo? ¿De quién intentas huir? si mientes lo sabré, créeme que lo hare.

Radamanthys negó con la cabeza, bajándola de inmediato, sin saber si la presencia de aquel extraño era buena o mala.

- mi único delito fue haber nacido siendo un omega de una familia rica, pero yo no he hecho nada solo estoy intentando sobrevivir e intento huir de un alfa que ha matado a su propio hijo el que comenzaba crecer en mi vientre, aquel que prometió hacer mi vida un infierno, no pido que me ayude, tampoco que se involucre, solo que por favor no diga a nadie, que me ha visto intentando huir.

Había algo en aquel hombre que le tranquilizo un poco, por extraña razón, la presencia de aquel extraño, le recordaba al chico del de cabello azul, aquel que le hacía sentir como leche caliente con chocolate, sentía como si el desconocido, hubiera estado cerca de él, al grado que parte de su aroma se le quedó impregnado, logrando ganarse su confianza casi de inmediato.

- con eso has dicho muchas cosas niño, tranquilo que yo no te hare nada, mi nombre es saga, mi hermano está a dos pisos de aquí, casi en la entrada, unos imbéciles le atropellaron y le rompieron la pierna, así que tranquilo no te lastimare, ahora dime la venda en tus ojos ¿eres ciego?

Radamanthys negó con la cabeza.

- solo es para que la luz no lastime mis ojos, pero me han dicho que no me preocupe que pronto me la podre quitar.

Respondió sintiendo como saga se le acercaba, tomando las esposas de sus muñecas, introduciéndole algo para abrirlas casi de inmediato.

- mi hermano huyó muchas veces de la policía, sabe cómo quitar estas cosas y me lo enseño a mí, haremos esto, no puedo dejarte a tu suerte, ya que no puedes ver nada, así que te llevare a mi departamento, vivo con mi gemelo menor, pero como te dije el está aquí, así que te dejare solo ahí, pero al menos estarás seguro en lo que sanas y vemos que pasara después, por el momento, es todo lo que puedo hacer por ti.

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El menor no pudo hacer más que agradecerle, si ese hombre lo llevaba consigo, tendría una nueva oportunidad de ver a su alfa, de buscarle, así que aceptaría sin más.

- no se preocupe por mí, con esto es más que suficiente, muchas gracias, en verdad muchas gracias.

Saga sonrió ante aquel agradecimiento, no conocía en lo más mínimo al rubio, pero no veía maldad en él, no la sentía, solo podía ver a un chico, intentando buscar una vida más plena, a lo largo de su vida, había visto a muchos omegas así, sufriendo los maltratos de alfas que le trataban como basura, así que no mientras estuviera en sus manos, intentaría ayudar lo mejor que pudiera a quien lo necesitara.

- te ayudaré a vestirte, no puedes salir así, o alguien te vera.

le decía al tiempo que tomaba un poco de ropa que alguien le había dejado cerca de su cama, le ayudó a vestirse en silencio, viendo cómo a medida que le colocaba cada prenda, moretones de distintas tonalidades, adornaban su piel, haciéndole sentir mal por aquel muchacho, imaginando la clase de vida que le habían dado como omega.

- espero no sonar muy grosero, pero, ¿por qué ayuda a un omega como yo, sin siquiera conocerme?

Preguntó tímidamente el menor, mientras le ayudaba a colocarse el pantalón, cosa que hizo que saga solo suspirara con fuerza, recordando un poco el pasado.

- he visto en primera fila, el daño que monstruos le ocasionan a los omegas, y no estoy desacuerdo con eso, ya que fue un omega el cual sin tener lazos sanguíneos nos salvó de una posible muerte, fue el único al que le importamos, nos cuidó como si fuéramos sus hijos, aunque lamentablemente, el sufrió lo mismo que sufren muchos otros, así que no puedo quedarme de brazos cruzados al ver a un omega sufrir, por más que lo intenten no puedo hacerlo, el me educó de esa forma.

Sentenció, terminando de colocar los zapatos.

- además, sé que mi hermano hubiera hecho lo mismo, él es más impulsivo que yo.

Sonrió al decir eso, terminando de arreglar al menor, llevándoselo en silencio y con precaución del lugar, usando las escaleras para evitar ser vistos.

- ¿cuál es su historia señor? usted es una muy buena persona, espero no incomodar con la pregunta, pero me gustaría saber más.

