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"¿Quien eres tu?"
•°| [P.O.V Narrador] |°•
El viento movía suavemente las hojas del pasto y las de los árboles caídas, volando hasta tocar nuevamente el piso. Tan fresca y fría, capaz de mover sus cabellos hacia la dirección de la que venía.
Sus alas desplegándose lentamente con tal salía por aquella ventana, era casi un vitral, de su tamaño cómo pará salir por ella.
Una de sus manos tomadas con las de el de cabello negro, con sus ojos brillantes de color rubí, con degradados iguales a los de la sangre, oscura sangre.
Sus alas negras en el cielo extendidas en el cielo, que tapaban algunos rayos de la luna.
La escena viéndola desde otra perspectiva, era bastante linda, y hasta podría considerarse romántica a primera vista si no se sabía el contexto que había detrás de estos dos y lo que más atrás se ocultaba con su origen.
Hasta que las alas blancas de la femenina se terminaron de abrir, desplegándose en el gran cielo nocturno.
— ¿Por qué...?—Murmuraba casi inentendible, alzando sus pies del suelo y tomando vuelo junto al azabache.
Sus manos estaban fuertemente tomadas, en especial por parte del masculino, no parecía querer soltarla.
Su vuelo subió hasta más arriba de los árboles, la brisa era más fría que antes, y el brillo blanco con azul celeste y morado de la luna chocaban contra sus rostros.
Nadie decía nada, era un momento silencioso por el cual no se sabía por dónde empezar. Solo se podía desviar la mirada, nisiquiera sé podía establecer un poco de contacto visual, a ella le ponía muy nerviosa eso, y el nisiquiera sé atrevía a mirarla.
— Oye... ¿Por qué?—La de ojos miel rompió el silencio, sus ojos mieles ahora miraban a los del masculino.
— ¿A qué te refieres...?—Le respondió algo confundido con una voz algo baja.
— ¿Es en serio? Tu aquí, en el templo de la luz de Palutena, cubierto con un campo de fuerza que evita que cualquier cosa entre sin el permiso de la Diosa...—Explicaba la de ojos mieles con el seño algo fruncido.
— ...—
Sin respuesta.
— ¿Es en serio? ¿Cómo demonios estás aquí? No tiene sentido.—frunció algo más el seño, y apretando sus manos en forma de puño.
— Es un secreto, no creo que pueda decirte... Aún.—Esa fue la única respuesta que recibió sobre el asunto.
— Hmm, okey, si eso es lo único que puedo conseguir de tu parte...—Rodó los ojos hacia otra dirección, sabía que no haría con insistir o aplicar la de Pit.
Un nuevo jalón la hizo dejar de pensar en ello, de parte de el.
— Ven conmigo ¿Si?—Espeto este mirándola.
Relamio un poco sus labios con algo de nervios, sin saber muy bien que contestar.
— Ok.—
Nuevamente, se fueron.
A aquel jardín de la diosa de la luz, raramente había icarios vigilando esa zona, por lo cual era una zona libre por así decirlo, ahora en el mismo, la luna alumbraba con fuerza a todo en el sitio, dando colores azules y blancos a todo lo que tocaba, y la atmósfera de colores azul oscuro junto al morado. Sumado a la brisa suave que seguía vigente pero con más fuerza en ese lugar, al ser un espacio más abierto.
Ambos tocaron el suelo, y empezaron a caminar. Aún con sus manos tomadas.
Sus pasos apenas se escuchaban en la piedra que formaba lo que era el piso del exterior del templo, hasta llegar al césped de colores verdes con brillos turquesinos gracias a la luz lunar.
Pararon hasta quedar frente de un pequeño campo de flores y se volvieron a sentar, tal y como la última vez.
Las flores eran las rosas, blancas y rojas, ni una sola de color negra u otro color diferente al que no sean los que haya nombrado anteriormente.
Estás mismas se movían, sus pétalos siendo arrullados por la brisa fría de la noche al mismo tiempo, los mismos pétalos de las flores chocando entre si, formando un lindo escenario a los ojos de los que lo pueden apreciar.
Aún nadie decía nada... Otra vez, vaya sorpresa.
Los ojos de la chica se fijaron en los de el nuevamente, ambos brillaban con la hermosa luz blanca y azul celeste de la luna, pero los de tenían más que todos brillos más que todo blancos.
— ¿Por qué te comportas tan bien conmigo?—Pregunto ella, notandose sería al respecto con esa duda, como antes había dicho, el según Palutena, era agresivo con tanto aliado y enemigo, nunca sentiría compasión por alguien.
—... ¿Tanto quieres saber verdad?—Pregunto el sin mirar a la contraria.
— Claro que quiero, digo, se supone que tú eres agresivo, con todos los que te acerquen, eso es lo que tengo entendido de parte de la Diosa Palutena y de Medusa antes de que muriera...—
— Se nota que ellas no saben nada...—Murmuro algo enojado.
— ¿Qué?—
— No nada... Solo..—Lentamente alzo su mano que estaba siendo tomada con la de la femenina.—
Este miraba sus manos tomadas atentamente, al igual que ella, nerviosa por cualquier movimiento que podría hacer con ella con la guardia baja.
Lo que hizo es soltar la mano para así sostenerla con su palma, e inclinarse hacia la misma, plantando un pequeño beso en su mano, esa acción tan repentina tenso a la de cabello castaño, sus pómulos tomaron un color rosado que rápidamente paso a uno rojo.
