✩。: Primer celo
Pasaron las semanas, Jeongin y Chan no se dirigían la palabra.
Chan se quedaba en clase leyendo siempre y Jeongin empezó a salir con Changbin y Seungmin.
Tampoco se dirigían la mirada, ambos se sentían miserables separados, Chan por momentos hablaba con Félix, sólo frases cortas, este estaba seguro de que Félix era quien le había dicho sobre su compromiso, sentía mucha rabia, quería ignorarlo, pero nada ganaba así, sólo prefería tenerlo lejos.
El viaje cada vez estaba más cerca, designaron desde ya los cuartos, Jeongin se había colocado en un mismo cuarto con Byeongkwan y Seungmin. Changbin y Chan estarían en una habitación.
Todos estaban emocionados por el viaje, sólo faltaba una semana, Jeongin y Chan se sentían en el fondo tristes. Tan lindo que hubiera sido que lo pasaran juntos, podrían hablar y disfrutar del mar.
Ambos seguían usando sus collares por debajo de la ropa. Sus lobos se desesperaban cuando éstos pasaban cerca, era terrible estar en esa situación.
Llegó el día de viaje, Chan se sentó en el asiento de al fondo, no le importaba mucho quien estaba a su lado, tenía nuevamente un libro en sus manos, su mochila con sus cosas entre sus piernas y audífonos.
Jeongin se sentó con Aiki, conversaban alegres sobre el viaje, en lo mucho que se divertirían, había estado intentando ignorar sus sentimientos por Chan, pero su omega se resistía y él simplemente, dejó de intentarlo, sólo le quedaba resignarse.
Félix se sentó a lado de Chan, este continuaba siendo callado, pero sus sentimientos por Chan crecían, no sabía por qué, pero este tenía su corazón. Y su omega también estaba encantado, más también dolido porque el alfa de Chan lo rechazaba.
Llegaron a aquel lugar, el hotel era hermoso, no era tan grande, pero era bonito, estaba muy cerca a la playa. Al día siguiente todos pensaban divertirse, la maestra les explicaba que harían al día siguiente, todos no podían contener la emoción y gritaban.
Chan continuó en lo suyo, a veces conversaba con Changbin un poco, pero volvía su atención a su comida.
Todos se dirigieron a sus alcobas.
La mañana llegó y todos estaba emocionados, se dirigieron a la playa, Chan continuaba en la arena observando el mar mientras escuchaba música. Jeongin hacía algunos hoyos en la arena, emocionado. Chan no pudo evitar sonreír al verlo, su belleza le parecía inexplicable, moría por estar con él, quería abrazarlo por la espalda y tenerlo solo para él.
Jeongin procuraba no mirar atrás, el único que se encontraba en la parte de las sombrillas era Chan, y sería demasiado evidente si volteaba.
De pronto todos abrieron en demasía los ojos, incluso Aiki esta sorprendida.
—¿Qué pasa, Aiki? —preguntó tocando su mejilla.
—Chan —fue lo único que dijo.
Jeongin frunció el ceño y dirigió su vista hacia donde veían los demás, incluyendo un Félix muy sonrojado.
Chan se acaba de quitar el polo y se dirigía al mar. Su omega se alteró, Jeongin se empezaba a molestar con él.
"Maldita sea, tenemos que dejar esto, tienes que entender que Chan no es para nosotros" le decía esperando que este lo entendiera.
Miraba aquel cuerpo, era realmente increíble, tenía un muy buen físico, todo su aspecto era tan varonil, desde su cabello peinado hacia atrás hasta su un poco marcado abdomen. Todos enloquecían, Jeongin dirigió su vista a la arena, no quería tener que soportar más eso.
Chan se metió al mar, estuvo bañándose por un rato, muchos omegas se sentían aún más atraídos, Jeongin no lo soportaba, miraba como todos se lo comían con la mirada, era realmente estresante para él.
La tarde llegó rápidamente, todos comían tranquilos, habían decidido hacer una fogata.
Jeongin fue a cambiarse, Seungmin lo acompañó.
Chan continuaba mirando la fogata y la luna llena, era triste ver aquella y pensar en lo que en algún momento le dijo Jeongin.
Estaba muy sumido en sus pensamientos cuando Changbin se le acercó, este había ido detrás de Seungmin.
—Chan, hay muchos problemas, tienes que venir.
Chan de inmediato se paró.
—¿Qué pasa? —preguntó, mientras caminaban.
—Es Jeongin, su celo —no dijo más, Chan empezó a correr hacia su habitación, vio como algunos alfas se acercaban a la puerta.
—Quítate, omega estúpida, hay una zorrita que necesita un buen alfa —dijo uno de los alfas, intentando quitar a Aiki, quien no quería dejarlos pasar.
—Largo de aquí —gruñó Chan muy molesto, todos los alfas en automático salieron del lugar, podía sentir el olor de Jeongin combinado a sus feromonas de celo, se sentía adicto.
Quería entrar, tenía que verlo.
—Chan, piensa bien en lo que harás — advirtió Changbin con seriedad—. No puedes hacer nada, será mejor que te quedes aquí.
—Dame la llave —le pidió fríamente a Seungmin, estaba cegado.
—Chan —intentó convencerlo.
—Dámela ya —exigió, mirándolo directamente. Seungmin se asustó y de inmediato le dio la llave.
Este abrió la puerta, aquel olor a café, sentía su aroma aún más fuerte. No podía pensar bien, tenía que controlarse, pero su alfa moría por estar con su Omega.
—Mghmm...
Jeongin se encontraba desnudo, se frotaba contra una almohada. Chan no podía con aquella imagen, era precioso.
—Innie...
Jeongin apenas lo vio se acercó gateando hacia él.
—Alfa... Mghmm.. Quiero... —sus ojos se encontraban completamente cristalizados, sus labios tan rosados, la luz tenue lo hacía lucir aún más bello.
—No puedo, Innie —tocó su rostro con cariño.
—Alfa malo... —empezó a llorar. Chan miraba aquellas lágrimas resbalar por su hermoso rostro—. Me lastimas.
Su corazón se partió al escuchar aquello, no podía odiarse más, su alfa empezaba a desesperarse aún más quería estar con él, quería...
—Discúlpame, Jeongin —tocó su rostro con mucha suavidad. El omega empezó a lamer sus dedos, miraba aquel pene erecto, el suyo estaba despierto desde que lo vio. Era exquisita su vista.
—Alfa... Ven —decía recostándose en la cama.
Chan lo miraba hipnotizado, nunca había presenciado el celo de un omega. Si bien era cierto que había leído sobre el tema, esto no se comparaba, Jeongin se miraba jodidamente follable y a la vez tan tierno.
—Alfa... Mghmm... Márcame... —gemía mientras elevaba su cabeza dejando a la vista su cuello, poniéndose a total disposición.
—Innie, no puedo hacer eso —Chan intentaba controlarse, pero este no ayudaba.
—Alfa... Mghmm —abrió sus piernas dejando a la vista su dilatado ano y empezaba a introducir sus dedos—. Aquí...
Chan no quitaba la vista, moría por marcarlo... moría por hacerle el amor.
—Jeongin, por favor —quitó su polo, estaba por perder la última gota de cordura que tenía—. Discúlpame —dijo recostándose a su costado.
—Alfa... Mghmm —lo miraba asustado.
—Sé que no estás usando tu lado racional, Innie, no creo que tú quieras esto —habló con una mirada triste.
—Alfa... No... No te vayas —sus ojos nuevamente se cristalizaban.
Chan tenía que irse, pensaba pedir algún supresor y quedarse en la puerta para que nadie pudiese acercarse a Jeongin.
No obstante, antes de irse se le acercó, sabía que estaba mal lo que haría, pero su alfa estaba desesperado y él de igual forma, empezó a besar su cuello con suavidad, bajó por su abdomen hasta llegar a su dilatado ano. Sin aviso empezó a dar lamidas, aquel sabor tan dulce, tan delicioso, sabía que tenía que parar, no podría dejarlo.
Este se retorcía de placer.
—Alfa.. Mghmm... Chan...
Chan se detuvo, ¿acaso acababa de decir su nombre?
No podía más, se dirigió rápidamente a sus labios, lo besaba desesperado. Lo único que necesitaba era escuchar su nombre para saber que este estaba de acuerdo.
—Omega hermoso —susurró con mucho cariño.
—Alfa... Tómame —el omega lucía desesperado, quería tenerlo dentro suyo.
—Jeongin, te quiero hacer el amor —susurró suavemente tocando su rostro con cariño—. Te amo.
Sabía que no debía decirle aquello, que aún toda su realidad era una mierda. Pero le nacía hacerlo, sentía que debía hacerlo, lo sentía hace tanto, no podía guardárselo más.
—Te amo, Chan —no podía creer lo que acababa de salir de los labios de Jeongin. Sus ojos por un momento demostraban tener un poco de raciocinio.
Chan sin quitar la vista de Jeongin empezó a bajar sus pantalones liberando su erección. Lo quería, lo quería para él. Pero tenía que encargarse de algo antes. Se dirigió hacia su teléfono, Jeongin seguía viéndolo con hambre de tenerlo.
—Changbin, no quiero que le digas a nadie sobre su celo.
—Pero, Chan, no puedes hacer algo así.
—No te estoy preguntando nada, Changbin, sólo hazme caso —le colgó.
Dirigió su vista a Jeongin, quien había bajado de la cama como pudo y se acercaba a su erecto pene.
Empezó a dar lamidas suaves, Chan estaba perplejo. Lo chupaba como si fuera una paleta, se lo empezó a meter tratando de tomar toda su extensión.
—Innie... Ahgmm...
El omega sonreía contento de saber que Chan lo disfrutaba.
Se miraba tan sumiso así, nunca imaginó a Jeongin de esa manera, aquel niño hablador y sonriente ahora estaba chupando su pene como si fuera lo más delicioso que existiera.
Sacó su pene de su boca, necesitaba tomarlo. Lo levantó con suavidad y lo puso en la cama.
—Alfa... Mghmm... —se volteó dándole vista de su ano dilatado, este lubricaba demasiado.
Chan dirigió su rostro a su entrada, dio unas cuantas lamidas ante de dirigir su erecto pene hacia la entrada de Jeongin. Empezó a introducir su pene se sentía tan bien.
—Mghmm, Chan...
Chan escuchó nuevamente su nombre, no podía con eso, se introdujo rápidamente y empezó a moverse, se sentía delicioso estar dentro de Jeongin, se movía suavemente, lo cogió del cuello y empezó a besarlo, Jeongin se sujetaba con un brazo del cuello de Chan.
—Alfa... Márcame...
Chan se sentía en el cielo, no podía ser que le pidiera eso de esa forma, era jodidamente placentero, era muy difícil, quería que fuera suyo, tenía que serlo. Sin embargo, luego recordaba a sus padres, ellos harían que de inmediato marcara a Félix para quitar la marca de Jeongin y este incluso podría morir, pensar en aquello hizo que quitara esa idea.
—No puedo, amor —le susurró con cariño—, pero eres mío, Innie. Juro que algún día lo haré —dijo, aumentando la velocidad de sus embestidas.
Jeongin amó que lo llamara de esa manera.
Los gemidos de ambos se mezclaban en aquel cuarto, al aroma a café y chocolate se mezclaban, alfa y omega se sentían completos. Chan y Jeongin se permitían amarse.
Jeongin se corrió...
—Mghmm... —eso volvió loco a Chan.
Antes de hacer el nudo salió de él, no podía pasar de aquello.
Jeongin se recostó, Chan se puso a su lado, lo cogió con suavidad y lo apegó a su cuerpo. Jeongin parecía un pequeño cachorrito acurrucándose a su lado. Daba leves mordidas.
—Mi cachorrito —daba algunos besos sobre su cabeza—. Te extrañé tanto.
Jeongin lo escuchaba, pero su omega tenía todo el control. Este se ponía juguetón, Chan sólo sonreía.
—Omega juguetón, la verdad es que no hay tanta diferencia —dijo riendo, mientras este empezaba morder por todo su cuerpo—. Tengo que irme en un rato, Jeongin, esta no es mi habitación.
Jeongin nuevamente se dirigió a su pene haciendo que una vez más despertara.
—Mierda, Innie, compraré una jodida habitación si sigues con eso.
El omega no se detuvo, amaba que Chan disfrutara.
Escuchó la puerta sonar, Jeongin rápidamente se subió sobre él. Chan sabía que debía salir, podía ser su maestra, y vaya que esta estaría molesta después de saber lo que hicieron.
—Espérame aquí, Innie —pidió, alejándose suavemente.
—No me dejes, alfa... —sus ojos se cristalizaban.
—No lo haré, omega —besó su mejilla con suavidad—. Eres lo más perfecto que existe.
Jeongin se sonrojó, siempre amó que Chan le hablara de aquella manera tan cariñosa.
Chan se puso su ropa y se dirigió hacia la puerta. Aiki se encontraba atrás de esta muy preocupada.
—Traje supresores, Chan, no me digas que... —estaba preocupada.
—No lo marqué —le interrumpió, tranquilizándola—. Te dejaré con él y me quedaré aquí hasta que le haga efecto.
—Bien, Chan.
La omega entró, Chan sólo se quedó afuera, sabía que con su celo y sin ninguna marca muchos alfas podrían intentar aprovechar la situación, podrían hasta dejarlo preñado, no permitiría eso.
Estuvo por cerca de media hora, hasta que Seungmin y Changbin llegaron.
—Tenemos que decirle a la maestra, Chan.
—Yo lo cuidaré —dijo cruzado de brazos.
—No puedes sólo aprovechar la situación, Chan, es su primer celo, quizá se enoje contigo después y será peor —habló Seungmin—. Yo lo cuidaré ahora, puedes ir a dormir, espero que no lo hayas...
—No lo marqué —farfulló serio.
Aiki salió de aquel cuarto.
—Está mejor, logró dormirse, supongo que estará bien en tanto tome los supresores.
—Bien, entraré —avisó Seungmin—. Changbin, lleva a Chan a descansar —pidió, dirigiéndole una mirada a su novio.
Chan se fue bufando, no quería irse pero notó que el aroma era más leve y que su omega estaba tranquilo. Pensaba volver temprano.
Se recostó pensando en Jeongin, moría por tenerlo con él. Era media noche y su alfa estaba inquieto, no sabía por qué. De pronto sintió que tocaron la puerta. Changbin fue a abrir, era Seungmin.
—Chan —pronunció, suspirando desde la puerta—, necesita estar contigo. No ha dejado de llorar desde hace dos horas.
Chan se paró de inmediato, Changbin lo detuvo en la puerta.
—Será mejor que lo traigas acá, lleva algo para traerlo y sé cuidadoso, si la maestra te descubre te pueden expulsar —dijo medio dormido.
Chan regresó por una manta y se dirigió rápidamente a la habitación de Jeongin. Byeongkwan estaba a su lado hablándole bonito, pero este lloraba desesperado. No pudo con aquella imagen, su corazón se arrugaba al verlo así.
—Alfa... —lágrimas gruesas caían por su rostro.
—Hola, bebé. Vendrás conmigo, ¿está bien? —susurró con mucha dulzura. Jeongin dejó de llorar y sólo asintió con la cabeza. Lo sujetó con mucho cariño y lo cubrió con la manta.
—Lleva su ropa mañana a mi habitación, por favor, Seungmin —pidió con Jeongin en sus brazos.
—Está bien, supongo que de cualquier manera no iba a dejarnos dormir hasta que vinieses —comentó, tocando su frente algo irritado. Chan sonrió—. Si no hubiera dicho tu nombre juro que no te habría llamado, pero creo que es consciente de que es a ti a quien quiere.
Chan solo asintió con la cabeza antes de irse nuevamente a su habitación con Changbin, quien estaba dormido, con suavidad recostó a Jeongin sobre su cama.
Jeongin seguía sorbiendo su nariz por todo el lloriqueo que había hecho en el cuarto de sus compañeros. Se recostó a su lado y lo atrajo a su cuerpo.
—Alfa... —musitó mirando con sus ojitos aún rojos.
—Estoy aquí, bebé, no me voy a ir a ningún lado —sonrió.
—Alfa mentiroso... —sus ojos volvían a cristalizarse—. Tú siempre te vas.
Chan lo abrazó fuertemente, mientras que Jeongin escondió su rostro en el pecho de Chan, sintió la tranquilidad de su alfa y empezó a caer dormido. Chan dio un último beso en sus labios antes de dormir también.
Jeongin despertó se sentía extraño, se alejó de Chan, sentía que no tenía el control total de su cuerpo, por momentos su omega dominaba la situación queriendo acurrucarse a lado de Chan quien estaba completamente dormido. Quería salir de ahí cuando notó que estaba desnudo y de pronto recordó todo. Su celo... Se sintió terrible, Chan y él...
La rabia se apoderó de él, pero no estaba molesto con Chan sino con él mismo, ¿por qué mierda había dicho su nombre?, no se suponía que algo así pasara.
—¿Estás mejor, Innie? —su voz hizo que su corazón se acelerara, no hablaban hace tanto y ahora estaba ahí como si nada.
—Yo ... me quiero ir —dijo queriéndose levantar—. Alfa...
Nuevamente su omega controlando todo.
Jeongin se recostó, sentía que todo estaba mal, no quería ver a Chan, pero su Omega era quien decidía por él.
—Innie, quédate conmigo —pidió suavemente.
—Alfa... Bésame —Jeongin se detestaba por pedir algo así, pero no podía evitarlo.
Chan lo tomó del rostro y unió sus labios, este le correspondía feliz, sentía a sus lobos felices. Jeongin no estaba de acuerdo con todo eso, estaba molesto.
—Chan —se separó bruscamente, empezó de nuevo a llorar, pero esta vez era Jeongin quien hablaba—. No hagas eso, por favor, no...
—Lo siento, Jeongin, es que no puedo evitarlo, sé que estas molesto y créeme que lo siento por todo —agachaba la mirada, le quería decir tantas cosas en aquel momento—. Te amo, Jeongin, creo que lo hago desde hace tanto tiempo, me enamoré de ti hace mucho, pero...
Jeongin escuchaba atento, sentía muchos nervios, su omega aún seguía interviniendo, pero trataba de manejarlo.
—Mis padres no me dejarían, y me escaparía contigo si fuera necesario, pero tu saldrías dañado de alguna forma y yo me lo puedo perdonar —empezaba a llorar.
—Alfa, no... No llores —su omega lo dominaba—. Chan, no llores por favor, yo también... También te amo —dijo resignado, sabía perfectamente lo que sentía.
Chan sintió tanta felicidad en aquel momento, quería quedarse con él por siempre.
—Juro que haré lo posible por estar contigo, Jeongin, haré de todo por mi precioso omega —lo sujetó del rostro.
Este se levantó para ponerse algo de ropa. De pronto sintió como Jeongin lo sujeto fuertemente
—Alfa, no te vayas...
—No me iré, Innie, llamaré a Changbin para que pueda traer algo de comida —susurró con cariño.
—Bebés, alfa... Quiero bebés... —decía con un pequeño puchero.
—No puedo darte bebés ahora, Innie, somos muy jóvenes —dijo con calma.
—Quiero bebés, alfa... —lloriqueaba —. Alfa mío...
—Lo soy, omega, soy tuyo, pero no puedo darte bebés ahora —decía lo más dulce que podía.
—Tú te vas... Te vas con otro omega.
Era como si su parte animal le dijera todo lo lastimado que estaba por lo de Félix. Todo lo que Jeongin no se atrevía decirle su omega lo soltaba como si nada.
—No lo haré, Innie, jamás te dejaré, tú eres el único omega que quiero —dijo recostándolo. Se puso sobre él y empezó a repartir besos por su pecho.
—Chan...
El omega empezó a gemir, ahora su omega y el querían exactamente lo mismo. Querían a Chan para él, no querían que este se alejara más, no iban a dejarlo.
—Bebé, tenemos que bañarnos —dijo Chan con calma.
—Alfa, no... —Jeongin tenía su pene muy erecto, necesitaba a Chan.
Chan se llevó a Jeongin al baño, este no quería en un principio, pero al sentir las manos de Chan por todo su cuerpo se dejó llevar.
—Tienes un cuerpo hermoso, Jeongin —decía hipnotizado, pasando su mano por todo su cuerpo. El omega gemía ante el tacto de Chan.
Chan se quedó en aquel cuarto todo el día, les trajeron comida y los cubrieron. Félix estaba demasiado preocupado al no verlos durante todo el día. Le preguntó a Changbin y este simplemente le dijo que ambos se habían quedado conversando.
—Sabes que cuando empiezan hablar puede ser por horas y más si no se han hablado en tanto tiempo.
Félix solo asintió, se sentía dolido por no lograba enamorar a Chan ni siquiera lograba tener una conversación larga con él, pareciese que a este sólo le importara el estar con Jeongin, pero no se quedaría así, Chan era su alfa, sería con él con quien debía casarse.
—No lo entiendo, Chan, no pensé que me pasaría esto, yo... No me agrada tener tan poco control sobre mí —decía algo triste apoyado sobre la pared
—A mí me encanta —soltó Chan con la mirada clavada en él aún desnudo cuerpo de Jeongin—. Tú y tu omega, me vuelven loco... —se sinceró.
Jeongin se ruborizó, habían pasado tantas cosas en poco tiempo, ahora ambos aceptaban que se gustaban, que se amaban.
—Odio que mi vida esté controlada, Innie, odio que me puedan quitar fácilmente lo que más quiero —la luz cada vez disminuía se habían quedado por mucho tiempo en el cuarto.
—¿Qué haremos ahora? —preguntó nervioso.
—Estaremos junto, Jeongin, hasta hallar una solución lo mantendremos en secreto, ¿eso está bien? —dijo acariciando su rostro.
—Alfa... —amaba como su mirada cambiaba, el celo de Jeongin era lo mejor que le había pasado, les había permitido confesarse.
Chan lo tomó de la cintura y lo apegó a él, quería sentir su piel, este nuevamente se dejaba llevar. De pronto su pene estaba erecto y empezaba a lubricar, Chan sabía que se vendría y no podía estar más feliz.
El omega lo recostó y empezó a besarlo por todos lados, Chan quería recordar todo de esto, quería repetir todo eso mil veces más
Jeongin se subió sobre Chan y tomó su erecto pene, empezó a introducirlo mientras soltaba fuertes gemidos, Chan se mantenía con la vista fija en él mientras mordía su labio inferior.
Jeongin empezaba a montarlo deliciosamente. Chan lo cogía de la cintura y profundizaba las estocadas, toda la habitación olía a sus feromonas sexuales, Chan apretaba su trasero a su gusto, lo hicieron tantas veces, se besaron y amaron, todos los sentimientos salían a flote.
Chan estaba por llegar al clímax y Jeongin se seguía moviendo haciéndole perder toda la cordura. Estaba por correrse dentro, su mente se nubló por los deliciosos movimientos de Jeongin cuando...
—Jeongin, Chan, ¿están ahí? —de inmediato Chan quitó su pene de Jeongin haciendo que este se enojara.
—Ya... Ya voy —avisó Chan, odiaba que viniese, pero a la vez le agradecía, no habría podido controlarse más.
Se levantó para buscar algo de ropa cuando Jeongin empezó a llorar y tirarle cosas.
—Tú no quieres, bebés —sollozaba—. Seguro le darás a ese, omega —continuaba llorando.
—No lo haré jamás, sólo contigo querría algo así —dijo tocando su rostro—. Pero debo pedirle que se largue y no diga nada Jeongin, podemos meternos en problemas.
Le dio un corto beso en los labios y lo acostó en la cama, lo cubrió bien, se puso algo de ropa y salió, sabía que este sería una molestia, pero tenía que amenazarlo si era necesario.
Félix había sentido el olor a celo, no quería imaginarse lo peor, pero todas sus dudas fueron respondidas cuando Chan abrió, este estaba con los labios hinchados y húmedos, su cuello estaba lleno de marcas y algunos arañazos, no divisó a Jeongin este lo cubría con su cuerpo.
—Chan —fue lo único que pudo decir.
—No le digas a nadie, yo me encargaré de él.
—Pero... Pero no disfrutarás nada del viaje y...
Este se apoyó en el marco de la puerta y sonrió.
—Créeme que estoy disfrutando más que cualquiera en este lugar.
—Alfa... —escuchó aquella voz tan sumisa, tan necesitada, no podía creer que Jeongin estuviera así.
—Sólo no digas nada, saldremos cuando él esté bien.
—Pero eso será cuando termine el viaje.
—Pues bien, supongo —dijo como si nada.
—Alfa... —sus lloriqueos se hacían presentes.
—Ya voy, omega —sonrió con dulzura, cosa que hizo al estómago de Félix revolverse, su propio omega se sentía terrible al ver el trato entre estos, al ver que el alfa de Chan correspondía desesperado a Jeongin. Félix odió... Odió no poder causar lo mismo en Chan, por su cabeza pasaban cosas como, "yo soy mucho más bonito, tengo más dinero, ¿por qué él?
Este pudo ver a Jeongin a lo lejos, llevaba los ojos lagrimosos, sentía el olor penetrante de ambos combinados.
—No lo marques —fue lo único que pudo articular, no tenía más argumentos para separarlos.
—No lo haré —Félix se sintió más tranquilo—. No ahora, pero es mío y llegará el momento —miró a Jeongin nuevamente—. Él es lo único que quiero —volvió su vista a Félix—. Lo entiendes, ¿verdad?
No, Félix no lo comprendía, él pensaba ser su omega, él tenía que ser su omega.
—Sabes que tendremos que casarnos, sabes que tus padres y los míos no pararan hasta que nos quedemos juntos.
—No te marcaré nunca, tú no eres mi omega, Félix —dijo con la mirada aguda—. No tengo nada en contra tuyo, pero hace mucho caí por Jeongin, él será mi omega, buscaré la manera de que así sea.
—Cambiaras de opinión, Chan, yo lo sé —habló con la mirada fría antes de irse. Chan sólo suspiro y volvió a entrar al cuarto.
Jeongin seguía con pequeñas lágrimas acumuladas en sus ojos.
Chan empezó a besar su rostro.
—Me alegra ser tu primera vez —dijo sincerándose, mientras se recostaba sobre él. Repartía besos por todo su cuerpo.
Jeongin empezó a reír suavemente.
—Alfa mío —decía mientras recibía caricias de Chan, este lo miraba con adoración.
— Omega mío —dijo antes de tomar sus labios nuevamente.
No salieron de aquel cuarto hasta que el celo de Jeongin pasó por completo y ya era el último día.
—Diablos, sólo queda un día —dijo tras bañarse—, pero supongo que está bien si lo puedo pasar contigo, Channie —sonrió.
—Me alegra que estemos bien, Innie, te extrañaba demasiado.
—Y yo a ti, Chan, siento muchas cosas ahora mismo para ser honesto, pero creo que será mejor solo tratar de disfrutar este último día.
Chan sonrió, estaba feliz de tenerlo nuevamente.
Ambos salieron y tomaron desayuno, la playa se miraba hermosa, fueron a bañarse, el cariño con el que se trataban unos meses antes volvía, Chan amaba conversar con él, sentía que podían pasar horas y nunca se aburriría de Jeongin, sentía que este lo comprendía, que era absolutamente todo lo que él necesitaba.
El atardecer era hermoso, ambos estaban sentados en la orilla, en dos horas se irían y sus maletas ya estaban listas. Miraban a lo lejos como el sol se escondía lentamente.
—Es raro que casi nunca estoy seguro de casi nada en mi vida, ni lo que quiero estudiar ni dónde vivir, lo único de lo que estoy seguro es que quiero que sea contigo, Jeongin —sus palabras eran tan suaves, aquel niño parlanchín lo había enamorado.
—Las cosas no serán fáciles —soltó serio—, pero tú lo vales, Chan, en momentos así odio no haber nacido con dinero, sabes —susurró con un tono muy triste—. Y no es que me importe esto, sólo que... Que parece valer mucho incluso para decidir con quien pasar el resto de tu vida —sus ojos se cristalizaban, Chan sentía su corazón comprimirse—. Siempre pensé que llevaría una vida tranquila sin preocuparme mucho por el dinero, sólo pensaba en que encontraría a alguien que me haría feliz y pues viviríamos tranquilos —no miraba a Chan en ningún momento—. Encontré a la persona adecuada y siento que... —su voz se quebró—, siento que no soy suficiente.
—No te atrevas a decir algo así —dijo Chan con molestia—. Vales más que cualquier persona, Jeongin, el dinero no importa, realmente no parece traer nada más que problemas.
—Jamás lo aceptarán tus padres, Channie. Félix parece cumplir con todo lo que tus padres quieren —sonrió con nostalgia, Chan apretó sus puños, odiaba que Jeongin se sintiese menos, odiaba que todo fuera de esa manera—. Oye —llamó por fin mirándolo.
Chan amaba ese rostro, amaba esos ojos que casi siempre miraban todo con curiosidad.
—No te sientas mal con lo que digo, si lo hago es porque no pienso rendirme, no soy débil, Channie —su mirada era tan dulce y demostraba tanta fuerza a la vez—. Mi omega y yo sabemos lo que queremos, y jamás... —tomó su rostro con suavidad—, jamás dejaré que te alejen de mí. Eres mi alfa, Chan —esa sonrisa podía matarlo.
—Y tú eres mi omega, Jeongin.
Sus corazones latían juntos, aquella hermosa puesta de sol alumbraba sus rostros, Chan acercó su rostro al de Jeongin y tomó sus labios, los movió lentamente, se sentía cálido, se sentía bien.
Félix observaba a lo lejos como ambos se amaban, estaba dolido, Jeongin no era más que un pobre omega para él. ¿Qué diablos lo volvía tan especial para Chan?
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