Pregunto inocentemente, rompiendo el silencio, lleno de curiosidad por aquel hombre, aunque sin saber por qué quería saber más sobre su hermano.

- deja de lado tanta formalidad, no soy un señor, tengo 21, aun soy muy joven, y bueno perdón pero mi historia no es algo agradable, a pesar de todo no soy una buena persona si he defendido a muchos omegas pero a pesar de todo no me considero bueno, he hecho muchas cosas que no son moralmente correctas, no puedo ser bueno después de eso.

Saga, desvió un poco la mirada, su historia no era algo que le gustaría contar, pero aquel muchacho era especial, lo sentía casi como de su familia.

- Aun así quiero oír su historia si me lo permite por favor, no conozco a ningún alfa que proteja omegas y quiero saber el porqué.

El mayor dudo un momento sobre si contarle su historia o no, más termino haciéndole, aquel chico que apenas si conocía le parecía agradable.

- bueno no digas que no te lo advertí, pues que puedo decirte, a la edad de 7 años, mi hermano y yo perdimos todo, dejamos de ser niños para convertirnos en adultos, ya que la vida en la calle era mejor que en casa, nosotros somos lo que la gente llama "alfa pura sangre" vivíamos en el mejor lugar de la ciudad, teníamos todo, éramos una familia prestigiosa envidiada, nos tachaban de perfecta, pero... dentro de cuatro paredes, lejos de los ojos de los demás, la vida era un infierno, a los ojos de nuestra madre, nosotros no éramos perfectos, no como ella lo esperaba, solía golpearnos todo el tiempo, encerrándonos en un armario por días, kanon, casi muere de inanición, ya no podíamos mas, ya que nuestro padre, era un peor que ella, el veía lo que nos hacía y no nunca movió un solo dedo, solo desviaba la miraba y se marchaba, decía que eso era lo mejor para nosotros, así que una noche escapamos, y no supimos más de ellos, nos dedicamos a estar en la calle, dormir en el suelo cubiertos de periódicos, buscar comida en la basura, tal vez se oiga horrible, pero eso era mejor que estar en casa, ya que siempre tuve a mi hermano conmigo.

Detuvo sus palabras sonriendo un poco enfocándose solamente en su recuerdo.

- kanon y yo odiamos al mundo después de eso, los odiábamos a todos, hasta que un día, mientras jugábamos en el parque, un omega se nos acercó, diciendo que tenía días viéndonos, que le era claro que no teníamos familia, así que nos llevó un poco de comida, y así fue día tras día, hasta que le pedimos que nos llevara con él, y el con una sonrisa acepto, nos dio todo lo que dos niños de nuestra edad necesitaban , pero sobre todo amor y una familia, un hogar a donde llegar, todo parecía perfecto, pero -detuvo sus palabras cambiando su tono de voz por uno vas ronco- , el mundo seguía siendo igual de mierda, así que hace 5 años, en un celo, mientras kanon y yo estábamos en la escuela un alfa, entró a la casa y guiado por su instinto, lo asesinó después de violarle, encontrarlo fue algo que no me gusta recordar, pero fue gracias a él, que aprendí muchas cosas y por lo que juramos defender a los omegas, así que esa es parte de mi historia niño, por eso te ayudo sin conocerte, aunque tengo que admitir, que también me siento con la obligación de hacerlo, es como si alguien me mandara a cuidarte, no sé cómo explicarlo, esta sensación, o al menos a tal grado solo la he sentido cuando kanon está en peligro o algo le ha pasado, es extraño.

El silencio inundó de nuevo el lugar, solo retumbaba el sonido de sus pasos al bajar escalón por escalón.

- ¿usted tiene un omega?

Saga detuvo sus pasos, faltaba poco para llegar al piso donde su hermano estaba, aun así se detuvo, afirmando aquella pregunta.

- lo tuve, murió, junto con mi hijo.

Fue lo único que pronuncio, continuando su andar

- perdón por la pregunta.

Radamanthys se sentía verdaderamente apenado, por hacerle recordar tan malas cosas, a quien le estaba ayudando, más de este solo recibió una sonrisa que no pudo ver.

- no tienes por qué disculparte, el también es una de mis razones para hacer lo que hago.

ya no se dijo más los escalones que continuaron, llegando por fin al final, abriendo saga la puerta ligeramente, viendo de reojo, a aquel hombre de cabello rosa con el que había discutido horas atrás, parecía mas molesto que antes, como también parecía que buscaba algo, así que solo espero que se marchara, para así salir despacio y con precaución. .

