✩。: ¿Te gusta la vista?
—¿Puedo verlo? —escuchó del otro lado.
—No sé si sería bueno, Eunhyuk, yo... —realmente no quería que este sujeto se acercara a Jeongin. Tenía miedo, ¿qué haría si su Omega reaccionaba mejor al alfa de Eunhyuk? Moriría de celos, pero... ¿Y si esto le hacía bien? No podía ser egoísta con eso. Dio un gran suspiro
—Bueno, te espero en la tarde, te enviaré la dirección
—Genial —escuchó del otro lado. Se sentía molesto, pero era cierto, tenía que probar con todo si quería a su Jeongin de vuelta.
La tarde llegó y el timbre sonó. Jeongin se acurrucó entre los brazos de Chan.
—Bebé, iré a abrir —dijo alejándose suavemente. Jeongin solo lo miró confundido.
Abrió aquella puerta, Eunhyuk se encontraba con las manos en los bolsillos.
—Pasa —dijo suspirando.
—Gracias —se adentró, no podía creerlo, aquel hermoso Omega de cabellos rojos, se miraba tan precioso como siempre. Tenía rastros de heridas que cicatrizaban. Se acercó a él con suavidad.
—Omega hermoso —dijo acercándose a él.
—Alfa... —empezó a lloriquear mientras se alejaba.
—Estoy aquí, amor —dijo Chan poniéndose atrás de él, rápidamente este se colgó de su cuello como un pequeño koala, mientras escondía su cabeza en el espacio del cuello de Chan.
Eunhyuk se sintió triste, sabía que este se encontraba en aquel estado, pensó por un pequeño instante que quizá esté podía sentirse cómodo con él.
—Bebé, él es tu amigo Eunhyuk —lo acercó.
Jeongin dejaba de llorar y poco a poco, empezaba a reir juguetónamente.
Chan lo acercó un poco más a él.
—Monito.
Soltó de repente haciendo que ambos abrieran los ojos demasiado. Chan sabía que en el colegio Jeongin llamaba de esa forma a Eunhyuk.
—Sí, Innie, Monito —dijo acercándose Eunhyuk, sobó su cabello con suavidad, Jeongin correspondió con una sonrisa.
Jeongin continuaba abrazado a Chan, no quiso soltarlo en ningún momento, Chan no podía estar más feliz. Amaba que este le mostrará su afecto de aquella forma. Le invitó a Eunhyuk un café mientras conversaban.
—Aún nada es seguro con Jeongin.
—¿Y qué piensas hacer?
—Lo cuidaré por lo que me quede de vida —soltó serio—. Bien, Chan, sólo... En verdad espero que vuelva a ser el mismo, era tan brillante.
—Lo es aún —dijo sobando el cabello de este.
—Tienes razón —sonrió Eunhyuk con nostalgia.
El día pasó rápido y Eunhyuk se fue.
El Omega de Jeongin se mantenía ido, pero había podido articular ya más palabras. Definitivamente le ayudaba mucho que vinieran a visitarlo.
Sus padres irían al día siguiente. Chan no había sabido nada de la empresa en esos días, prefería dejar todo eso, ya buscaría trabajo por ahora tenía mucho dinero y su lujoso auto. Recibió una llamada de parte de su madre.
—Hola, mamá.
—Hijo, hola, sé que... que estás pasando por un momento difícil, Chan, pero hay muchos problemas. La empresa se viene abajo, a tu padre aun no le dieron sentencia y necesitan una cabeza.
—No lo haré, esa empresa por mi puede irse al infierno.
—Channie, sé que estas molesto y créeme que yo también, pero no podemos dejar que todo se vaya por la borda, lo mejor sería que a bordes el puesto y pues... Hagas que tu padre nunca salga de la cárcel. Chan se quedó pensativo, eso no era mala idea, pero jamás se alejaría de Jeongin, mucho menos ahora.
—No podré hacerlo ahora mamá, Jeongin me necesita, hablaré con alguien más dentro de la empresa para que asuma el mando y luego yo me haré cargo y no te preocupes, o ese hombre se pudre en la cárcel o muere... —soltó lo último con desprecio.
—Ahora debo colgar, mamá.
—Bien, Chan, entiendo.
Guardo el teléfono y se dirigió al cuarto, Jeongin continuaba mirando la tele. Chan lo empezó a desvestir, le aplicaría las cremas.
Lo tenía desnudo, sonrió al notar que muchas de las heridas habían desaparecido. Su bebé volvía a tener esa piel blanquecina y dulce. Su aroma a café nuevamente era penetrante, se acercaba e inhalaba, era adictivo.
Empezó a pasar la crema por las heridas que aún quedaban, como casi siempre el pene de Jeongin empezaba a elevarse y este empezaba a gemir. Chan tenía que poner toda fuerza de voluntad para no caer.
Pero siempre era igual, tenía una enorme erección.
—En unos días será mi celo, bebé —dijo pasando su mano por su lubricado ano, mordía su labio inferior
—Muero por tenerte así, Innie, pero... No pienso lastimarte.
—Alfa... Mghmm... Tómame —decía Jeongin entre gemidos.
—Muero por hacerlo, amor —dijo dejando un casto beso en sus labios—. Ahora debemos dormir.
—Pero, Chan... —dijo acercándose al duro miembro de Chan. Este abrió los ojos, no lo llamaba así desde hace tanto. Amaba que lo sorprendiera así, le hacía tener tanta esperanza.
—No, mi amor —dijo agachándose a su altura — Todavía tienes heriditas aquí —dijo tocando con suavidad un dedo sobre sus labios, tenía aún rasguños por estos.
—Pero... Yo... Quiero —suplicaba con la mirada.
—No, bebé, no lo haremos hasta que estés bien —dio un suave pico en sus labios y empezó a vestirlo. Siempre era igual, en las noches lo apretaba contra su cuerpo y este se acurrucaba seguro entre sus brazos.
Chan sentía su aroma vivo, inhalaba y disfrutaba toda la noche.
Llegó la mañana, Jeongin nuevamente se despertaba frotándose contra Chan, este sentía que perdería la cabeza, era en extremo excitante por un lado, pero por el otro sabía que este podía aún dañarse haciendo eso. Siempre se alejaba suavemente. Pese a que lloriqueaba no lo dejaba continuar.
—Hoy vendrán tus padres y Hyunjin, amor —dijo sonriendo—. Así que, vamos a cambiarte y luego prepararé algo rico para todos, dime bebé ¿qué quieres comer? —decía mientras lo cambiaba suavemente.
—Channie —dijo con una sonrisa.
—No puedes comerme, Innie —dijo riendo.
—¿Por qué no? —Chan se sorprendió por aquella pregunta
—No soy comestible, amor —dijo tocando su rostro con una mano.
Sonreía con dulzura, sentía como por momentos su Omega articulaba frases coherentes. Lo llevó al primer piso y empezó a cocinar, siempre observando a Innie, a veces se le acercaba y le robaba algunos besos.
Jeongin siempre sonreía con eso, amaba como Chan lo trataba, había seguridad cuando Chan estaba cerca suyo.
El timbre sonó, Chan se acomodó y se dirigió a la puerta. Los padres de Jeongin y Hyunjin estaban ahí.
Los invitó a pasar, todos se acercaron a Jeongin, este sonreía con dulzura. Tras unos momentos Chan serviría el almuerzo y Hyunjin se encontraba abrazado a Jeongin mientras le hablaba y este sólo lo escuchaba confundido.
Sus padres ayudaban a Chan a servir.
Todos se sentaron a comer, observaban como Chan le daba de comer con mucha dulzura, su madre se sentía destruida, pero sabía que estaba en buenas manos.
—A veces me sorprende diciendo cosas coherentes —dijo de pronto Chan con una sonrisa
—Espero que pueda volver pronto mi bebé —decía tranquila su madre.
—Nos dijo Hyunjin que podíamos llevárnoslo por unos días.
—Sí, mi celo se acerca y no podré estar cerca de él —dijo comiendo tranquilo
—Les daré todas sus medicinas y yo mismo lo llevaré mañana.
Ambos padres sonrieron, claro que querían tener un tiempo a su hijo con ellos, querían cuidarlo, sabían que por ahora quien más lo ayudaba era Chan, pero querían tenerlo con ellos.
Todo fue demasiado ameno, la noche se veía venir y los padres de Jeongin se despedían, Chan ya los llevaría a Jeongin al día siguiente.
Tomó en sus brazos a Jeongin y se lo llevó al balcón desde donde podían observar las estrellas y la hermosa luna.
Lo sentó en una de las bancas y tomó sitio al frente.
—¿Te gusta la vista, amor? —dijo mientras él miraba la luna.
Jeongin tenía la vista fija en Chan, aquellos preciosos ojos brillaban solo para él.
—Sí —dijo sin dejar de mirarlo.
Chan lo miró sorprendido, se acercó suavemente a él, se agacho a su altura y tomó sus labios, Jeongin correspondía y enredaba sus dedos en los negros cabellos de Chan.
Sus lenguas se movían de manera rítmica, la luna los alumbraba nuevamente siendo testigo de aquel amor, su sol brillaba, él también lo hacía.
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