— Te mentiria si te dijera que ni yo mismo se que me pasa...—Susurro alejándose de la mano de la chica, a la par que movió sus ojos y mirada hacia ella, quien estaba sonrojada por aquella muestra tan repentina.
— ¿Hablas en serio...?—Dijo ella sin creer aún aquello, ¿Ni el sabía el por qué actuaba así? Esto era muy extraño a decir verdad.
— Si, no se que me pone así, simplemente mi actitud cambia estando contigo... Suena estúpido pero no puedo mentir en este momento.—Respondió el tranquilamente.
Luego por fin soltó aquella mano, la cual entonces ella misma agarro y acarició, pensando en lo el había hecho con ella, sus mejillas se pusieron más rojas.
El noto esa reacción, y soltó una risa.
— ¿Tan nerviosa te puse?—Dijo este ladeando una sonrisa burlona [Me estoy haciendo una imagen mental desde un ángulo desde abajo aYUDAAAAAA-]
— ¡¿EHH?!—Se puso la mano en la boca al alzar la voz.— Digo, en lo absoluto, no, no me pusiste nerviosa.—Se cruzó de brazos y desviando la mirada con notable nerviosismo.
— Tu reacción me dice otra cosa.—Lentamente paso su brazo por sus hombros, arrimandola hacia el, poniendo aún más nerviosa a la de ojos mieles.
— ¡Q-que no! No estoy nerviosa, no es nada...—Se hundió de hombros, aún con sus brazos cruzados y seño algo fruncido.
— Ooohhh vengaaa, no seas tan niñita, que te ves tan tonta de esa manera.—
— No soy una niñita, soy un ángel parte de la guardia de la luz de Lady Palutena.—Aún con su mirada a otra dirección.
— Suenas a la idiota marioneta, supongo que te pasa por estar tanto tiempo con el.—Burlón, su otra mano le revolvió el cabello castaño a la chica.
— ¡N-no hagas eso! Oh por Zeus...—Se puso una mano en el rostro avergonzada, y cerro sus ojos.
Volvió a escucharlo reír, antes de sentir como ahora el azabache le daba un pequeño beso en sus cabellos.
— Eres una gran tonta...—Dijo este.
Abrió lentamente sus ojos mieles, para verlo, luego una de sus manos fue a la del chico que estaba sobre su hombro, bajo la mirada hacia el suelo, antes de soltar un suspiro pesado.
Ahora fue el quien se puso sonrojado, pero por su parte eso no te notaba mucho en comparación a la de hebras castaña claras.
Ambos se quedaron en ese extraño silencio, que por alguna razón se volvía algo cómodo, y hasta reconfortante para los que estaban esa situación.
Una de las manos del masculino acarició suavemente los pétalos de las rosas, y cuando descendió al tallo, evitaba las puas. Bajo hasta el césped, dónde estaba el final del tallo de la rosa, hizo algo de fuerza, antes de sacarla, y ver cómo las púas lentamente desaparecían cuando sus manos llegaron a tener un contacto directo con la flor, que extraño.
Eran lo que se llamaban flores del sentimiento, flores que aún eran un misterio el como funcionaban, solo la diosa de la naturaleza sabía que era lo que cada reacción significaba, sería una suerte si la castaña pudiera hablar de la dichosa rosa que tenía estos últimos días, la cual lentamente se iba tiñiendo de color rojo brillante, cuando su color es el negro carbón.
Lentamente la rosa entre los dedos del masculino empezó a tornarse negra, representando que no el tenía un corazón puro como Pit, ya que si el la hubiera tomado, la rosa seguiría blanca, el no era como el en casi ningún aspecto quitando al físico de lado. Ambos tenían una mente que era completamente diferente una del otro, que al estar juntos se notaba que ambos eran como agua y aceite, simplemente no pegaban y estar juntos no era algo muy bueno que digamos.
— Últimamente la luna ha estado en puntos muy altos, me preguntó que estará pasando con ella.—La oji-miel hablo mirando al cielo, a la dirección donde se encontraba la luna, antes de mirar al masculino y ver cómo la rosa en sus manos estaba negra.
— No lo sé, pero la luna llena es linda...—Después de eso, murmuró algo inentendible, que ella no pudo entender.— Pero hey, toma esto.—Le extendió la rosa negra.
La tomó, una de sus manos atrapó la hermosas flor, y vio como lentamente aquellos pétalos negros, se tornaban en un color rojo brillante, tal y como la anterior. Abrió sus ojos sin creerlo.
— ¿Que clase de rosas son estas? Lady Palutena jamás me contó de ellas.—
— Yo tampoco lo sé, pero las reacciones que toman al ser sostenidas es algo disfrutable.—
— Si... Tienes razón.—
El volvió a tomar la rosa, la cual ahora estaba roja hasta la mitad, dejándola bicolor de rojo y negro, acarició el cabello de la chica, pasando la rosa tras su oreja y volviendo a acomodar su cabello.
— Así estás mejor.—
— Ehhhh, S-si.—Desvió la mirada.
¿Quien era el en realidad? ¿El realmente se comportaba así solo con ella? ¿Por qué? ¿Quien era el en realidad detrás de esa carcasa creado por el espejo de la verdad de la ya muerta Pandora?
Solo el tiempo dirá que pasara con esta guerra y ellos dos, solo el tiempo...
💜;; Una puta semana sin ACTUALIZAAAAAR AAAAAAAAAAAA— /Screams
¡Well! Ojalá te haya gustado igualmente XD.
¡Cuidense! ¡Y nos vemos en el próximo capítulo!
[_;;Stela_OwO~
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