- este es el último piso, hay una capilla cerca de aquí, te esconderás ahí solo unos minutos en lo que le pago al guardia para que puedas salir sin problemas, ¿está bien?

Radamanthys afirmo con la cabeza, sintiéndose verdaderamente extraño, sentía a su alfa cerca, como sentía la necesidad de ir tras él, mas no creía que fuera lo correcto, tenía que encontrar primero la manera de escapar de Valentine, de otra forma, las cosas podrían salir mal.

No tardaron en llegar a la capilla, donde le dejo sentando, frente a una imagen religiosa, mas sentía nervioso, alterado, tenía que ir a donde su corazón se lo decía, tenía que salir de ahí, e ir a ciegas, a no sabía dónde pero tenía que hacerlo.

Así que sin pensarlo lo hiso, comenzando a guiarse con sus manos, dispuesto a llegar a aquel lugar, más el sentir su cuerpo chocar con otro, lo cual le hizo caer, le estremeció la piel, ya que reconoció inmediato el aroma de aquella persona.

- no importa cuánto intentes escapar de mí, yo siempre te encontraré, aunque tenga que buscarte en el mismo infierno, nada te apartará de mí.

escuchó aquellas palabras al tiempo que le tomaban con brusquedad de las muñecas, llevándolo casi a rastras, por un momento pensó en gritar, en suplicar por ayuda, pero eso solo aumentaría la ira de quien se lo llevaba, mas no a su habitación, si no fuera del hospital.

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- disculpe señor su hermano, se ha puesto como loco, dice que tiene que irse, no podemos detenerlo.

dijo una enfermera a saga al verle dirigirse de regreso a la capilla, alterándolo de inmediato, mirando un instante la puerta de la capilla, esperando que el rubio no se moviera del lugar, ya que tenía que ver a su hermano, por lo que corrió hasta su habitación.

Kanon peleaba con los doctores y enfermeras que intentaban hacerlo regresar a su cama, quitándose con brusquedad las agujas que pinchaban su brazo, levantándose torpemente de la cama.

Un dolor agudo invadió su pierna al tocar el piso, más no le importo, continuó peleando hasta zafarse de todos, arrastrando prácticamente su pierna hasta la puerta

- no te preocupes, yo iré por ti, yo te salvaré.

Decía con dolor en su voz, sintiendo el hueso roto de su pierna moverse, como también sentía cierto mareo, pero aquello no le impediría seguir su camino,

Ya que su corazón decía a gritos, que su omega estaba cerca, que le necesitaba, sentía su tristeza, su dolor y desesperación.

- kanon con un demonio ¿que estás haciendo?

Aquella voz era de saga, quien entraba con brusquedad, viendo a su hermano, recargándose en la pared, intentando salir de la habitación, soportando el dolor.

- tengo que irme saga, en verdad tengo que hacerlo.

le dijo intentando no mostrar el dolor que sentía, colocando su mano en el puerta a punto de salir por ella, siendo detenido por el mayor, quien le miraba sin comprender que estaba pasando.

- ¿te has vuelto loco?

Le grito, intentando llevar a su hermano a su cama, pidiéndole a los presentes que se marcharan que el calmaría a kanon, el cual con brusquedad le aparto de su lado, mirándole con un poco de súplica.

- déjame ir saga, maldita sea, por favor, te lo suplico, déjame ir, no sé cómo explicártelo, pero él me necesita, lo siento en mi corazón, el necesita que lo ayude, le harán daño si no voy. Por favor déjame ir.

el mayor guardo silencio, analizando cada comportamiento de su hermano, no entendía lo que pasaba, más se sintió mal por él, en verdad parecía que luchaba para ir tras algo que tal vez ni el mismo sabía que, incluso por un momento pensó que el golpe por el accidente había hecho algún daño peor que pasó desapercibido.

- ¿de quién estás hablando?

- de mi omega, saga, de mi omega, a quien perseguía antes de que me atropellaran, al quien tengo que salvar de algo, no supe mucho de el pero sé que lo maltratan, sé que su vida es un infierno y no puedo dejar que eso siga así, así que quítate de mi camino saga. Solo largo y déjame ir con él.

Aquello lo grito desde el alma, sintiendo como algunas lágrimas se escurrían por sus mejillas, causadas por la impotencia que su pierna rota le ocasionaba.

