✩。: Felices por siempre
Entró por aquella puerta con una mirada segura, encontró a aquel hombre sentado.
—Entonces tu eres la perra de los Bang —dijo con una sonrisa burlona, vaya que ahora podía entender más el comportamiento de Félix.
—Si así gusta llamarme, bien —soltó frío.
Se acercó a aquella mesa, observaba como aquel desagradable sujeto le pasaba la mirada por todo el cuerpo.
—Veo porque te escogieron —dijo cruzándose de brazos.
Jeongin blanqueo los ojos, no podía creer que aún existiera gente tan idiota.
—Sólo vine por lo de la boda de Félix.
Este soltó una carcajada.
—¿Y qué? Vienes así sin nada que ofrecer, ¿en verdad crees que soy tan idiota para simplemente hacer que su matrimonio se acabe? —dijo riendo aún.
A Jeongin nada le hacía gracia.
—Vine a ver que quería a cambio, si es dinero se lo daré, solo acabe de una maldita vez con esa estafa de matrimonio.
—¿Por qué mierda haría eso? Al menos ese Omega ahora tiene un buen apellido, aunque...
—¿Aunque? —dijo con la mirada fría.
—Quizá hay algo de lo que sí puedo sacar provecho —dijo con una sonrisa.
Jeongin sabía por dónde iba aquel imbécil, después de todo lo vivido aquello no podía parecerle más que repugnante.
—Admito que Bang fue un imbécil al secuestrarte cuando simplemente pudo sobornarte.
—¿Qué pretende? —dijo sin expresión.
—Creo que sabes perfectamente que quiero.
—Siendo honesto no tengo idea —dijo confundido.
—Acuéstate conmigo.
—Pensé que estaba casado, señor Lee —dijo tranquilamente.
—Lo estoy, pero qué más da, mi Omega no es más que un juguete, al igual que tú —sonreía con superioridad.
—Entonces solo eso somos los omegas para usted —dijo tranquilo.
—Por supuesto que lo son —dijo con desprecio—. Vamos, sé que también debes querer un buen alfa...
—Yo ya tengo un buen alfa —dijo seco.
—Sabes a lo que me refiero, si te acuestas conmigo haré que se divorcien —dijo observándolo detenidamente pensando en que este iba a aceptar.
—Una gran cantidad de sus productos son usados por omegas, casi se podría decir que depende de ellos.
—Eso es porque son idiotas, y no lo digas así, nosotros no dependemos de nadie.
—Oh, vaya, es interesante su modo de pensar, señor Lee —dijo tranquilo—. Lo siento, pero tendré que rechazar su oferta.
—Supongo que no debes querer lo suficiente a Chan, no dejaré que se separen hasta tener ese bonito cuerpo debajo mío.
Jeongin lo miró con desagrado, recordó aquella mirada, aquella repulsiva y enferma mirada.
—O de que todos se enteren de cómo piensa sobre su principal comprador —dijo suspirando—. Escúcheme, Lee, no sé quién es más idiota o usted por pensar que vine aquí realmente con las manos vacías o Félix por creer que pensando igual que usted tendrá algo prometedor de futuro. Estoy harto de personas como ustedes, considérelo como quiera, pero si para mañana esos papeles no están firmados, será su fin, Lee —dijo parándose tranquilamente.
El alfa se levantó de su asiento molesto.
—No crea que soy tan idiota sin haber venido acompañado —se volteó ligeramente—. Aparte de que nuestra conversación estaba siendo grabada, hay personas esperándome —dijo con tranquilidad.
—Eres un...
—Ahórrese sus idioteces, ya me dijo todo lo que me importaba —sonrió—. No estoy aquí para aguantar sus berrinches Sr. Lee —
—¿Y qué si no hago nada? —soltó cuando Jeongin estaba por salir de aquella puerta.
—Dígale adiós a su bonita empresa, nadie le va a comprar después de lo que dijo, y si me pone un dedo encima, tendrá el mismo final que su amiguito —dijo con desprecio.
Salió de aquel lugar con una mirada fría, no tenía expresión. Hyunjin lo esperaba en el auto con Changbin, habían planeado aquello unos días atrás, Hyunjin quería optar por algo más sádico, pero tuvo que aceptar el modo pacífico de Jeongin.
—Sigo creyendo que debimos torturarlo o algo —dijo tranquilo.
—Nadie torturará a nadie.
"¿Qué pensaría si se entera de lo que le hace Chan a su padre?"
Pensó Hyunjin, vaya que tenía que hablar con Chan. Si Jeongin se enteraba quizá podría armar todo un escándalo.
—Bien Innie, todo se hará a tu modo.
—Me gusta el modo de Innie, Hyunjin, tú haces demasiado alboroto, terminarías siendo tú el que esté en la cárcel.
Los tres se dirigían a la casa de Jeongin.
Bajaron del auto.
—Amor, debiste decirme ayer que saldrías —dijo Chan al abrir la puerta.
—Pensé que seguirías durmiendo para cuando volviera —dijo Jeongin abrazándolo.
Los cuatro comían tranquilamente, de pronto Jeongin recibió una llamada, contestó de inmediato.
—¿Qué pasa? —dijo tranquilo.
—¿Qué mierda hiciste? —dijo molesto Félix.
—Quiero todo firmado para mañana Félix —Chan se sorprendió por el modo tranquilo en el que hablaba Jeongin.
—No...
—Bien, supongo que ahora mismo llamaré a tu padre para cancelar el trato —dijo con una mirada fría.
—Yo...
—No estoy para tus juegos Félix, tienes plazo hasta mañana, adiós —le colgó para luego cambiar de expresión a una serena y continuar comiendo tranquilamente de su helado.
—¿Qué trato? —dijo Chan sorprendido.
—Un pequeño trato que hice con los Lee, bebé —dijo Jeongin abrazándolo.
—Nunca siguen mis ideas —dijo Hyunjin cruzándose de brazos—. Yo dije... hay que...
—Ya hablamos de esto, Jinnie, tus ideas son algo sangrientas —dijo Jeongin, negando con la cabeza.
—¿Amenazaste a los Lee? —dijo Chan sorprendido.
Jeongin simplemente elevó los hombros.
—Me debes contar todo bebé.
—Lo haré más tarde, Channie, ahora solo quiero descansar —le dio un corto beso en la mejilla.
Tras una tranquila tarde con Hyunjin y Changbin se dirigieron a su alcoba, se cambiaron tranquilamente y se acostaron.
Conversaban de todo lo que había hecho Jeongin para poder conseguir que Félix los dejara en paz.
Pasaron una noche tranquila, a Chan le encantaba todo de Jeongin, dormían abrazados, cuando de pronto quedaron dormidos.
Ya en la mañana Chan recibió una llamada, habían firmado aquellos papeles. Estaba perplejo, Jeongin realmente lo sorprendía cada vez más. Era tan fuerte y decidido. Al fin podrían casarse.
Despertó a Jeongin entre caricias, este despertó de inmediato.
—No sé qué hiciste, pero me alegra, bebé, supongo que ahora solo queda terminar con los preparativos.
—Sí, Channie, yo puedo entregar las invitaciones —dijo emocionado.
—¿Quieres ir a casa de tus padres verdad?
Jeongin sonrió, no podía ser que Chan lo conociera tan bien.
—Sí, Channie. Sé que los vi hace poco pero realmente disfruto estar con ellos —dijo sonriendo.
—Amor, puedes ir cuando quieras.
—Pero, Channie, me gustaría que tú también vengas.
—Hoy estoy libre toda la mañana bebé, podría quedarme hasta el almuerzo —dijo abrazándolo hacia su cuerpo, Jeongin encajaba de manera perfecta entre sus brazos.
Pasaban una mañana divertida, Jeongin se dedicó a llevar las invitaciones con Hyunjin tras el almuerzo.
Todo iba según lo planeado, a Chan le gustaba mucho el poder administrar la empresa y ahora con el modelo perfecto no podía irles mejor, se complementaban de manera tan perfecta incluso en el aspecto laboral.
El día de la boda llegó y Jeongin tenía una sorpresa para Chan. Ambos estaban demasiado emocionados, aquellos trajes ya planchados y bien puestos.
Hyunjin y Changbin habían acompañado a Chan por su traje, este estaba demasiado feliz, aquella hermosa trenza que tanto le había gustado a Jeongin cuando niños ahora la tenía, sabía que a este le encantaría.
Jeongin se encontraba con su madre, ella lo arreglaba con mucha ternura mientras su padre y Hyunjin lo esperaban en la sala.
—Mi amor, te ves precioso, mi niño siempre ha Sido el las hermoso de todos —dijo encantada.
—Cuidado que Hyunjin nos escuche, no soportaría aceptar la verdad —dijo con una sonrisa.
—¡Los escuché! —dijo Hyunjin con un grito, Jeongin y su madre reían.
—Me siento tan feliz, bebé, pasaste por tanto —sus ojos enrojecían—, que no merecías otra cosa que ser feliz. Jeongin, eres tan fuerte, sé que Chan cuidará de ti, lo ha demostrado tantas veces —dijo sonriendo mientras tocaba su rostro con dulzura—. Y sé que tú cuidarás de él, creo que ambos nacieron para esto amor, para tener una vida feliz.
—Es todo lo que quiero, mamá, él y ustedes son lo más preciado para mí —dijo sonriendo—. Creo que ahora todo está bien.
—Mi bebé no hay nada que me importe más que ver por la felicidad de mis niños.
Jeongin la abrazo, aquel niño cariñoso nunca cambiaría.
Salieron de aquel cuarto. Su padre lo abrazó emocionado, su niño era tan precioso.
De pronto la puerta sonó, todos se sorprendieron, no esperaban a nadie, todos debían estar llegando al local de la boda.
Fue la madre quien abrió, un Omega que pudo reconocer al instante se encontraba en la puerta.
—Félix —dijo suspirando.
—Buenos días, señora, yo... Me gustaría poder hablar con Jeongin.
La madre lo miró con desconfianza, Jeongin le contaba todo a sus padres.
Jeongin al reconocer aquella voz se dirigió hacia la puerta.
—Hablaré con él —le dijo tranquilo. Ella solo asintió y se fue con una mirada desconfiada.
—Jeongin, yo... Lo siento —dijo echando un suspiro.
—Dime la verdad, Félix, ¿qué pretendías con todo eso?
—Jeongin, yo... Me enamoré —dijo mirando hacia el piso.
—Comprendo aquello —dijo cruzándose de brazo—. Supongo que el amor es complicado.
—Sé que él te ama Jeongin, y créeme que no hay cosa que deteste más que seguir sintiéndome terriblemente atraído por él, pero... creo que comprendí mi lugar en todo esto. Me duele verlos juntos, creo que sí Chan me hubiese tratado mal hubiera sido mucho más fácil —dijo con lágrimas acumulándose en sus ojos—. Chan siempre fue educado conmigo, nunca me trató como si fuera basura como lo hacía mi padre.
Jeongin podía comprender recién toda aquella actitud.
—Siempre me decía que solo servía para traerle más dinero —de manera inevitable pensó en el padre de Chan—. Chan era tan... Él siempre respondía amablemente, nunca me menospreció, no se fijó tampoco jamás en mi físico, podías notar como claramente él no te mira como alguien inferior.
—Eso es muy cierto —dijo con una sonrisa—. Chan es diferente.
—Jeongin aquel día en la escuela, Chan... Me dijo lo que haría, me pidio ayuda, era cierto que todo lo que hizo lo hizo por tu bien —se abrazó sin dejar de observar al piso—. Todo era actuado, todo era mentira, pero parecía la más hermosa mentira para mí Jeongin. Sentir su calidez, él también fue mi primer beso... —lo miró de aquella manera tan apagada.
Jeongin se sintió terrible, Félix había sufrido también, lo comprendía bien, era comprensible enamorarse de Chan, aquel alfa era diferente, no podía culparlo por aquello, y por su actitud, pues no esperaba menos de alguien que siempre era tratado como basura, comprendía todo.
—Cuando terminamos la escuela, me dio las gracias por ayudarlo, pero me dejó todo claro, él siempre te amaría —lo miró—. Él me dijo que nunca amaría a nadie más, ese día... Lo vi llorar —Jeongin sintió algo en su pecho arrugarse—. Nunca había visto a un alfa llorar, Jeongin, nunca vi a alguien tan desesperado, pese a que me sentí usado, no me arrepentí, él no me obligó nunca a nada, me preguntó si podía ayudarlo, acepté por... Porque quería creer que él me miraría. Mereces esto, Jeongin, lo mereces a él.
—Félix, yo... Lo siento, creo que recién puedo comprender todo, Chan es una persona que vale todo —sonrió—. Espero de corazón que encuentres alguien para ti, Félix.
—Me alegro por ustedes en serio —dijo tranquilo—. Supongo que ahora con el matrimonio terminado tendré que volver a comprometerme —suspiró.
Jeongin odiaba de verdad toda la situación.
—Félix, siempre pensé que simplemente querías continuar con Chan por el tener un buen futuro y todo eso.
—También era por eso, pero lo más importante para mí era Chan, sentía que con él podría tener mi libertad.
—Si eso es lo que quieres supongo que puedo ayudarte con algo.
—¿Cómo podrías? —dijo sorprendido.
Jeongin sonrió.
—Déjamelo a mí, ¿sí? —dijo tranquilo, Félix sonrió—. Creo que es algo tarde.
—Oh, sí, perdón —dijo nervioso—. No quería retrasarte.
—No te preocupes, Félix, me alegra haber tenido está conversación contigo, te invitaría, pero no sé si quieras ir... —dijo algo nervioso.
—Yo... la verdad que sí me gustaría arreglar también las cosas con Chan.
—Pues estás invitado —dijo sonriendo.
Tras hablar con sus padres y explicarles estos aceptaron.
La vida podía ser tan complicada y a la vez tan sencilla, siempre sería difícil el conocer a una persona por completo y mucho más aún el comprenderlos. Jeongin siempre miraba hacia adelante, debía dejar el pasado siempre atrás, de otra manera no podría avanzar hacia aquella hermosa felicidad.
Hyunjin y Félix hablaban en la parte trasera del auto.
Félix era de pocas palabras, pero Hyunjin hablaba emocionado, actitud que siempre compartió con su hermano, de hecho, que compartía con toda la familia.
Félix reía por los comentarios divertidos del padre de Jeongin, notaba como ambos alfas eran tan amables y divertidos, no podía creer la situación en la que se encontraba, su "eterno archienemigo" como le decía en la escuela, compartía un momento familiar y él estaba incluido.
—Y yo le dije que fuera simplemente sin ropa porque me tenía harto con: Hyunjin, ¿cuál está mejor? —decía efusivo, haciendo reír a Félix.
—Mocoso malagradecido, a penas me probé 3 trajes, eres la peor dama de honor del mundo.
—¿Lo ves? Todos son gritos.
—Eishhh, te voy a golpear mocoso, ven aquí —se doblaba cuál contorsionista para golpear a Hyunjin.
—Par de mocosos ahora mismo se me calman —dijo su madre.
—Hyunjin empezó con todo —dijo Jeongin con aquella peculiar voz chillona.
—Eso no es cierto él... —Hyunjin respondía igual que él.
—Voy a golpearlos a los dos —dijo amenazándolos su madre.
Félix reía por el miedo que infringía en los tres aquella hermosa Omega. Se sentía tan... Cómodo.
Llegaron al lugar, todo era precioso, Chan debía estar esperándolos.
Tras todos los preparativos, Hyunjin y Félix se sentaron juntos, la madre de Chan se encontraba ahora en su sitio, Jeongin y su padre entrarían por aquella puerta.
Jeongin aún no había visto el lugar, solo sabía una cosa, definitivamente no sería rojo.
Entro en aquel lugar con su padre, grande fue su sorpresa al notar la decoración, estaba impresionado, si bien es cierto que el salón era blanco una hermosa y tenue luz roja iluminaba el lugar, la decoración era simplemente exquisita, pero absolutamente nada se comparaba con aquel atractivo alfa esperándolo.
Sentía su corazón salirse.
—Tranquilo, bebé —dijo su padre dirigiéndose una cálida sonrisa—. Todo estará bien.
Jeongin le devolvió la sonrisa, su padre lo tranquilizaba, caminaban lentamente hacia el altar, Chan tenía la sonrisa más preciosa, aquellos hoyuelos lo mataban como desde el primer día que los vio. Aquella mirada, escenas de todo lo que habían pasado se les venía a ambos.
Aquellos niños que se enamoraban de manera tan inocente, que se amaron de manera tan pura, ahora unirían sus vidas por siempre.
Llegó a aquel lugar, sus miradas se encontraban, todo era tan precioso, tan emotivo. Todos observaban aquella escena, por pedido de aquellos seguidores que tenían todo era grabado.
La ceremonia continuaba.
—Ahora los novios presentarán sus votos.
El primero en hablar fue Jeongin, estaba muy nervioso, pero a la vez seguro de todo lo que diría.
—Bang Chan, te conocí de aquella manera, niño gruñón —todos rieron, Chan solo negó con la cabeza con aquella preciosa sonrisa—. Recuerdo cuántas veces me quedaba viéndote, eras tan distinto, tan hermoso, siempre apoyándome en todo, recuerdo tanto como te alegra vas de mis logros como si fueran tuyos, como llegabas a llorar conmigo cuando algo malo me pasaba —mordía su labio nervioso—. Nunca dejaste de ser mi amigo, Chan, incluso ahora... Eres mi mejor amigo y bueno, en unos minutos mi compañero de vida —todos estaban encantados—. Siempre cuidando de mí, siempre buscando la manera de verme sonreír en mis peores momentos, muchas veces no comprendí por qué hacías las cosas Chan, pero ahora todo es tan claro, nunca has querido otra cosa que verme feliz y hoy te digo Chan, mi felicidad es contigo —soltó con una sonrisa mirándolo emocionado.
Chan sujeto su rostro, no podía haber persona tan hermosa y especial como su futuro esposo.
Era el turno de Chan, Jeongin sentía su corazón latir demasiado rápido.
—Yang Jeongin —dijo riendo levemente, amó comenzar al igual que Innie—, han pasado demasiados años desde la primera vez que básicamente me hiciste aquella larga lista de preguntas a las cuales no podía evitar contestar, desde que hiciste que por primera vez soltará una carcajada, tantos años desde que hiciste que me enamorara perdidamente de ti —sujetó su mano—. Siempre fuiste lo único de lo que tenía seguridad, seguridad en que quería protegerte y amarte, tu delicioso aroma, me tenías desde mucho antes de aquel beso, Jeongin. Robaste mi corazón desde tu primera risa estruendosa, desde aquel cálido abrazo que me diste, robaste mi corazón con tu sola existencia, Innie, me jure a mí mismo protegerte de todo, y no porque fueras débil, siempre de hecho creí que eras mucho más fuerte que yo, y de hecho lo sigo creyendo, pero tenía que protegerte porque... Muchas veces miras por el bien de los demás y te olvidas de lo más importante para mí... Tú —Jeongin sentía que lloraría en cualquier momento—. Nunca amaré a nadie igual que a ti, excepto... Por los pequeños cachorros que tengamos —dijo sonriendo—. Tendremos toda una vida para amarnos, bebé, y estoy seguro que no será suficiente, porque el amor que tengo hacia ti es infinito.
Todos sentían aquel ambiente tan lleno de amor, se podía respirar la felicidad de aquellas almas enamoradas.
—Pues ahora acabados los votos procederemos a la pregunta principal.
—Bang Chan, ¿aceptas por esposo a Yang Jeongin, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?
—Sí, acepto —dijo sonriendo.
—Yang Jeongin ¿aceptas...?
—Sí, sí, sí —dijo Jeongin emocionado saltando sobre Chan.
Ni si quiera había terminado de hablar el oficiante, pero no pudo evitar sonreír con ternura, todos los que observaban estaban tan encantados, Jeongin era en extremo adorable y Chan le correspondía de manera tan amorosa.
La emoción se sentía en cada parte del salón. Pronto todos se encontraban celebrando y aquella pareja bailaba de manera divertida en medio de todo el salón, nuevamente no importaba que tan bien bailaba Jeongin, al estar con Chan solo le importaba divertirse. Chan lo hacía reír tanto, notó que Félix hablaba con Hyunjin entretenido.
Recordó que este quería hablar con Chan, pero por lo que veía, este parecía estar cómodo, no quiso molestarlo, y la verdad no quería dejar de bailar con Chan. Sus padres bailaban divertidos a lado suyo.
Chan le daba vueltas y le robaba algunos besos. La música ahora era lenta, lo tenía bien sujeto a su cuerpo, reían... Reían cual niños hablando de todo, nuevamente sumidos en su mundo, sumidos en su felicidad.
Chan cantaba en su oído, aquella dulce voz, Jeongin sonreía mientras estaba apoyado en su pecho, sus corazones latían juntos, muchos tomaban fotos y grababan aquella preciosa escena.
—Quiero que esto sea para siempre Jeongin —susurró en su oído.
—Lo será, Chan —dio un suave beso en sus labios—. Será eterno.
Las horas pasaban, se divertían bailando con todos, Félix se encontraba sentado solo, Jeongin le pidio a Chan que fuera a hablar con él, Hyunjin y Jeongin bailaban felices.
—Hola, Félix —dijo suavemente tomando asiento a su lado.
—Hola, Chan —dijo con una sonrisa nerviosa.
—Jeongin me contó todo —dijo sonriendo.
—Lo siento, Chan, eres una gran persona y mereces ser feliz, y créeme entendí perfectamente quien es tu felicidad —ambos miraron a aquel Omega que se reía bulliciosamente el cual se divertida con su hermano igual de bullicioso.
—Él es mi todo —sintió mucha tranquilidad.
—Disculpa por todo, Chan.
—No te preocupes, Félix —dijo con suavidad—. Comprendo todo, supongo que después de todo podrás hacer lo que quieras, escuché lo que le dijo a tu padre, mi niño puede ser un mafioso si quiere —dijo riendo.
—Él... ¿Habló con mi padre? —dijo un poco asustado.
—No te puede obligar a nada, Félix, y pues a Jeongin le gusta la idea de que puedas ser independiente.
—Yo... Eso sería genial —dijo sonriendo.
—Bien, Félix, supongo que iré a bailar con Innie...
—Gracias, Chan.
—¿Por qué me agradeces?
—Por la manera en la que siempre me trataste.
—Oh, vaya... No hay de qué, Félix, nunca dejes que nadie te trate mal —sonrió de aquella manera tan encantadora—. Sé que eres una buena persona, espero puedas encontrar a la persona correcta.
Este solo le sonrió, pronto Chan volvía con Jeongin quien bailaba divertido con Hyunjin.
—Préstamelo un momento —dijo sonriendo.
—Uy, sí, uy, sí, los novios —dijo Hyunjin riendo.
Ambos solo negaron riendose, Jeongin lo tomó de la mano y lo llevó hacia el patio, Chan se sorprendió pero simplemente se dejó llevar.
—¿Qué pasa, amor? —dijo riendo Chan.
—Channie, yo... —dijo con una sonrisa traviesa—. Amor... serás papá.
Chan lo abrazó fuertemente.
—Mi amor... —no podía estar más feliz—. Creo que tendremos que acomodar todo en casa.
—No habrá mucho que cambiar, Channie, todo está lleno de peluches y comida deliciosa —dijo sonriendo.
—No tienes idea de cómo cuidar un bebé, ¿verdad? —dijo Chan divertido.
Jeongin empezó a jalar de sus mejillas.
—Claro que sé, bueno... nunca he tenido uno, pero...
—Yo sí —dijo riendo.
Jeongin se cruzó de brazos.
—No es divertido —dijo frunciendo el ceño.
—Mi amor, sé que seremos buenos padres —dijo abrazándolo—. Si pudiste con Hyunjin, no habrá nada que no puedas cui... ¡Auch! —siempre sería igual, Jeongin se divertía estirando las mejillas de Chan.
—No metas a mi bebé aquí.
—Es una broma bebé, lo haremos bien, será lindo verte de esa forma — Quería ignorar el hecho de que antes ya lo había visto así pero no fue para nada agradable.
—Lo será, Chan —sonrió—. Igual tendrás que cumplir con mis caprichos.
—Pensé que eso ya lo hacía.
Podían continuar con aquella charla por horas, miraron hacia aquella luna. Siempre los acompañó en aquellos momentos tan significativos.
—No creas que no me di cuenta de tu plan —dijo Chan cruzándose de brazos .
—¿De qué hablas?
— Han estado juntos por muchos años y nada ha pasado, que los sientes juntos no logrará nada —dijo son una sonrisa.
—El Eunhae es real maldito Bang, quieran o no —dijo riendo.
Chan solo negó con la cabeza.
—Sé que solo les falta el empujoncito —dijo emocionado.
—Con tal de que nadie te toque yo feliz bebé —dijo sonriendo.
Ya era algo tarde y todos se iban, Chan y Jeongin se despedían de todos, morían por viajar, querían ir a distintos lugares, aprovecharían antes de que Jeongin no pudiese hacerlo por el embarazo.
Llegando a casa alistaron sus maletas para tomar un vuelo al día siguiente, ni siquiera habían decidido a dónde ir, simplemente llegaron al aeropuerto y pidieron los boletos del horario más cercano, este iría a Francia.
Se emocionaron, morían por probar sus deliciosos postres, habían llevado de todo, bueno, Chan había alistado absolutamente todo lo necesario.
Se quedaron conversando en el avión, nuevamente jugaban cartas como aquella vez, él tiempo voló y sin pensarlo ya se encontraban en una hermosa cafetería cerca de aquella afamada torre, chocolate caliente y un cruasan en sus manos.
Las noches en París se miraban preciosas. Un lugar tan romántico, ambos se encontraban en el balcón de su hotel, uno muy costoso por cierto.
Tomaban algo de jugo de uvas, pudo ser vino, pero Chan no dejaría que este probará nada de alcohol en su embarazo.
Algunas fresas y chocolate.
—Esto es tan cliché, Chan —decía riendo Jeongin.
—Demasiado —dijo Chan contagiando se por aquella hermosa risa.
—¿Deberíamos ir por alguna biblioteca o algo así?
—Sal de mi mente Bang Chan.
Rieron levemente, Chan lo abrazaba. Miraban las estrellas, aquel hermoso lazo era tan fuerte.
Habían pasado por tanto para estar juntos, hubo lágrimas de por medio, hubo gente mala pero también buena, todo en su vida siempre indicó a que ambos terminaran juntos, Sol y Luna brillaban hermosamente, tenían un precioso futuro por delante.
—¿Crees que nos cansemos de esto? —esta vez fue Jeongin quien preguntó.
—Recuerdo cuando te hice la misma pregunta... Y la respuesta es no, Jeongin, jamás me cansaré de mi hermosa luz de luna.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro