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✩。: Prometido

Llegó el primer día de clases, Jeongin estaba feliz, había crecido unos centímetros más, esperaba por alguna razón estar más alto que Chan, moría porque así fuese.

Estaba nervioso, no habían hablado para nada, lo último que pasó entre ambos fue aquel beso.

Su omega al igual que él moría por verlo, se vistió y fue con dirección a su colegio.

Una vez que llegó, se emocionó al ver que Chan y él estaban en la misma clase. Aún no lo había visto, pero debía ir a formarse, se encontró con Aiki en el camino.

—¿Ya viste a Chan? —preguntó esta con calma.

—Amm, no —respondió, tranquilo, aunque su corazón latiera rápidamente.

—Está alto.

Bien aquella ilusión de ser un poco más alto se había desvanecido.

Llegaron a la formación, ambos se pusieron al final de la fila, divisó a Chan al frente. En efecto, Chan estaba mucho más alto y ya no tenía aquellas mechas blancas, todo su cabello era negro, vio como tiraba de este hacia atrás. Se miraba muy bien, Jeongin no pudo evitar sentirse nervioso. ¿Acaso le explicaría lo del beso, O lo ignoraría?

Llegó a aquel salón con Aiki, la maestra los dejó esperando en la puerta, ya que tenía que ponerlos según su lista. Llamó a Jeongin poniéndolo en la fila del medio hacia la izquierda. Lo sentaron junto a Soyeon, se sintió feliz.

Apenas tomaba asiento cuando escuchó el nombre de Chan. Lo habían colocado justo atrás suyo. Quería ignorar sus nervios, no quería que Chan lo notase al pasar a lado suyo.

Sólo se recostó sobre su mesa mientras dirigía su vista a Aiki, esta le sonrió, aquello le dio tranquilidad, cosa que terminó cuando su omega empezó a aullar en su interior al sentir a su alfa. Jeongin le gritaba que parase, ni siquiera habían cruzado una palabra. Chan se sentó junto a otro alfa, el más revoltoso del salón; Changbin.

Una vez que terminaron de poner a todos, la maestra comenzó a hablar.

Daba indicaciones de cómo avanzaría durante el año, Jeongin sentía la mirada penetrante de Chan atrás suyo, la hora de recreo estaba cerca y no tenía idea de cómo comenzar una conversación con él.

La campana sonó, Changbin salió corriendo y Soyeon se levantó tranquila al sitio de Aiki.

—¿Entonces no piensas hablarme, Innie? —sintió un gran escalofrío al escuchar su voz, esta era un poco más grave, más... Sensual.

No quería voltearse, su corazón latía ya demasiado rápido. Empezó a sacar comida de su mochila.

—Lo siento, Channie —sonrió, volteándose—. Me alegra que te sientes cerca —intentaba manejar sus nervios lo mejor que podía.

—Veo que creciste un poco, Innie —dijo cariñosamente, tenía las manos en los bolsillos y estaba recostado sobre su silla.

—Tú creciste más, Channie —hizo un leve puchero, recostándose sobre la mesa de Chan—, y ya no veo tus mechitas —dijo inclinando un poco la cabeza.

—Lo sé, supongo que lo prefiero corto.

—Pero ya no podré tocar tus trencitas.

Chan sólo rio un poco.

—Si en verdad te gustan, puedo dejarlo crecer —dijo tranquilo.

—No, está bien, Channie, así te miras muy bien —vio como este sonrió por el cumplido.

—Dime que hiciste en vacaciones, ¿te divertiste? —preguntó Chan, muy interesado.

—Sí, Hyunjin creció mucho, ahora ya sabemos que es un alfa, aunque ya lo veía venir —sonrió ligeramente—. Aprendí muchas coreografías y dibujé algunas cosas.

Chan miraba que Jeongin traía aquel collar que le había regalado, se sintió feliz, el también llevaba el suyo por debajo de la camisa.

—Channie, ¿porque no llevas el collar? No me digas que lo perdiste —ijo entrecerrados los ojos.

Este rápidamente se desabotonó la camisa, dejando su cuello descubierto, por alguna razón Jeongin se sintió nervioso, notó las manchitas que tenía este en el cuello. Luego su atención se centró en el collar.

—No lo perdería nunca, Innie, me alegra que tengas el tuyo. Y, por cierto, sería genial conocer a tu hermanito, siempre me hablabas de él, me da algo de curiosidad.

—Tienes suerte —sonrió—. Ahora también estudiará aquí, podemos ir a verlo mañana.

—Eso sería genial.

Ambos continuaron conversando por un largo rato mientras comían. Chan le dio dos barras de chocolate blanco.

—No te atrevas a comértelo en un día, Jeongin, te estaré supervisando —dijo serio.

—No lo haré, Channie, lo prometo.

La hora de salida llegó y como siempre se formaron juntos, mientras hablaban de Super Junior y las nuevas canciones que estos habían sacado. Chan se había terminado convirtiendo en el más grande fan con Jeongin, continuaban hablando sobre cómo sería conocerlos, sobre cómo sería poder hablarles. Chan moría por algún día poder llevar a Jeongin a uno de sus conciertos, esperaba que terminando la escuela pudieran cumplir con algunas de sus metas juntos.

—¿Qué hiciste tú, Channie? —preguntó Jeongin, emocionado.

—No mucho, leí y dormí. Y bueno, aprendí un poco de japonés.

—Eso es increíble, Channie.

Jeongin lo miró con sus ojos brillantes, aquellos ojos que siempre lo miraban así, como si cada cosa que dijera valiera mucho. Sempre era así, por más mínima cosa que fuese, Jeongin se emocionaba por todos los logros de Chan.

Cuando Chan llegó a su casa estaba muy feliz, Jeongin estaba igual de hermoso y alegre que siempre, llevaba su collar y parecía que no se hubiesen separado en ningún momento.

Tras cruzar la puerta se sorprendió de ver a su padre ahí, estaba sentado en su sala conversando alegre con su madre.

—Chan, ven aquí, tenemos muy buenas noticias —dijo tranquilo.

Chan saludó con una reverencia y tomó asiento con calma.

—Verás, estuvimos hablando con tu madre sobre quien podría ser un buen omega para ti y sabemos que aún eres joven, pero será mucho mejor que se conozcan mejor desde ahora, ya sabes para que todo fluya naturalmente entre ustedes.

Su madre llevaba una sonrisa, aunque podía notar la melancolía en esta, ella había pasado por algo similar, muy joven la habían comprometido con su padre, quien se la llevó lejos de su hogar.

Chan se desesperó un poco, sabía que en algún momento pasaría aquello, pero no entendía por qué ahora que creía poder tener algo con Jeongin...

—Es de la familia de los Lee, otra empresa poderosa y...

—¿Qué pasa si ya me gusta alguien? —dijo no queriendo sonar desesperado, pero tenía la esperanza que de que lo pudieran dejar escoger.

—Eso también es genial, Chan. Dime como apellida si es el hijo de los Park también podría ser una buena opción, aunque preferiría unirme a los Lee —dijo de buen humor.

Chan se sentía agobiado, si les decía la verdad podían terminar molestándose y lo peor de todo, metería innecesariamente a Jeongin, quien podría salir dañado, él y su familia.

—Sólo era una suposición padre.

—Pues bien, en ese caso tendrás tiempo de conocer al hijo de los Lee, estudiará el siguiente semestre contigo. Pediremos que los sienten juntos —dijo feliz.

Chan se sintió tremendamente molesto, odiaba todo. Se sentía miserable, ya había aceptado que estaba muy enamorado de Jeongin, sentía que con él no necesitaba a nadie más, pero conocía a su padre, este podía llegar a ser muy cruel cuando no conseguía lo que quería.

Se recostó, no podía pensar en otra cosa que en la sonrisa de Jeongin, aquel niño tan hermoso, tan alegre, tan dulce y amable. Él era todo lo que quería, moría por volver a besarlo

Al día siguiente ambos hablaron con normalidad, Chan trató de ignorar todo lo que había pasado con su padre, quería olvidar absolutamente todo y estar con Jeongin.

Aquellas conversaciones largas volvían, sus planes de vivir juntos y viajar empezaban a causar una gran herida en Chan, moría porque todo lo que dijeran se volviese realidad.