- estas desvariando, lo mejor será que descanses, llamare a una enfermera para que te den más anestesia y puedas dormir.

Por un momento estuvo a punto de salir del lugar en busca de ayuda, más el llanto de su hermano le detuvo, no era tristeza por lo que lloraba, solo por la impotencia de no poder hacer algo, no era necesario que este se lo dijera, si no que él mismo podía sentir el malestar de su hermano como si fuera el propio.

No recordaba ver a kanon llorar desde que eran niños, y aquello simplemente le rompía el corazón.

- maldita sea kanon está bien te ayudare, pero tendrás que esperar que vaya al menos por una silla de ruedas.

El menor negó con la cabeza, tenía que irse ya, no podía seguir perdiendo el tiempo, por lo que el mayor, sin saber que más hacer le cargó en su espalda, siendo dirigido por el menor, e ignorando a los doctores que decían que era peligroso hacer eso.

Poco a poco, el menor le guio hasta la capilla, sorprendiendo un poco a saga, quien esperaba encontrar al rubio ahí, mas al llegar el ya no estaba.

- maldita sea, maldita sea.

Gritó kanon, bajándose de su hermano, mirando a todos lados con desespero, acercándose a una enfermera que le miraba asustada.

- ¿viste a un chico aquí? es rubio, alto, tiene una hermosa ceja que se une, es un omega, mi omega, por favor dime si lo viste.

saga sintió su corazón detenerse, al ver que su hermano describía al omega el que intentaba ayudar, mientras que la enfermera, aun con miedo le respondió que si había visto al chico, que hace no más de algunos minutos, se lo habían llevado casi a rastras del hospital, que lo lamentaba.

-¿porque estaba en el hospital?

Preguntó, sintiéndose mareado, asqueado por la impotencia.

- había sido golpeado brutalmente, lo cual le ocasionó un aborto, tenía dos meces de embarazo, es lo único que se.

Respondió la enfermera, viendo como el gemelo menos se dejaba caer de rodillas, mientras su hermano le intentaba levantar inútilmente, quedando de rodillas igual, siendo abrazado con fuerza por el menor, quien lloraba como un niño pequeño.

- soy un asco saga, nuevamente lastimaron a un omega que amaba, nuevamente lo he perdido todo, no puede defenderlo, y ahora todo lo que le pase de ahora en adelante será mi culpa.

El mayor no dijo nada, solo se dedicó a abrazar con fuerza al menor, sintiendo su dolor como si fuera propio, rogando porque aquel muchacho estuviera a salvo.

habían pasado ya cuatro días de aquello, Radamanthys se encontraba en la oscuridad de su habitación, viendo pequeños rayos de luz pasar por los barrotes de su ventana, aquello ya no parecía ser un cuarto, más bien una cárcel, estaba recostado en su cama, curándose de los golpes que aun dolían, no había comido en ese tiempo, ni siquiera se había levantado de la cama, solo se movía lo suficiente para que los demás vieran que estaba vivo, aunque incluso moverse le resultaba tedioso, ya que al hacerlo, el sonido de la cadena que se encontraba reposando en su tobillo, le enloquecía.

- Radamanthys, te traje algo de comer, por favor tómalo.

aquella fue la voz de Minos, quien entraba con una bandeja llena de alimentos, dejándole en la cama del menor, viendo como este le ignoraba con descaro, aun así, se acercó a él intentando acariciar su dorado cabello, mas este le rechazó.

- no me toques. . Le grito suavizando su voz al notar lo que había hecho- por favor, no lo hagas, no quiero que me toquen.

Su voz se volvió quebrada y una vez más como en aquello días el llanto se apodero de él, mas esta vez no busco el calor de su hermano para consolarse.

- te he traído algo más, es un collar, con esto, nadie podría morderte, y para que te sientas más tranquilo, no volverás a embarazarte te daré anticonceptivos a escondidas así todo estará bien, solo deja de hacer cosas estúpidas, por favor.

el menor guardó silencio, viendo a su hermano marchar dejándole nuevamente solo, así que sin más tomo aquel collar, y se dirigió hasta el espejo de su habitación, limpiando el rastro de llanto, viendo su labio roto y sus ojos ya solo hinchados por el llanto, respiro hondo sin apartar la mirada de su propio reflejo, colocándose el collar.

-esto es lo que soy, y nunca podre cambiarlo, sólo tengo que aceptarlo

Se dijo con dolor, sin apartar un solo segundo la mirada de su reflejo. 


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