✩。: Notas
Se acercaba el final de año y Chan y Jeongin nuevamente salían juntos, a todos lados. Si bien es cierto no se besaban en frente de todos, muchas veces Chan buscaba la manera de estar a solas con él para poder disfrutar de sus dulces labios. Estos siempre iban acompañados de risas, amaban poder al fin ser sinceros entre ellos.
Ahora estaban solos en la clase y Chan había cerrado la puerta, Jeongin apenas se había parado. Chan lo tomó y lo puso contra la pared.
—Chan... Mghmm —el alfa empezaba a besarlo apasionadamente, la situación se empezaba a calentar, casi nunca pasaban se darse cortos besos en los labios, Chan estaba muy excitado, desabotonó la camisa de Jeongin dejando a la vista toda su piel—. Chan... Debemos parar... Aghmm —este empezaba a dar mordidas por su cuello.
—Quiero... Mghmm... Déjame tomarte —Jeongin se sorprendió demasiado.
—Chan... No podemos hacer eso.
Chan pasaba sus manos por sus glúteos y daba fuertes apretones. Rápidamente lo volteó haciendo que este diera la cara contra la pared, Chan puso su enorme erección contra el trasero de Jeongin, quien abrió los ojos, sorprendido, aquel tamaño no era normal... Giró ligeramente la vista, los ojos de Chan estaban demasiado hambrientos.
—Mi Omega —Jeongin se dio cuenta de que era el alfa de Chan—. Solo mío —el alfa comenzó a pasar sus manos por todo su cuerpo, Jeongin estaba un poco asustado, en cualquier momento terminaría el recreo, no podía dejar que pase de eso.
—Chan, suéltame, pronto vendrán y...
Chan sacó su pene erecto, Jeongin abrió los ojos, asustado, pues el pene era mucho más grande de lo normal, Chan empezó a bajar los pantalones de Jeongin dejando a la vista su trasero. Su corazón latía rápidamente, no sabía qué hacer.
—Mi precioso omega, déjame marcarte... —la piel de Jeongin se erizó—. Sé mío por siempre —gruñía contra su oído. Jeongin no debía dejar que pasara, pero su omega se sentía bien teniendo toda la atención de su alfa.
Chan empezó a llevar su pene a la entrada de Jeongin, este estaba asustado, pero a la vez tan excitado. Empezó a introducirlo, el ano de Jeongin había empezado ya a lubricar por la excitación. Chan no podía controlarse, su alfa empezaba a dominar la situación, se introducía en Jeongin, quien empezaba a gemir debajo suyo, empezó a besar todo lo que podía.
—Tan hermoso... —continuaba adentrándose en Jeongin. El omega no podía creer lo grande de su miembro, era mucho más excitante, quería más...
Chan se adentró por completo haciendo que este se arqueara, lo lleno por completo, se asustó tremendamente, sentía que podía morir de placer. Entonces se empezó a moverse desesperado, Jeongin no podía con tanto.
—Mghmm... Alfa... Mmm —se dejaba llevar. No pensaba con claridad, Chan tenía todo el control, no podía evitarlo, su vista estaba dirigida al cuello de Jeongin, moría por marcarlo, era su omega tenía que marcarlo...
Sus dientes se acomodaban en el cuello de Jeongin, este elevaba la cabeza en forma de sumisión, le daba total acceso, cuando de pronto el timbre sonó haciendo a Jeongin entrar en razón, lo empujó con toda la fuerza que tuvo. Chan retrocedió, pero mantenía su mirada hambrienta sobre él, Jeongin se acomodaba rápidamente la ropa, cubría su cuello, sabía que no debía acercarse, se dirigió a la puerta, la abrió y agradeció infinitamente que Changbin estuviese justo afuera.
—Chan... Él... Tienes que entrar —salió desesperado. Changbin apenas se dio cuenta cuando pudo sentir aquel olor. Entró y cerró la puerta. Jeongin se alejó con dirección al baño, sabría que Changbin se encargaría, pero él debía alejarse, su omega prácticamente lo quería obligar a volver con Chan.
Se lavó la cara, calmaba a su omega y él intentaba olvidar el modo en el que había visto a Chan, intentaba, más había sido lo más caliente que había visto, moría porque Chan lo tomara.
Volvió tras un rato, todos se encontraban en la clase menos la maestra, Changbin y Chan. Según lo que le dijo Aiki lo habían llevado a que se calmara al salón de enfermería.
Pasaron los minutos y volvió Changbin al salón. Continuaron con las clases normales, Jeongin estaba demasiado preocupado, esperó a la salida para hablar con Changbin.
—Llamaron a sus padres, tienes suerte que estuviera cerca —dijo con un gran suspiro—. Si los hubieran encontrado juntos hubiera sido terrible.
—Me asusté enormemente, Bin, yo... Nunca lo había visto así —dijo nervioso.
—Es su celo, apenas entré quiso salir atrás tuyo, tuve que agarrarlo fuertemente, juraba que rompería esa puerta, pero la maestra llegó y llamó a algunos profesores alfas —contó mientras caminaban hacia la salida—. Pasó algo un poco extraño... No sé si debería decírtelo.
—Vamos, Bin, ¿qué pasó? —su corazón latía rápidamente, en verdad necesitaba saber que Chan estaba del todo bien.
—Félix se le quiso acercar, yo... No sé qué pretendio con eso, pero...
Jeongin se sintió nervioso, sabía que Félix continuaba muy enamorado de Chan, se sentía mal por aquello, pero tenía que entender que ambos se amaban.
—Chan... Él... Le dijo que se largara, te buscaba desesperado, creo que sus lobos definitivamente ya escogieron... Espero que terminen juntos, Innie.
—Igual yo, Bin —sonrió al saber que Chan y su alfa le pertenecían por completo, pero de igual manera seguía triste por Félix.
A penas llegó a su casa Jeongin se recostó en su habitación, pensando en todo lo que había pasado
—Innie, ¿me ayudas con mi tarea? —le habló un pequeño Hyunjin, el cual llevaba un mandil, había estado jugando con las acuarelas.
—Claro, Hyunjin, iré en un momento, primero almorzaré.
Pasó una tarde tranquila ayudando a Hyunjin con matemáticas, este escuchaba atento la explicación de Jeongin.
—Sabes, Hyunjin, serás un buen alfa igual que papá y Chan, ambos son muy buenas personas —acariciaba su cabello dulcemente.
—Tú eres un bonito omega, Innie —le dio un corto beso en la mejilla, haciéndolo sonreír.
—Quiero hacer tantas cosas, Hyunjin, y ser omega no las facilita —suspiró—. Tengo que esforzarme más.
—Innie, tú eres el mejor —Hyunjin lo abrazaba.
Jeongin se sentía bien, amaba a su pequeño hermano, amaba que siempre todo dentro de su familia fuera tan cálido. Estaba preocupado por su futuro, tenía que convertirse en alguien grande, sabía que tenía el apoyo de su familia, pero la sociedad era algo compleja, él demostraría que podría hacer grandes cosas siendo un omega, lo haría por él mismo, lo haría por Chan y por su familia.
Si había un campo en el que también sobresalían los omegas y obtenían cierto privilegio, era en el de las artes, sabía que si destacaba en alguna podría conseguir dinero y status, aún no sabía cómo, pero tenía que ponerse en marcha.
Al día siguiente llegó a clases y notó que Chan no estaba, Changbin le explicó que el celo duraba todo un día por lo que probablemente llegaría al día siguiente, lo invitó a salir con él.
Félix se había unido a un grupo de su clase, aquellos omegas que se morían desde un principio por Chan, vaya que encajaba bien, todo su grupo era una aglomeración de críticas hacia Jeongin, hablando siempre de los gastado de su ropa, del estado de sus cosas, de su familia, de que jamás llegaría a ser un buen omega para Chan.
—Sigo sin entender que le ve —dijo Sora muy molesta.
—Quizá que es un ofrecido —habló Jiseob, quien era de las cabezas de ese grupo.
Félix reía con sus comentarios, odiaba tanto a Jeongin.
El día pasó lento para Jeongin, quería ver a Chan, quería preguntarle como estaba, no iba a negar que se sentía nervioso, aquella imagen de Chan había sido muy caliente, su omega quería tener a su alfa.
Se dirigió a la formación para salir y Félix se puso a su lado. Se sintió un poco incómodo, solo quiso ignorarlo.
—Jeongin, sé que tu fuiste el más agradable cuando llegue y te agradezco por eso, en serio, pero no cambiaré de decisión con Chan, algún día seré su omega y pues... quedarás en su pasado —dijo, tranquilo.
—Supongo que esa será la decisión de Chan, solo me alejaré si él me lo pide, Félix —le contestó con calma.
Ambos salieron en completo silencio, Jeongin no quería alargar aquella rivalidad.
Cuando llegó, Hyunjin se encontraba comiendo una de las barras de chocolate que Chan le enviaba, Jeongin también tomó una.
—¿Channie puede darte más? Realmente son deliciosas —decía degustando de la suya.
—Le preguntaré mañana, Hyunjin, hoy no fue a la escuela
—¿Por qué?
—No se sentía bien, pero mañana irá —dijo sonriendo.
Para el siguiente día llegó temprano, tomó asiento, ocultó su rostro entre sus brazos, no sabía cómo mirar a la cara a Chan después de lo que había pasado. Continuaba con su rostro oculto cuando sintió aquel olor que hizo enloquecer a su omega, no levantó el rostro, cada vez el olor era más intenso, su corazón latía desenfrenado.
—Innie —tenía miedo, pero levantó la vista.
—Channie.
Chan se agachó a su altura, llevaba su mochila en la espalda y un gorro negro el cual le daba un aspecto muy sexy, Jeongin no podía ocultar sus nervios.
—Innie, lo siento... En verdad no sé qué me pasó —habló calmadamente.
—No te preocupes, Chan, solo... me tomaste por sorpresa —dijo sonriendo.
Chan lo sujetó del rostro con mucho cariño y le dio un beso en la frente, Jeongin se ruborizó, Chan podía llegar a comportarse de manera tan dulce con él.
Sus clases pasaron con normalidad y a la hora de recreo salieron a sentarse al pasto, Jeongin comía calmado unas galletas, mientras Chan solo bebía un poco de agua.
—Fue doloroso —soltó Chan—. Pensé que nunca acabaría —decía mientras continuaba bebiendo de su agua.
—Lo entiendo, Channie, me hubiese gustado pasarlo contigo —dijo aun comiendo.
—¿En serio? —preguntó, elevando una ceja.
Jeongin recién notó lo que acababa de decir.
—Yo... Bueno... —estaba muy nervioso. Chan empezó a reírse, le parecía tan lindo.
—Ven aquí —lo levantó y ambos se dirigieron hacia el salón de música. Jeongin pensó que entrarían, pero este lo rodeó. Había un pequeño patio donde no había nadie justo detrás del salón.
Chan lo acorraló contra la pared.
—Fue doloroso porque no estabas conmigo —soltó sin quitarle la vista, su corazón latía rápidamente—. No podía pensar en nadie más, Jeongin, quería tenerte... Me moría por tomarte...
Se acercó a sus labios y dejó un suave beso, Jeongin puso una mano sobre su rostro, no sabía cómo reaccionar, por primera vez se quedó sin palabras.
—Algún día te marcaré, Jeongin —susurró, pasando dos dedos por su cuello—. Serás mío por siempre... Te haré el amor tantas veces...
Jeongin estaba hipnotizado por todas las palabras que salían de los labios de Chan.
—Channie, yo... —Chan lo cogió del rostro y le sonrió—. Me pones nervioso —se sinceró, haciendo que Chan riera suavemente.
—Lo siento, Innie —besó su mejilla.
—No te preocupes, solo... También me gustaría que lo hagas, Channie... —le sonrió.
Chan unió sus labios, Jeongin le correspondió, amaba aquella sensación, Chan lo tomó de la cintura profundizando aquel beso.
La campana sonó, debían volver, pero antes Chan le dio un corto beso en el cuello ahogándose en aquel delicioso aroma.
A penas llegaron a clases en lo que esperaban, Chan se dirigió a su sitio con dos pequeñas bolsas.
—Son para ti y para Hyunjin. Recuerda comer de a pocos, Innie —le dirigió una última sonrisa antes de irse.
Cuando Jeongin llegó a casa le dio su bolsa a Hyunjin, ambos tenían chocolates de todos los sabores, y la bolsa de Jeongin tenía una pequeña carta.
"Te amo, Jeongin, mi precioso omega"
Amó que Chan hiciera aquel detalle se sentía emocionado, y Hyunjin estaba más que encantado.
—Channie es el mejor —decía mientras probaba uno de sus dulces.
Por otro lado, Chan se encontraba cenando con sus padres, más bien su padre hablaba de todos los logros que había conseguido con el matrimonio de su hermana y él y su madre escuchaban.
—Y ahora con lo de los Lee estaremos en la cima —decía dando grandes mordiscos a su comida—. Dime, hijo, ¿cómo van las cosas con él? ¿Verdad que es precioso?
—Eso supongo —dijo sin interés.
—Pero, hijo, ya tuviste tu primer celo, debió causarte algo, ya sabes estaba cerca supongo —mencionó, notando el desgano de Chan.
—No lo estaba —respondió comiendo.
—Vamos, Chan, el muchacho es bellísimo, será un excelente omega, les estamos dando la oportunidad de que se conozcan desde ya.
—Supongo que simplemente no me llama la atención o qué sé yo —dijo sin interés—. Debo hacer mis tareas.
Se fue con dirección a su cuarto, se sentó en su escritorio y dio un fuerte suspiro, realmente le resultaba estresante cada que se sentaba a comer con su padre.
Sacó sus cuadernos y lapiceros, empezó a hacer sus tareas, cuando llevaba cerca de una hora se sentó a pensar.
Abrió su tercer cajón y sonrió, sacó la primera nota que le dio Jeongin entre los días que se conocieron.
"Alisté tus cosas, Channie, tocaste genial, te quiero"
Recordó como aquel día se quedó hasta la salida, ya que tenían una presentación al día siguiente, cuando volvió todos se habían ido, las cosas de todos los que llegaron de la banda estaban esparcidas, en el caso de Chan todas sus cosas se encontraban ya bien guardadas en su mochila y una pequeña nota escrita con letras enormes se encontraba sobre su esta.
Sonrió mucho al leerla, Jeongin había robado su corazón desde hace ya tanto.
"Odio que estés triste, Channie, sé que a veces no puedo hacer mucho para que te sientas mejor, pero quiero que sepas que te quiero mucho y siempre voy a estar para ti."
Aquella nota se la escribió unos meses después de conocerse, el tío de Chan había fallecido, solo le contó a Jeongin cuánto le dolió esto, su tío representaba mucho para él, había sido mucho más cercano a él que su propio padre, no esperó encontrarse con aquella nota cuando sacó sus cosas de su mochila y esta estaba en su cartuchera, no se lo dijo... Sin embargo, había derramado algunas lágrimas leyendo esta. Siempre hallaba maneras de sorprenderlo.
Jeongin podía muchas veces también sacar su lado más despistado y aniñado.
"Si no te sabes el cumpleaños de todos los de Super junior juro, Bang Chan, que no dejaré de molestarte todo el día, hablaré más fuerte de lo normal y tú y yo sabemos que no lo soportarías"
Reía al recordar como aquel día tuvo que aguantar a Jeongin chillando todo el día, este corría por toda la escuela siendo perseguido por Jeongin, ambos morían de risa, Jeongin le gritaba el cumpleaños de todos los integrantes mientras Chan respondía con un "¿qué dijiste? Lo siento no te oigo" haciendo enojar mucho más a Jeongin.
Recordó que tras unos meses Chan estaba tan encantado con aquel grupo como Jeongin, y que le llegó a comprar algunas cosas de ese grupo.
"El eunhae es real y nadie lo va a negar o les pego"
Algunas de sus notas eran demasiado random, pero aun así las guardaba todas, cada palabra que salía de los labios de Jeongin siempre le parecía tan importante.
"El chocolate con chisito es delicioso y deja de decir que no es así, Bang Chan"
Recordó cuando Jeongin había comido de esa manera y le pareció demasiado extraño, todo en él le parecía extraño en aquel momento.
"Bang Chan, ahhhh te quiero"
Aquella nota llevaba pequeños dibujos de ambos en un intento de anime mal hecho, rio mucho tras pensar en todo lo que hacían cuando se empezaban a conocer mejor.
Tenía muchas de esas, las guardó, siempre que las leía sonreía y recordaba que no todo podía estar tan mal si Jeongin estaba en su vida.
Habían pasado por muchas cosas juntos en todo ese tiempo. Se recostó en su cama, quería verlo, quería tenerlo con él en esos momentos, abrazarlo, besarlo, oler aquel delicioso aroma.
Ya se acercaba fin de año, ambos continuaban con aquella relación, se besaban a escondidas, muchas veces Chan quería llegar más allá, pero sabía que no era el lugar correcto.
—Mañana será el último día, Channie, de ahí no nos veremos hasta en dos meses —dijo triste cuando se dirigían a la salida.
—Lo sé, Innie, también me apena —musitó, serio—. Pero cuando nos volvamos a ver te traeré algo delicioso, ¿bien?
—Está bien, Channie —sonrió animado.
—Innie —susurró, tomándolo del brazo.
—¿Qué pasa, Channie? —indagó, sorprendido.
—¿Crees que pueda... ir a tu casa? —preguntó algo nervioso. Sabía que eso implicaría mentir, pero ya le daban permiso de salir algunos lugares sin supervisión, lo pensó desde el día que le dieron permiso de ir a la casa de Changbin para hacer un trabajo juntos.
—Eso sería genial, Channie —se le iluminaron los ojos.
—Mañana quedamos cuando, ¿bien?
—Sí, Channie —le dio un fuerte abrazo que Chan de inmediato correspondió.
Era su último día y Jeongin estaba emocionado por llegar a su escuela, quería ver a Chan, quería estar con él.
Se sentó nervioso, su omega se emocionó cuando sintió su aroma. Este se dirigió a su sitio.
—¿Como estás, Innie? —preguntó, tomándolo de la quijada, este solo atinó a reírse nervioso.
—Bien, Channie —sonrió.
Aquel grupo no dejaba de mirarlos, odiaban demasiado a Jeongin tanto, habrían buscado una manera de dañarlo si no fuese porque éste paraba con Chan para todos lados.
Llegó la hora de recreo y en automático Chan llevó de la mano a aquel pequeño patio tras la sala de música. Este quiso hablar, pero Chan tomó sus labios, Jeongin correspondió feliz, rodeo con sus brazos el cuello de Chan. Amaba estar así con él, Chan empezaba a meter su lengua sorprendiendo a Jeongin, casi siempre eran besos suaves los que se daban, pero Chan se adueñaba de su boca de manera apasionada, trató de seguir su ritmo, pero Chan era dominante, empezó a pasar su mano por toda su espalda. Jeongin tenía las mejillas rojas, se empezaba a excitar demasiado.
Chan se apegó a él, Jeongin pudo sentir su erección.
—Channie —dijo cuando se separaron.
—Lo siento, Innie, no puedo evitar pensar en que no te veré tan seguido —posó su pulgar sobre el lunar que Jeongin tenía en el labio—. Hay tantas cosas que quiero que hagamos.
Chan empezó a besar suavemente su cuello, mientras una de sus manos se iba al trasero de Jeongin, presionaba suavemente, hacía que sus erecciones se rosaran.
—Chan... mghmm... —Chan empezó a desabotonar la camisa de Jeongin, empezaba a dar lamidas, sabía que debía parar, pero quería más.
Dio un gran suspiro antes de separarse de Jeongin, sabía que si continuaba con aquello no pararía. Este empezó a acomodarse rápidamente la ropa.
—Channie —se dirigió a abrazarlo—. Te amo.
—Y yo a ti, Innie, cómo no tienes idea —besó su rostro por todos lados, el omega de Jeongin se sentía querido, sentía todo el cariño de su alfa.
Tras esto quedaron qué día podría ir Chan, Jeongin estaba muy emocionado por presentarle a sus padres, moría por pasar un día con él.
Antes de despedirse en la salida Chan lo abrazó fuertemente, aún no estaba seguro si le darían permiso para aquel día, pero esperaba de corazón que sí. Habían quedado para después de dos semanas un sábado.
Jeongin llegó a su casa algo triste, no sabía que hacer ahora que no podría hablar con Chan apenas empezó a sacar sus cosas de su mochila notó que tenía un papel en el bolsillo del costado el cual es para poner la botella.
"Omega precioso, no te sientas mal si no nos llegamos a ver, sabes cuanto te amo y eso no cambiará, eres el niño más hablador y molestoso que he conocido y no cambiaría absolutamente nada de ti amor, eres perfecto, amo tus gritos, amo que te apasiones tanto con todo lo que te gusta, te admiro por lo fuerte y decidido que eres, Yang Jeongin eres mi omega perfecto"
Su corazón empezó a latir rápidamente, releyó aquel papel si quiera unas diez veces más. Daba pequeños grititos emocionado.
Chan por otro lado llegó a su casa algo molesto, sabía que había una gran posibilidad de que no le dieran permiso, pero haría de todo para poder ir a ver a Jeongin.
Empezó a desvestirse, se cambió completamente con ropa cómoda. Comenzó a sacar todas sus cosas de su mochila, notó que al final de la mochila había una pequeña hoja de color morado. Sonrió incrédulo. No podía ser cierto que ambos hicieran lo mismo...
"Channie, te voy a extrañar mucho, espero en verdad que puedas venir, en caso de que no, quiero decirte que te amo mucho, amo todo de ti Channie, me encanta la manera en que siempre me tratas, amo que siempre te preocupes por mí, recuerda que no importa cuán difíciles se pongan las cosas siempre voy a estar para ti. Por cierto, Bang Chan, no te atrevas a volver si no tienes de memoria la letra de Tok tok tok de Suju, recuerda que el Trot es para nosotros, nuestros dones no deben estar ocultos, ok, ok, es broma, pero igual quiero que te la aprendas... No te olvides que no importa que pase, eres mi luna hermosa, mi alfa."
Sonrió mucho al leer aquella nota, incluso en su manera de escribir era tan único. No podía estar más enamorado, no importaba que debía buscar la manera de ir a su casa, tenía que verlo.
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