Moría porque Jeongin fuera su omega.

El semestre pasó rápido, en tantas oportunidades quiso hablarle del beso, quiso incluso volver a hacerlo, pero no podía, no sabiendo que en unas semanas conocería a su "omega".

—Sabes lo mucho que te quiero,  ¿verdad? —susurró de la nada mientras Jeongin comía tranquilo.

—Lo sé, Channie y yo también te quiero demasiado —dio un ligero beso en la mejilla de Chan, haciendo que su alfa no pudiera sentirse más contento.

En definitiva, su alfa quería al omega de Jeongin, incluso mucho antes que él. Su alfa ya lo reclamaba como suyo, pero Chan le repetía que no podía ser, que lo más probable era que terminara dañándolo.

¿Cómo podía simplemente alejarse? No quería lastimar a Jeongin de ninguna manera por lo que decidió que su trato sería sólo de amigos, quizás después Jeongin encontrara un alfa que lo quisiese y respetara, obviamente Chan no lo dejaría estar con cualquier alfa imbécil, se aseguraría de que este lo mereciera.

Esas semanas continuaron saliendo con él al recreo con normalidad, aunque sí que le dolía, sabía que tendría que conversar con aquel omega, su padre estaba ya demasiado emocionado con la idea.

—El lunes nos cambian de sitio, Channie, no quiero que te alejes de mi —decía Jeongin apretando lo contra su cuerpo, era hora de salida.

—Ni yo, Innie, de igual manera te traeré muchos dulces, aunque tienes que concentrarte en clases aun si no estoy para hacerte cosquillas.

Un pequeño hábito que había adoptado Chan cuando se daba cuenta de que Jeongin empezaba a dibujar o simplemente perderse en sus fantasías, siempre venía acompañado de un suave "Innie, presta atención", Jeongin amaba eso, sentía tanto la cercanía de Chan.

El lunes llegó rápidamente. Todos se quedaron impresionados, había un nuevo niño en la cola, era un omega hermoso, tenía unas bonitas pequitas sobre sus mejillas, todos los alfas se sintieron automáticamente atraídos. Jeongin se mantenía en la cola con una sonrisa, moría por conocer al nuevo niño, este se veía muy adorable, quería volverse su amigo. Estaba al frente, todos estaban un poco dispersos, las miradas continuaban en aquel niño.

Chan llegó, aquel niño no le quitó la mirada, no era para menos Chan no era fácil de ignorar, pero este ni siquiera le dirigió la vista se acercó directamente a Jeongin.

—Mira, Channie hay un niño nuevo, es muy lindo —habló emocionado—. Quizá podamos ser amigos de él.

—No es tan lindo como tú, Innie —dijo sonriéndole con cariño, nuevamente el corazón de Jeongin sentía que podía salirse.

—Ni siquiera lo has visto —expresó Jeongin, negando con la cabeza.

Chan le dirigió la mirada, haciendo que este se sonrojara demasiado. Cosa que a todos les pareció adorable.

—Lo reafirmo, eres mucho más lindo, Innie —tocó su mejilla con cariño, Jeongin estaba sin palabras, Chan realmente podía llegar a hacer que su corazón se quisiese salir.

Para sorpresa de Jeongin, sentaron a aquel niño con Chan, esto obviamente no sorprendió a Chan, quien apenas se sentó dirigió su atención a su libro. El niño lucía nervioso.

Jeongin se sentó con Changbin, que no era tan malo, ya que había logrado llevarse bien con él, era un alfa revoltoso, pero no era malo. Se encontraba en el otro costado de Chan, básicamente en las esquinas del medio.

Aquel niño no había hablado nada, moría por ir a hablarle.

—Bien, niños, tenemos un nuevo alumno. Por favor, preséntate.

—Hola, yo soy Lee Félix, un gusto —sonrió, muchos alfas enloquecieron, aquel omega definitivamente era precioso.

Jeongin sonrió mucho, Chan no desvió su vista del libro.

Las clases pasaron normales, Changbin y Jeongin empezaban a jugar por momentos al tres en raya. Chan los miraba estresado, no sentía celos de Changbin, ya que sabía que tenía novio, pero le molestaba que distrajera a Jeongin en clases.

