Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

✩。: Hermosa familia

Chan se encontraba desayunando con sus padres, se encontraban viendo aquella televisión en medio de su sala.

—Papá, ¿lo pensaste? —preguntó mientras comía de su ensalada de frutas.

—Hoy habrá una reunión en la tarde con los Lee, Chan —contó sin apartar la vista de la tele.

—¿A qué hora será?

—A las 6 de la tarde —tomaba de su café.

—Estaré aquí mucho antes, papá, lo prometo, si deseas limpiaré todo después de la reunión —dijo no queriendo sonar desesperado, pero realmente quería ver a Jeongin.

—Mghmm —dejó su taza en la mesa—. Deberás tratar con Félix, hablarle más, no quiero que sea como la última vez, si haces eso te dejaré salir las veces que quieras.

—Juro que seré amable —se emocionó mucho, eso significaba que podría ver más veces a Jeongin.

—Está bien, Chan, entonces ve —volvió su vista a la televisión.

Chan no demoró nada, dejó su ensalada a medio comer y tomó una ducha rápida, se vistió bien, quería verse atractivo si iba ver a Jeongin. Llevaba un polo sin mangas color mostaza y unos pantalones grises, su cabello bien peinado, tomó dinero de su mesa junto con su mochila y se fue corriendo. Su padre ni siquiera volteó a despedirse.

Jeongin estaba nervioso, era sábado por la mañana, había arreglado todo con su madre, incluso Hyunjin había ayudado. Le dijo a su la madre que Chan podía ser que le dieran permiso y aun así esta se emocionó igual que él, su madre está emocionada, Jeongin le hablaba tanto de Chan que sentía que prácticamente lo conocía, los había visto abrazarse cuando lo iba a recoger, le dio mucha ternura que la primera vez que este lo abrazó puso una cara de confusión tremenda y tras unos meses era prácticamente vital que se abrazaran.

Jeongin le contaba cuando se peleaban, cuando reían, cuando Chan le regalaba algo, moría por conocer a aquel niño que cuidaba tanto de su hijo.

Los tres estaban sentados en su mesa mientras el papá de Jeongin leía el periodico en la sala.

—Quiero ver a Channie, ojalá que traiga chocolates.

—Yo también quiero verlo, Hyunjin —suspiró mientras se recostada sobre la mesa.

—Tranquilo, amor, en caso de que no podemos jugar a algo los cuatro —tocó su cabeza con cariño antes de dirigirse a la cocina—. Igual comerás torta de galleta, Innie —dijo con una sonrisa.

Este también sonrió, sus padres realmente eran muy dulces. Sabía que aún si Chan no iba podía pasar un día tranquilo con estos.

La puerta sonó...

El corazón de Jeongin empezó a latir rápidamente, no sabía qué hacer.

—Ya voy —gritó su madre sonriendo alegre—. Bebé, creo que es tu amiguito —mantenía su sonrisa dulce.

Jeongin esperaba que así fuera. Vio como su madre se dirigía había la puerta y la abría lentamente.

—Oh, tú debes ser el amiguito de Innie —Sentía los nervios a flor de piel.

—Soy Chan —su corazón latía muy rápido.

—Pasa —lo invitó la madre de Jeongin con una enorme sonrisa.

Lo vio, se miraba condenadamente atractivo. No tenía palabras, Jeongin sólo llevaba una polera roja y unos jeans negros, Chan se miraba tan varonil con aquella ropa.

—Channie —dijo antes de ir a abrazarlo, su madre vio esta escena con mucha ternura. Chan le devolvió el abrazo fuertemente.

—Mi Innie nos ha hablado tanto de ti, Chan, todo lo que hacen, me imagino que te habrás dado cuenta de lo despistado que es —habló su mamá muy alegre. Chan sonrió mostrando sus hoyuelos, cosa que enterneció demasiado a la madre de Jeongin.

—Pues sí, Jeongin no puede prestar atención a nada por más de diez segundos —contó aún sin soltar a Jeongin.

—Hey, eso no es cierto —renegó Jeongin, empezando a pellizcar los cachetes de Chan haciendo que este se quejara.

—Está bien, Innie, eso duele —un pequeño Hyunjin se acercó y abrazó a Chan por la pierna, este le acarició la cabeza suavemente.

—Pueden ir a su cuarto a jugar, les prepararé algo —dijo su madre sonriendo.

—Por cierto, él es mi padre.

El señor Yang le dirigió una sonrisa y lo saludó con la mano.

—Buenos días —dijo respetuosamente. Los tres se dirigieron a la habitación, Hyunjin quería estar con ellos.

Jeongin lo sentó en sus piernas mientras hablaba con Chan.

—No puedo creer que sí vinieras, Channie —dijo sonriendo.

—Ni yo, tuve que rogarle toda la semana —suspiró al recordar que debía hablar con Félix más tarde si quería continuar viendo a Jeongin—. Probablemente pueda venir más veces —dijo alegre.

Ambos empezaron a hablar de los temas que más les gustaban, se sentían siempre tan cómodos hablando entre ellos. Jeongin le mostraba todas las cosas que tenía, muchas eran de Super Junior, fotos, CDs, y posters. Hyunjin continuaba ahí escusando su conversación, emocionado, era aún pequeño para entender absolutamente de todo lo que hablaban.

Chan moría por besarlo, pero sabía que no podía hacer algo así en frente de Hyunjin. Rápidamente tomó su mochila, sacó una bolsa con panqueques, era grande.

—Traje esto para tus padres y Hyunjin —dijo con una sonrisa, Hyunjin se emocionó demasiado, sus ojos brillaban y Jeongin solo sonría tranquilo—. ¿Por qué no vas a dárselo a tus padres y te comes algunos, Hyunjin? —preguntó con cariño mientras sobraba su cabeza.

—¡Sí! —este tomó la bolsa y salió corriendo a la cocina.

Jeongin sonrió al ver aquella escena, pero no duró mucho, pues tras salir Hyunjin, Chan se levantó y lo tomó por la cintura. Aquella mirada que le lanzaba era tan sensual.

Tomó sus labios, le dio un beso suave, Jeongin correspondía, había extrañado tanto esos delgados labios. Tomó el rostro de Chan y continuaron con aquel beso, Chan se dejaba llevar, quería tanto a su omega.

—Uy, Channie y Jeonginnie son novios —escucharon y Jeongin abrió demasiado los ojos, asustado, mientras Chan sólo sonrió.

—Sí, Hyunjin, y no debes dejar que a Innie se le acerque nadie, solo su novio, ¿está bien? —habló Chan tomando su mejilla.

Jeongin sentía sus mejillas arder tras esto, no podía creer que Chan le dijera eso a Hyunjin.

—Sí, omega bonito para alfa bonito —habló, emocionado.

Chan sólo se rio.

—Hyunjin bebé, ven a la sala conmigo, deja que conversen —escuchó a su madre de la cocina.

—Bebé —se le acercó Jeongin antes de que este saliera—. No debes decirle a nadie, ¿está bien?

Hyunjin solo asintió con una sonrisa y se fue, cerrando la puerta atrás de él, Jeongin se asustó un poco al ver la mirada que tenía Chan sobre él.

Chan se le acercó y tomó su quijada con suavidad. Jeongin moría de nervios y Chan sabía aquello, amaba provocar eso en él.

—También te traje algo, Innie —susurró sin quitarle la vista de encima. Jeongin se emocionó mucho.

—¿En serio? —preguntó, poniendo su mano sobre la de Chan—. ¿Qué es?

Chan se dirigió hacia su mochila, sacó una hermosa libreta color rojo y unos plumones de colores. Jeongin se emocionó demasiado.

—Sé cuánto te gustan esta clase de cosas, y pues como te gusta colorear —dijo dándole aquella hermosa libreta, las hojas de esta eran gruesas, vio que Chan sacaba algo más de su mochila—. Puedes intentar con acuarelas, Innie —habló, dándole una caja con estas, y una bolsa con pinceles.

Jeongin lo abrazó fuertemente, no podía creer que Chan le comprara todo eso.

—Channie, eres demasiado lindo conmigo —Chan correspondía a su abrazo absorbiendo aquel aroma que lo volvía loco y que mezclado a las feromonas de alegría eran adictivas.

Jeongin guardó todo lo que le dio Chan con mucho cariño. No podía creer que tuviese a alguien como Chan a su lado.

Una vez que terminó de poner todo en su escritorio sintió los brazos de Chan rodearlo cariñosamente. Empezó a besar su cuello. Aquellas manos empezaron a meterse por debajo de su ropa, acariciando suavemente su abdomen.

—Mghmm... Channie —empezaba a sentir la erección de Chan en su trasero.

—Me encanta tu cuerpo, Innie —continuaba tocándolo por todos lados—. Muero por pasar tu celo contigo, amor —tomó el lóbulo de su oreja.

—No creo que podamos, Channie —habló como pudo, Chan empezaba a calentarlo demasiado.

—Quiero que lo hagamos, Innie —empezó a masajear la erección de Jeongin.

—Mghmm... Chan... No podemos... —este empezaba a mover la pelvis mientras con la otra mano sujetaba la cintura de Jeongin, se empezaba a desesperar, quería más.

Chan continuaba con aquellos movimientos, Jeongin se sujetaba de su pared procurando no hacer ruido, sus padres podrían escuchar aquello.

Chan dio un corto beso en su cuello antes de alejarse, sabía que en pocos segundos perdería el control y no pararía hasta tomar a Jeongin.

—No sé por qué, Jeongin, es difícil controlarme cuando estoy contigo —suspiró fuerte mientras tomaba asiento en la cama.

—Eso está bien, Channie —musitó sentándose a su lado—. A mí me gusta que seas así conmigo —dijo para luego darle un corto beso en la mejilla.

—Niños, les traje algo de comer.

La madre de Jeongin entró con algunas galletas, le enterneció ver aquella escena, Jeongin le daba aquel beso en la mejilla.

—Awwww, mi Innie puede ser tan cariñoso —dejó las galletas sobre el escritorio.

Ambos sonrieron, Chan se sintió bien al saber que su madre parecía feliz entre el trato de ambos.

—Mi mamá te adora —dijo Jeongin cuando esta se fue—. Siempre le cuento lo lindo que eres conmigo —apoyó su cabeza sobre el hombro de Chan, este lo escuchaba feliz—, dice que tú eres un buen alfa, como papá.

—Me alegra que diga eso, quiero ser un buen alfa para ti, Innie —tomó su rostro con dulzura—. Te amo tanto.

—También te amo, Channie.

Se la pasaron hablando y comiendo aquellas galletas, Chan se reía por las historias que Jeongin le contaba acerca de su familia, como el hecho de que quien parecía mandar en esa casa era su madre, le contó como ambos se querían mucho, y como Hyunjin era tan apegado a él.

Chan adoró a la familia de Jeongin, amó el trato que había entre estos, sorprendiéndose cuando la madre de este los envío a lavar los servicios a los dos.

—Una vez que pisas esa puerta eres parte de la familia, por lo que mamá ya no tiene consideración —reía Jeongin mientras Chan secaba lo que el lavaba.

Chan se sintió fascinado con esto, en su casa nunca le daban ese tipo de tareas y ahora era hermoso estar en esa situación con Jeongin. Se imaginaba con él, viviendo juntos, haciendo esa clase de cosas, comiendo lo que a ambos les gustará, durmiendo abrazados, no podía imaginar un futuro más perfecto que con Jeongin a su lado.

El día pasó rápido, había entablado una muy buena conversación con la madre de Jeongin y el padre de este le parecía muy divertido.

—Mi hijo te adora, Chan —habló, mientras le ayudaba a partir aquella torta de galleta que había preparado, Jeongin estaba en el baño—. Siempre nos habla de ti, y lo bien que se entienden, no sabes cómo cuida el collar que le diste —decía emocionada.

—Jeongin es muy especial para mí —respondió con una sonrisa—. Él es el único que me conoce bien.

—Me imagino, Chan, Jeongin puede ser algo ruidoso e insistente, pero es un niño de gran corazón.

—Ni me lo diga, la primera vez que hablamos me asustó, parecía nunca callarse y no dejaba de hacer preguntas —rio al recordar aquello—. Sentía como invadía mi espacio personal.

La madre de Jeongin se rio fuertemente.

—Vi cómo te abrazo en su segundo día de clases, mi Innie es demasiado cariñoso, me imagino como te sentiste al no estar acostumbrado a alguien como él, desde pequeño era así, es un niño muy alegre —los platos ya estaban servidos.

—Me tomó por sorpresa, no sabía que hacer —rio—. Pero es cierto, es muy alegre, eso me parece su encanto.

Jeongin llegó y se sentaron en aquella mesa, todos comían felices, Chan de pronto vio su reloj, tenía que irse, no podía llegar tarde si quería que le volvieran a dar permiso, tras comer se dirigió con Jeongin a su habitación por su mochila.

—Trataré de venir el siguiente sábado, Innie —lo abrazó, Jeongin posó sus dedos sobre el cabello de este.

—Espero que sí, Channie, te voy a extrañar demasiado.

Chan se alejó un poco para verlo mejor.

—Eres tan hermoso, Jeongin —tocaba su rostro con cariño. Jeongin fue esta vez quien lo besó, sus lobos se sentían muy bien.

Tras el beso Chan se dirigió a la puerta, Jeongin lo despidió con un abrazo fuerte. Chan no pudo evitar darle un pequeño pico antes de irse haciendo sonreír demasiado a Jeongin.

Chan regresó a su casa, sus padres se estaban vistiendo bien para los invitados.

—Vamos, Chan, ve a cambiarte —le pidio su madre, esta llevaba un hermoso vestido negro.

Chan de inmediato se fue a vestir, se colocó una camisa negra y unos jeans ajustados negros, se miró al espejo.

Pensó en lo bien que se vestiría si tuviese una cita con Jeongin, este era el único que pasaba por sus pensamientos. Era una buena idea, tener una cita con él, plantearía bien todo.

Escucharon el timbre, Chan salió bien vestido, sus padres al igual que él. Tras abrirse la puerta entraron los Lee junto a su hijo el cual estaba vestido muy bien, se miraba hermoso.

Los padres de Chan estaban encantados con la belleza del Omega, estaban felices de haberlo escogido para su hijo.

Chan sólo sonreía tranquilo, los invitaron a sentarse, los padres hablaban de negocios y Félix estaba sentado al lado de Chan.

—Y, ¿cómo estás? —preguntó Chan, sorprendiendo a Félix, este nunca le dirigía la palabra y ahora hasta le estaba sonriendo.

—Uhm, bien, Chan, ¿y tú? —respondió con una sonrisa

—Muy feliz —contestó al recordar el hermoso día que había pasado junto a la familia de Jeongin—. ¿Quieres ir por algo de comer? —preguntó invitándolo a servirse de los platillos de la mesa.

—Sí, claro —Félix se sentía tremendamente feliz, no podía creer que Chan se comportará así, su Omega se emocionaba con él, ambos estaban muy atraídos por Chan.

Los padres de Chan estaban felices por la actitud de Chan, este le hablaba feliz a Félix, los mismos padres de este se sorprendieron.

Ambas familias veían un gran futuro en ambos juntos.

—Harán una preciosa pareja, estoy segura que nuestro Félix será un buen Omega para Chan —comentó la madre de Félix, emocionada.

—No lo dudo —dijo el padre de Chan—. El niño es precioso.

Continuaban hablando de la hermosa pareja que harían cuando grandes, Chan trataba lo mejor posible a Félix, tenía que volver a ver a Jeongin,

La noche pasó, Chan continuaba siendo amable con él, comían las cosas de la mesa mientras reían, llegó la hora de que los Lee se fueran, Chan se despidió respetuosamente.

—Me alegra que se hablaran por fin, Chan, hicimos una buena elección con aquel Omega.

—Me voy a mi cuarto, estoy muy cansado padre —dijo desinteresadamente caminando hacia su habitación.

Los días pasaron, sus padres lo dejaban salir los sábados, cada encuentro con Jeongin era tan especial, tan hermoso. Lo besaba hasta cansarse, hablaban mucho, reían, incluso llegaron a jugar entre toda la familia algunos juegos de mesa. Los padres de Jeongin le tomaron demasiado cariño a Chan, este moría por decirles que era su novio, que esperaba tener un hermoso futuro con Jeongin, que quería hacerlo tan feliz.

—Mis padres son tan diferentes, su familia realmente es hermosa, me encantaría haber tenido una familia como la suya —susurró mientras ayudaba a la madre de Jeongin con los servicios.

—Channie, cariño, sabes que puedes venir las veces que quieras, para nosotros es genial tenerte con nosotros —decía mientras sonreía.

—No sé si lo sabe, pero... Me gusta Jeongin —se sinceró, sentía que con aquella mujer podía ser muy honesto.

Está soltó una leve risa.

—Lo sé, Channie, creo que ambos son muy evidentes, a su padre y a mí nos encanta la idea de que estés con él, pero también nos contó tu situación. Mi Innie se siente un poco dolido por eso y lo último que quiero es que salga dañado, es aún un niño —habló con voz melancólica—. Creo que algo que aprendio Innie de mí es estar con quien amas no importando que, incluso yo de joven pude casarme con cualquier alfa con dinero, pero me enamoré perdidamente del padre de Jeongin, él era tan alegre, tan dulce conmigo, era demasiado divertido —sonrió—. Me trataba como si fuera lo más hermoso de este mundo, no importaba cuantos alfas querían que fuera su Omega él se robó mi corazón, no tenía mucho dinero, pero siempre intentaba dar lo mejor y siempre amé eso de él. Quiero que mi niño sea feliz Chan, y sé que lo es contigo.

Chan estaba sorprendido, que aquella mujer le contará algo así, sentía tanta confianza en aquel momento.

—No quiero casarme —sus ojos empezaban a enrojecer—. No me parece justo —mordió su labio intentando contener las lágrimas—. Quizá si no hubiera conocido a Jeongin aquello no me interesaría, pero no hay nada en este mundo que quiera más que a Jeongin.

La madre de Jeongin lo observó con mucha lástima, se notaba que Chan realmente quería mucho a su hijo.

—Él es especial para mí, sabe yo... Nunca había recibido tanto cariño como el que Jeongin me dio, me siento tan bien con él, siento que todo sobre él me importa, él lo es todo para mí...

La madre de Jeongin se sorprendió tras aquella confesión, aún ambos eran niños, pero parecían tan seguros de lo que sentían, siempre que escuchaba a Jeongin hablar del tema su corazón se partía, odiaba ver a su niño llorar cuando le contaba aquello.

—Yo... Odio no poder tener dinero, mami —sollozaba entre sus brazos—. Normalmente no me importa, pero... sin este no puedo ser el Omega perfecto para Chan.

—Mi amor, no necesitas de eso para ser perfecto, tú ya eres perfecto tal y como eres —besaba su cabeza.

—Pero él... Se va a casar y yo... Me gusta, mami, me duele que no me dijera nada. Félix, él es muy bonito, mami, y tiene mucho más dinero y... Yo no podría hacer nada para poder estar con Chan.

—Aún son niños, bebé, no deberían estar pasando por este tipo de cosas —peinaba su cabello con cariño.

—Lo sé, mami, solo creo que no puedo evitar sentirme... menos —dijo aún con sus ojitos rojos.

Su madre se sorprendió, Jeongin nunca demostraba aquel lado, no importaba cuántas cosas le dijeran él siempre era fuerte, se defendía muy bien, no se dejaba intimidar por nadie y ahora se veía tan débil y todo era por pensar en perder a Chan.

—Amor, tú no eres menos que nadie, sabes que lograrás todo lo que quieras, esta vida te va a poner muchas pruebas bebé y tienes que ser fuerte, en todos lados encontraras quienes quieran hundirte o humillarte, no dejes que pase, demuestra que tú vales mucho Jeongin —levantó su rostro con dulzura—. Mi niño es el Omega más hermoso, y la persona más fuerte y apasionada que existe, ¿serás fuerte Jeongin? —dijo sonriéndole con cariño.

—Lo seré, mamá —le respondió aún con los ojos cristalizados

—Sé que encontrarán la manera, cariño, aún son niños, les queda mucho por vivir —dijo con dulzura.

—Ya vine, no encontraba mi sudadera gris y... ¿Channie, está todo bien? —le preguntó al notar aquellos ojos rojos.

—Sí, Innie, justo terminaba con esto.

Ambos se dirigieron al cuarto. Chan lo abrazó por la espalda.

—Channie, ¿por qué estabas triste? —lo tomó del rostro, este solo lo miraba tranquilo.

—Sólo es que me siento un poco exhausto, no logro comprender bien lo que pasa a mi alrededor, Jeongin, sé claramente lo que quiero, pero... pareciera que... Pareciera que terminaré lastimándote de alguna manera —se sinceró.

—Channie, dejemos de pensar en todo eso, solo... Olvidemos ese asunto, ahora me siento bien contigo, quizá después encontremos una solución a todo.

Chan lo besó lentamente antes de irse.

Las clases estaban cerca y ambos esperaban pasar mucho más tiempo juntos. Estos se habían mantenido viéndose todos los fines de semana, Chan siempre trataba de la mejor manera a Félix, y realmente este se le había hecho muy agradable, pero sabía que nunca podría fijarse en alguien más que Jeongin. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro