✩。: Permíteme
Félix se había vuelto loco, compartía su frustración con aquel grupo quienes no dejaban de odiar a Jeongin.
No iba a soportarlo más Félix sabía que Chan tendría que dejarlo sí o sí. Se cansaba de esperar pacientemente a que estos se dieran cuenta de lo idiota de su intento de amor.
Los miraba a lo lejos, debía hablar con Chan.
Jeongin y Chan se habían llevado medio buffet a su habitación, comían mientras escuchaban música y jugaban con Changbin y Seungmin en su habitación.
Jugaban a ponerse papelitos y adivinar quién era solo respondiendo con sí y no.
—¿Soy alto? —decía Chan riendo.
—Mmm... más o menos —respondió Jeongin soltando pequeñas risitas
—¿Soy atractivo?
—Una delicia —dijo Jeongin—, pero no —soltó una carcajada—. Tu personaje no lo es.
Changbin empezó a reír mientras lo sacudía, aquel cuarto lleno de risas, todavía les quedaban dos días en el lugar y lo habían aprovechado al máximo.
—¿Soy un personaje animado?
—Sí —gritó Changbin.
—¿Soy un príncipe?
—Claro que sí —respondía Jeongin divertido.
—Que no —respondía Changbin riendo, Chan reía por las respuestas de Jeongin.
—Soy un villano.
—Sí —respondió Seungmin animado.
—Soy Hades —dijo emocionado.
Todos gritaron un sí al unísono, no dejaban de comer y reír, era una tarde encantadora, habían pasado toda la mañana en las diferentes actividades y decidieron descansar un rato antes de volver a salir.
—Bien, chicos, nos vemos en la fiesta, Seungmin de seguro se demorará en cambiarse una eternidad.
—Igual que Chan —dijo Jeongin cruzándose de brazos.
—Eso no es cierto —dijo Chan abrazándolo por la espalda.
—Tú y yo sabemos que sí, Channie —dijo con cariño.
Changbin y Seungmin rieron, ambos se fueron y quedaron solos.
Rápidamente se cambiaron y alistaron, era cierto Chan demoró mucho más que Jeongin quien se vistió de manera sencilla a diferencia de Chan quien se tomó su tiempo para arreglarse, Jeongin lo esperaba recostado en la cama. Iba a gritarte por la demora, pero cuando lo vio salir con un modelo cerró la boca. No podía creer como se veía Chan.
Aquella camisa negra, unos pantalones pegados, no podía lucir mejor, Jeongin vestía de manera sencilla con un polo negro y unos pantalones del mismo color. A sus ojos Chan era tan atractivo.
—Vamos, Innie —dijo sonriéndole tras salir del baño.
Este solo asintió con la cabeza y se levantó. Ambos se dirigían a la fiesta en la playa, muchos ya estaban ahí, no daban bebidas alcohólicas por tratarse de niños, pero si daban bebidas muy refrescantes.
—Esta fiesta es aburrida sin alcohol —decía Changbin molesto—, aunque así es mejor, no quiero que se anden descontrolando.
Chan y Jeongin solo rieron, están disfrutando de la música. Se besaban por momentos, los demás ya se habían acostumbrado a su trato.
De pronto Félix apareció tocando el hombro de Chan. Este volteó sorprendido.
—Chan me gustaría hablar contigo un momento, solo será un rato.
—Yo... —este seguía abrazando a Jeongin.
—Ve, Chan —dijo este tranquilo—. Supongo que debe ser importante —dijo tranquilamente. Realmente sabía que Félix no significaba nada para Chan. No iba a dejar que los celos volvieran a arruinar algo en su relación.
—Bien —suspiró Chan fuerte y dejó a Jeongin para ir con Félix hacia afuera.
—Será mejor si caminamos por la playa.
—Dilo rápido, Félix, en verdad me gustaría pasar todo el tiempo posible con Jeongin.
—Es importante, Chan, solo acompáñame —dijo mirándolo directamente a los ojos.
Este suspiró irritado.
—Bien, vamos.
Ambos caminaban en silencio, Chan empezaba a desesperarse.
—Chan —rompió aquel silencio—, creo que ahora mismo estás ignorando muchas cosas.
—¿Cómo cuáles? —soltó frío.
—Chan, le harás demasiado daño a Jeongin si sigues así.
—¿De qué...?
—Él te ama, eso lo sé, también que tú lo amas y eso mismo será lo que podría terminarlo matando, Chan despierta. Terminaras el colegio tu padre abordará el compromiso lo más rápido posible.
Chan mantenía la cabeza gacha
—Mírame —dijo tranquilo.
—Chan, si tu padre hace que me marques sabes lo que le pasará a Jeongin si este tiene tan fuertes sentimientos por ti, será inevitable, si el sigue tan enamorado, si el te ama como lo hace morirá.
Chan miró hacia otro lado intentando contener las lágrimas
—Jeongin, él...
—¿Él que, Chan? Aquí quien saldrá herido será el, y sí, puede no agradarme y todo, pero esto no es decisión tuya ni mía, aún si le dijera a mis padres que no quiero estar contigo o lo que sea no me escucharían, y siendo honesto a ti tampoco, el final será inevitable y al estar cerca y dejar que te ame le haces el peor daño Chan y lo sabes, si realmente lo amas sabes que debes hacer.
—No puedo hacer que me odie, Félix, no soportaría hacerlo sufrir...
—¿Entonces prefieres que muera? Chan, yo puedo ser cruel, pero no quiero cargar con la muerte de alguien por ser la segunda opción...—soltó dolido—. Sé que siempre me gustaste, pero esto va más allá, aunque sea Jeongin fue el más amable cuando llegue, lo sigo de detestando, pero no quiero ser parte de algo así...
—No podría, Félix —su voz se quebraba.
—Dime cuál es tu plan, Chan —dijo con la mirada aguda, este no dijo nada—. Entonces es eso, no tienes nada, solo piensas enamorarlo más y más para que cuando el momento llegue simplemente lo dejes morir... Eso es mucho más cruel que todo lo que yo he hecho hasta ahora Chan.
Todas las palabras de Félix dolían, siempre dejaba pasar todo, era cruel de su parte, porque si sabía perfectamente lo que debía hacer.
—Si quieres que Jeongin no sufra tanto cuando tengas que quitar esa marca, no debe sentir lo de ahora Chan y lo sabes.
—Yo... Yo no me perdonaría si el muere...
—Entonces déjalo vivir, deja que busque su camino, sabes que le harás daño de cualquier manera Chan.
—No quiero —sus lágrimas empezaban a caer—. No quiero que me odie.
—Es eso o no soportará que quites su marca. Será tu decisión, pero luego si el muere no me eches la culpa, yo simplemente te aviso —dijo cruzándose de brazos y yéndose.
Chan se quedó solo, la luna alumbraba fuertemente y lograba divisar claramente las estrellas.
Tomó asiento en la arena, escondía su rostro entre sus brazos, pensaba a futuro por primera vez. Siempre dejando pasar la dura realidad y por primera vez veía de frente a los problemas.
¿Por qué no podían esta juntos? ¿Por qué la distancia era inevitable?
¿Por qué tenía que lastimarlo y luego dejarlo ir? ¿Acaso eso no es lo más cruel que le puedes hacer a quien amas? Sabía que aún si le pidiese que se alejen los sentimientos de Jeongin no cambiarían.
Tantas tontas ideas, incluso la de asesinar a su padre, la de morir él, todas igual de estúpidas que la anterior. Su padre tenía tanto poder como para arruinar la vida completa de Jeongin.
Se disculpaba con aquel cuerpo celeste encima suyo, se disculpaba por no poder hacer feliz a Jeongin, por no poder quedarse a su lado, se disculpaba porque sabía cuánto daño tendría que hacerle, se disculpaba porque no parecía merecer aquel precioso sol en su vida.
Se disculpaba por la posibilidad de poder arruinar a una persona tan especial y única para que esta no muriera.
—Me pregunto si algún día me perdonarás, Jeongin, me pregunto... Si en un futuro me dejaras amarte, si comprenderás todo esto —dio una risa nostálgica sin quitar la vista de la luna—. ¿Cómo voy a sobrevivir sin tus gritos? ¿Quién será ahora el creador de aquel hermoso caos Jeongin ¿Cómo se supone que brille sin ti?, y... —limpió las gruesas lágrimas que caían por sus ojos—. ¿Y si encuentras a alguien más? ¿Qué se supone que haga? Si vuelvo a ti y tienes una nueva marca, si te miro a los ojos y ya no veo todo ese amor... ¿Qué se supone que haga, Jeongin? —se desquitaba con aquella hermosa luna, esta parecía sufrir con él, parecía consolarlo de su miseria, se odiaba a sí mismo.
Se arrepentía de tantas cosas, de todo lo que pudo haber lastimado en algún momento a Jeongin, pero de algo estaba seguro, no se arrepentía de haberlo conocido, amó con toda su alma que este fuera parte de su vida, se sujetaba fuertemente a la idea de que él era lo único en su vida que parecía estar bien...
—Channie —escuchó aquella voz que calaba en sus huesos, que hacía que su corazón se arrugara, que era más allá de todo, su debilidad...
Rápidamente limpió sus lágrimas, se cubrió en la oscuridad de la noche, no quería verlo, pero debía hacerlo.
—¿Qué pasa, Innie? —soltó tranquilo.
—¿Está todo bien? Demorabas mucho así que decidí salir —lo abrazó por los hombros. Se sentía destruido.
—Sí, Innie, todo bien solo quería estar acá un rato.
—La vista de la luna es hermosa.
—Lo es, Innie, te amo tanto —soltó.
Este dio una suave risa.
—También yo te amo, Channie —empezó a mover su cabeza frotando sus cachetitos—, mucho, mucho.
Sentía fuertemente las feromonas de cariño de este y Jeongin sentía las de preocupación de Chan, pensó que tratándolo con mucho cariño lograría hacer que se calme.
—No te estreses ahora Channie —se acomodó entre sus piernas, Chan lo abrazó fuertemente contra su pecho, respiraba cerca de su cuello—
—Nunca te voy a dejar de amar, Chan —soltó de la nada Jeongin con mucha seriedad—, no importa que —era como si leyera sus pensamientos en aquel momento.
—Jeongin deberíamos volver —dijo tratando de no arruinar las cosas prometiendo cosas que serían en vano.
Jeongin suspiró con tristeza, y solo asintió con la cabeza.
Chan lo tomó de la mano llegaron a la fiesta, Jeongin pensó que se quedarían ahí pero no fue así, Chan siguió caminando con dirección a su cuarto. No decía nada, su mirada era fría, su caminar seguro.
Jeongin se sentía nervioso.
Chan entró en la habitación con él y cerró esta con llave. Jeongin solo retrocedió con un poco de miedo, Chan lo miraba con deseo.
En la mente de Chan todo pasaba lento, Jeongin en frente suyo, tan deseable, tan dulce, tan precioso. La luz de la luna daba un toque tan cálido a la habitación, Jeongin se miraba tan etéreo en frente suyo...
Aquellos preciosos ojos, aquellos gruesos labios, aquellos lunares en su rostro, el que estaba justo bajo su ojo y el que tenía en un costado en el labio, ambos eran su perdición, nunca había deseado y amado a alguien de esa manera. Nunca nadie había llenado su alma como la persona que tenía enfrente.
Observaba sus negros cabellos, como caían suavemente sobre aquel angelical rostro, como este lo miraba con un toque de miedo y al mismo tiempo con tanto deseo.
Como su pecho subía y bajaba por el nerviosismo, amaba causar tantas cosas en él, amaba que se hubiesen podido amar por tanto tiempo.
Se acercó hasta casi tocar sus labios, tomó su quijada con delicadeza haciendo que hicieran contacto visual, se hundía en aquellos ojos.
—Permíteme amarte esta noche, Jeongin —sus alientos se mezclaban—. Permíteme ser el único hoy — tomó una de sus manos y la dirigió a sus labios.
Jeongin solo escuchaba con los ojos cristalizados. Tenía miedo, pero no de Chan, sino de sus palabras, estas hablaban de un precioso presente, y reprimían sentimientos sobre un futuro.
— Justo ahora Jeongin, te miras más precioso que nunca —sonrió, aquella sonrisa que lo mataba lentamente. Jeongin sentía que su corazón se derretía por Chan, sus lobos estaban encantados el uno con el otro. La luna era testigo de aquel precioso amor que se tenían.
Chan tomó sus labios con mucha suavidad, sujetaba su rostro con mucho cariño, lo tocaba como si este fuese a romperse. Empezó a desnudarlo, prenda por prenda se iban, Jeongin no decía nada solo se dejaba guiar por Chan, a los segundos ambos se encontraban completamente desnudos, ambos parados besándose, las manos de Chan sujetas a la cintura de Jeongin, este tenía sus manos entre los cabellos de Chan.
El beso era tan dulce, Chan pasaba su mano por todo el cuerpo de Jeongin, este era tan tersa, lo recostó sobre la cama y empezó a repartir besos suaves por toda su piel. Jeongin gemía suavemente, se sentía tan bien.
Este subía por todo su cuerpo, llegando a su cuello, besaba aquella marca, con mucha dulzura.
— Fuiste el primero Jeongin —lo miró directamente a los ojos — El primero y único que hizo que mi corazón latiera tan rápido, que me escuchó, y que amé oir —besaba sus mejillas las cuales estaban muy rojas.
— Y tú para mi siempre serás el único Chan —dijo seguro, su mirada estaba perdida —. No importa que pase, para mi no existirá nadie más.
Chan nuevamente tomó sus labios, esta vez era mucho más demandante adentraba su lengua, su mano pasaba por aquel cuerpo debajo suyo.
— Mghm ~ Chan —abrió mucho los ojos al notar que Chan bajaba hacia su erecto pene, nunca antes había hecho algo así, Chan se dirigía a hacerle un oral.
Dirigió con nervios su vista a Chan, quien lo miraba con una sonrisa, tomó el pene de Jeongin haciendo que este tirara su cabeza hacia atrás, dio una suave lamida, con su manos exploraba el abdomen y trasero de Jeongin, probaba también aquel delicioso líquido que salía del lubricado ano de Jeongin. Chupaba su pene de manera suave, amaba como este correspondía, gimiendo fuertemente.
Jeongin llevaba una de sus manos a su rostro, sus gemidos continuaban inundando la habitación, Chan se empezaba a posicionar sobre él. Empezó a introducir su adolorido pene, Jeongin se abrazo fuertemente a él, este empezaba a moverse.
Su ritmo era lento, disfrutaba del rostro lleno de placer de Jeongin, pronto se abrazó a él y empezó a dar duras embestidas.
— Aghm... Chan —este no dejaba de gemir, pronto Chan tomo ambas piernas de Jeongin poniéndolas en sus hombros, logrando así profundizar mucho más las embestidas, miraba aquel líquido caer del pene de Jeongin mientras esté se deshacía en gemidos.
—Jeongin... Mi Omega — unió sus labios sin dejar de embestirlo.
Unos minutos después Chan salió de él, exparsia aquel abundante líquido sobre Jeongin, mientras esté no dejaba de verlo, Chan de esa manera lo volvía loco, miraba como aquel orgasmo hacía que el rostro de Chan se le hiciera el más sexy del mundo. Su ano se contraía, sus esencias estaban ahora mezcladas en el abdomen de Jeongin.
Chan exparcio este por sobre el cuerpo de Jeongin, lo excitaba verlo de aquella manera, poso su vista sobre la marca, nuevamente aquellos pensamientos lo nublaban, no soportaba la idea de que alguien más lo marcara, quería que la suya estuviera por siempre ahí.
Fue una noche llena de amor, llena de sentimientos, Chan lo Besaba, lo mimaba, le decía todo lo que sentía en aquel momento.
La mañana llegó, era su último día ahí, Chan no lo iba a desaprovechar, despertó temprano, se habían dado una ducha la noche anterior y habían caído rendidos abrazados. Ambos continuaban desnudos.
Jeongin se encontraba abrazado a él y se acurrucaba bajo sus brazos, inhalo aquel adictivo aroma y sonrió. Empezó a hacerle cosquillas dando cortos besomitos en su cuello.
—Chan, no... —dijo riendo, Chan también reía y no dejaba de besarlo.
—Vamos, Innie —dijo dando algunos besos por su rostro —
—¿De cuando aquí te levantas antes que yo? —dijo ahora dándole la espalda — Déjame dormir Bang.
Este sonrió, era cierto, Chan siempre era una persona más nocturna y Jeongin era quien despertaba temprano y lleno de energía.
—Pues es nuestro último día y quiero estar contigo —dijo empezando a besar su espalda.
Jeongin no se inmutó hasta que empezó a sentir la erección de Chan en su trasero, este empezaba a mover la pelvis y lo tomaba de la cintura.
—Vamos Innie —dijo con la voz ronca—. Si no te levantas no saldremos del cuarto en todo el día —sintió su pene ya muy duro.
Abrió bien los ojos y se volteó, encontrándose con la mirada penetrante de Chan.
Jeongin sonrió y le dio un pico en los labios haciéndolo reír.
—Bien Channie, vamos —dijo sonriendo.
Ambos primero alistaron sus cosas y ordenaron bien el cuarto para que esto no los preocupara después. Chan fue quien tuvo la iniciativa, lo tomó rápidamente cuando este pretendía dejar todo el desastre para el final, no iba a dejar que la preocupación arruinará su último día.
Ambos se dirigieron a la zona de comidas, se sacaron de todo mientras reían, comían waffles con chocolate, sacaron jugo de naranja, ambos disfrutaban de aquella hermosa vista. Las olas del mar y aquella fresca brisa, ambos sonreían mucho mientras conversaban.
Se dirigieron al mar, empezaron a jugar en la orilla, era temprano y no había mucha gente, Chan lo Besaba por momentos, Jeongin correspondía feliz a todo.
Jugaban con la arena, escribían el nombre de todos los integrantes de Super junior, mientras su conversaciones eternas surgían.
Jeongin sonrió al ver a lo lejos como Changbin y Seungmin se acercaban a ellos, de pronto todos se encontraban riendo y jugando.
— Quiero ir al mar —dijo Seungmin a Changbin.
—Ve con Jeongin, quiero hablar un rato con Chan —dijo con cariño a su Omega.
—Uy, sí, conversación de alfas —dijo este bromeando—. Vamos, Innie, los aburridos no quieren ir.
Jeongin solo río y asintió, ambos omegas se adentraron al mar.
—Supongo que Félix te habrá hecho entrar en razón.
—No importa que haga siempre todo terminará mal
—Jeongin es fuerte, sé que después de todo saldrá adelante, si fuera un Omega simple sería distinto, pero él no, sé que no se dejará caer por nada.
—Lo sé, Changbin. Cuídalo, ¿sí?
—Seungmin y yo lo haremos, tú me preocupas un poco más.
—No tienes que hacerlo, estaré feliz si veo que Jeongin logra todo lo que quiere.
—¿Soportarás la idea de que pueda estar con alguien más? —Changbin odiaba preguntar algo así pero Chan debía prepararse para todo.
—No —soltó—. No lo soportaré...
Ambos omegas se dirigían hacia ellos.
Jeongin se subió repentinamente sobre Chan tomándolo por sorpresa, repartía besos, juguetón, por su rostro.
—Deja —daba besos suaves—, de poner esa cara —dijo riendo—. Te dije que amo más tu sonrisa.
Changbin observó apenado eso, vio como la sonrisa cálida de Chan salía mientras lo observaba con adoración.
Pasaron un día feliz, observaban el atardecer, de pronto todos empezaron a ir a sus habitaciones por sus cosas. Chan y Jeongin se encontraban conversando en el salón de recepción, la profesora terminaba de revisar que no dejaran nada en las habitaciones.
De pronto Félix se acercó a Jeongin, este se sorprendió.
—Jeongin ¿podemos hablar un rato?
—Mmmm, sí, claro —dijo tranquilo.
Ambos se fueron hacia un lado, Chan estaba tenso.
—Quiero... Quiero disculparme Jeongin, sé que fui un idiota contigo, creo que hay muchas cosas de las que me doy cuenta ahora, no pienso discutir contigo más, después de todo fuiste mi primer amigo en la escuela.
—No te preocupes, Félix —dijo con una sonrisa cálida—. No tengo problemas contigo. Aunque sí admito que fuiste algo estresante —rio.
Félix simplemente sonrió.
—Lo sé, lo sé, soy algo... Caprichoso —dijo cruzándose de brazos—. Supongo que igual y en una semana no nos volveremos a ver, solo quería hacer las paces —dijo con una sonrisa nerviosa.
—Todo bien —dijo sonriendo.
Jeongin volvió con Chan tranquilo.
Se abrazó a él, este le correspondió.
Pronto todos se encontraban en el aeropuerto. Jeongin y Chan conversaban en susurros mientras este último por momentos le robaba besos haciendo reír a Jeongin.
Changbin los molestaba por ignorarlo, nuevamente iban juntos en el avión.
Jeongin de pronto se durmió en el hombro de Chan.
—Deja de verlo así —dijo Changbin
Este solo rio suavemente.
—Es el Omega más hermoso —dijo tranquilo.
Changbin suspiro mientras lo observaba.
—Siento que ambos nunca dejaran de amarse, no importando que Chan.
—Yo lo voy a amar siempre, Changbin.
Llegaron a su destino, sus padres los esperaban en el aeropuerto, sus madres conversaban tranquilamente. Saludó a la madre de Jeongin, los cuatro hablaban, estos les contaban todo lo que habían hecho en el viaje, bueno, no todo...
Se dirigieron a la salida, aun conversando. Chan le dio un fuerte beso en la mejilla a Jeongin.
—Te amo, mi hermoso sol —le dio un beso en la frente.
—Y yo a ti, mi bonita luna —dijo tocando sus cachetes con dulzura y una hermosa sonrisa.
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