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✩。: Tú

—Ve, Chan, Hyunjin y yo esperáremos acá afuera por si algo pasa —dijo Changbin dándole seguridad. Hyunjin asintió.

El cuerpo de Matthew estaba a lado, aún respiraba, pero era difícil saber su estado después de lo deformado de su rostro.

—Saldré a llamar a la policía y una ambulancia —dijo Hyunjin, la verdad es que no se atrevía ver a Jeongin, no en el estado que se imaginaba.

Con demasiado miedo sujeto la manija de la puerta. Abrió lentamente aquella puerta, su presión subió, sus manos estaban heladas.

Vio mucha Sangre en el piso. Su vista termino en aquel cuerpo al fondo, estaba desnudo y le daba la espalda, al parecer no lo había notado, su cabello aún era morado como la última vez que lo vio.

Sentía grandes punzadas en el corazón, cubrió su boca. No podía creer lo que miraba.

Jeongin daba cortas risitas, mientras tocaba con cariño su abultado estómago, la sangre caía por sus piernas. Su espalda estaba llena de moretones, algunos arañazos.

Paso a paso, cada vez dolía más, su respiración se iba cortando. Se arrodilló al llegar a él, no tenía el valor de tocarlo.

No sabía qué hacer. ¿Cómo estaría su rostro? Posó con miedo una mano en su espalda cuidando de no tocar ninguna herida, lágrimas gruesas continuaban cayendo.

Sollozaba sobre su otra mano. Jeongin soltó una risita, pero no volteó. Se levantó, tenía que verlo, era peligroso que estuviera en ese estado, no debía dejarse llevar por sus emociones.

Lo tomó del brazo y lo volteó. Su corazón latía fuerte. Su bello rostro, aquellas heridas, aquella mirada pérdida.

No podía ser que le hiciera eso a su pequeño sol, no era cierto...

—Mi amor —pudo articular con la voz ahogada—, yo... —este solo lo miraba con una sonrisa inocente. Se sentó como podía.

—Alfa... —dijo inclinando su cabeza ligeramente.

Chan se apoyó en las piernas de este, estaba destruido, nada podía doler más en este mundo que ver a su precioso sol de esa manera. Lo habían matado internamente.

—No llores, alfa bonito —no podía evitar sollozar fuertemente.

—¿Qué te hicieron, amor? —no podía con la impotencia. Tomó su rostro con cariño—. Lo voy a matar —dijo con rabia—. Te lo juro, Jeongin, voy a matarlo.

—La ambulancia ya está aquí, Chan, debemos...—Changbin se detuvo al ver el estado de Jeongin, bajó la mirada—. Chan, deja que ellos se hagan cargo. Cuando esté bien podrás verlo.

Entraron paramédicos, Chan se alejó suavemente de él.

—Mi... mi alfa —empezó a lloriquear. Chan con lágrimas en los ojos se acercó mientras uno de los paramédicos revisaba las heridas.

—Aquí estoy, mi amor —besó su mano suavemente, este le sonrió dulcemente.

Hyunjin no había entrado en todo ese tiempo.

Se llevaron a Jeongin, Chan se fue con él en la ambulancia ya que este no parecía dejar de llorar si no lo tenía cerca. Hyunjin y Changbin se fueron en el carro de este.

—En definitiva, perdió a los bebés —dijo el doctor mientras continuaba revisando su cuerpo—. Lo que me preocupa es su estado mental.

Chan escuchó aquello, no dejaba de tocar su rostro con dulzura. Este seguía con aquella sonrisa.

Era solo el omega y ni siquiera eso, este también estaba sumido en alucinaciones. Llegaron al hospital y se llevaron a Jeongin, Chan estaba con todos en aquella sala, los padres de este llegaron. Su madre lloraba y se mantenía a brazada a su esposo, Hyunjin tenía la mirada fría y estaba apoyando en la pared. Chan y Changbin estaban sentados esperando a que les dijera algo el doctor. Pasaron unas horas cuando este salió.

—Jeongin esta físicamente bien ahora, sus heridas Chanaran, los bebés no sobrevivieron lamentablemente —dijo.

Chan mordía su labio inferior por la rabia. Había dado todos los datos de su padre y del otro sujeto, estaba con sed de venganza, pero su prioridad ahora era Jeongin

—El problema es mentalmente, su Omega tiene el absoluto control, Jeongin no tiene uso de razón. Vimos que sólo reconoció al dueño de la marca —dijo mirando a Chan—. Lo mejor será que tras salir de aquí pase tiempo con él, eso podría ayudar. Existen muy pocos casos como este, y lamentablemente en su mayoría... No todo sale bien. Podría mantener ese estado hasta simplemente desfallecer, usualmente los omegas no soportan mucho ese estado, me sorprende que... Siga vivo.

Chan tenía ambas manos en su cintura mientras suspiraba, quería golpear algo.

—Le daremos de alta en dos o tres días, podremos curar bien sus heridas exteriores, de ahí su alfa puede intentar ayudarlo... Bien, eso es todo por ahora —dijo haciendo una reverencia antes de salir de ahí.

La madre de Jeongin se le acercó.

—Chan... Tienes que devolverme a mi bebé, él... No puede quedarse así... —sollozaba.

—Yo... Lo cuidaré con mi vida señora, se lo juro —dijo con su alma en la mano.

Hyunjin no decía nada, Changbin se le acercó y tocó su hombro. Sabía cuánto le dolía todo esto, sabía cuántas cosas se guardaba.

Pasaron cinco días, Chan tenía toda su atención en el estado de Jeongin, no lo había visto en todos esos días, sólo le informaban desde adentro sobre sus heridas, no había mejora con su estado mental.

—Bien, señora, hoy en la tarde ya podrá salir, les recomiendo que preparen un ambiente cálido. La situación psicológica es terrible, estuvimos haciéndole estudios y este debe estar en suma comodidad.

—Yo ya me encargué de todo —se había matado los días anteriores preparando la mudanza, había comprado una casa.

Amueblo todo, lo lleno de colores cálidos. Tenía una preciosa chimenea y era de madera. Le costó, pero no había cosa que no haría por su Omega, moría por llevárselo y cuidarlo. Tenía que recuperarlo.

—Sus partes íntimas están en extremo sensible, debe aplicar las cremas con cuidado y obviamente no puede tener ninguna actividad sexual —Chan simplemente asintió.

No había averiguado nada en torno a lo policial, sólo se quedó en que estaban investigando a su padre, no quiso saber más por ahora...

Luego se encargaría de eso, por ahora quería a su Innie. Esperaron pacientemente, Chan tenía muchos nervios. Hyunjin comía la piel muerta de sus labios por los nervios dejando heridas, su madre le pedía que no hiciera eso, pero sabía que la angustia lo mataba.

—Bien, aquí está —dijo el doctor saliendo por aquella puerta, vieron como aparecía Jeongin sentado en una silla de ruedas.

Su abdomen ya no estaba abultado. Llevaba una bata blanca, miraba a todos con desconfianza excepto a Chan a quien apenas vio quiso se acercase.

—Está bien, bebé, estoy aquí —dijo sujetando su rostro con mucho amor. Jeongin solo sonrió y asintió.

Todos tenían el semblante triste, Hyunjin solo le dio una mirada y quitó la vista, no era soportable ver a su hermano así. Rascó su cabeza y salió de ahí.

La madre de Jeongin se le acercó.

—Mi bebé —este sonreía mientras seguía teniendo sujeta la mano de Chan. Su madre se agacho a su altura.

—Eres un niño fuerte mi amor, sé... —sollozaba—. Sé que volverás a ser tú...

Changbin observaba todo con demasiada pena, Seungmin estaba a su lado, limpiaba sus lágrimas como podía.

Chan lo adentro a su carro, lo sentó junto a él. Este jugaba con todo lo que veía. Tocaba todo como un pequeño niño curioso.

Chan conducía, su alfa contemplaba a su Omega, este era hermoso, pero estaba tan ido. Parecía no poder mantener su atención en algo por mucho tiempo.

Llegaron a aquella hermosa casa, daba un toque tan hogareño. Lo subió en su silla con mucha dulzura. Este sonreía.

Se adentraron, todo estaba precioso, la chimenea estaba prendida dando calor a toda aquella hermosa sala. Todo estaba limpio, todo era hermoso.

Lo cargó con delicadeza hasta su cuarto. Este también era precioso, tenía una cama enorme, llena de colores rojizos. Había muchos peluches por todos lados, muchos eran enormes. Jeongin se quiso acercar a estos. Chan lo dejó.

Dio un corto beso en su cabeza. Saco algo de ropa cómoda y empezó a cambiarlo, una polera enorme y pantalones de tela, algo que no le lastimara las heridas.

—Mi amor, te prepararé chocolate caliente —dijo intentando que este le prestara atención, pero este solo admiraba aquel enorme peluche de oso. Suspiró con nostalgia y salió.

Se fue a la cocina, preparó el chocolate para ambos con un poco de torta. Subió y entró a aquel cuarto encontrando a Jeongin pensativo viendo a la ventana. Dejó ambos chocolates en la mesa de noche.

—Ven aquí, mi amor —este se dejaba cargar de manera tan sumisa. No ponía resistencia a nada.

A Chan le preocupaba... Acomodó la cama para poder acurrucarse, así lo hizo, se hecho y recostó a Jeongin entre sus piernas.

Este se escondía en el espacio de su cuello, Chan lo apegaba a su cuerpo con mucha dulzura. Trajo uno de los chocolates y lo dirigió a los labios de este, no sin antes asegurarse de que este estuviera a una temperatura perfecta.

Jeongin bebía tranquilo, no articula a ninguna palabra. Le daba pedacito de torta, mientras dejaba cortos besitos por su cuello, besaba aquellas horribles manchas moradas.

Comía de aquel pastel feliz, Chan por momentos le sobaba las mejillas limpiando los restos de torta.

—Mi niño hermoso, extraño que hables —suspiró—. Recuerdo cuando no parecías quedarte sin que decir —se apoyó en su hombro mientras este continuaba saboreando el pastel en su boca—. Tus gritos, tu risa alocada... Necesito tener eso Jeongin.

Llevo nuevamente un pedazo de pastel a sus labios, lo hizo con mucho cuidado. Este lamía de su mano, de pronto sujeto está y continuó lamiendo.

Chan se sorprendió, pero no le dijo nada, solo Besaba su cabeza con dulzura.

—Mghmm... Alfa... —abrió mucho los ojos. ¿Acaso estaba gimiendo?

Jeongin continuaba con las lamidas mientras apegaba sus glúteos al pene de Chan el cual empezaba a despertar.

—Mi amor, no podemos hacer nada de eso —dijo dando besitos por su nuca—. Será mejor que durmamos. Al siguiente día debía aplicarle las cremas.

Lo tomó con cuidado y lo acostó, se dirigió a apagar la luz.

Volvió y Jeongin se acurrucó entre sus brazos. Chan empezó a cantarle en el oído suavemente, Besaba sus mejillas por momentos.

—Alfa... Cántame más —dijo cuando este dejó de cantar pensando que se había dormido. Rio levemente.

—Bien, amor

"Looking for Star, looking for love..."

Tras unos minutos cantando este se durmió en sus brazos. Se sentía jodidamente bien tenerlo con él, no existía nadie más para ellos.

Salió el sol, Chan abría los ojos, sentía un movimiento extraño en su pierna, se sorprendió, Jeongin se frotaba en esta, mientras daba algunos gemidos suaves.

—Mi amor, no hagas eso, te harás daño —dijo alejándose suavemente.

—Alfa... —Jeongin lo miraba confundido. Suspiró, debía bañarlo y echarle aquellas cremas.

—Innie, primero nos daremos una ducha —se dirigió para abrir el agua caliente en el baño—. Bien, amor, vamos —dijo empezando a quitar su ropa, mordió su lengua ligeramente antes de desvestirlo, no había nada que odiara más que aquellas manchas por su cuerpo, pero debía verlas. Tenía que ayudar a sanarlas.

Quitó aquella enorme polera con suavidad, Jeongin lo miraba con deseo. Ignoró aquello. Quitó sus pantalones, su erecto pene salió dando un respingo, mordió su labio, debía centrarse. Jeongin abrió las piernas.

—Alfa —dijo en un corto gemido.

Notaba como este empezaba a liberar el lubricante natural. Se sorprendió, según lo que le decía el doctor todas las heridas se debían a que Jeongin no había lubricado nada en todo ese tiempo.

Ahora miraba como este lubricaba en gran cantidad manchando todas las sábanas, pero toda excitación se le fue cuando noto hilos rojos entre el líquido, este mantenía teniendo heridas internas.

Se acercó a los labios de Jeongin y dio un casto beso.

—Mi Innie, prometo que cuando estés bien haremos lo que quieras —dijo mirándolo directamente intentando buscar el lado racional de Jeongin—. Pero ahora, déjame cuidarte bebé.

Jeongin simplemente le sonrió. Chan se desvistió, su erecto pene también salió.

—Alfa... —miraba este con mucho deseo. Empezó a acercar sus labios al duro pene de Chan.

—Mi amor, no —dijo yendo por una toalla, bien, la idea de bañarse juntos definitivamente no era buena.

Se coloco la toalla por la cintura y se dirigió con Jeongin en brazos a la tina. Lo colocó en el agua caliente con cuidado y empezó a sobar con suavidad su cuerpo, lavo su cabello mientras esté jugaba con aquellos juguetes que Chan le había colocado previo a meterlo en esta. Lo secó con cuidado y lo recostó sobre la cama.

Tomó aquella crema y empezó a esparcirla con cuidado por las zonas afectadas. Su pene tenía pequeñas heridas por todos lados como si hubieran estado tirando de este. Lo hacía con todo el cuidado que podía, lo mismo con su entrada, lo distrajo con la tele para que este no empezará a lubricar nada.

Jeongin miraba atento la tele en lo que Chan lo empezaba a vestir nuevamente. Antes de ponerle su polo empezó a repartir suaves besos por su pecho, terminando en sus labios.

—Te amo, Innie, no importa que pase, me voy a quedar contigo, te voy a cuidar —decía.

Lo llevo a la sala, este tocaba todo, no decía mucho, Chan intentaba hablarle, pero este solo lo miraba confundido.

Prendió la tele, todas las noticias repletas con la aparición de Jeongin, explicaban la situación deplorable que había pasado y los únicos sospechosos, su padre y aquel sujeto que se encontraba en aquel lugar. Miraba amargo todo. Jeongin se le acercaba.

—¿Qué pasa, bebé? —le dijo con cariño.

—Channie —sonrió de costado, hizo que el corazón de Chan latiera rápido, no esperaba que lo llamara así. Sus manos temblaban, tenía esperanza... Quería volver a tener a su Jeongin.

—Amor, Hyunjin vendrá más tarde, espero que puedas reconocerlo —dijo suspirando.

Este solo negaba con la cabeza y jugaba con los hilos que salían de aquella alfombra. Tuvo una mañana tranquila, cocinó para los tres Jeongin lo observaba todo el tiempo, sonreía embobado.

—Alfa bonito —decía enamorado.

Chan sonrió, su Jeongin siempre lograría hacer sentir esa calidez.

—Omega hermoso —dio un corto beso en su nariz.

Luego continuó preparando todo. El timbre sonó, este tenía un tono bastante dulce, Chan había pensado en absolutamente todo, no quería nada que pudiera irritar a Jeongin. Hyunjin estaba en la puerta, podías notar sus nervios.

—Tranquilo —sonrió Chan—, pasa.

Hyunjin entró en aquella acogedora casa, notó que Jeongin miraba la tele como hipnotizado. No le prestó atención al entrar.

—Sólo siéntate a su lado —dijo Chan con una sonrisa.

Hyunjin así lo hizo, era extraño ver a Jeongin así. Por lo general conversaban mucho y ahora parecía un pequeño niño.

—Innie —dijo tranquilo.

Jeongin apoyo su cabeza en una de las piernas de Hyunjin sin quitar la vista del televisor. Este sonrió y empezó a frotar su cabello con suavidad.

—Bien, chicos, ya podemos comer —dijo llevando los platos a la mesa a lado de la tele, prefería alimentar a Innie mientras estaba distraído en la tele.

—Supongo que tendremos que esperar —dijo Hyunjin.

—Eso creo, Hyunjin, yo... Lo cuidaré —dijo mientras llevaba una cucharada a la boca de Jeongin, este recibía todo entretenido.

—Vendré seguido, no quiero dejarlo en esto —se sinceró Hyunjin.

—Siempre serás bienvenido al igual que tus padres —sonrió.

—De cualquier manera, en dos semanas tendré mi celo y pues deben cuidarlo —suspiró—. No le haré daño...

—Mamá estará feliz de tenerlo en casa, espero que para eso mejore en algo.

—Espero lo mismo.

Comieron tranquilos, Hyunjin hablaba un poco con Jeongin, pero solo recibía una dulce sonrisa.

—Supongo que ya debo irme, Innie —besó su mejilla—. Nos vemos otro día.

—Bebé grande.

Soltó juguetón haciendo que algo en el pecho de Hyunjin hiciera mucha presión. Así lo llamaba antes. Se fue antes de que las lágrimas empezarán a querer salir. Chan lo despidió en la puerta con una sonrisa.

—Espero que puedan venir todos a la siguiente.

—Lo haremos, quizá mamá te llame más tarde. Chan solo le sonrió. Volvió adentro notando a un Jeongin somnoliento.

—Dormiremos temprano entonces —dijo sonriendo con ternura, acomodó todo para llevárselo.

Así pasaban los días, Chan le daba toda la atención que podía. Ignoraba las llamadas de todos excepto las de la familia de Jeongin y a Changbin.

Una semana desde que lo tenía consigo, muchos morían por saber su paradero, Chan no dejaría que nadie los perturbara. Ambos se encontraban recostados, Chan no dejaba de llenarlo de amor.

—Jeongin, dime... Tu color favorito —siempre empezaba con aquellas preguntas, quería despertar a su lado racional poco a poco.

—Chan —sonrió mientras daba besos a cuello.

—Tomaré eso como un avance —dijo riendo.

—Dime... Tu sabor favorito —dijo calmado.

—Tú...

Sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Aquello... Había sonado diferente.

Jeongin no sabía salir de algunas palabras y básicamente consistían en Alfa y Chan. No quería hacerse ilusiones, pero amó aquello.

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