Félix observaba las miradas que le enviaba a aquel niño.

La hora de recreo llegó y Jeongin fue casi corriendo a su sitio. Lo primero que hizo fue saludar a Félix.

—Hola, soy Jeongin, eres el niño nuevo, eres muy bonito —le dijo emocionado.

—Gracias —soltó Félix, nervioso.

—También estoy aquí gracias —habló Chan, cruzándose de brazos.

—Lo siento, Channie me emocioné —musitó, dirigiéndose a abrazarlo, este le correspondió, pero terminó haciéndole cosquillas.

—Te dije que prestaras atención a clases.

Jeongin soltaba aquella risa ruidosa que a Chan tanto le encantaba. No paraba de hacerle cosquillas, Félix se sintió un poco extraño al ver cómo era el trato de Chan hacia él.

—Está bien, Channie, lo siento. Para ya —decía como podía.

—Bien, Innie, pero más te vale que no pase de nuevo.

—Hey, si deseas puedes venir con nosotros en el recreo —dijo amablemente Jeongin.

Chan quería darse un tiro, su plan era ignorar a Félix y poder pasar más tiempo con Jeongin, ya luego les explicaría a sus padres que no congenió mucho con Félix o algo. Y ahora Jeongin lo había invitado a salir con ellos.

—Eso sería genial, gracias —respondió suavemente.

Salieron los tres al patio con sus respectivas meriendas. Félix lucía muy calmado, Jeongin era quien le hacía muchas preguntas.

Jeongin se sorprendió, entonces Félix venía también de una familia de dinero y al parecer era cercana a la familia de Chan. Se le hizo raro que Chan dijera no conocerlo cuando este decía que lo había visto incontables veces en aquellas reuniones.

—Pues no lo recuerdo, suelo leer incluso en esas fiestas —mordió su manzana.

—Deberías dedicarte a ver más a tu alrededor, Channie, pudiste conocer a Lix antes —dijo emocionado.

Chan solamente suspiró.

El recreo pasó rápido, se empezó a volver lo habitual que salieran los tres al recreo, pese a eso Chan no hablaba con Félix durante las clases.

Félix ya se había sentido muy atraído por Chan, estaba emocionado porque sabía que sería su prometido, pero a la vez triste porque Chan no demostraba nada de interés. Jeongin le caía bien, pero le molestaba que Chan lo tratara de diferente forma. Todo el tiempo lo cuidaba, le hablaba con cariño e incluso lo abrazaba.

Pasaron cerca de dos meses, Chan seguía sin hablarle, sólo leía, a pesar de que Félix había intentado algunas veces iniciar una conversación con él.

Jeongin cada vez se llevaba mejor con Changbin, aquel alfa era demasiado divertido, podían hacer tonteras juntos y siempre intentaba ayudarlo cuando tenía problemas con su omega. Jeongin le daba consejos, aunque este nunca había tenido una relación, sólo se basaba en su amistad con Chan.

—Deben hablar calmadamente y decirle lo que sientes, Bin, él no te entenderá si es que solo actúas por impulso. Chan y yo terminamos sincerándonos cuando hay alguna pelea.

—Ustedes de verdad parecen novios, me sorprende que no te haya pedido nada —decía confundido.

—Sólo somos amigos, Bin.

—Aunque es muy evidente que te gusta.

—No es cierto —sus mejillas estaban rosadas, su rostro lo decía todo.

Changbin sólo se rio, era muy obvio que ambos se sentían atraídos.

—Pero, tranquilo. Es más que obvio que Chan siente lo mismo, sólo a ti te trata bien, aparte de las veces que te ha alejado de los alfas.

"Y aquel beso" pensó Jeongin.

Jeongin se daba cuenta que realmente se sentía muy enamorado de Chan, no podía evitar sentir algo por él.

—Bueno, niños, recuerden que a fin de año tendremos el viaje escolar, serán 4 días, deben ir trayendo el dinero en cuotas.

Jeongin estaba emocionado, su padre le dijo que sí podría viajar, moría por pasar esos días con Chan, y ahora con Félix más, quien le caía muy bien. No hablaba mucho pero era agradable.

Salieron nuevamente al recreo. Los tres se sentaron en aquel campus. Jeongin se sentía feliz de estar con los tres.

—Iré al baño, en un momento vuelvo —avisó Chan, tranquilo.

Sólo quedaron los dos, casi nunca podían conversar solos.

—Jeongin, hay algo que te quiero contar —dijo Félix, sacando comida de su mochila.

—Sí, Lix, dime qué pasa —este tenía una enorme sonrisa.

—Yo... mmm... Chan me gusta.

La sonrisa de Jeongin se borró, no sabía qué responder, por alguna razón su omega empezó a lloriquear, sintiéndose amenazado.

—Eso... supongo que está bien —dijo tranquilo.

—No sólo eso... yo —dio un gran suspiro—. Estoy comprometido con él, bueno, no ahora directamente, pero sus padres y los míos quieren que nos casemos. Al principio me enojé, pero tras verlo, yo... Me enamoré, Jeongin —dijo serio—. Al principio fue sólo porque era atractivo, pero él es genial, es bueno en muchas cosas y su forma de hablar es... Simplemente siento muchas cosas por él.

—Entiendo —su omega no dejaba de llorar, Jeongin quería ignorarlo.

—Te quería pedir un favor, Innie.

—Dime —dijo con una sonrisa apagada.

—Sería genial que pudieras dejar que ambos hablemos más, sé que le agradas mucho, pero en verdad quiero conocerlo más —sonrió—. Después de todo, en algún momento nos casaremos.

Su omega se sentía cada vez peor, y él también. No sabía cómo responder a eso, sus ojos se empezaron a cristalizar, se sentía dolido.

Chan regresó con tranquilidad.

—Disculpa la demora, Changbin me atrapó saliendo, otra vez no entendió nada en inglés —dijo con una sonrisa, su alfa empezó a sentir la tristeza de Jeongin, frunció el ceño levemente.

—Yo iré al baño —avisó sonriendo lo mejor que pudo. Se levantó rápidamente y se fue con dirección a este.

—Innie, ¿qué pasa? —preguntó Changbin cuando lo vio entrar con su rostro lleno de tristeza.

—Yo... Mmmm... Nada, Bin —se lavó la cara.

—No te creo. Vamos, Innie, me puedes contar lo que sea, creo que nos hemos hecho amigos en este tiempo, lo suficiente para darme cuenta de que estás mal.

—Félix es el prometido de Chan, bueno... Ellos se van a casar en algún momento y yo.... —lágrimas empezaban a caer por su rostro—. No quiero que Chan me vea mal, Changbin.

—Oye, oye —lo abrazó liberando feromonas para calmarlo—. Ven aquí.

Lo llevó a la parte trasera de los baños. Limpió sus lágrimas suavemente.

—Tranquilízate, Innie. Vendrás conmigo en la salida, ¿bien? Le diré a Chan que quiero hablar contigo.

Changbin se sentía triste por Jeongin, le había llegado a tener mucho cariño, al fin un omega que se unía a sus tonterías, estaba acostumbrado a verlo reír y que ahora llorara de esa manera lo destrozaba.

—Son jóvenes, quizás Chan pueda cambiar aquello, por eso no te lo dijo, para no preocuparte —decía dándole ánimos. Jeongin se sentía un poco mejor, dejó de llorar.

—Cambia esa carita, Chan nota tus estados de ánimo mucho más que yo y lo sabes, pero aquí tienes a tu clown favorito —dijo sonriendo.

—Esa es la única palabra que aprendimos en inglés en todo el semestre —soltó riendo.

—Y nos costó aprenderla, primero decíamos Crown —ambos empezaron a reír.

Salieron y notó que Chan conversaba con Félix, habló con su omega, le rogaba por favor que controlará sus emociones.

La campana sonó, Chan volteó notando que Changbin hablaba con Jeongin, este parecía decir sus típicas tonterías, Jeongin estaba riendo.

Félix le hablaba de quién sabe qué cosa y Chan sólo asentía esperando a que Jeongin llegara.

—Channie, préstamelo en la salida, tengo que contarle algunas cosas de Seungmin, me está volviendo loco.

Chan sólo contestó con la cabeza.

Una vez que se acercó, sintió al omega de Jeongin algo triste, quería preguntarle, pero ya estaban por entrar a clases.

Se sentaron, las clases continuaron con normalidad, una vez que se fueron a formar, este se puso al final, sabía que Changbin se metería en dramas al contarle sus cosas, no le gustaba que Jeongin lo ayudara, pero este parecía disfrutar aconsejándolo.

Félix se puso a lado suyo, este ni siquiera lo vio.

Jeongin tenía muchas cosas en que pensar, tenía que hablar con Chan, pero, ¿qué le diría?

Hey, ¿por qué te vas a casar? ¿Por qué me besaste esa vez? ¿Sientes algo por mí? No sabía si tendría el valor de decirle algo así.

Esos días solo se quedó con Changbin, este estuvo apoyándolo en todo momento, le explicó a Seungmin que su amigo necesitaba ayuda, este quería mucho a Jeongin y cuando supo lo que pasaba le dijo que no tenía problemas.

Chan sólo se quedaba en su carpeta leyendo.

—También leí ese libro, me pareció algo tétrico, pero me gustó —dijo notando que el libro que leía era el de crimen y castigo.

—Recién voy a la mitad, pero sí, es interesante.

Empezaron a hablar sobre el libro tranquilamente, Félix se sentía bien que por fin Chan le hablase así, de manera espontánea y no por obligación como parecía siempre.

Pasó una semana y Jeongin continuaba sin tener el valor de hablar con Chan, este se empezaba a preocupar, pero pensaba que este simplemente quería un respiro de él y lo entendía, pero lo extrañaba.

Pasaron dos semanas más, no pudo más, en la hora de recreo se levantó y dejó su libro en la mesa.

—Innie, quiero hablar contigo —pidió con seriedad al llegar a su mesa.

—Bueno —respondió suavemente, Changbin se levantó rápidamente.

—Iré a ver a Seungmin, debe extrañar a su amor —dijo riendo.

Apenas se fue Changbin, Chan se sentó a su lado.

—¿Qué sucede? —preguntó calmadamente—. Siento que me estás evitando.

—Channie, yo... —dijo con la voz ahogada.

—No lo niegues, Jeongin —estaba dolido—. Ni siquiera te atrevas, ¿por qué te alejas?

Félix no podía escuchar todo lo que hablaban, pero notaba la molestia en el rostro de Chan.

—Channie, discúlpame —susurró con tristeza en su voz—. No quise hacerlo, pero me sentí mal.

—¿Por qué? —preguntó Chan, viéndolo a los ojos.

—Sé... Sé que te casarás con Félix y... Me alegro, Channie, pero por alguna razón me dolió que no me lo dijeras — habló con sinceridad.

El alfa de Chan se sintió molesto, molesto con él por lastimar a su omega.

—Jeongin, lo siento por no decirte, pero no quería que algo cambiara entre nosotros.

—¿Nunca pensabas decírmelo? —sentía lágrimas acumularse en sus ojos, no quería llorar, pero le dolía.

—Sí, pero la verdad es que no quiero, Innie. No me quiero casar, mis padres no estarán tranquilos hasta que lo haga y eso me frustra, porque la persona con la que quiero estar es... — se calló.

Jeongin sintió su corazón arrugarse.

—Dilo.

Lágrimas gruesas empezaron a rodar por los ojos de neón, su voz sonaba ahogada.

—Yo... Jeongin, lo siento.

Jeongin se levantó, molesto. Se dirigió al baño, no quería verlo.

Chan se sintió miserable, se odió, pero no quería darle esperanzas si ni él sabía que podía darle una solución a todo. No quería declararse, decirle lo mucho que lo amaba, lo mucho que le encantó besarlo, las ganas incontenibles que tenía de abrazarlo, lo desesperado que estaba por poder estar con él, y las terribles ganas por cumplir con todos sus sueños juntos.

No podía darle esperanza si sabía que tendría que acatar a lo que decían sus padres. No podía hacerlo si después de todo no iba a quedarse con él.    

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